Hola gente! si, no tengo perdón de Dios por tardar en subir y peor, pro subir uno nuevo sin concluir el otro, pero LO TERMINARÉ, ya mero acabo el capitulo pero esto lelgo a mi mente y fue de !A ESCRIBIR!
Tengo miles de tareas, pero me fue bien en parciales, fui la mas alta de mi clase de ps. del niño con 96 =D
Bueno espero les gustee
¿Nunca te preguntaste qué sucedería si el destino jugara con tu vida? Uno nunca sabe ni se espera que le toque una vida difícil, en realidad todos como personas normales creemos que la vida es felicidad, es dicha, es emoción y perfección; pero hay veces en que las cosas no pueden ser así.
Una fuerte tormenta había caído en las calles de Tokio ese día, la oscuridad cubría los cielos que solo se iluminaban ante enormes relámpagos que aparecían. Extrañamente esa noche pasaron cosas dolorosas para muchas personas, como si tal diluvio anunciase que el destino tenía ganas de jugar a "Dios" y controlar la vida de la gente, conduciéndolas a la desdicha y al dolor.
Una pareja corría con desesperación bajo la lluvia, era imposible que aquello les estuviese pasando, "Mi familia no por favor, mi familia no" Era lo único que pasaba por la mente de la mujer de cabellos oscuros que había resbalado y ahora estaba tirada en el suelo mientras enormes lágrimas recorrían su rostro, lágrimas que se camuflajeaban con las gotas que caían del cielo. Unos fuertes brazos le ayudaron a levantarse y le abrazaron con fuerza, él también tenía miedo, aquello tenía que ser un mal sueño, no podía estar pasando, no podía ser verdad. Se miraron a los ojos y rápidamente la pareja emprendió la carrera de vuelta a casa.
Al llegar a ella un fuerte presentimiento se apoderó de ellos, algo no estaba bien ¡Las cosas no estaban bien! Las ventanas rotas delataban que alguien había entrado, las marcas de neumáticos en el fango les hizo notar que ellos se habían ido pero, ¿Y sus hijos? El hombre abrió rápidamente la puerta para mirar horrorizado su interior. El lodo manchaba las claras alfombras del lugar y manchas de sangre estampaban las paredes, caminaron temerosos mirando lo que había quedado de su hermosa casa.
-¡Bebes! ¿Dónde están?- Gritó la mujer con un nudo en la garganta, sus hijos tenían que estar bien ¡Ellos tenían que estar bien!
-Ma…má- Se oyó murmurar a un niño de cabellos oscuros, él estaba tirado en el suelo, sujetando el cuerpo inerte de una de sus hermanas.- Fallé mamá, no pude salvar a Chihiro ¡No contesta mamá! ¡Ella no me contesta!
-¿Qué fue lo que pasó? ¿Dónde está el bebé?- Cuestionó ella mientras lloraba apegada al cuerpo sin vida de su hija mayor. Los vivaces ojos de Chihiro ahora eran dos piedras frías sin expresión alguna, sus calidad mejillas sonrojadas y su sonrisa eran ya cosa del pasado, porque ella estaba muerta y nada la regresaría a ella, porque ellos la habían asesinado y se la habían arrebatado.- ¡Te pregunté por el bebé! ¿Dónde está el bebé?
-No le grites.- Murmuró el hombre mientras tomaba a su hijo entre sus brazos y lo acomodaba en lo que quedaba del sillón, estaba herido por el costado y la sangre seguía fluyendo, tal parecía que había forcejeado en un intento desesperado por proteger su familia: a Chihiro y al bebé, pero había sido inútil, era imposible que un pequeño de 8 años pudiese contra adultos con un objetivo en mente: venganza.
-Le dije a Chihiro que se quedara lejos, que yo los protegería, ¡Le dije que se fuera con el bebé papá y no me hizo caso!- Dijo el niño mientras lloraba amargamente y se sujetaba la herida que le causaba dolor.- Ellos sacaron el cuchillo papá, yo hubiera muerto por cuidar de ellas papá, yo estaba luchando y ella se metió y … y él la mató porque me quería matar a mí; pero se metió y yo…
-Tranquilo hijo.- Dijo el hombre tratando de consolar al niño.- No fue tu culpa, nada de esto fue tu culpa, ahora dinos por favor ¿Dónde está el bebé?
-Se lo llevaron… ellos se llevaron al bebé.
