Naruto no me pertenece, y todos los parecidos que tengan los personges inventados por mi con otras personas, son pura coincidencia.
El que fue príncipe una vez siempre lo será.
Una vez caballero, es suficiente.
Antiguo proverbio inglés.
Frontera Inglesa-Escocesa
Liddesdale, 1561
Yo lo presencié todo, del principio al fin, y que conste que hoy en día hay poca gente que pueda decirlo. Casi todos, cuando oyen hablar de eso, dicen que es una leyenda, un romance, una de esas historias tontas que inventas las mujeres para entretenerse. Yo os juro que estuve allí y que lo vi todo y, sea lo que fuera que hayáis oído, es verdad.
Más que eso, lo que hayáis oído no es más que la mitad de la verdad.
Lo primero que recuerdo fue una de las tantas tardes en el salón de piedra de Hermitage, el portón de madera y las paredes desnudas con el fuego crepitando en las chimeneas. Recién llegada la primavera aún refrescaban las tardes, mientras las mujeres tejíamos y confeccionábamos encajes como hemos hecho durante siglos anteriores. Los suministros se estaban recuperando del fuerte impacto económico que había sido la visita de la reina Ana el pasado invierno, sobretodo la peor parte se la había llevado la despensa y las reservas de comida, por suerte se acercaba la época de recolección y todo volvería a ser igual, la agitación por el largo periodo que había pasado entre aquellas paredes había conseguido que varias de las damas que se encontraban entre las filas de protegidas de mi señora se les subiera a la cabeza que eran más porque algunas de ella habían formado parte del sequio de la reina que consistía, prácticamente, en cerca de una veintena de mujeres a sus servicios para complacerla en todo cuanto se la antojara .Pero pronto lady Tsunade supo volver a ponerlas en el sitio que les correspondía. Yo respondía con el perfil de una de esas jóvenes compañeras, pero yo era una de las pocas que siguió siendo leal a la Señora; he de decir que la mujer lo hizo siempre lo mejor que pudo, muchas veces prefiriendo el bien de otros antes que el suyo propio cuando pudo haber sido una de aquellas viudas egoístas y caprichosas; estabas a su cuidado no solo las personas que vivían bajo el castillo, sino también a las pequeñas campañas de aldeanos que se encontraban a los alrededores y que el las noches de tormentas torrenciales acudían en masas a refugiarse entre las paredes solidas y cubiertos por un techo resistente, en consecuencia recibíamos como pago toda la ayuda que se necesitara.
Desde niña se me asignó la tarea de acompañar a todas partes a lady Tenten, hija de la señora, cuando quedé yo también a cargo de mylady, poco después de que mis ambos padres murieran en una de tantas escaramuzas de poca monta que se habían producido en tantas ocasiones entre nosotros, ingleses, y los salvajes escoceses de la frontera, prácticamente se había perdido la cuentas de las tantas barbaries que se produjeron tanto en uno como en el otro lado .Así perduran las guerras, como decía mi madre. Cuando estuve bajo el ala protectora de mylady, ella quiso pensar que yo era la persona ideal para jugar con su única hija( ambas teníamos la misma edad) y por tanto heredera, compartí sus mismos privilegios y aprendí a leer y escribir como una erudita, o al menos de ello se jactaba mi institutriz, supuse siempre que mylady me consideraba como una hija suya, ya que mi madre y ella eran primas; pero a fin de cuentas no soy más que la hija, también, de un caballero perteneciente a su guardia, que con gran habilidad llegó a ser capitán en tan poco tiempo. Un autentico escocés de pies a cabeza, cabellos flamígeros, y chispeantes ojos verdes que yo misma heredé .Es de suponer que yo soy mitad de cada parte, pero no le tengo ninguna simpatía a los celtas, aunque su sangre corra por mis venas.
La cuestión es, que en los casi quince años que estado protegía por mi señora, no he sido capaz de apartarme, ni una solo vez, de su hija; por ello y diversos motivos, yo me encontraba allí cuando recibieron la noticia que Tenten había sido aceptada, por la maldita afición de nuestra maldita reina, de no ser capaz de ver una mujer joven y que le supere en belleza sin estar sometida a un hombre. Por supuesto "él" no era sino otro, que un rico escocés y además poderoso, que pudiera reforzar la lealtad entre ambos países, ese tipo de alianzas eran y siguen siendo tan comunes entre gente de noble cuna.
Recuerdo como Tenten dejó de contar los días que faltaban para su mayoría de edad, como disfrutaba lo máximo que podía las pocas semanas que faltaban para marchar, como la alegría que la caracterizaba la abandonaba, como lloraba en silencio cada noche; casi sin darme cuenta comencé a odiar a ese hombre que aún no conocía ni había visto nunca.
Pensé un millón de veces como seria a partir de ahora la vida de mi "hermana"; el hombre con el que se tendría que casar, posiblemente se tratara de un viejo, por todo ese poder acumulado que poseía. Me sentía completamente impotente frente a ello, y eso me hacia enrabiar.
Una tarde, mirando fuera del castillo, el bosque, que en otro tiempo estaba cerca del castillo formando parte de la defensa, había sido despejado hacia años. Los sólidos muros externos del castillo serpenteaban por las desnudas curvas de las colinas que daban al mar. La pequeña aldea se acurrucaba en el hueco del valle interior que había más abajo. Sólo quedaban unos peñascos en medio de los verdes pastos entre las colinas. La última tarde juntas, la última vez que nos viésemos, a la mañana siguiente, al rayar el amanecer, ella partiría hacia las Highlands, las tierras altas a enfrontar su cruel destino, la maldición que caía sobre las jóvenes damas bellas que la Suerte caprichosa, colocaba en el camino de una miserable reina envidiosa y vulgar; que soñaba con que ninguna mujer pudiera rivalizar con ella por nada de este mudo, y quien sabe a que artimañas pudiera recurrir; a algo tan bajo como prometer en matrimonio, a la chicas que pudiera, con la bestias salvajes y sanguinarias que pueden ser los escoceses, aquellos a los que llamaba súbditos. Sólo ella era capaz de servir en una bandeja de plata a una joven inocente.
