Twilight y los personajes son propiedad de Stephanie Meyer. La trama esta inspirada (no plagiada!) en la obra de teatro "La Barca sin Pscador" de Alejandro Casona.


Prologo

Edward Cullen era un joven empresario que había llegado a lo más alto en su carrera y estaba a punto de perderlo todo. Sus acciones perdían valor en la bolsa y corría el riesgo de ir preso por fraude. Se encontraba en el peor momento de su vida, todas aquellas personas que decían ser sus amigos le habían dado la espalda.

- No lo pienses más Edward Cullen, tu amante te traiciono, tus amigos también. Estas a punto de perderlo todo, incluso puedes terminar en la cárcel. La única persona que puede ayudarte en estos momentos soy yo. – Edward mira a su alrededor buscando al dueño de esa voz.

- ¿Quién eres tu y que haces aquí? ¿Acaso alguien te ha mandado para que te rías de mi?

- Tranquilo Edward, yo soy un viejo amigo. Cuando eras chico y tenías fe soñabas conmigo muchas noches. ¿Es que acaso no me recuerdas? -

- Si, puede ser. Tu rostro me es familiar, creo que lo he visto antes, peor no recuerdo en donde… - Edward miraba con recelo a aquel hombre, habia algo en el que le era familiar y por algún motivo eso le resultaba inquietante.

- Tu madre tenía un libro de estampas en el cual se hablaba ingenuamente del cielo y el infierno. Pagina octava, a la izquierda ¿recuerdas? – Edward lo miraba fijamente, tratando de acordarse, entonces la imagen vino a su mente.

-¿Entre una nube de humo? ¿Con una capa roja y una pluma de gallo?-

- Era el traje de que se usaba en esa época. Con el tiempo tuvimos que cambiar un poco la trama y el guardarropa, para así ponerse a tono.- No podía creer lo que escuchaba, era imposible. Ese hombre que estaba parado en frente suyo no podía ser…

- ¡No!

- Si

- Hablemos en serio, por favor... ¿no pretenderá hacerme creer que estoy tratando con... con...?

- Dilo sin miedo, con el Diablo en persona -

- ¡Demonio! – Exclamo Edward absorto.

- También… todos mis nombres son usados como exclamación por la gente, cuando sucede algo indeseado – comento el mismísimo diablo riéndose.

Edward estaba aturdido, toda esta situación le resultaba tan irreal, no era posible.

- Mire señor, no tengo idea de que psiquiátrico lo han dejado escapar a usted, o es de esas personas a las que le gustan hacer malas bromas, ni que es lo que se propone. Pero le advierto que ha elegido un muy mal momento.-

- ¿Malo, porque? ¿No estabas desesperado cuando llegue? -

- Si, claro que lo estaba. -

- ¿Entonces...? ¿Yo siempre elijo para los hombres ese mal cuarto de hora que ustedes elijen para las mujeres? -

- ¿Pero es que acaso no se da cuenta de lo absurdo de toda esta situación? Usted no puede estar ahí aunque yo lo creyera. El diablo no existe, no es un personaje de carne y hueso , es meramente una idea abstracta, una creencia.- Edward ya estaba llegando a su límite en esta situación.

- Ysin embargo aquí me tienes. De vez en cuando, hasta las ideas abstractasnecesitamos salir a estirar las piernas.-

- Ea, basta de bromas estúpidas. O usted se retira ahora mismo o haré que lo pongan en la calle. Mi paciencia no es ilimitada.-

- Creo si hace eso va a perder el tiempo, pero si quiere intentarlo.

Mientras el diablo se servía una copa, Edward intentaba hacer sonar el timbre en vano. Luego lo intento con el teléfono para llamar a seguridad pero este tampoco parecía funcionar.

- Es inútil. El timbre no sonará. El teléfono tampoco. -

- ¡Angela! ¡Angela! – Por mas que gritara y gritara a su secretaría, esta no lo oiría.

