En busca de los recuerdos Perdidos


Cuando Harry ve a Voldemort parado frente a él, caer a sus pies. Respiro profundamente.

Toda pelea en la sala cesó de inmediato al ver cómo el Señor Tenebroso por fin era vencido por el Elegido.

El silencio reinó en el gran comedor de Hogwarts por unos increíbles segundos. Harry sentía el cuerpo pesado y agarrotado. Ve de nuevo a Voldemort en el frío suelo del comedor y pestañea sin poder creerlo. Esa era la cuarta vez que le lanzaban la maldición asesina y sobrevivía.

Podía sentir como su cabeza se iba aclarando, poco a poco a medida que aceptaba la idea de que todo terminó. Por primera vez desde que entró al mundo mágico no tenía que preocuparse por tener que volver a enfrentar esa experiencia.

Había cruzado su varita a la Tom Riddle más veces de la que le hubiera gustado y por fin, todo había concluido.

Muchas personas que amaba quedaron en el camino, pero Harry se esforzaba por recordar todas las que todavía conserva.

Con la cabeza embotada por la abrumadora cantidad de sensaciones que lo persiguen siente algo oscuro y siniestro despertarse dentro de él.

Una cosa extraña que va tomando cuerpo en su cabeza reemplazando toda la racionalidad que posee.

Harry se obliga a sí mismo a pensar que eso es algo natural, ese mismo día había caminado voluntariosamente a su muerte y solo hace unos instantes la había vuelto a enfrentar.

Pero algo en el fondo de su pecho, le decía que la bestia oscura que se apodera poco a poco de su cabeza, nada tenía que ver con ese hecho.

Cuando alguien le toca el brazo no puede evitar girarse rápido y apunta la varita a la cara de su atacante.

Harry choca contra unos asustados ojos azules y la voz de Ron lo devuelve a la realidad.

- Colega -dice Ron con la voz quebrada, alejándose un paso de él y levantando las manos a la altura de los ojos de Harry- Harry... ya pasó, estamos todos bien -dice su amigo con lágrimas bañando sus ojos.

En la cabeza de Harry esas palabras se empiezan a repetir lenta y consecutivamente.

Terminó, estamos todos bien. Terminó. Todos bien. Terminó. Bien.

Después de unos momentos de aturdimiento, Harry siente como su cuerpo cobra vida y la bestia que rodea su cerebro lo pone en marcha.

- ¡Malfoy! -gritó Harry fuera de sí.

Mientras busca con la mirada por todo el comedor desesperado, nota como todas las personas allí reunidas lo miran desconcertados.

- ¡Malfoy! -volvió a rugir Harry mientras barría con desesperación la sala en todas las direcciones.

Necesitaba a Malfoy. Lo necesitaba.

Ron lo mira con los ojos y la boca abierta impresionado por su furia, pero después de estudiarlo unos segundos, desvía lenta y sutilmente la vista al fondo de la sala.

Harry se giró en redondo y siguió buscando con ahínco, allí donde señaló Ron.

Las caras de las personas que estaban en el comedor mutaban del desconcierto al miedo ante la actitud que tenía, pero Harry seguía buscando desesperado a Malfoy.

Sonrió satisfecho cuando sus ojos chocaron, por fin con los de Lucius Malfoy.

Su rostro reflejaba odio. Tanto odio que Harry sospecho que sí hubiera muerto, ese sería el recuerdo feliz que utilizaría el mortífago para crear su patronus.

Harry le sonrió con desdén y empezó a caminar en su dirección sintiendo como la victoria por haber vencido en esa batalla le llena las venas.

Una fría y grande mano lo aferró del brazo, sabía que era la de Ron, sabía que no iba a lastimarlo, por lo que solo volvió la cabeza buscando sus ojos y bastaron unos minutos para decirle, sin palabras todo a su mejor amigo.

Ron, sin estar del todo convencido le fue soltando el brazo poco a poco.

Cuando Harry se sintió liberado volvió sus ojos esmeralda a los Malfoy.

Sintió como lava hirviendo bajo su piel cuando noto que Lucius y Narcissa se ponían de pie rápidamente y escondían a Draco Malfoy, el jodido Hurón, el arrogante príncipe de Slytherin, de su vista. Con una mueca de disgusto en su rostro, Harry caminó con más decisión en dirección a los Malfoy. Nadie iba a esconder a Malfoy de él. Nadie.

La voz de Hermione llegó desde lejos, pero Harry ni siquiera pudo entender que le había dicho su mejor amiga. Sólo tenía ojos para los dos rubios que por más que lo intentaran, no iban a poder detenerlo jamás.

