Tormenta

Caminé durante casi 4 horas por las calles de Boston hasta que la lluvia me alcanzó los pies. El frío me entumecía las manos y el cansancio me hacía temblar. La noche se cerraba mientras yo seguía andando; las luces parpadeantes, los coches irrefrenables, el murmullo de la masa ensombrecida, todo había quedado atrás. Lo único que podía avistar entre la oscuridad era el camino desierto y miles de sombras acechando por los rincones. Y de pronto me sentí sola… en un mundo lleno de gente, me sentí sola.

La penumbra me invitaba a continuar aquella persecución sin fin y el tintineo de las gotas me arropaba. Seguí zigzagueando por un poco más de una hora, cuando una débil luz se desparramó sobre una escalera de piedra a mí costado. Mi respiración parecía a punto de estallar y pronto se perdió entre un olor a café cargado y la tonada de un piano solitario. Debussy. A Maura le encanta Debussy.

Subí casi a gatas, con una especie de ansia infantil cuando vi un letrero anunciando un Café y entré sin pensarlo dos veces. Estaba a punto de salir de allí, cuando una voz suave y melancólica me atrajo a su encuentro.

- ¿Es de su gusto el café con 2 terrones de azúcar?

Un Hombre de cabello cano, deslumbrante, me miró desde el mostrador

- No tengo dinero ahora para un café, gracias de todos modos.

- No he dicho que vaya a cobrarle. ¿Le puedo regalar un café?

- …

- Hay una tormenta descomunal allá afuera, y hay también otra tormenta descomunal dentro suyo… no puedo acabar con la tormenta de afuera ni con todo el café del mundo, pero puedo apaciguar su tormenta, señorita… ¿le regalo una taza de café?

XXX

El humillo del capuchino ascendía con lentitud, retorciéndose sensualmente. Mis ojos se llenaron de lágrimas cuando el hombre tomó una de mis manos. Vertió dos terrones al café y me lo tendió. Me observaba con una sonrisa llena de honestidad.

- ¿Cómo se llama señorita?

- Jane… Jane Rizzoli.

- Cuénteme, Jane, ¿qué es lo que causa tanto peso en su corazón?

- Yo… creo que es amor…

- ¡Oh, el amor! – rió delicadamente – qué bello es ¿no?, sentir que fluye sangre por las venas, sentir que la mañana es un regalo… todo eso es amor… - observó mis manos con nostalgia como buscando jirones de su pasado – el amor Jane, ¿porqué le causa tanto dolor?... cuénteme.

- No quiero aburrirle, de verdad… no qu…

- Jajaja, Jane, usted no me aburriría, al contrario, tengo curiosidad por saber que le sucede y quiero ayudarle… ¿Por qué el amor le duele tanto?

- No lo sé, no se específicamente porqué me duele… ¿no se supone que es parte del amor sentir dolor?...

- No Jane, el amor no duele, lo que nos duele son los prejuicios, son nuestros miedos… el amor no duele Jane.

Sentía tantas ganas de creerle, de arrullarme contra él y tan sólo creer en sus palabras.

- Comencemos por el principio Jane…

"Soy detective, de aquellos inquebrantables, heroína, compañera ejemplar, buena hija, buena hermana… buena amiga… uno recibe lo que busca de la vida… Yo busco la felicidad de mi familia y recibo sus risas, sus llantos, sus miedos, sus sueños y vivo y muero por ellos, porque son mi hogar… Uno recibe lo que busca… Yo busqué amor, lo recibí y por mi cobardía lo he perdido…

´´Maura Isles, mi mejor amiga, Maura Isles. Es examinador médico. Desde que la conocí aprendí a amarla lentamente…es una mujer llena de sorpresas… He vivido los últimos 5 años sin darme cuenta, que mis horas las pasaba esperando poder verla nuevamente y descubrir más de ella, aprender más de ella y atesorarla aún más. Es de aquellas personas a las que uno se siente unido desde un primer instante, fascinado tal vez, pero a las que se teme profundamente… yo le temo, o más bien le temo a lo que ella produce en mí, a lo que me veo reducida por su amor. Y la amo… por lo que edifica y por lo que destruye en mí"