Mientras la lluvia seguía cayendo a cántaros, en otro extremo de la ciudad de Tokio una pareja bajaba de un automóvil con sentimientos encontrados entre sí. Ella bajó un portabebé con un bebé que dormía plácidamente, pero él cargaba uno que estaba vacío… habían perdido a un bebé. Cuando ella supo que estaba embarazada de gemelos el alma le saltó de dicha, y en cuanto se lo comunicó a su esposo este saltó de emoción, otros dos en camino ¡Qué alegría tan más grande!
Rápidamente se comunicaron a los internados donde estaban sus demás hijos, ninguno de los niños vivían con ellos pues, según las reglas de la familia si querían que ellos fuesen excelentes empresarios, no debían conocerse hasta el más pequeño cumpliese con la edad para tomar poder de las acciones que le correspondiesen. Les comunicaron a los niños sobre la próxima llegada de sus hermanitos al mundo, y aunque no les creó gran emoción puesto que no conocían a ninguno de sus otros hermanos, les felicitaron con alegría.
Los meses del embarazo habían transcurrido sin problema alguno, todos los estudios decían que ambos bebés estaban creciendo y que estaban bien, pero aquello no era verdad y tristemente nadie lo notó hasta que el momento del parto llegó. Cuando salió el primer bebé una alegría enorme llenó tanto a los padres como a los médicos, estaba sano, fuerte y era hermoso, pero no podía decirse lo mismo del hermano.
-Fue un óbito señora, nadie nos dimos cuenta- Dijo el médico mientras le mostraba el cuerpo inerte del bebé.- A veces así suceden las cosas, simplemente murió dentro del seno, lo siento mucho.
Y ahora estaba ahí, afuera de casa con un portabebé vacío y el corazón contrariado por la muerte de uno de sus niños. ¿Por qué sucedían así las cosas? Era contra la naturaleza semejante acción, ¡Era ella quien debía morir, no uno de sus pequeños! Una madre no debía ver morir a sus hijos, eran sus hijos que algún día debían verle morir a ella, porque el dolor de perder a un hijo es tan grande que ni siquiera existe un nombre para él.
Se escuchó de pronto un llanto, un llanto distinto al del único bebé que les había quedado. Ambos se miraron con consternación, ¿qué era eso? ¿era tanto el dolor que se había materializado en un sonido? Mientras ella revisaba a la niña, él se dirigió al portal de la puerta para encontrar a un bebé en una canasta, un pequeño bebé que estaba envuelto en una tierna manta color pastel con una "S" bordada en la esquina. Giró a ver a su mujer, quien ya estaba a su lado contemplando al pequeño, era de la edad de su pequeño, quizás un mes más grande pero ¿Qué hacía ahí?
-Hay una nota.- Murmuró él.
-Dios quiso devolverme al bebé que me quitó.- Dijo ella mientras admiraba al bebé que acaban de encontrar.- No te preocupes mi pequeño, ahora esta es tu familia.
Y la torrencial lluvia seguía inundando las calles de Tokio, el destino le arrebató a dos personas a una familia, y a otra le devolvió a quien les había quitado pero, ¿era eso un premio o solo una mala jugada?
Los años pasaron para ambas familias, para la ciudad, el mundo y las cosas giraron y giraron formando circunstancias extrañas, vidas extrañas; era evidente que aquello no era nada más que una trampa, pero era solo evidente para el mismo destino y nada más.
-¿Algún día volveré a verte?- Fue lo único que pudo cuestionar la mujer de ojos verdes cuando terminaba de cerrar la falda mientras miraba a su compañero acomodarse la camisa. Miró tras de ella para encontrar una cama destendida, ropa aún tirada en el suelo, la caja de preservativos en la mesa y los zapatos tirados en todos los extremos de la habitación.
Se conocieron ese verano en las playas de la rivera francesa, ella iba sola y él lo iba también, ella no quería decirle su verdadero nombre y él no quería hacerlo tampoco; y extrañamente ambos creyeron en el amor a primera vista con tan solo verse una vez a los ojos en las orillas del mar.
Él se acercó a ella y la besó pasionalmente en los labios, mientras se aferraba a su cintura y la aprisionaba contra su pecho. ¿Era importante saber su nombre, su origen, su edad o su ocupación? No, la verdad era que no le importaba en lo más mínimo que hacía, que había hecho o que haría en el futuro, lo importante era que ella estaba ahí, con él en ese momento. Ella poco a poco comenzó a asir sus brazos alrededor del cuello del joven de cabellos chocolates para terminar de encadenarse a su cuerpo bronceado mientras él besaba su cuello con deseo y dejaba que sus manos acariciasen todo el cuerpo.