-No te canses; mientras yo esté aquí, nadie se moverá ni escuchará tu voz. El tiempo mismo se quedará dormido en los relojes. –

Edward miro su reloj y comprobó que lo que le decía era cierto, las agujas de este no se movían.

- Pero entonces... es verdad. ¿No estoy soñando? -

- Pronto te convencerás del todo. Siéntate tranquilo y hablemos como dos buenos amigos.-

- Si no hay otro remedio...- Edward se sienta y saca de su bolsillo un paquete de cigarrillos, ofreciéndole al demonio quien no acepta. - ¿Y bien? ¿Puede saberse a qué has venido? -

- Pasaba por la bolsa, ¡donde tengo tantos clientes! He visto tu caso y vengo a proponerte un negocio. Naturalmente, un negocio espiritual. -

- ¡Tú siempre romántico! -

- Siempre, es mi destino. Mientras vosotros os preocupáis sólo de la mecánica y la economía, yo sigo ocupándome exclusivamente del alma. -

- ¿Crees que la mía merece la pena?-

- En este caso, sí. Se trata de un experimento… -

-Nocreo que perder mi alma requiera de mucho trabajo por tu parte; la pobre debe estar bastante perdida ya.-

-En efecto, según la ficha que llevo de ella está ya casi madura para la condenación. Pero todavía le falta un empujoncito: el último.- dijo esto el diablo mientras sacaba de su maletín un fichero.

- Menos mal.- Exclamo Edward con un suspiro.

- Tu lista está bien nutrida de traiciones, bajezas, escándalos y daños. Ni el dolor humano te ha conmovido nunca, ni has guardado jamás la fe jurada, ni has respetado la mujer de tu prójimo. En cuanto a aquello de no codiciar los bienes ajenos creo que será mejor no hablar, ¿verdad? -

-Si, realmente, sería muy largo y nada grato de recordar. -

- Resumiéndolo en una palabra, todo lo que la Ley te manda respetar, lo has atropellado; todo lo que te prohíbe, lo has hecho. Hasta ahora, sólo un mandamiento te ha detenido: "No matarás". -

-¿Es un crimen lo que vienes a proponerme?- Edward se levanto de la silla impresionado por las palabras que escuchaba ¿acaso pretendía que mate a alguien? ¿Qué se convierta en un asesino?

- Exactamente, lo único que falta en tu lista. Atrévete a completarla, y yo te devolveré las riendas del poder y del dinero que acabas de perder.-

- No, gracias. Habré llegado muy bajo, no voy a negarlo. Pero un crimen es demasiado.-

-¿Tan seguro estás de no haber cometido ninguno? Hay crímenes sin sangre, que no están en el Código. -

-¿Por ejemplo...? -

-Por ejemplo... Cuando eras niño pobre rondabas los muelles buscando plátanos podridos para saciar tu hambre. Treinta años después hacías arrojar al mar centenares de vagones, para hacer subir los precios. ¿Cómo llamarían a eso los niños hambrientos que siguen rondando los muelles? -

- No puedo detenerme en sentimentalismos. El corazón es un mal negocio. - Edward intentaba defenderse ante las acusaciones que le presentaba.

-De acuerdo. Entonces dejemos los sentimientos y vamos a los números, que es tu fuerte. En tu empresa trabajan tres mil hombres respirando los gases de las minas y el humo de las fábricas. Según las estadísticas todos ellos mueren cinco años antes de lo normal. Tres mil hombres a cinco años, son ciento cuarenta siglos de vida truncada. ¡Linda cifra,eh! La historia del mundo no tiene tanto. -

- Eso tampoco es culpa mía. Yo no inventé el sistema. -

-Pero vives de él cómodamente. Y todo esto sin contar a los que tosen en plena juventud gracias a ti; y a los que engendran hijos raquíticos, gracias a ti; y a los viejos prematuros, y a los mutilados... -

- ¡Tenemos los mejores hospitales del país! -

-Lo de siempre: primero fabricáis los enfermos y después los hospitales. -

- Aclaremos algo, ¿has venido a perder mi alma o a darme una lección de Moral? -

- La verdad es que nunca he sabido hacer lo uno sin lo otro. -

-Vergüenza debiera darte. Si en vez de un predicador trasnochado fueras un Diablo serio, estarías orgulloso de mí. - a Edward le resultaba muy hipócrita que el mismo diablo estuviera reprimiéndolo por sus pecados ¿acaso el no los fomentaba?

