ras la muerte de hidan y kakuzo yo y mi sensei tomamos su lugar en akatzuki, de la cual no se mucho y ya que confío en mi maestra tampoco pregunto.

-bura-sensei a donde has dicho que nos dirigimos- comente tranquilamente mientras mi mirada se fundía con el cielo azul.

-ah, siempre tan ávida de respuestas querida, bueno pues nos dirigimos a la gran konoha eh escuchado que tienen un gran número de salones de juego y ya sabes no pude resistirme-

-mierda bura, no entiendo como puede gustarte tanto las apuestas, si al principio es emocionante pero para mi ya es todo un tedio- realmente es desesperante ir de aldea en aldea, de país en país, por esa estupida adicción a veces la sigo debo reconocer que es bastante entretenido, pero otras veces muero del sueño por tantas horas de juego.

-hay ya ya, no seas tan dramática si bien que te gusta jugar además siempre ganas jajá. Jajá, recuerdo una vez tuve una buena camarada no como tu, ella era tan adicta como yo obvio no tan buena que habrá pasado con ella- se quedo callada mientras su dedo índice daba pequeños golpes en su barbilla

como yo verla- nuevo.

yo la mire y recordé todo lo que eh pasado con ella, gracias a ella estoy con vida, ella me encontró en un estado deplorable al ser ninja medico supo curar mis heridas tanto superficiales como aquellas heridas profundas en el alma puede que no sea muy cariñosa pero yo eh sabido acoplarme a su estilo de vida, en cuanto estuve fuera de peligro y plenamente sana me hice su pupila primero vivimos en la aldea escondida entre las nubes, un bello lugar debo admitir no tan hermoso como mi aldea de origen pero bueno, no nos quedamos muchos tiempo ahí por lo general salíamos a conocer otras aldeas aun ahora después de tantos años parecemos nómadas siempre de un lado a otro conociendo, jugando, claro siempre jugando bura siempre encuentra los mejores lugares para apostar; todos estos años me han servido para aprender y desarrollar diferente tipos de jutsus al ser un ninja medico tengo un excelente control del chakra, el jutsu mas poderoso que poseo es el justsu de transformación y no hablo de una simple replica, este jutsu es bastante exacto consiste en transformarme en cualquier ninja que conozca, al hacer esto mi chakra se transforma en su chakra e incluso puedo usar sus técnicas es bastante bueno si lo miras por donde lo mires. Después, de tantos años a lado de bura eh aprendido hacer fría, seria sumamente seria no se todo lo que existió para mi alguna vez se murió así que decidí adoptar una nueva forma de ser la cual me ah funcionado a la perfección.

-hey... te hablo mmm odio cuando te pierdes en tus recuerdos cuantas veces te lo eh dicho no deberías sumergirte tanto en ellos-dijo mi sensei mientras movía las manos de un lado a otro, ella era tan dramática a la hora de hablar siempre me daba risa

-ya casi llegamos acaso no estas emocionada?-.

-bura-sensei, siempre molestando.- veía como ante ivan apareciendo grandes árboles con diferentes tipos de flores la hierba verde siempre en lo alto... ah debo admitir konoha siempre me pareció hermosa, aun recuerdo; solía venir a las afueras de konoha diariamente, me encantaba recolectar hierbas medicinales es el mejor lugar para hacerlo nunca venia sola siempre estaba el acompañándome claro no hacia mucho solo se recostaba sobre el pasto y observaba el amanecer siempre veníamos solos ya que nuestro otro compañero acababa de ser ascendido a jounin y solía entrenar desde temprano

-vamos... te eh dicho que dejes de rebuscar en esa cabecita, eres imposible no se como puedes ponerte a pensar en cosas que ya fueron, si yo hiciera eso pfff... estuviera hasta la coronilla de estrés.-

-claro, ya que tus deudas son realmente grandes se que no quieres pensar en ellas ajajá.-

Unos minutos después nos encontrábamos frente a esa majestuosa puerta

Mis piernas empezaban a fallar

Mi respiración se hacia mas rápida

Mis Manos, Agr. Maldita seres maná sudaban

¿Que pasaría al estar dentro del lugar donde una vez tuve un hogar?

Ciertamente Moria de miedo pero no iba permitir que este me controlara entraría por tan majestuosa puerta el destino traería lo que tuviera que traer.