Se aseguró de agarrar la varita de Sauco de camino a los mortífagos. Jadeos asustados sonaron a sus espaldas, pero Harry los ignoró completamente. Caminaba por la estancia con una sonrisa grabada en su rostro, una que juraba venganza y solo cosas malas.

Estaba a medio camino de la familia responsable de causarle tanto sufrimiento, dolor y humillaciones a lo largo de los años, cuando una figura alta y desgarbada se interpuso entre su objetivo y él.

- Córrase Profesora -gruño sombríamente Harry intentando mantener el control de su genio explosivo.

- No puedo dejarlo Señor Potter -respondió su vieja profesora con los ojos angelados por las lágrimas, pero su tono era firme y decidido.

- No quiero enfrentarme a usted profesora -dijo Harry con los dientes apretados, sintiendo como la bestia dentro de él crecía y pujaba por hacerse con el control de su cuerpo.

Sentía el impulso de sacar a McGonagall fuera de su camino a la fuerza.

La parte racional de su cabeza le decía que bajara la varita, que aquella mujer siempre lo cuido y lo defendió. Pero una parte animal, primitiva de su cerebro se removió intranquila, lo empujaba a Draco Malfoy.

Podía sentir el impulso de agarrar al rubio por la túnica y estamparlo contra la primera pared que encontrará

- Potter -empezó la bruja mirándolo cada vez más duramente, dejando de lado todo el respeto y el amor que siempre le profeso, para sustituirlo por la férrea determinación de no dejarlo pasar- No voy -dijo procurando marcar cada una de sus palabras- a dejar que se acerque al joven Malfoy.

Harry luchaba encarnizadamente por controlarse, su varita era evidencia suficiente de este hecho. Temblaba incontroladamente en su mano.

Harry tenía que ir hacia Malfoy, tenía que acercarse a él. Pero se negaba a lastimar a nadie solo por llegar a donde estaba el mugriento Slytherin.

- Hum...Pro.. Profesora -Harry se esforzaba al máximo para centrar su cabeza y hacer oraciones completas.- ¿Conf... confía en m... mi?

El rostro de McGonagall tembló unos instantes contemplando a Harry. Lo mira largamente antes de asentir secamente.

Harry siente como la bestia que lo empuja se tranquiliza unos instantes.

- Bi... bien, yo... -gruño frustrado con su tartamudeo y cierra los ojos buscando aferrarse a esa necesidad que envuelve su cuerpo y nubla su mente, para tomar impulso- yo necesito acercarme a Malfoy -logró decir finalmente.

McGonagall sigue con sus ojos fijos en Harry, la duda y la aceptación luchaban en su mirada.

A sus espaldas el muchacho siente como Ron se aproxima a él y otra persona hace lo mismo desde su otro costado.

Harry no necesita volverse para saber que es Hermione.

Suspira casi aliviado cuando los dos se paran a sus espaldas apoyándolo.

Harry ve un movimiento a su costado del lado de Ron y de repente su mejor amigo levanta la varita apuntando a McGonagall. Hermione dejó escapar un suave jadeo al ver a Ron, pero cuando Harry nota que después de que intercambian una mirada durante unos instantes, la chica imita el gesto de su amigo.

McGonagall los observa a los tres y antes de que pueda decir nada, se escucha un fuerte estruendo detrás de ella.

McGonagall se vuelve y Harry puede ver que fue lo que causó el tumulto.

La distancia seguía siendo considerable, y sus anteojos rotos no ayudaban, pero Harry llego a distinguir como Lucius y Narcissa intentaban retener a Malfoy detrás de ellos.

Por los forcejeos era claro que Malfoy no tenía ninguna intención de permanecer escondido detrás de sus papás y Harry se esfuerza por escuchar a través de las olas de murmurllos, lo que esos tres discuten.

Cierra los ojos y se concentra en aislar la voz del rubio sobre la multitud. Le toma unos instantes poder aferrarse a esa voz para poder captar retrasos de la pelea. Sin querer interiorizarse en el por qué le resultó tan fácil distinguir la voz del slytherin a semejante distancia, escucha con toda la concentración que puede.

Sueltenme... Ustedes no entienden... mío... memoria.

Harry abre los ojos y mira a sus dos amigos con necesidad. Ron niega con la cabeza con determinación mientras que Hermione solo se muerde el labio con nerviosismo.

McGonagall estaba prestando atención al revuelto que eran los Malfoy y Harry aprovecha esa oportunidad para empezar a correr.

Las pisadas de Ron y Hermione lo siguen fielmente solo unos segundos después y el monstruo que se había apoderado de la mente de Harry gruñe complacido por la actitud de sus amigos.

Cuando rebasan a McGonagall ella les grita pero ninguno frena.

A unos palmos de los Malfoy, Harry ve como Lucius desesperado por contener a su hijo alzó la varita en dirección al Slytherin.

