El autor dice: Casi siempre cuando empiezo un fic ya tengo una idea de como va a terminar y cual va a ser el punto más importante y el mensaje. En este fic no tengo ni idea, escribí el primer capítulo y no sé como lo continuaré ni en que acabará ¡¡ES EL FIC MÁS LOCO QUE HE ESCRITO HASTA EL MOMENTO!! así que gracias por leerme y espero que me dejen un "review" (ni idea porque le dicen así).
UN AGRADECIMIENTO ENORME A saQhra por su comentario en Sabor a Mí. ¡¡GRACIAS SAQHRA!!
El aspecto legal: Ya saben, es el disclaimer….
"El matrimonio es una alta mar para la que no se ha inventado todavía brújula alguna." Heinrich Heine, poeta alemán 1797 a 1856, la frase la saqué de una de esas páginas de frases célebres.
CONSORTE SOLAR, AMANTE LUNAR
Del otro lado del mundo Yoh se estaba aburriendo como nunca. Luego del torneo de shamanes su vida había vuelto a una rutina relativamente normal pero fue hasta que luego de años de entrenamiento (cortesía de Anna) el joven shaman fue convocado a la aldea Apache. Tanto él como Anna esperaban nuevos desafíos y dificultades pero la noticia fue otra. Yoh Asakura había ganado el torneo de shamanes.
Anna e Yoh estarían felices (aunque a Anna no se le hubiera notado mucho) sin embargo todavía faltaba algo. Fueron los apaches los que le dieron las primeras pistas sobre una nueva dificultad puesto que para ser nombrado Rey Shaman Yoh tenía que cumplir ciertos requisitos sagrados.
"Pura burocracia" pensó Yoh, totalmente aburrido. En la sala ceremonial de la aldea apache no había mucho de interesante. Lanzó un bostezo largo y sumamente abierto.
- Cierra la boca y siéntate derecho.
La orden apenas podía ser escuchada pero inmediatamente Yoh terminó el bostezo y se puso rígido. Suspiró.
- Pero Annita... ¡Esto es muy aburrido!
- ¡Deja de comportarte como un niño malcriado, Yoh! ¡Esto es serio! ¡Es tu nombramiento de Rey Shaman!
- Es un posible nombramiento ¿Qué pasa si no puedo cumplir con sus reglas?
- No digas eso - Anna bajó la vista- Tienes que ser firme, haz entrenado mucho para esto.
Yoh le sonrió.
- No le hubiera podido hacer sin ti.
La tomó de la mano delicadamente. Anna le dedicó una sonrisa casi imperceptible.
- Yoh... Cualquier cosa que te pidan los apaches, tu podrás hacerlo. Ya lo verás, todo saldrá bien. Ahora sólo tienes que ser paciente. Sólo un poco más.
Yoh dio una de sus clásicas risitas. Eso ya se lo sabía, Anna se lo había repetido muchas veces en todo el tiempo que habían estado hospedados en la aldea, aún así mientras más pasaba el tiempo sin que le dijeran la condición, el joven shaman se ponía cada vez más ansioso. Lo que no se explicaba era cómo Anna había permanecido tan tranquila y serena incluso en estos momentos, luego de dos horas en la sala esperando que finalmente algún oficial apache se dignara a decirles la condición de una vez por todas. Yoh ya estaba en el límite de su resistencia, cansado de tanta ansiedad, aburrido de la espera, en cambio Anna estaba tan tranquila e inalterable como el primer día.
En la sala entró Silver. Dio un saludo ceremonioso y se sentó en el suelo delante de la pareja. Suspiró amargamente antes de comenzar.
- Yo Silver, juez del torneo del Shaman King, estoy muy honrado de estar en presencia del ganador, el más fuerte de todos los shamanes. Su hazaña perdurará en la historia de nuestra aldea y…
- ¡¡YA DEJATE DE TODAS ESAS PENDEJADAS!!
En una décima de segundo Anna ya estaba parada y en pie de guerra frente a Silver.
- ¡Annita, Cálmate!
- ¡No me calmo! ¡Nos hacen venir del otro lado del mundo a esta aldea en medio de la nada! ¡¿Y para qué?! ¡Para que cuando lleguemos nos pongan a esperar como si fuéramos unos idiotas!
Una pequeña gota de sudor recorrió la nuca de Yoh.
