Cinco de la mañana y ya estoy despierto, lo primero que tengo que hacer es cambiarme, luego ir a dar de comer a los pajaros, mientras que yo aún no puedo comer. Un suspiro sale de mis labios, para algunos puede sonar como si me quejara pero no, todo esto lo escogí yo solito. Dentro de unos meses podré ser un sacerdote, aún estoy en el proceso, pero es algo que me gusta, servir a nuestro señor.

Nunca, ni en mis más remotos sueños cuando fui un niño, pensé en que sería sacerdote, siempre creí que mi vocación era ser un artista marcial tan o más poderoso que mi padre, Genma Saotome. No es que sea mi mayor orgullo, más bien es alguien que no tolero por el poco o nulo tacto que posee, se podría decir que me da verguenza. Me doy una cachetada por pensar así ¿No se supone qué debo amar a mi prójimo? Otro suspiro sale de mis labios. Es difícil pensar bien de mi padre.

Camino lentamente por el sendero que me lleva hasta la "jaula" de los pájaros, les doy de comer pero en un dos por tres me están siguiendo como si fuese una apetecible migaja de pan o un suculento maíz. Ya quisiera yo ser uno de esos pájaros, para sólo esperar a que me traigan mi comida y agua, sin tener que preocuparme por nada. Miro a mi alrededor y me doy cuenta que su "jaula" no es normal, al menos no para dos pájaros, tiene dimensiones realmente grandes, mucho más grandes que mi habitación, pero no importa ellos deben ser libres.

Una punzada de envidia me dan esos pájaros. Pero ellos no tienen la culpa.

Después de haber hecho mis actividades, me dispongo a ir a la capilla para rezar mi Rosario y pedir a nuestro señor por la humanidad, la misma rutina de siempre. Me paso dos horas rezando cuando por fin terminó, doy gracias por el día que se me permite vivir y en eso caigo en cuenta que estoy sólo en todo el lugar. Si mal no recuerdo ayer el sacerdote mayor me dijo que iría a otra ciudad a practicar un exorcismo ¡Vaya, no es tan malo ser sacerdote, al menos hay algo interesante que hacer!

Lo único malo es que estoy sólo y tengo que limpiar, no importa, lo que más me gusta es limpiar el confesionario, me gusta imaginarme que clase de secretos me dirán cuando sea sacerdote, algo como: « padre he pecado, eh osado matar a alguien» se que suena fatal pero también se que en nuestro interior todos las personas queremos sentir ese tipo de sensación avasalladora, otra idea tonta se viene a mi mente: « padre he pecado, he sido egoísta, no le presté ni borrador al chico que me gusta porque él vio a otra que no era yo, ahora él a reprobado el curso, por mi culpa» . Una sonrisa tonta se dibuja en mis labios ¡Cómo se me ocurre esa clase de tonterías! Debí de ser comediante o un pata de perro bueno para nada. De nuevo los recuerdos asaltan mi mente, he presionado algo pero no le hago caso, sigo con mi labor de limpiar y de hurgar en mis recuerdos.

Recuerdo el día en que decidí ser sacerdote, el día que fui iluminado hacia el sendero del señor. Mi madre estaba grave en un hospital de la cuidad, le había dado apendicitis con consecuencia de peritonitis, claramente su vida corría peligro, mas aún cuando tenía todo ese ácido del cuerpo recorriendo sus intestinos. En mi desesperación no sabía que hacer, los doctores me dijeron que era peligroso pero si actuaban a tiempo y hacían un lavado ella se recuperaría. Aún así estaba preocupado por ella, mi padre, él se fue dizque a buscar dinero, ¡Mentira! Se fue a vender lo poco que teníamos para después mandarse a mudar. No me importó, me dirigí a la capilla del hospital, incrédulo, joven, sin fe, pero con muchas ganas de que mi madre se salvara, me inqué ante Dios y pedí con todas mis fuerzas que mi madre se recuperara y es ahí cuando todo parecía oscuridad, lo vi la luz, pensé que había muerto pero no, vi a Dios que me decía que no me preocupara, Que ella saldría de esta y así fue, se salvó y yo decidí dedicar mi vida para servir a Dios.

Unos pasos interrumpen mis recuerdos, parecen apresurados, pequeños pero con determinación, recuerdo que estoy sólo y sólo se me viene a la mente que es un fantasma, ¡Soy un tonto por creer en las historias de la cocinera del sacerdocio!

Dejo de limpiar y agudizó mis sentidos, no puede ser un fantasma, ellos no tiene pies ¡Idiota! Resuena en mi cabeza.

Cada vez se encuentras más cerca y peor aún se dirigen al confesionario, miro al techo como quien pidiendo al cielo que me ilumine, Dios lo hizo posible. ¡Yo mismo había prendido la luz del lugar! ¡ Maldición! Ahora entendía porque alguien se dirigía hacia él, creían que estaban para el público.

La mesera rechinó un poco afuera, como si alguien se hubiese arrodillado en ese lugar.

Una dulce y melódicos voz hizo acto de presencia.

« Padre, he venido a confesarme»

¡Demonios! Dije en un momento de frustración, pero al darme cuenta que estaba en una Iglesia y más un, de que soy un casi sacerdote, me abofeteo mentalmente y trató de tranquilizarse, pero no puedo siento mis manos temblar sobre el sillón que antes estaba puliendo, estoy tan nervioso que no puedo contestar a la mujer que esta afuera. Doy tres profundas respiraciones para ver si así se calma de nerviosismo, pero nuevamente al demonio, cuando la escucho por segunda vez.

« ¿Padre, está usted bien?»

Y como le digo que no soy sacerdote, bueno aún no, pero... tengo que ser valiente.

« En que puedo ayudarte, hija»

¡Estúpido y mil veces estúpido como se me ocurrió decir eso, no se suponía que tenía que negar todo!. Maldigo nuevamente mi idiotez.

« Padre, he hecho algo horrible»

Su melódica voz se pierde entre mis sentidos, ¿Acaso es un ángel? Vale primero era un fantasma con pies y ahora un ángel. Sin duda hoy no es mi día de lucidez.

Mejor sigo con esto, ya que.

« ¿Pero qué es lo que pasó?»

Me olvidé de la parte más importante, un fuerte golpe se escucha, es mi mano que estampa en mi frente.

« ¿esta usted bien padre?» más que parecer una pregunta parece una orden, aún así aclaro mi garganta.

« si, si estoyno, ehh bueno ummm, sin pecado concebida»

«¿eh?»

La malogré nuevamente.

« quiero decir, Ave María Purísima»

« Ah, sin pecado concebida» de fondo se escucha una risita, al parecer esa mujer se está riendo de mi.

« Bueno cuéntame, que te aqueja»

« Padre he hecho algo horrible»

« Si ya lo sé, me los has dicho como tres veces»

«¿ Perdón?»

Seré grosero, por eso siempre el sacerdote mayor me llama la atención, siempre mi boca tiene que contestar antes que mi cerebro piense, mi tercer suspiro sale, no tengo remedio.

« quiero decir, prosigue»

« Bien»

Continuará...

Ufff que difícil se me hizo hacer este capítulo.

Se que tengo fics por terminar, pero este es un pequeño reto hacia mi misma, más aún porque fue propuesto por una chica (Karen) en el Facebook, al principio tenía miedo hacerlo pero aquí lo tienen, creo que sólo tendrá máximo tres capítulos.

Espero les guste.

También espero sus comentarios y reviews.

I have a questions, do you like to create a fanfiction in English? If you want, I will create one of us.

So my English in not totally good but may be I can practise with this page.

Hana Note.