CAPITULO 1: ASPIRANTES

Año del nacimiento de Atena

-¡Vamos, Aioria!-

-¡Aaaaahhh!-

-¿Eso es todo lo que tienes? ¡Vamos!-

-¡No puedo!- gritó el niño, exhausto.

-Aioria, ¿acaso ya no quieres convertirte en caballero?-

-Claro que quiero- dijo Aioria- pero tú eres muy fuerte... nunca podré vencerte, hermano-

-No digas eso-

-Pero es cierto, Aioros- dijo Aioria con tristeza- no tengo un poder tan grande como el tuyo-

-Claro que lo tienes- dijo Aioros- te lo mostraré- y, diciendo esto, encendió su cosmo y lo enfocó en una enorme muro de roca, haciendo un hueco en ella. Aioria lo miró sorprendido- ¿ves?- continuó Aioros- tú tienes este mismo poder, porque somos hermanos...-

Aioria sonrió y asintió.

-Ahora, basta de charlas- dijo Aioros- ahora quiero que concentres todo tu cosmo en un solo punto, y que lo ataques como yo...-

-Ya no lo sermonees, Aioros- dijo una voz masculina detrás de él. Aioros se volvió con una sonrisa al reconocer a su dueño. Era un chico vestido de celeste, de largo cabello azul y ojos del mismo color, que estaba sentado sobre la roca que había despedazado.

-¡Saga!- dijo Aioros sonriente- ¿otra vez espiándome?-

-¿Espiándote?- dijo Saga- no, yo diría que estoy...- lo meditó por unos seguntos-supervisándote-

-Muy gracioso- dijo Aioros- baja de ahí...-

Saga bajó y saludó a Aioros con un abrazo. Luego se volvió a Aioria y le revolvió el cabello.

-Tu hermano tiene razón- le dijo Saga-no hay duda en que algún día serás tan fuerte como él... y tienes suerte de tener a un hermano tan bueno como Aioros-

-¿Sucede algo malo, Saga?- preguntó Aioros, notando el tono triste en que hablaba su amigo.

-No, nada, Aioros- dijo Saga. Aioros lo miró, pero no insistió. Conocía muy bien a su amigo como para dejarse engañar, pero sabía que Saga no quería hablar al respecto. Ambos subieron a la roca y desde ahí supervisaban a Aioria continuar su entrenamiento.

Unos minutos más tarde, fueron interrumpidos por una risa de niña. Levantaron la vista y vieron a dos niñas de no más de cinco años que iban corriendo. Dos niñas aprendices de amazonas, porque ambas traían una máscara que cubría sus rostros. Una corría detrás de la otra. La que iba adelante era pelirroja, mientras que la que venía tras ella tenía los cabellos color verde. Ésta última le lanzaba piedras a la pelirroja.

-Vuelve, Marín- gritó la peliverde- te daré tu merecido...-

-¡Déjame en paz!- gritó la pelirroja en un tono asustado. Aioria frunció el entrecejo y se interpuso entre ambas. Marín se había escondido tras él.

-¡Hazte a un lado!- le gritó la peliverde.

-Déjala en paz- dijo Aioria.

-¡Que te hagas a un lado o yo te haré a un lado!- gritó la niña peliverde- no es asunto tuyo...-

Aioria frunció el entrecejo de nuevo, sin moverse. Aioros y Saga miraban la escena sin hacer nada, porque querían ver como reaccionaría el niño.

-Tú te lo buscaste- dijo la peliverde, levantando el puño y lanzándose contra Aioria. Éste detuvo su puño con una mano y la soltó. La niña volvió a intentar golpearlo, y Aioria repitió su acción.

-¿Porqué no me atacas?- dijo la peliverde.

-No puedo atacar a una mujer- dijo Aioria. Aioros sonrió.