- ¿Y lo que me dijiste de que tenía que ser paciente y todo eso?
Silver, por otra parte, se desesperó.
- ¡¿Tú crees que esto es tan fácil?! ¡Lo que Yoh tiene que hacer...!
- Él lo hará - le interrumpió Anna- No importa cuál es esa tonta condición para ser rey shaman, Yoh la cumplirá.
- Annita.
- No, Yoh. Tú lo harás, tienes que hacerlo... Nadie en este mundo se merece el título de Shaman King más que tú... ¡Y tú! - dijo apuntando a Silver- ¡Más vale que te dejes de tantas tonterías y nos digas esa estúpida condición en este instante!
Yoh sonrió abiertamente, esa era la Anna que él tanto quería. Silver sólo suspiró y aunque su desesperación había aumentado, lo disimuló muy bien.
- El requisito es...ejem...Lo que Yoh tiene que hacer... Lo que Yoh tiene que hacer es... casarse.
- ¿Qué?- dijeron Yoh y Anna al mismo tiempo.
- El rey shaman tiene que casarse y comprometerse a tener hijos antes de ser nombrado.
Nadie se atrevió a decir nada por algunos segundos. Yoh se levantó lentamente y se situó junto a Anna que parecía extrañamente conmocionada, disimuladamente la tomó de la mano.
- Yoh...-susurró la sacerdotisa.
- No hay de qué preocuparse, tú y yo estábamos comprometidos de todas maneras y ya estamos en edad para tener u hijo.
- Pero...
- No me imagino una mejor condición para ser Shaman King.
Ambos jóvenes estaban totalmente sonrojados, se evitaban la mirada como unos amantes inexpertos, pero era evidente el amor que sentían el uno por el otro.
Silver sentía como se le caía el alma al piso. Presentía la muerte a unos pasos de donde estaba, pero ya no le importó, se resignó a su cruel destino. Trató de dar una sonrisa optimista (que en realidad le quedó bastante estúpida) y habló rompiendo el momento de encanto entre Yoh y Anna.
- Me alegro que estén tan dispuestos al matrimonio porque... pues... verán el matrimonio... Yoh tiene que casarse y...pues...él
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Manta se encontraba mirando por tercera vez la misma tienda de artesanías. Ya habían pasado dos semanas desde que había llegado junto a Yoh y Anna a la aldea Apache y aún no le decían a Yoh la condición para ser nombrado rey shaman. Para el muchacho la situación era de lo más ridícula.
"¿De qué sirve hacer una torneo para el Shaman King si ponen una condición tan difícil que ni se atreven a decirla?" se preguntaba el muchacho.
De pronto la tierra se sacudió y se escuchó una explosión justo en el lugar donde Yoh y Anna se encontraban. Inmediatamente Manta, soltó todo lo que tenía en mano y corrió hacia el lugar de la explosión.
Los signos de la batalla empezaron a notarse, algunos shamanes de rango menor corrían por las calles y en los tejados, volaban por el cielo con sus posesiones de objeto, huyendo. En el cielo también, oficiales apaches sobrevolaban hacia el lugar del conflicto. A lo lejos, Manta pudo ver humo donde antes era el edificio ceremonial, enceguecedoras luces apocalípticas resplandeciendo y en momentos fugaces un destello rojo y azul. "Esa es Anna" pensó el muchacho y corrió más rápido.
Los shamanes que huían hicieron lo que el resto de la humanidad hace casi siempre, llegar a una distancia prudente, detenerse y voltearse para mirar el espectáculo.
En un tejado Kalim trataba de ordenar toda la confusión entre los apaches.
- ¡¡Saquen a Silver de ahí!! ¡¡Busquen a Goldva, está en el lago!!
- Kalim
- ¡Qué haces tu aquí!
- ¡Qué rayos está pasando! ¡¿Qué es todo esto?!
- Creo que ya le dijeron la condición.
- ¡¿Y eso qué tiene que ver?!
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En lo que era el edificio de actos sólo quedaban escombros y Zenki y Goki en estado de furia absoluta. Algunos oficiales apaches salían volando por la fuerza de los demonios, Silver estaba totalmente magullado e inconciente (se notaba por los espirales de sus ojos). Manta llegó jadeando y se detuvo un momento para tomar aire. La situación no pintaba nada bien, Yoh con sus poderes desplegados al máximo trataba de contener a los shikigamis de la sacerdotisa.
