Los personajes menos los que no reconozcan son de Rowling y la Warner (creo).
Hola. ¿Están bien? Soy un poco nueva en esto de escribir, pero conozco fanfiction desde hace cuatro años, desde que tenía 13 años y ahora tengo 17. Me gustan muchas de las historias que publican aquí, pero nunca me había puesto a escribir algo en serio y que me gustara. Hice el intento, espero que les guste y que me digan si sigo o no con esto.
Es sacado un poco de la película "Chocolate", no es igual, es solo la idea, porque la película es demasiado basada en el chocolate, yo intento mostrar sentimientos a través de él, no se si me sale pero lo voy a intentar. Desde ya muchas gracias por todo.
La historia va a tener ocho capítulos no más y espero que pueda actualizar cada semana (si es que les gusta la idea) y nada más. Los dejo con:
Chocolate:
Capítulo 1: Con ese aroma a…
Abrió los ojos y allí estaba, en el mismo lugar en donde había estado tanto tiempo, en aquel lugar dulce con el que tanto había soñado y en el que tanto había anhelado estar. Allí estaba… no tenía modificación alguna desde la primera vez que había entrado, todo en sus respectivos lugares, todo en su orden aparente… pero con una atmósfera distinta, ya no se escuchaban aquellos ruidos tan característicos y que muchos habían llamado pueriles, ese olor que lo había eclipsado desde el primer momento que lo había sentido.
Totalmente deshabitado… sin un rastro de persona alguna, sin una esperanza que lo hiciera pensar que era un sueño y que no había pasado el tiempo.
La cocina. Lugar de magia, lugar en donde todos los sueños se hacían realidad. De donde provenían esos ruidos. Lugar en donde no había lugar para la tristeza. Lugar donde todo era dulce. Lugar de ensueño. ¡Cuantas veces había jugado allí dentro mientras brindaba una mano para lo que necesitasen!
Gris. Todo gris había quedado desde su partida. Todo en un absoluto silencio. Todo totalmente deshabitado. Sin rastros. Sin vida. El polvo se levantaba de aquellos rincones en donde alguna vez habían estado aquellos humeantes tazones y aquellas infinidades de formas, todas y cada una de ella con un aroma único, que inundaban todo el lugar haciéndolo único e irresistible.
Todavía se acordaba de la primera vez que había sentido ese aroma que le había inundado hasta la última de sus células… ¡¿Cómo iba a olvidarlo si a partir de ese momento comenzó a vivir¿¡Cómo iba a olvidarlo si le iba a quedar gravado ese momento en su corazón!?
¿Como había comenzado todo? Sonrió. Con ese aroma a…
En un pequeño pueblo no muy alejado pero a la vez tan aislado estaba ocurriendo algo a altas horas de la madrugada que ni la magia misma habría podido explicar. Cuando todos los habitantes no podían ver en un lugar que desde hacía mucho tiempo estaba deshabitado estaba sucediendo algo que iba a cambiar el trámite de vida de algunas personas en ese pueblo.
El sol ya salía y la gente con este acontecimiento comenzaba a levantarse para un nuevo día. Nadie se esperaba que por la mañana un enorme cartel en aquel lugar donde alguna vez había existido una tienda para escobas y accesorios para el quidditch apareciera escrito en letras muy coquetas y de color blanco con fondo azul: chocolatería los Weasley's.
Rápidamente se corrió el rumor por los habitantes de aquel pequeño pueblo y todos fueron a presenciar aquel lugar que había llenado el ambiente con ese exquisito aroma. No fue la excepción de una joven pareja que se dirigía al mercado y que ante el aviso de un pequeño niño, decidieron desviarse un poco del camino para echar un vistazo.
Con ese aroma a Chocolate recién hecho la gente no pudo resistirse a pasar al local que ahora lucía como nuevo. Tenían estanterías llenas de infinitas cosas hechas de chocolate. Con cartelitos que decían por ejemplo: Para el mal de amores o Para enamorar. También habían estanterías llenas de tazones de chocolate humeante y en ese humo intenso decía diferentes cosas: para el resfrío, entre otras cosas más.