-¡Shaina!¡Marín!-

Una amazona llegó. Era más o menos de la edad de Aioros y de Saga. Vestía como amazona, de azul y negro, con una cinta blanca en la cintura. Su rostro estaba cubierto por una máscara de plata con líneas blancas. Detuvo a la niña peliverde con una mano.

-¡Shaina!- le dijo- ¿qué crees que haces?-

-Nada- dijo Shaina entre dientes.

-Estabas molestando a Marín otra vez- dijo la amazona- y... ¿lanzándole piedras?- agregó al ver la piedra en la mano de Shaina.

-¿Y a tí que te importa esa tonta japonesa?- gritó Shaina. Se soltó de su maestra y se fue corriendo de ahí.

-¡Maestra!- dijo Marín, saliendo detrás de Aioria y lanzándose a los brazos de la amazona. Ésta vio que la niña estaba herida de uno de sus brazos, y cojeaba de un tobillo. Marín se quitó la máscara y se echó a llorar.

-No llores, Marín- dijo la amazona con cariño- no la escuches. Tú eres tan valiente como ella, o más...-

-Pero...pero yo...-

-Que no te importe lo que dijo esa niña tonta- dijo Aioria de pronto- mi hermano dice que las personas que hacen eso son cobardes...-

-Tu hermano tiene mucha razón- dijo la amazona. Se volvió a Marín- ya no llores, no es para tanto...-

Marín secó sus lágrimas.

-Marín, Shaina ya no será mi alumna- dijo la amazona- el Patriarca me ha ordenado que solo me encargue de ti...-

-¿En serio?- dijo Marín, abriendo grandemente los ojos. La amazona asintió, y Marín la abrazó, y luego se puso su máscara de nuevo. La amazona miró a Aioria.

-¿Cómo te llamas, caballero?- preguntó. Aioria se sonrojó ligeramente.

-Me...me llamo Aioria- dijo- pero aún no soy un caballero...-

-No importa, Aioria- dijo ella- yo soy Ariadna, amazona de Corona Boreal. Muchas gracias por ayudar a Marín...-

-Sí, gracias, Aioria- dijo Marín.

-No fue nada, Ariadna, Marín- dijo Aioria, aún sonrojado.

Ariadna se levantó y observó la roca que Aioros había despedazado- ¿qué sucedió aquí?- preguntó sorprendida. Aioros y Saga bajaron.

-Fui yo, señorita- dijo Aioros, ligeramente serio- estaba enseñándole a mi hermano a enfocar su energía...-

-Ya veo- dijo Ariadna- así que tú eres su hermano, el sabio...-

Ahora Aioros fue quien se sonrojó. Saga, por su parte, reía por lo bajo.

-No... no es para tanto- dijo Aioros- no soy sabio... la verdad es que no sé muchas cosas... me llamo Aioros, caballero de Sagitario. Y él es mi amigo Saga, caballero de Géminis...-

-A sus órdenes, señorita- dijo Saga con una amplia sonrisa.

-Mucho gusto, caballeros- dijo Ariadna- soy Ariadna, amazona de Aurora Boreal, y ella es mi aprendiz Marín...-

-Me alegra que mi hermano les haya ayudado- dijo Aioros- estoy orgulloso de él-

-Bueno, será mejor que me lleve a esta niña, está lastimada- dijo Ariadna- fue un placer haberlos conocido, caballeros-

-El placer fue todo nuestro, te lo aseguro, Ariadna- dijo Saga.

Arianda se fue cargando a Marín, porque la niña estaba herida. Aioros la siguió con la mirada, hasta que Saga le dió un codazo.

-¿Qué?- dijo Aioros.

-Te gusta...-

-¿Qué dices?- dijo Aioros, sorprendido y sonrojado.

-Que la maestrita te gustó...- dijo Saga.

-¡Claro que no!- dijo Aioros- y ni se te ocurra repetir eso-

-¿Es una amenaza?- dijo Saga.

-Es una advertencia- dijo Aioros. Saga se echó a reír.

-¿De qué se ríen?- preguntó otro chico.