- Expelliarmus -vocifera Harry sin pensarlo.

Lucius clava sus ojos en él con desprecio.

Narcissa, agarra con fuerza el brazo del rubio y lo tira detrás de ella. Por el gruñido dolorido que Malfoy deja escapar, es claro que lo lastimó. Ese ser violento que se hizo con el control de él, responde por instinto.

- Desmaius -gritó rabioso en dirección a Narcissa que cae hacia atrás arrastrando a Malfoy con ella.

Todos se queda en nuevo silencio. Harry sabe que está excediendo todos los límites. Que esos dos ataques estuvieron tan fuera de lugar, que va a ser algo más que duramente reprendido en esta ocasión.

Angustiado, Harry se lleva las manos a la cabeza intentando entender qué está pasando con él. Se preguntó fugazmente si no habrá sido hechizado o algo así, nada de lo que está haciendo tiene lógica. Pero necesita acercarse al slytherin tan desesperadamente, que le duele.

Malfoy gruñe al liberarse del peso del cuerpo de su madre y la acomoda en el suelo delicadamente. Vuelve sus ojos grises, sin vida a Harry. Estaba tan pálido y demacrado, que si no fuera por su precioso pelo Harry tendría problemas para reconocerlo.

Ron apunta abruptamente a Malfoy con su varita pero Harry le bajo el brazo antes de que pueda hacer nada. Vuelve los ojos a Hermione y ella solo asiente con los ojos clavados en Malfoy. Poco a poco ve la varita de su mejor amiga bajar. Ron lo mira preocupado y Harry niega con la cabeza.

Malfoy se paró despacio y levantando las dos manos en señal de rendición deja caer su propia varita a los pies de Harry.

Lucius mira con desagrado a trío dorado, mientras que lanza una mirada suspicaz a su hijo.

Harry busca en su bolsillo un papel arrugado, manchado y muy gastado.

Se acercó un paso a Malfoy y se aclara la voz para hablar. Le sudan las manos y siente cómo su corazón triplica su marcha.

- Hace un año, -empieza mirando solo a Malfoy- Me levanté y tenía este papel en mi mano.

Malfoy solo asiente despacio prestando atención a cada una de sus palabras.

Harry siente los ojos de todas las personas en aquella sala sobre él, pero solo puede concentrarse en el rubio que tiene enfrente.

- Dice:

Harry:

Se que esto te va a parecer extraño, porque el que escribió esta nota, fuiste vos.

Se que muy probablemente pienses en que hay magia oscura involucrada, pero no es nada de eso. Solo somos dos versiones de ti mismo.

Pasó algo, algo que nos cambió. Algo bueno, no te preocupes. Pero no era el momento. Sucedió sin que lo busquemos, pero no lo podemos tener.

Cuando Voldemort muera, busca a Draco. Es importante esto Harry.

No lo intentes hasta que lo hayamos derrotado. Las consecuencias que tu no sabes, pero yo sí, serían catastróficas de otro modo.

Draco tiene que devolverte la memoria. Pero Harry por lo que más quieras, no te acerques a él hasta que Voldemort caiga. No importa cuan tentado te sientas, mantén tu distancia de él hasta ese momento.

Harry, esta carta la escribiste por tu propia voluntad, sabes que podes resistir a la maldición Imperius como ningún otro mago en el mundo.

Confía en los recuerdos que te devuelvan. Y yo voy a confiar en que vuelvas a tomar las decisiones que hoy tomé yo.

Van a darte miedo, pero confía en ti mismo, te van a hacer feliz hasta la médula.

Sos un Gryffindor, asique no escuches al cobarde Slytherin, que solo nació para esconderle al mundo lo que siente, cuando te diga que tiene que darte tus recuerdos en privado.

Harry, si te sirve de algo, yo estoy orgulloso de lo que vas a recordar.

Solo para que sepas que todo esto es verdad, justo antes de que Draco te devuelva tus recuerdos, hace que Hermione te confirme que es tu letra.

Buena suerte Harry, espero reencontrarnos en breve.

La voz de Harry se pierde entre la multitud y los ojos de Malfoy están ligeramente brillantes por una emoción, que en ese momento Harry se niega a entender.

Sin mucha dilatación le de la carta a Hermione. Su mejor amiga la toma en el acto y empieza a susurrar hechizos contra la hoja. Ron lo mira con los ojos abiertos como platos.

Harry ve a Lucius moverse rápido y le grita a Ron una advertencia, el colorado se da media vuelta y petrifica al mortifago solo un segundo después, a medio camino del piso donde estaba su varita

Ron se mueve y agarra la varita y se la tiende a Harry.

Unos minutos después Hermione le devuelve la carta.

- Es tuya. -Confirma mirando a Malfoy con interés- Tenía un mensaje oculto. Ahora es visible.