Detrás de las vitrinas había dos personas vestidas con unos delantales muy elegantes y con unos gorritos muy graciosos de chef. Ambos estaban sonrientes y no dejaban de mostrarle a la gente las diversas cosas que podían obtener e informando con lujos de detalles lo que la gente les preguntaba.
Todos supusieron que ellos eran los Weasley y que sin duda alguna eran hermanos. Los dos lucían muy parecidos. Él era alto y fornido, con piel blanca lo cual hacía resaltar las pecas que tenía por toda la cara. Sus ojos eran de color miel. Ella era más baja que su hermano con las mismas características, piel blanca y pecas que hacían que su juvenil rostro tomara gracia. Sus ojos eran de un extraño gris con una mirada profunda y una sonrisa enorme. Pero lo que más llamaba la atención de ellos dos era ese peculiar color de pelo rojo fuego.
-Pasemos amor, quiero ver -trató de persuadir una bella joven que estaba del brazo de su prometido.
-Si claro-contestó el con una sonrisa gigante de enamorado.
Recorrieron todos los rincones de ese enorme lugar con una cara de ensueño, sin poder creer lo que sucedía. Todo el mundo hablando y sonriendo en la misma posición que ellos, no creyendo lo que veían. ¡Aquello era un mundo de chocolate!
-¡Ven! Vamos hasta allí que la muchacha esta dando unos bombones-exclamó la muchacha con excitación.
Arrastró al muchacho hasta el mismo lugar en donde la pelirroja daba a la gente con mucha gentileza bombones para probar.
Cuando volteó la mirada hacia donde ellos dos se encontraban fue como que algo dentro del muchacho no funcionó bien. Era sorprendentemente linda. Con esos ojos grises infinitos llenos de gentileza.
-¿Cómo están? Muy buenas tardes-les dijo con una enorme sonrisa.-Mi nombre es Ginevra, pero prefiero que me digan Ginny-extendió su mano hacia la mujer primero y luego hacia el hombre.
-Mi nombre es Joanne. Mucho gusto-contestó educadamente la muchacha.-Y él es mi prometido, Harry
-¡Se van a casar!-exclamó Ginny como si fuera importante para ella.-Entonces tengo algo para ustedes.-Se dio la vuelta y se dirigió hacia una estantería en donde había muchas cosas de chocolate, buscó y cuando encontró lo que buscaba exclamó y regresó hacia ellos.-Esto es un regalo de bodas-y les mostró un hermoso paquetito que decía afuera: para el amor y la prosperidad.
-Muchas gracias, no se hubiera molestado.-agradeció Joanne.
-No es molestia a nosotros nos encanta regalar lo que hacemos, eso si tenemos que vender porque es de lo que vivimos, pero bueno…-suspiró.-que se le va hacer-levantó lo hombros como resignada.
-Espero que le vaya muy bien en este nuevo emprendimiento.
-No es para nada nuevo-suspiró Ginny como nostálgica-¿Verdad Ron?-el muchacho pelirrojo se dio la vuelta y sonrió a su hermana.
-¿Qué decías pelirroja?-preguntó sonriente Ron.
-Que este trabajo no es para nada nuevo.
-¡No! Ya ni recuerdo cuando empezamos a hacer todo esto.-comentó.
-¿Y donde empezaron?-preguntó con tono de curiosidad Joanne.
-Desde que somos niños viajamos con mis padres por todos lados con esta profesión, mi madre y mi padre sabían los mejores secretos del chocolate y tenían el mejor cacao-comentó orgullosa Ginny.-Luego seguimos el negocio familiar nosotros dos.
-Nos trasladamos para todas partes para llevar a todas partes el chocolate, tal y como lo hacían nuestros padres-agregó el pelirrojo.
-Tenemos cinco hermanos más.-dijo Ginny.-Pero ellos decidieron tomar otros caminos.-Susurró con tristeza.- ¡No seas tan mal educado Ronald Weasley!-exclamó la pelirroja.