"Maura me invitó un día a un chalé por el fin de semana, cercano a la ciudad, cómo a 30 minutos de aquí. Acabábamos de sellar un caso horrendo, desgastante. Una pequeña niña cruelmente asesinada frente al cadáver de su madre… benditamente, en ésta selva, no todos somos animales, habémos muchos cazadores. Acepté la invitación. Necesitaba perderme un momento de aquél caso; ya habíamos capturado al maldito en cuestión y ya había sido condenado''

''Estábamos fuera del tribunal, esperando la rueda de prensa. Notó mi cansancio y se acercó donde estaba''

- Jane, cariño, necesitamos descansar ¿no crees? – tomó mis rostro con dominio – escapémonos un tiempo de aquí…

´´Me observó con esos ojos de miel tan bellos, tan brillantes… No pude negarme, no puedo negarme a nada, la verdad.´´

- Ok, pero manejo yo esta vez…

''Y su sonrisa tan cristalina, zumbándome los oídos, terminó por quebrarlo todo a su paso"

"El sol comenzó a bajar con lentitud, y cuando llegamos a la casona era tan sólo una tenue llamarada. La casa me pareció familiar, sin embargo, afín a mis costumbres sicóticas, me limité a abrir todas las habitaciones y registrarlas. Pronto llegué al centro de la sala principal que, al fondo, se conectaba aun hall más pequeño con vidrieras enormes y que desde allí, finalmente, daba al patio. Maura me esperaba sentada sobre una frazada a cuadros sobre la hierba, bajo un árbol, enjaulada por el tibio atardecer.´´

- Jane, tú y tus manías…

- Sólo me preocupo de que todo sea seguro.

´´Me recosté a su lado y miramos al cielo mientras un soplo de viento barría el pastizal a nuestro alrededor. Maura tomó mi mano entre sus dedos y sentí que el tiempo se enlentecía y que toda la vida valía aquél momento, que la vida valía sus manos y las mías enlazadas.´´

- ¿Sabes? La época más triste de mi infancia fue cuando estuve internada en Francia. Tenía 15 años y, bueno ya era un espécimen extraño. – sonrió, pero a pesar de aquello, una hebra de aflicción se asomaba por sus labios – Recuerdo que Sor Claudine, para una de las clases de arte, nos pidió que hiciésemos pareja con alguna compañera y nos recostásemos en la hierba una al lado de la otra, mirásemos las nubes y conversáramos sobre nuestro mayor deseo en la vida. Después de eso teníamos que dibujar lo que nuestra compañera nos había relatado y regalárselo. Todas las niñas hicieron pareja… yo quedé sola. Tomé mi manta, me recosté y lloré. El resto reía a mí alrededor, cantaban, gritaban, mientras yo lloraba, Jane. Y me imaginé la vida en soledad… y me estremeció el entender, a mis 15 años, que el hombre nace con esa necesidad innata de agruparse y compartir sus vivencias y que la vida no es más que un álbum de recuerdos que vas reuniendo mientras caminas y que yo sólo tenía hojas en blanco y que no valía nada, que toda mi vida hasta aquél momento no valía nada…

´´Me giré hacía ella y la vi temblar bajo las hojas que caían. Acaricié su rostro y apagué sus lágrimas con mis dedos. ´´

- Y ¿sabes que dibujé Jane?... me dibuje recostada en la hierba, sobre una manta, con otra niña a mi lado, una niña de cabello oscuro, rizado como el tuyo…

´´ Mi Maura lloraba a raudales. Sentí mi pecho revolotear, como si una orquesta se apretujara en mi garganta, a punto de estallar en un remolino de notas. Besé su frente, y la escuché suspirar en mi cuello.´´

- Maura, eres mi persona favorita en todo el mundo y te regalo ésta tarde, ésta manta, éste cielo, para que algún día, cuando todo se apague, podamos vernos otra vez aquí…

´´Me sonrió, llorando. Maura me sonrió.´´

´´Me había enamorado. Antes de conocerla ya me tenía atada a su corazón. La abracé con todas mis fuerzas y no la solté hasta que la descubrí dormir dulcemente"

XXX

"Maura tiene una risa tan contagiosa, tan sanadora. A veces cierro los ojos, la recuerdo reír y me inunda un calor que baja desde mi columna y se adentra en mi pecho. Es capaz de despejar la niebla en mis momentos más oscuros, de transformar mis días en sueño. Me basta sólo su sonrisa para sentir que todo se detiene pero que la vida sigue su curso sin tocarme. El tiempo es relativo, como dice Einstein, el tiempo para mí es migajas cuando Maura sonríe…´´

´´Había pasado cerca de un mes de nuestra escapada cuando Maura me invitó nuevamente al chalé. Compartíamos copas con algunos compañeros en el Dirty Rober; Korsak estaba completamente ebrio e intentaba lanzar los dardos en la copa de Frost que yacía dormido sobre la mesa. Maura le observaba divertida y yo, a su lado, absorta. Vince se puso de pie y con un ademán de tirador profesional, tiró el dardo directo a la copa cayendo de lleno en ella y mojando el rostro de Frost. Maura se partía de risa y yo no podía respirar.

