Que quede claro: todo este mundo mágico no me pertenece, sino a J. K. Rowling
Declaración
Abstracto de todo lo que no fueran sus pensamientos, Harry caminaba hacia el gran comedor, rogando que estuviera su querida pelirroja; había tratado de elaborar la poción de suerte liquida pero fue un desastre, ni siquiera había tomado ese color dorado. Así que optó por dejárselo al destino. Aunque no estaba muy seguro de eso, no cuando ese mismo destino te había obligado a vivir eventos tan inusuales como los suyos, eventos tan peligrosos que había compartido con Voldemort u otro enemigo.
Que tonto, que ciego había sido. Todo este tiempo que había estado junto a ella y no haberse fijado en su belleza, su pureza, su olor… todo lo atraía a Ginny. Pero no, Harry tenía que haber perdido tiempo, tanto tiempo, embelesado con Cho Chang, después, en decidirse si le pedía o no a Ginny ser su novia. Y cuando eran felizmente pareja, tenía que explotar la guerra contra Voldemort, obligándolo a él, un pobre muchacho de dieciséis años, que se aventurara en un viaje, peligroso e incierto, en busca de los malditos Horrocruxes. Pero ahora era diferente, ahora había paz y tranquilidad… ahora no desperdiciaría ese valioso tiempo.
Cuando entró en el comedor, la buscó rápidamente con la mirada y allí estaba, sentada junto a Hermione y Ron, sonriendo y mostrando esa dentadura perfecta. Se dirigió a la mesa de Gryffindor y se sentó frente a Ginny:
-Hola chicos-dijo Harry sonriendo sin ganas puesto que los nervios le carcomían por dentro
-Hola Harry, ¿Dónde estabas? Te queremos dar una sorpresa-contesto Hermione muy contenta, con un brillo especial en esos cálidos ojos castaños
-¿A si? Pues díganme
-¡Hermione y yo ya somos novios!- saltó Ron muy feliz al mostrar por arriba de la mesa, la mano de Hermione y la suya, entrelazadas. Nunca se había visto una sonrisa tan grande como la de Ron, Harry de eso estaba seguro
-¡De maravilla!- declaró Harry ahora sí con una sonrisa verdadera olvidando por un corto momento, su objetivo
-Ya era tiempo, ¿no crees, Harry?- comentó Ginny mientras lo observaba con esos dulces ojos, con esos maravillosos ojos hechos de miel, de una dulce y preciada miel.
-Aja…-asintió Harry. Los nervios habían vuelto, y esta vez, sin dar tregua alguna- Ginny… ¿po-podriamos hablar en… un lugar menos concurrido?- masculló, sin mirarla a los ojos ya que el mismo temor lo obligaba a hacerlo. Maldita la hora en que se enamoró de esa bella mujer
-Bien- dijo Ginny mirando de reojo a su amiga Hermione que le mandaba una sonrisa picara.
Ginny lo quería desde el primer año en Hogwarts y todos estos años había sufrido como nadie porque el solo la veía como: la hermanita más pequeña de Ron; lloraba en las noches porque Harry quería a Cho Chang. El año pasado se habían unido más, de hecho mucho a decir verdad. La paz reinaba pues Harry terminó con Voldemort así que si le ponía ganas al asunto podía terminar siendo novia del niño que sobrevivió, tenia que hacerlo pues era el ultimo año de Harry y quizá ya no lo vería.
-Ginny…-dijo Harry devolviendo a la realidad a Ginny-¿estas bien?
-Oh si, claro… y dime Harry ¿Qué querías?
-Yo sólo… mira, el otro día estaba recordando los viejos tiempos- sus miradas se encontraron, verde con café, esmeralda con avellana. Y fue así como la magia empezó a surgir- Donde pasábamos las tardes en la torre de astronomía ¿recuerdas?
-Como olvidarlo- contestó la pelirroja en medio de un suspiro. No se había dado cuenta de las miradas insistentes que el morocho le enviaba a sus labios color carmesí- Siempre terminabas diciendo que, de escoger una estrella a una peca mía, escogerías la peca- Harry pudo dibujar una sonrisa, de esas que solo eran para Ginny, y esta, sin poder oprimir esa ligera esperanza que surgía de su interior, no hizo otra cosa mas que regalarle la mejor sonrisa de su repertorio- Fuiste muy tierno, uhm… Harry ¿a que quieres llegar?
-Tú me conoces Ginny, y sabes que nunca se me ha dado la facilidad para decir estas cosas, palabras que no puedo decir, no a una amiga- golpe bajo para Ginny- Pero siempre logras que ocurra un cambio en mí
-No creas que es mu fácil- dijo la muchacha. La fantasía le estaba jugando una mala pasada a Ginny… Harry no podía estar tan cerca de ella, al menos no podía ser en la realidad, en esa realidad tan cruel.