- ¿Y quién dice que no? Desde mi punto de vista todo lo que has hecho hasta ahora es perfecto. -

-¡Ah! Pero de esos males de los que me acusas, ¡no soy yo sólo el único responsable!Somos muchos. ¡Todos!- él no era el único culpable de esos delitos y tampoco los había provocado a plena conciencia, eran consecuencias de otros actos, no acciones deliberadas.

- En eso no te falta razón. Para emplear tu lenguaje yo diría que son..."crímenes anónimos, de responsabilidad limitada". -

- Exacto. -

-Por eso vengo a proponerte uno que sea exclusivamente tuyo, con plena responsabilidad. -

- Es inútil. ¡No voy a matar a nadie! ¡No pienso hacerlo!-

-Calma, un hombre de empresa como tú no rechaza un negocio sin escuchar las condiciones. -

- Por buenas que sean no pienso aceptarlas. Una cosa es encogerse de hombros ante la vida de los demás, y otra muy distinta es matar con las propias manos. – el no quería tener que pasar por algo así.

- ¿Y si no hicieran falta las manos? -

- ¿Qué quieres decir? -

- Que el hecho material no me importa. Basta con la intención moral. Pon tú la voluntad de matar, y yo me encargo de lo demás. -

- No me fío. Un negocio con tantas facilidades siempre es sospechoso. – No podía ser que simplemente le pidiera el deseo de que alguien muera, de matar a alguien. Algo oculto tenía que aver

- Ah, ¿ya empieza a parecerte fácil? -

-¿Y a quién no? Si la víctima cae lejos, sin que yo tenga que verla, ¿qué puede importarme? -

-Lo que esperaba. Para sufrir con el dolor ajeno, lo primero que hace falta es imaginación: y tú no la tienes. Por ese lado, puedes estar tranquilo. Es un negocio limpio. -

-¿Sin sangre? - ¿podía ser que se lo pusiera tan fácil?

-Sinsangre. ¿Aceptado? -

-La proposición es tentadora pero, ¿quién me responde de ti? -

-Nunca he faltado a mis pactos. Yo te prometo que nadie lo sabrá, ni habrá ley humana que pueda castigarte. ¿Dudas aún? -

-Dicen que los criminales sueñan con sus víctimas. -

- Tú no. Ni siquiera necesitarás conocerla. Puedes elegir un nombre cualquiera

en cualquier lugar de la tierra. Cuanto más lejos, mejor. Por ejemplo...- el diablo se levanta y saca de su maletín una esfera que hace girar, y la detiene apuntando con su dedo en un punto de esta - Aquí, al otro lado del mar. Una pequeña aldea de pescadores en el Norte. ¿Has estado en el Norte alguna vez? -

-Nunca. -

-Mejor, conocer un paisaje es casi conocer al hombre. Ahora haz un esfuerzo mental, y sígueme. Mira, ya es de noche en la aldea. Ahí tienes a Jacob Black, un pescador como otro cualquier otro, subiendo la cuesta de su casa, frente al mar. Sopla un viento fuerte. ¿Lo oyes...? – Edward puede oír vagamente el sonido del viento.

-Nosé... Es algo así como si me zumbaran los oídos... -

-Concéntrate más. Jacob Black son acaba de comprarse una barca, y sube alegremente la cuesta, cantando una vieja canción... ¿La oyes? – Edward comienza a oír la canción lejana acercándose.