Harry voltea la hoja.

PD: Harry, va a doler. Te va a doler volver a recordar. No dejes que nadie toque a Draco en ese momento. Hermione, cuidalo. Ron no va a aguantar a que Harry termine de recordar. Si te interpones, por mucho que lo quiera hacer, se va a contener. Hermione, te lo suplico.

Harry elevando la vista de golpe y vio como su amiga con los ojos llenos de lágrimas asintió.

Mirando a Ron rápidamente, se paró frente a Malfoy.

- Devuelveme mi memoria Malfoy. -Dijo decidido Harry.

- No en este lugar. -Dijo el rubio tajante mirando a Hermione confundido.

- Escuchaste lo que dice la carta. No soy un cobarde, soy un Gryffindor. -le sonrió sacando pecho orgulloso de su casa.

- Si te sirve de algo, esa carta la escribiste en un momento de estupidez. -Le dijo Malfoy chasqueando la lengua molesto.

- Mi memoria Malfoy. -Advirtió Harry perdiendo la paciencia.

Había pasado un año. Un jodido año paseándose para todos lados con ese papelito de acá para allá. Intentando forzar su mente para encontrar eso perdido en su cabeza, pero ahí no había nada, solo un vacío molesto. Ahora quería que le dieran su mente de nuevo. Porque desde hace un año, cada noche sentía una opresión en el pecho desagradable.

Sentía en falta algo. Algo grande. Y estaba seguro de que ese sentimiento de falta era por los dichosos recuerdos, él sabía lo que era sentir algo en falta y lo que sea que Malfoy le había sacado, era tan fuerte que supera la angustia que sentía cada vez que pensaba en sus padres o en el mismo Sirius.

Malfoy lo miró duramente unos largos segundos antes de asentir furioso.

- Granger, serias tan amable de correrte. Tengo que apuntar a su dura cabeza y si bien es lo bastante grande, no quiero que te rose a vos de casualidad. -Su mirada era dura, pero su tono era extrañamente amable.

Tres pares de ojos se clavaron en él con distintos grados de incredulidad.

Hermione, había esperado que la insultara, que la intentará humillarla por ser hija de muggles.

Ron esperaba algo parecido a lo de Hermione. Incluso esperaba que la empujara, que la corriera sin siquiera advertirle.

Harry por su parte, había esperado que se negaba. Que hiciera un berrinche como los de antaño, como cada vez que quería que las cosas fueran a su manera.

Draco repentinamente divertido, les dirigió una sonrisa de suficiencia.

- Parece que el grupo de leoncitos se quedó mudo. -Sus ojos se clavaron en Harry con una intensidad que lo incomodó.

Hermione se corrió unos milímetros y si bien Harry quedaba libre para estar cara a cara con Malfoy. Ron seguía teniendo una vista bloqueada del rubio.

- Hermione... -dijo dudando unos instantes- ¿qué haces?

- Órdenes de Harry. -Al ver la confusión en el rostro de su novio, aclaró- Del Harry de la carta. Pidió que nadie toque a Malfoy -ella se negaba a decirle Draco, por mucho que ese Harry lo hiciera con naturalidad- En la carta dice, que vos no vas a poder contenerte

- ¡¿Pero que?! -Pregunta sorprendido y ultrajado mirando a Harry.

- Yo no sé nada Ron. Recién leo esa parte. - Harry le extiende la carta a Ron

El Colorado lee la PD completamente herido. Ni que fuera un idiota-piensa ofuscado. Si la carta dice que va a doler, pero no hay que tocar a Malfoy no lo va a hacer.

- ¿Listo? -preguntó Malfoy mirando a Harry.

- Listo. -Confirma Harry con ansias.

- Yo... -dice Malfoy dudando unos instantes- HaPotter, esto va a doler. Mucho. Yo... yo solo quiero que sepas, siendo tu, que no me agrada eso. Y te pedí que no fueras tan idiota como para obligarme a hacerlo. Pero tu jodido instinto Gryffindor te nubló la razón.

- Solo hazlo DraMalfoy -dijo Harry intentando no pensar en que casi lo llama por su nombre, en que el Harry de antes, al parecer lo llama a Malfoy por su nombre y mucho menos quería pensar en que a Malfoy le molestaba causarle un dolor terrible.

- Bien -Respondió con una mueca de desagrado.

Se paró frente a él, lo suficientemente cerca para que Harry pudiera apreciar lo blanco que le nacía el pelo en las raíces. Tan cerca que Harry descubrió que los ojos plata de Malfoy tenían pintas azules escondidas. Malfoy levantó su varita del suelo y pego su frente a la de Harry.

- simul et perfecta -susurro con su aliento golpeando la boca de Harry y el dolor comenzó.