- ¡Así… así se hace! ¿Vi-vieron eso chicas?

- ¡Ya me levanto! ¡ahora sí que si! – Frost se levantó como pudo y antes de caer de espaldas al suelo alcancé a tomarle de un brazo.

- ¡Mucho por hoy chicos!

- Ja-Ja-Jan-Jane, tienes razón, yo-yoooo no puedo más…

- Lo sé Vince, Maura y yo les iremos a dejar a casa, a cada uno.

´´El recorrido a casa de Maura un día viernes era siempre el mismo; la casa verde de Vince, el departamento de Frost en el centro de la ciudad y luego la mansión peatonal de Maura. Aquella noche no llegamos a esta última, nos pasamos de largo hacia las afueras de la ciudad.´´

´´Nos adentramos aquella noche a la casona y sin encender luces nos dirigimos al patio. Maura coloco la manta sobre la hierba una vez más y prendió algunas velas. El viento había quedado en Boston, los ruidos también… Lo único resonante era la risa de Maura bailando con las estrellas.´´

- Vince… jajaja… es tan divertido borracho ¿no Jane?, es delirantemente entretenido.

´´Nos miramos un momento en silencio hasta que nuestra risa explotó con algarabía.´´

- ¿Recuerdas esa vez que Frost nos pidió ayuda para cambiarse de casa? Vince le dijo que desalojaríamos su entretecho, así que el día martes a las 10.00 de la mañana ya habíamos completado casi 6 vueltas, y estábamos en la última subida, cuando Vince me dice que no podía subir; "¿Qué pasó Vince, la edad no te lo permite?´´, le dije y él me dijo " Jane, me siento muy mal del estómago, creo que debería irme a casa"

- ¿Y qué síntomas tenía?

- ¡Oh Maura!, ¡Dios, te estoy contando algo entretenido ¿sí?! "Ay Vince sólo nos quedan dos cajas y ya, después te vas y te pierdes la barbacoa de Frost ¿bueno?", Jane, es que realmente necesito un baño, debo evacuar" me dijo, jajaja, Dios, jajaja.

- Jajaja ¿cómo te dice eso?

- "¡Qué asco Vince!", le dije, "Jane… es sólo gas", jajajaja y me miró seriamente Maura, no pude evitar reírme, "Pero Vince, mira, cuando vayamos subiendo la escalera lo sueltas y ya ¿vale?"

- ¡Oh Jane! Jajajaja, que asco, nooo.

- "Bueno, pero que se entienda que es sólo porque de verdad me duele el estómago"

- Anatómicamente no es el estómago Jane, ese tipo de sensaciones suelen ocurrir en la zona periumbilcal o…

- ¡Maura!... sigue el chiste, mira… comenzamos a subir y estaba casi llegando arriba cuando escucho el gas atronador de Vince, jajajaja, seguido de un gritito de Frost, jajaja ¡ninguno de los dos se había dado cuenta que Frost estaba debajo de Vince y que también venía subiendo!

- JAJAJAJAJAAJAJAJA, ¿mentira Jane? Jajajajajaja

- Jajajajaja…espera… Ni Vince ni yo podíamos subir de la risa y Frost seguía gritando como niña y maldiciendo para todos lados, jajajajaja, Dios…

´´Recuerdo el aroma de Maura, tan fresco y delicado, envolver mis sentidos cuando descansaba su frente en mi hombro para poder respirar un poco mientras reíamos. Recuerdo cómo me abrazaba con su cuerpo frágil, retorciéndose de felicidad entre mis brazos y como vibraba su risa junto a la mía en el aire…"

XXX

"Pero Maura también tiene sus momentos infernales, sacando a flote la mujer de carácter que nadie imagina que existe. Y hay cierto gesto facial que constriñe su rostro en una máscara de obstinación letal, que surge desde su orgullo herido y que elimina toda posibilidad de negociación con ella. Lo usual en éstas circunstancias, como para no salir hecho polvo de allí, es escuchar su perorata, asentir con arrepentimiento y finalmente pedir disculpas aunque no hayas entendido ni una puta pizca de lo que habló."