- ¡Yoh!
- ¡Manta ¿Qué estás haciendo aquí?!
- ¡Kalim me explicó todo! ¡Quizás entres los dos podamos tranquilizarla!
Un magullado Kalim cayó junto a Manta totalmente inconsciente.
- Quizás no...
De entre el humo y el caos la figura de Anna salió. Se acercó lentamente hacia donde estaban los dos muchachos. Manta tragó saliva, nunca la había vista tan enojada.
- Anna, escúchame... yo sé que la condición parece un poco tonta pero...
- Cállate, Manta - dijo calmada y fríamente Anna.
El muchacho cerró la boca inmediatamente, quería decir algo pero el miedo parecía paralizarle la cara. Anna siguió avanzando hasta quedar a escasos metros de Yoh.
Con la frente hacia abajo, una misteriosa sombra ocultaba su mirada.
- No lo harás.-dijo finalmente.
Yoh suspiró.
- Ay Annita...Tú eras la que me decía que hiciera lo que sea y ahora me dices que no lo haga.
Anna levantó la vista, en su mirada había una mezcla de rabia, miedo y tristeza. Manta sabía que de todas la rabia era la más peligrosa.
- ¿de verdad?... ¡¿De verdad quieres hacerlo?!
- N...no ¡No! ¡Annita, eso no fue lo que dije!
- Yoh Asakura...Eres... ¡¡ERES UN DESGRACIADO!!
Los demonios atacaron de lleno, con su gigantesca espada Yoh pudo contenerlos.
- ¡Manta, sal de aquí! ¡Dile a los apaches que se alejen! ¡Yo me encargo de esto!
Los demonios volvieron junto a Anna.
- Así que te vas a encargar de mí ¿eh?
Yoh tragó saliva y apretó la empuñadura de la espada.
- Manta...
- Sí, ya voy.
El muchacho corrió y ayudó como pudo a levantarse a Kalim y explicarle la situación.
Los oficiales apaches se retiraron. Manta se quedó cerca, mirando a la distancia. No quería ver, pero tampoco quería irse. Espero escuchar el rugido de una gran batalla pero no ocurrió nada, sólo silencio.
Manta volteó para ver lo que pasaba, a la distancia no se podía ver con claridad, la enorme espada de energía espiritual de Yoh estaba en el suelo y con su resplandor no se podía ver mucho. Pero aún así Manta pudo distinguir una silueta de pie, aunque no podía diferenciar si era Yoh o Anna. Luego el muchacho se percató que en realidad no era una silueta, sino que eran dos, sólo que estaban extremadamente juntas.
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La rabia de Anna ya había pasado y luego de una disculpa pública (que en realidad la hizo Yoh) todo volvió a la calma. Yoh, quien todavía tenía una marca de mano en su mejilla, pudo darse un tiempo para descansar.
Cerca de ahí, Manta teléfono en mano, escuchaba los tonos de espera.
- ¿Diga? - le respondió una dulce voz del otro lado de la línea.
- Doncella Jeanne.
- Sí, Manta. Soy yo.
- Bue... bueno, usted me dijo que, pues, yo llamara si... ¡ya sabe! ¡con lo de Yoh y todo!.
Se escuchó una alegre risita por el teléfono.
- Sí, Manta, muchas gracias ¿Ya nombraron al rey shaman?
- No, pero ya le dijeron la condición para ser nombrado.
- ¡¿Y bien?! ¡¿Cuál es la condición?!
- Yoh debe casarse.
Hubo un suspiro de alivio del otro lado de la línea.
- ¿Eso era todo? Bueno, Manta, debes comprender que la obligación del Shaman King es muy importante y que lo más natural es que se le exija que tenga una familia para demostrar que es parte de la naturaleza. El Shaman King es lo más sagrado que existe y el matrimonio es una institución sagrada.
- Sí pero...
- Además la señorita Anna ya era su prometida así que aunque sean muy jóvenes podrán llevar su matrimonio bajo las normas de Dios. Sus deberes como esposos serán un poco difíciles de llevar al principio pero si en realidad se aman podrán hacerlo.
- Sí pero...
- Yoh parece ser un poco atolondrado pero tendrá que sentar cabeza para ser el jefe de un matrimonio, estudiar y trabajar muy duro como Shaman King. Yoh y Anna...
