Dragón: ojos de fuego
Otro día nacía en el cielo, encima de Hogwarts. Poco a poco el carro de fuego de Apolo aparecía por el horizonte. Ginny estaba sentada, al lado de la ventana, arropada en una bonita manta de pachwork. Su pelo rojizo brillaba ante la tenue luz, manchada por las nubes, del amanecer. En el cuarto solo se oía la respiración de sus compañeras y, el suave y salado avanzar de sus lágrimas, que recorrían su cara melancólica. Lloraba porque estaba harta, harta de tener que ser una sombra, una sombra y no poder ser ella. No sabía porque Harry la trataba como si ella fuera la chica a la que amaba por encima de todo, porque le daba esperanzas de amor, y luego la despechaba sutilmente. Otro sábado pasaba por su vida, y otro partido de quiddich se iba con él. Pero ese partido no formaría parte de su vida, había prometido faltar por odio a Harry. Ahora sabía que no le amaba, sino que le odiaba por todo lo que le había hecho. Le dejaría en paz, para que se fuera con Hermione. Con una Hermione inocente, con una Hermione que amaba a su hermano. Supo que no iba a vengarse de él, no merecía la pena, debía olvidarle. Miró a su muñeca y sintió como le quemaba una vieja pulsera, una pulsera que él le había regalado en el verano. Un dulce día soleado, en que dieron vueltas por todo Londres, donde encontraron un mercadillo hippie en el cual entraron. Allí, se quedó prendada por la que ahora le quemaba la muñeca. Harry se la compró y ella nada más ponérsela, le dijo: - Harry, mientras dure mi amor por ti no me la quitaré. Ahora, su amor por él ya no existía. Por lo que, desató las finas correas y suavemente se la quitó. Con una sensación de quemadura, la tiró al más profundo rincón de su baúl. Esto le dejó una dulce sensación de alivio que hizo que se pudiera dormir de nuevo. &&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
-¡ Ginny, despierta! El desayuno. Era Hermione, por lo que parecía ninguna de sus compañeras habían podido despertadla. Se levantó malhumorada y dijo: - Gracias Hermi. Ahora bajo. Se vistió rápidamente y bajó para el desayuno. Allí se encontró a Harry, que intentó abrazarla, pero ella se desembarazó de ese gesto de amor. Él se dio cuenta que no llevaba la pulsera: -¿Esto es un adiós? - Sí. N/A: No sé si seguir, ya más adelante se sabrá la razón de su nombre.
Otro día nacía en el cielo, encima de Hogwarts. Poco a poco el carro de fuego de Apolo aparecía por el horizonte. Ginny estaba sentada, al lado de la ventana, arropada en una bonita manta de pachwork. Su pelo rojizo brillaba ante la tenue luz, manchada por las nubes, del amanecer. En el cuarto solo se oía la respiración de sus compañeras y, el suave y salado avanzar de sus lágrimas, que recorrían su cara melancólica. Lloraba porque estaba harta, harta de tener que ser una sombra, una sombra y no poder ser ella. No sabía porque Harry la trataba como si ella fuera la chica a la que amaba por encima de todo, porque le daba esperanzas de amor, y luego la despechaba sutilmente. Otro sábado pasaba por su vida, y otro partido de quiddich se iba con él. Pero ese partido no formaría parte de su vida, había prometido faltar por odio a Harry. Ahora sabía que no le amaba, sino que le odiaba por todo lo que le había hecho. Le dejaría en paz, para que se fuera con Hermione. Con una Hermione inocente, con una Hermione que amaba a su hermano. Supo que no iba a vengarse de él, no merecía la pena, debía olvidarle. Miró a su muñeca y sintió como le quemaba una vieja pulsera, una pulsera que él le había regalado en el verano. Un dulce día soleado, en que dieron vueltas por todo Londres, donde encontraron un mercadillo hippie en el cual entraron. Allí, se quedó prendada por la que ahora le quemaba la muñeca. Harry se la compró y ella nada más ponérsela, le dijo: - Harry, mientras dure mi amor por ti no me la quitaré. Ahora, su amor por él ya no existía. Por lo que, desató las finas correas y suavemente se la quitó. Con una sensación de quemadura, la tiró al más profundo rincón de su baúl. Esto le dejó una dulce sensación de alivio que hizo que se pudiera dormir de nuevo. &&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
-¡ Ginny, despierta! El desayuno. Era Hermione, por lo que parecía ninguna de sus compañeras habían podido despertadla. Se levantó malhumorada y dijo: - Gracias Hermi. Ahora bajo. Se vistió rápidamente y bajó para el desayuno. Allí se encontró a Harry, que intentó abrazarla, pero ella se desembarazó de ese gesto de amor. Él se dio cuenta que no llevaba la pulsera: -¿Esto es un adiós? - Sí. N/A: No sé si seguir, ya más adelante se sabrá la razón de su nombre.