"Había pasado nuevamente un mes en calendario desde nuestra última huída, cuando recibí un mensaje desde el móvil de Maura: Necesito hablar contigo ahora. Estoy en la casona. Ni pienses en llamarme. Estaba enojadísima…"

"Llegué en menos de 20 minutos y cuando bajé del carro vi la puerta frontal abierta de par en par. Sentí un brinco en el corazón y como buena detective saqué mi arma imaginando lo peor. Entré sigilosa y rápidamente, creando en segundos una especie de plano de la estancia en mi cabeza.´´

´´Me dirigí al fondo, al patio, sin siquiera pensarlo, cuando la veo de pie contra la mañana, de brazos cruzados, con la boca apretada y una ceja levantada… mierda"

- ¿Ahora juegas al policía y el ladrón? – ácida y directa, sin aviso - ¿no crees que estás ya grande para eso?

- Pensé que algo había sucedido… la puerta estaba abier…

- ¡¿Cómo se te puede ocurrir ayudar a Doyle?! , Dios, ¡¿QUÉ TIENES EN LA CABEZA JANE?! , tú y esa maldita manía que tienes de actuar por impulsos sin medir las repercusiones, ¡¿No te detienes a pensar en tu madre, en tus hermanos…en mí ni una sola vez?!

- Maur…

- ¡¿Y si te matan qué, QUÉ?! ¿Buscamos a otra detective de homicidios y ya está, todos contentos?, Por Dios Jane, es Doyle, DOYLE.

- Maura, tenía que hacerlo.

- ¡TENÍAS QUE HACERLO!, tenías que ponerte en peligro… Yo… yo a veces creo que te gusta ésta situación… esto de ponernos a todos nerviosos, de sacarnos de quicio con tus estupideces, Jane… no comprendo cómo puedes …

- Maura, es tu padre, debía ayudar.

- ¿Y cuándo le disparaste no pensaste en ayudarle también?

- Ya hablamos de aque…

- ¡Me da igual que lo hayamos hablado! Me da igual…Es por eso… ¡claro!... es por eso que tienes ese hematoma gigantesco en tu flanco derecho… - desvié su mirada inquisidora, recordando la patada que me habían dado en el abdomen –mírame Jane, ¡Mírame Jane!

´´Maura estaba hiperventilando; su cuello se sonrojaba de a poco y no podía mantener las manos quietas. La abracé e intentó forcejear contra mí blusa, sin embargo, la seguí abrazando y con más fuerza aún. Tomé sus caderas y la apreté firmemente hasta que sus brazos rodearon mi cuello.´´

- Perdóname… No quiero hacerte sufrir, cariño… debía ayudar a Doyle…

- ¿Y si algún día te pierdo Jane?...

- No vas a perderme… te prometo que no me perderás… y el día que eso pase será porque tu ya no me quieras a tu lado…

´´Me abrazó como si su razón dependiera de ello y besó mi mejilla. No era un secreto que yo fuera de su propiedad, si no, un acuerdo tácito entre ambas. El día que todo esto llegase a su fin sería por gusto de ella, porque ya no sería yo su capricho´´

XXX

Debussy seguía partiendo las paredes de la cafetería, con suavidad. El anciano miraba hacia la nada, sonriendo de vez en vez.

- El amor y su teatro variopinto Jane. El amor y sus extravagantes y tan sutiles maneras de llegar a nosotros. No comprendo aún porque le duele tanto, Jane.

- Bueno, porque… no se puede vivir sólo de amor, y todo posee un final.

- Eso es una excusa barata, una simple manera de dar vuelta el rostro a algo que no nos atrevemos a vivir, Jane, porque sabemos que será significativo y que podría cambiar nuestro status quo. Nos incomoda enfrentarnos a cambios, Jane, que pudiesen significar un autoanálisis y búsqueda de respuestas a preguntas que no deseamos hacernos… porque ya conocemos los resultados…

- No es tan simple.

- Cuénteme, Jane… ella, Maura, ¿siente lo mismo por usted?