- ¡¡También tiene que tener hijos!!
Hubo un momento de silencio incómodo.
- Disculpe por haberle levantado la voz, doncella Jeanne pero es que yo...
- Bueno, también es natural que le pidan concebir un vástago, en este mundo de Dios...
Jeanne empezó con un discurso interminable de la importancia de tener hijos dentro del matrimonio. Manta suspiró, la doncella era muy linda, sí, pero cuando se ponía toda mística y educadora y empezaba a hablar, entonces se volvía una persona algo (nada más un poco) insoportable. El muchacho trató de soportar todo el sermón de la Doncella de Hierro sobre la hermoso que es tener un hijo dentro de un buen matrimonio bendecido por Dios puesto que la familia (felizmente casada) era la base de la sociedad, y los hijos eran en todo caso la esperanza del mundo en un mundo corrupto y pecador, y nadie más que el Shaman King tendría la obligación de engendrar un hijo (con su legítima esposa, por supuesto) y criarlo en un ambiente de amor y comprensión en el seno de una familia y bajo una sana doctrina.
Manta a esas alturas ya se sentía mareado y su impaciencia a punto de explotar.
- Además que un hijo es la bendición más grande que un hogar puede recibir. Yoh debe aprender que el amor hacia su esposa debe ser totalmente sincero porque lo que es bendecido el hombre no tiene derecho a romperlo y menos si tiene un hijo, porque un niño para crecer debe tener tanto a su madre como a su padre. Pero es natural que todo buen matrimonio tenga que tener un hijo...
- ¡¡Con dos mujeres!! - terminó estallando Manta.
-...¡¡Qué?!
- ¡¡Esa es la condición!! ¡¡Yoh debe casarse y tener hijo con dos mujeres!! ¡¡Y es una regla sagrada si quiere ser el nuevo Shaman King!!
- ¡Eso!...¡ESO ES UNA ABOMINACIÓN!
- De hecho se llama poligamia y es bastante normal en algunas culturas del mundo.
- ¡¡Tener dos mujeres es un pecado grave!!
- En realidad podrían ser hasta doce mujeres, pero el número mínimo es dos. Cuando se lo dijeron Anna se puso todo histérica y empezó a destruir todo, no la culpo, estaba ansiosa con todo esto del Shaman King y enojada porque la hicieron esperar tanto para que vengan y le digan semejante noticia, con lo celosa que es... y creo que hasta estaba en sus días difíciles...
- ¡¿Qué clase de monstruosidad sería un matrimonio de un hombre con doce mujeres?!
"Se llama harem" pensó Manta.
- Escuche, Doncella Jeanne-dijo antes que empezara con otro discurso-, mi tiempo en el teléfono se me agotó, prometo mantenerla informada sobre el asunto ¿bueno? ¡adiós!
Colgó el teléfono y suspiró.
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A la noche siguiente Yoh, Anna y Manta comían en un restaurante al aire libre. Comían en silencio, como si hubiera muerto alguien. Todos pensaban en lo mismo pero nadie se atrevía a soltar palabra al respecto. Luego de su segunda copa de vino Manta tuvo el valor de hablar.
- Anna, Yoh... Sobre este asunto del matrimonio.
- No te metas en lo que no te concierne, enano cabezón.
- Anna ya basta, Yoh tú también.
- Qué ¿yo?
- Sí, los dos. Ya tienen ddieciséis años y siempre fueron muy maduros para sus edades, no son unos niños, no van a poder eludir el problema simplemente ignorándolo. Hallaremos una solución.
- ¿Qué solución? Ese matrimonio es una ley sagrada.
- Sí, Anna. Es una ley y todas las leyes tienen su excepción, su descargo, su caso especial y su antecedente. Yo voy a hallar la solución, Yoh tú vas a ser Shaman King y no, Anna, Yoh no va a casarse y encamarse con otra chica para serlo, deja de mirarme así... ¡En serio! ¡¿Qué les pasa a ustedes?! ¡¿Qué paso con eso de al final todo saldrá bien?! Lo primero que debemos hacer para hallar una forma de salir de este lío es relajarnos y pensar.
Nadie dijo nada más, pero luego de unos minutos el ambiente parecía más relajado y menos tenso. Luego empezaron a hablar del tema haciendo chistes y burlas sobre el reglamento de los apaches. La cena había terminado en un ambiente alegre y optimista.