Y de pronto, su cerebro dejo de funcionar, ya fuera por la emoción o simplemente una barrera contra las ilusiones que le pasaban a diario. Pero ahí estaba, los inminentes y húmedos labios de Harry contra los suyos, llevando ese dulce acto que la enloquecía… ¡que rayos! No importaba si fuera realidad o no, tenía que disfrutarlo. Llevó sus manos a la nuca del muchacho, y las entrelazó suavemente con el rebelde pelo azabache, su lengua se abrió paso por los labios de él, y comenzó esa tormentosa y deliciosa batalla de sus lenguas donde no habría más que pura satisfacción, victoria. Y si empezar esto había sido difícil, terminarlo era todo un desafío, pero inevitablemente sus bocas se separaron, permitiéndole a Harry hablar
-Pu-pues… ejem… ¿quieres ser mi novia?
-Harry… ¿es en serio?
-Sí, lo sabes muy bien- respondió un poco nervioso mientras se rascaba inconscientemente la cabeza, toque especial de Harry
-Y tú también sabes muy bien mi respuesta, pero supongo que te la tengo que decir… ¡PUES SÍ!- gritó emocionada al abalanzarse contra Harry y colgarse de su cuello
-¡uff! , menos mal, tenia miedo que me dijeras que no- declaró el chico
-¡Harry!... nunca pienses ni por un instante, que me negaría la felicidad de estar junto a ti
La chica lo besó con un amor tremendo que los dos se volvieron uno, el contacto que había entre ellos quemaba pero de pasión. Sus labios se movían a un compás impresionante, como si hubieran ensayado ese momento durante meses; no había necesidad de palabras, salían sobrando si un beso como ese era sello que daba validez a un pacto de amor que esperaban durara hasta después de la muerte.
Harry posó una mano en la cintura de Ginny y otra en su mejilla mientras que está pasaba sus manos por el cabello de Harry color azabache; y cuando se separaron un poco, miró los ojos verde esmeralda de su amado, esos que la volvían loca y que hacían que sintiera cosquillas en todo el cuerpo.
-¿te parece si damos una vuelta al lago?-dijo sonriente Harry
-me parece perfecto- exclamó la pelirroja mientras daba vuelta y empezaba a caminar hacia los verdes campos. Su melena se movía por su espalda, provocando que Harry quedara, una vez más, seducido por su extrema e inaudita belleza, por esa maldita, y a la vez bendita, hermosura natural.
Casi a al atardecer regresaron a la sala común donde los felicitaron Hermione y Ron. Para este último fue un poco duro de asimilar, pero después de la gran guerra había comprendido que el verdadero y único amor que estaba reservado para Ginny, residía en Harry Potter. Todos estaban contentos, todos excepto Romilda Vane, quien todavía no perdía esperanzas de conquistar al elegido y que estaba dispuesta a probar hasta su ultima arma. No importaba la muchedumbre que había en toda la sala, no importaba si fracasaba en su plan, solamente lo haría y listo.
-¿puedes venir un momento, Harry?- comentó Romilda desde la escalera de caracol
El joven, extrañado, giró para ver en dirección de donde provenía el sonido, después regresó su vista al frente y por ultimó colocó su mirada en los ojos de Ginny, de su Ginny.
-Voy en un segundo- empezó a caminar cuando sintió que alguien le jalaba de la mano, así que se dio media vuelta para ver quien era
-No vayas- pidió la pelirroja sospechando de las estúpidas intenciones de Vane
-No te preocupes, no tengas miedo
Lo soltó, sin ganas, y el morocho fue hacia donde estaba Vane, quien lo recibió con un tremendo abrazo que sofocó al muchacho:
-¿Y porque me abrazas?-dijo Harry muy serio mientras se quitaba a Romilda, hacía un tremendo esfuerzo por ser caballeroso aunque, muy en el fondo, sabía que esa mujer no se lo mereciera por nada del mundo. Simplemente se podía decir que, su historial no estaba muy limpio.
-Pues es una forma de felicitación por tu nuevo noviazgo-contesto Romilda de una forma muy sensual
Ginny se levanto del sillón con cara de pocos amigos y fu directo hacia donde estaba Romilda, su andar era señal de que se avecinaba una tormenta, pero tormenta de fiereza Weasley
-Ya deja de andar de resbalosa-gruñó Ginny con los ojos en rendijas y agarrando a Harry por el brazo- Ya perdiste a Harry y no quiero que te le vuelvas a insinuar
-¿Quién me lo impide? ¿tú? - soltó una chillante risa que actuada o no, prendió a la mujer Weasley
-Ella puede impedirte cosas, es mi novia- intervino Harry de forma nerviosa tratando de arreglar la situación, pero Romilda ignoró el comentario y siguió con Ginny
-Yo puedo hacer lo que quiera- y de forma impremeditada, le plantó un beso a Harry que dejo de piedra al muchacho, nadie lo podía creer, fue tan rápido que todos se quedaron sin habla y sin mover un solo musculo hasta que se separaron. Una mano se impactó de una forma tremendamente sonora
¡PLAF!
Nota de autora: Estoy de acuerdo con ustedes… este capitulo es pésimo, pero tengo en cuenta que fue lo primero que escribí (estamos hablando de un año aproximadamente) y no le quise hacer modificaciones para ver como escribía en ese tiempo. No se enojen =)
¡y quiero rewiers! jaja