-La siento acercarse. ¿No es una ilusión mía? -

-No, es que tu alma está ahora allí. Jacob Black ha bebido un poco de whisky... el despeñadero sobre la playa es peligroso... y corre un viento capaz de derribar a un hombre. Mañana, cuando lo encuentren en el fondo del acantilado, todo el mundo creerá que fue el viento. ¿Qué esperas? Un simple esfuerzo de voluntad, y toda la fortuna y el poder volverán de golpe a tus manos. -

-No sé... no puedo... – si bien nunca había sido del tipo de personas que se compadecieran por los demás o tuvieran piedad, el ser el responsable, el único responsable y culpable de la muerte de un hombre lo hacia sentirse extraño

- ¡Tiene que ser ahora mismo, al doblar la cuesta! ¡Cierra los ojos, Edward Cullen! Es sólo un momento. -

- ¿Qué tengo que hacer? – susurra Edward

- Con una firma es bastante. Aquí - el diablo le acerca un contrato y una pluma para que firme- Al final de la cuesta hay una ventana iluminada... Jacob levanta la mano para saludar... ¡Firma ahora! ¡Es el momento! - Edward firma apresuradamente el contrato, entonces como saliendo de la esfera misma se oye el frito desgarrador de una mujer.

-¡Jacob! – se escucha que grita, repentinamente se corta el sonido del viento y la canción que se escuchaban de fondo saliendo de la esfera.

-Pobre Jacob Black… - murmura el diablo.

-¿Ya...? – pregunta Edward, ¿acaso eso era todo?

-Ya. ¿Ves qué sencillo? Una ráfaga de viento negro sobre el despeñadero, y un pescador menos en la aldea. Es cosa de todos los días. – el diablo comienza a guardar sus cosas para irse - En cuanto a tus negocios, pronto recibirás buenas noticias. –

Diciendo esto, el demonio comienza a retirarse del despacho.

- Espera... ¿quién dio ese grito?- Por algún motivo ese grito que se escucho había despetado la curiosidad de Edward. -

-¿Qué importa eso ya? -

-Jacob no estaba solo. Lo he oído perfectamente... ¡fue un grito de mujer! -

-No preguntes. ¡Cuanto menos sepas, tanto mejor para ti! -

-Pero ese grito... ¡Si por lo menos no hubiera oído ese grito...! -

El diablo que ya estaba cruzando la puerta lo mirra con cara de incredulidad y con voz ironica le dice:

-¿Ya empezamos...? No vuelvas a pensar en ello. Y sobre todo, no olvides tus propias palabras: el corazón es un mal negocio. De todos modos, pobre Jacob Black ¿verdad? Cantaba como un enamorado... Y parecía tan feliz.

Edward se queda solo en la habitación sin poder sacarse de la cabeza el grito de esa mujer, contemplando la esfera en "el lugar del hecho" sin poder creerlo aun. No sabe cuanto tiempo se quedo así mirándola, hasta que por fin reacciona. Observa el reloj y ve que las agujas ya están midiéndose nuevamente

-No puede ser. Aunque lo haya visto con mis propios ojos ¡no puede ser!


Hola para la perosona/s que este/n ahi leyendo esto. es mi primer fic largo ( o almenos la intención de que lo sea esta :P) ais que espero que les guste. Como ya les dije es uan adaptación de la obra de teatro de Alejando Casona " La Barca sin Pescador" . Esta historia no sera igual al libro quiero aclarar porque se que a eso le denominan plagio y aquí no lo permiten. Ademas que el libro sera solo la base al cual yo le cambiare muchas cosas (ademas de los nombres claramente) ya que tengo una idea para llevar a cabo. yo lei hace mucho el libro este y no es romantico ( como yo tengo pensado hacerlo..) peor en fin, creo que se entendio la idea.

Espero que les guste a quienes lo lean, como veran esto es el prologo y dependiendo la aceptacion del mismo lo continuar, porque sinceramente que sentido tiene tomarse es trabajo de subirlo y tratar de no tardar mucho y todo eso si nadielo va a leer. Asi que por favor si te pasas por aca deja un review y dime que te parecio ¿si? jajja

saludos micaprudence