- ¡Bueno! - dijo Yoh- Ya veremos como zafarnos de este asunto, después de todo no quiero volver a pasar por todo el asunto de la prometida de nuevo, porque de seguro se va a poner toda sentimental
- ¿Qué? ¿A qué te refieres?
- Tú sabes, mamá, la abuela, el compromiso.
- Lo que Yoh quiere decir es que va a ganarse un montón de regaños por esto ¿no, Yoh?.
- No... No quería decir eso.
- Sí, Yoh, eso era exactamente lo querías decir.
- ¡No te metas, enano!... Explícate, Yoh.
"Vamos tranquilo" pensó Manta "Yoh es despistado pero no es tan despistado como para decir lo que pienso que va a decir"
- Ya sabes, Annita.
- No, no sé. Habla.
Yoh miró a Anna que parecía haber vuelto a enojarse, Manta se veía raro como si tuviera algo en la cara y tratara de quitárselo sin las manos. Lo que Manta estaba haciendo era gestos con la cara para que Yoh se callara o se inventara una buena mentira. Sin embargo, el shaman no lo entendió.
- Pues tú sabes... Los abuelos me comprometieron, contigo...¡Y me alegro mucho! pero ahora con este asunto de la condición y este matrimonio tan raro, no quiero pasar por lo mismo de nuevo porque de seguro que mis padres y mis abuelos van a querer meter su cuchara en el asunto y luego, pues a ella y todo el asunto.
- ¿A ella? ¿Ella quién?!
- Ay, Annita, tú sabes.
- ¡No, no sé! ¡Maldición! ¡Explícate claramente!
- Pues tú eras la discípula de más confianza que tenían y te nombraron mi prometida... y pues... ahora con la condición seguramente me darían otra prometida y... pues lo más lógico es que nombren a la segunda discípula de más confianza...
Manta se dio un golpe en la frente lamentándose por la sinceridad idiota de Yoh.
-Y ésa sería Tamao - concluyó sonrientemente Yoh.
Fueren tres segundos de tranquilidad (así: uno, dos, tres). Luego, Anna estaba en frente de Yoh con sus dos shikigamis a su lado. Levantó su mano derecha y le descargó más dura de las bofetadas.
Y Manta sabía que esa solo era la antesala al infierno.
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Tamao soltó la taza de porcelana que llevaba, que se hizo pedazos contra el suelo. Pirika entró a la cocina algo extrañada
- ¿Qué pasó?
- Una premonición... Algo ocurrió en Norteamérica... Algo que puede resultar sumamente malo o sumamente bueno.
- ¿Algo importante? ¿Les digo a los demás que se alisten para un combate?
- No es necesario, señorita Pirika -respondió sonriente mientras recogía los pedazos de taza en el suelo- Al parecer... es algo que me concierne a mí... Qué extraño ¿no?
Pirika carraspeó, pero no dijo nada. Ayudó a Tamao a recoger el desorden que había hecho.
- ¡Muchas gracias, señorita Pirika! Ahora con su permiso tengo que limpiar las habitaciones, presiento que el joven Yoh y la señorita Anna volverán muy pronto.
Subió escaleras arriba, en el pasillo se detuvo frente a la ventana, era de día, pero seguramente en Norteamérica ya estaba entrada la noche. Volvió a pensar en su premonición. Tamao sabía que algo sumamente malo o sumamente bueno podría pasar en el futuro, pero a fin de cuentas sabía que algo sumamente malo o sumamente bueno podía pasar cualquier día, a cualquier hora, por lo que no le prestó atención. Ya vería como enfrentarse a ello en su momento. Después de todo, una premonición tan extraña como aquella no dejaba muchas opciones. Como siempre siguió haciendo sus quehaceres en Funbari Inn pensando en la sonrisa del joven Yoh.
(LO CONTINUARÉ)
Uy, qué fuerte. Estaba leyendo unos libros y vi un reportaje en la tele, resulta que todavía hay muchas culturas donde la norma básica es la poligamia, tener más de una esposa. Se me ocurrió ¿Y qué si le exigieran a Yoh tener dos esposas? no sé como continuaré este fic pero ya se me irá ocurriendo.
Hasta entonces, por favor, cualquier crítica de cualquier tipo es deseada y bienvenida.
¡¡Gracias por leerme!! ¡Dejen comentarios por favor!