¿Cuántas veces lo habían hecho desde que se habían conocido en esas vacaciones? Quién sabe, ya había perdido la cuenta, pero si de algo estaba seguro el hombre de ojos color ámbar era que ella había sido la única mujer que le había inspirado el deseo de repetirlo indefinidamente, era como si ella estuviese hecha para encajar en su cuerpo, uno para el otro aunque fuese por algunos días. Le había quitado la virginidad en la primer noche que estuvieron juntos, y para él eso significaba que le pertenecía sin importar que se separasen y nunca volvieran a verse, porque ella había sido de él primero y, tal y como lo dicen algunos escritos relativos a la ley, "El primero en hecho es el primero en derecho" y así sería con ellos dos.
Ella sintió como poco a poco la blusa que acababa de ponerse iba deslizándose lentamente por su cuerpo para caer nuevamente al suelo, mientras ella por inercia ya había desabotonado el pantalón de su compañero y había introducido sus manos en el interior de su camisa para tener contacto con el pecho del hombre. ¿Podía decir que lo amaba si su relación era de dos semanas en las costas de Francia? No lo sabía ¿Importaba el no saber que sentía por él? No importaba y, aunque quisiese arrepentirse por sus bajos actos de esos días, por cómo estaba deshonrando a su familia y a su honor, por haber regalado su virginidad a casi un desconocido, estaba convencida de que no podía arrepentirse. La mujer de cabellos mieles adoraba la compañía que él le proporcionaba, necesitaba de su cuerpo, de su voz, de sus manos recorrer su piel cuando le placiera y fue cuando su pregunta regresó a su mente "¿Algún día volveré a verte?".
Poco a poco ella se fue cortando los apasionados besos hasta volverlos cortos, necesitados pero llenos de melancolía, miedo y de cierta forma como un beso de despedida. Ambos jóvenes se miraron fijamente a los ojos por unos momentos, ella le besó la mejilla con ternura y se comenzó a vestir de nuevo, no quería sentir tanto placer de nuevo solo para que de pronto él se parara y se fuera, porque el sueño se había acabado, el tiempo se había consumido como ambos sabían que lo haría, y por consecuente ambos se separarían y quizás nunca volverían a verse.
-¿Te volveré a ver?- Cuestionó nuevamente ella mientras miraba a las olas romper contra la costa desde el balcón.- Hoy es nuestro último día juntos Yang, se nos acabó el tiempo.
Ella sintió como unos brazos la asían por la cintura y se percató de que el hombre, a quien ella había apodado Yang ante la negativa de ambos por revelar sus verdaderos nombres, había acomodado su cabeza en su hombro y depositaba dulces besos en su cuello.
-El destino hace cosas extrañas Yin-Dijo él mientras aspiraba su dulce aroma- Puede que nuestra historia juntos haya sido solo este verano, puede que sea para toda la vida; puede ser que te encuentre mañana, en un mes o en 10 años, o puede ser que no vuelva a verte nunca. Sólo sé que tú me regalaste el mejor momento de mi vida hasta ahora.
-No sé si esto es amor, no sé si puedes enamórate con solo ver a los ojos a alguien, ni sé si a los 18 años puedes enamorarte de verdad.- Dijo ella mientras buscaba sus ojos al tiempo que el sol se ponía en el horizonte.- Pero sé que formas parte de mí, y que voy a necesitarte mucho ahora que vuelva al internado.
-Y yo necesitaré de ti, porque sé que una parte de mí depende de ti, justo como lo hacen el yin y el yang, como los nombres que nos pusimos el uno al otro. Porque tú eres la luz dentro de mi oscuridad, fuiste la que me regresó la ilusión por la vida, la que me hizo ver que existen los milagros.
-Te necesito Yang, por favor dime que nos volveremos a ver.- Sollozó ella mientras escondía su rostro en el pecho del hombre.
-Sea en esta vida o en otra mi querida flor, tú y yo nos volveremos a ver.
Espero les guste, (todo esto pasa cuando haces una tarea de interpretacion de sueños y te estas peleando con Freud) prometo subir pronto tanto de este como de Destinos Entrlazados
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Ashaki*