-¡Shura!- dijo Aioros.

-De nada- dijo Saga- si te digo, Aioros me matará...-

Aioros se sonrojó de nuevo, haciendo que Shura se eche a reír.

-Volvamos a las Doce Casas- dijo Shura- al Maestro no le agradará que estemos aquí...-

-Ah, cierto- dijo Saga- esta mañana llegaron nuevos aprendices-

-¿Nuevos aprendices?- preguntó Shura.

-Sí- dijo Saga- llegaron dos niños aspirantes a la armadura de Aries, uno para la de Tauro, uno para Cáncer, dos para Escorpión, dos para Acuario y uno para Piscis...-

-Dos para Piscis- corrigió Shura- uno es una chica y otro... pues...- y se echó a reír.

-¿Qué?- preguntaron Saga y Aioros al mismo tiempo.

-Pues deberían verlo- dijo Shura entre risas. Aioros y Saga lo miraron intrigados- bueno, ¿para que les cuento? Vengan ustedes mismos a verlo...-

Un par de ojos azules los observaron retirarse.

-Menos mal que no pudo ver mi rostro- dijo Ariadna con un suspiro.

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Los tres caballeros dorados llegaron a las Doce Casas, y vieron a todos los nuevos aprendices. En la casa de Aries, que llevaba muchos años vacía, encontraron al Maestro con dos niños. Ambos eran lemurianos. Uno de ellos era alto, de cabellos verdes y mirada confiada. El otro, un poco más bajo y de cabellos morados, tenía la cabeza agachada. Por lo que alcanzaron a ver, el alto se llamaba Tao, y el otro Mu.

-Yo voto por ese Tao- dijo Shura, mientras subían hacia la siguiente casa- porque el pequeño se veía muy callado...-

-No estés tan seguro, Shura- dijo Aioros- el otro chico tenía un cosmo mucho mayor que ese Tao-

-Aioros tiene razón- dijo Saga.

En la casa de Tauro, el joven aprendiz era un niño de siete años, si es que se le podía llamar niño. Medía al menos el doble que cualquiera de ellos. Rogerio, el antiguo caballero de Tauro, lo miraba impresionado.

En la casa de Cáncer, un chico italiano llamado Simone, que se hacía llamar 'Máscara Mortal' tenía impresionado al caballero de Cáncer. Aún Saga, Shura y Aioros sintieron un ligero escalofrío al ver la cara de maldad del joven.

-Espero que el resto no sean así- dijo Shura.

En la casa de Escorpión, había dos chicos. Uno de ellos, de cabellos y ojos azules, era un chico griego llamado Milo. El otro era un chico rubio, inglés, de nombre Joseph. Los tres caballeros dorados no sabían que opinar, pues ambos aprendices estaban muy parejos.

En Acuario, un chico francés llamado Camus y un ruso llamado Dimitri mostraban sus técnicas a Pierre, el antiguo caballero de Acuario. En la casa de Piscis, había dos aspirantes: una chica llamada Bellatrix y un chico llamado... ¿Afrodita?

Saga, Aioros y Shura contuvieron la risa y corrieron hacia la casa vacía más cercana, la de Capricornio y soltaron a reír.

-¿Afrodita?- dijo Shura entre carcajadas- ¿qué clase de nombre es ese para un chico?-

-Pobre tipo- dijo Saga- no quisiera llamarme así...-

Aioros pasó toda la tarde riendo con sus dos amigos. Unas horas más tarde volvió a la casa de Sagitario. Su hermano menor estaba ya dormido. Aioros se tiró en su cama con una sonrisa en sus labios, y suspiró. Había tenido un día largo, pero un día muy satisfactorio. Y mañana buscaría a esa amazona de nuevo...

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CONTINUARÁ...

Bueno, chicos, siempre quise hacer una versión diferente de lo que sucedió antes de la muerte de Aioros...

Ahí se ven... Manden reviews!!!

Abby L.