-¿Qué hice ahora?
-No te presentaste a los señores.-dijo cruzada de brazos.
-Mil disculpas-dijo haciéndole burla a su hermana bajo la atenta mirada de los dos muchachos que estaban divertidísimos.-Ronald, mucho gusto. Pero prefiero que me digan Ron.
-Harry-dijo Joanne señalando al pelinegro-Joanne.
-Un gusto conocerlos, pero me tengo que ir por que me solicitan-dijo Ron.-Soy muy codiciado.-Guiñó un ojo a la pareja y se fue a atender a una señora que estaba mirando una tarta de chocolate con distintos gustos a este.
-Disculpas, pero voy a tener que seguir atendiendo.-se disculpó la pelirroja.-Espero que sigan viniendo, ya saben que son bienvenidos.-Y les dedicó una sonrisa, que de alguna manera eclipsó a Harry.
Los días pasaron y los hermanos tuvieron tanto éxito como esperaban. Siempre había gente consultando precios o comprando cosas para cumpleaños, aniversarios, etc. Así como también estaban aquellos que iban a preguntar si era cierto eso de que algunas mezclas curaban la gripe, la fiebre, etc. Cosa que era cierta. Todo el pequeño pueblo se vio revolucionado por aquel local de chocolate.
Harry caminaba por las calles sin dirección alguna. Necesitaba pensar sobre su futuro, era un hombre de 26 años que estaba a punto de casarse y todavía no caía en ello.
Ese aroma… todavía no se acostumbrara a que el pueblo estuviera inundado de él, es más, cada vez le gustaba más…
-Yo opino que debemos hacer esta mezcla porque le da mejor gusto-opinaba Ron mientras tenía un pluma en su mano y escribía cosas en un pergamino.
-Quizá sería mejor que le pongamos un poco de cacao más concentrado entonces agarraría ese gusto amargo que tanto gusta.-opinó Ginny.
-Si pero se trata de hacer algo dul… ¡Harry!-exclamó Ron que recién se percataba de la presencia del chico.
-No quería molestarlos, se veían muy concentrados.-explicó tímidamente.
-No es molestia.-dijo Ginny.-Ven siéntate aquí con nosotros.
-No quiero molestarlos.
-No es molestia ya te lo dije.-volvió a insistir con vos dulce la pelirroja.
-Ven y de paso nos tomamos unos tazones de chocolate bien caliente porque el invierno ya está picando.-sonrió Ron.
-Gracias.
Harry se quedó a solas con Ginny y se pusieron a conversar animadamente sobre cosas tribales pero divertidas mientras Ron preparaba el chocolate caliente para los tres. Harry descubrió que hacía mucho tiempo que no se sentía así, desde hacía mucho que no hablaba tanto de cosas personales y lo mejor fue darse cuenta que era escuchado y en algunos casos comprendido. Se sintió como en casa…
Casa. Una palabra que nunca había tenido sentido en su vida. Nunca se había sentido como en casa. Hasta la llegada de ellos, los Weasley. Esos dos hermanos que le habían alegrado la vida, que lo habían hecho ver las cosas de otro modo más divertido. Los Weasley… y en especial ella… toda ella, desde su naturalidad, su sencillez hasta los puntos más impensables encontrados en una mujer. Pero los había dejado ir… por un tonto compromiso.
Esa mesa. En esa mesa fue donde había tenido esa conversación con Ginny la primera vez, en esa mesa fue donde se sintió entero. Fue donde se sintió él, sin presiones, sin nada que le dijera "no debes". Lucía despintada y un poco podrida.
Miró a su alrededor y se dio cuenta de que había dejado ir su vida. Qué alguna vez tuvo gusto y olor a chocolate, y ahora era desabrida y con olor a podrido.
Muchas gracias y espero su opinión. Nos vemos en el próximo capítulo. Por cierto, la historia va a ser corta.
Yo.
