TITULO: Salsa de chocolate

AUTORA: Kharito

TEMA: wincest…

RESUMEN: Dean está harto de Ruby (quien no lo estaría XD) y de lo que se trae Sam con ella así que en un intento de alejarla encuentra una salsa de chocolate que es la solución de su vida.

CAPITULO 1

Dean caminaba sin rumbo por la cuidad cabreado a más no poder, estaba seguro que esa perra de Ruby le había hecho algo a su hermano mientras él estaba en el infierno, algo muy malo, porque ahora el pequeño no podía estar lejos de ella ¿la prueba? Había descubierto que Sam se levantaba de madrugada a reunirse con la puta del infierno a escondidas de él.

Ohhh… demonios… suspiró, estaba cansado de decirle que nada bueno salía de meterse con un demonio menos con esa perra, pero el pequeño parecía hipnotizado por la demonio y no le hacía caso ¡¿qué mierda tenía esa puta para tener tan sumiso a su hermano? Sin embargo, el juego no le duraría mucho a esa, porque buscaría por todos los medios deshacerse de ella.

Se detuvo frente a una de esas tiendas de artículos místicos más falsos que los senos de la camarera del otro día, iba a pasar de largo, pero a lo mejor de milagro encontraba algo que le ayudaría… veneno para demonios estaría bien…

Abrió la puerta y un aroma a incienso le golpeó en la cara, a la vez que escuchaba las campanitas que colgaban frente a la puerta y que avisaban de que alguien había entrado. La tienda era pequeña y unos estantes largos y atestados de cosas se levantaban ante él, las paredes estaban forradas en piel café con alguno que otro amuleto extraño y seguramente ineficaz. Aparentemente el sucucho era de los típicos, pero al revisar con cuidado se sorprendió al encontrar talismanes poderosos, un par de libros de brujería serios y artículos mágicos como patas de conejo… eso era brujería de verdad no toda, pero había… sin embargo, eso era lo que menos le importaba en ese momento así que continuó su búsqueda, luego preguntaría. Al tomar un amuleto que, según decían las indicaciones de la bolsita, ahuyentaba todo lo maligno, se fijó en un salsa de chocolate. Curioso la tomó en sus manos y leyó: "salsa cremosa de chocolate, blablabla, revelará cualquier sentimiento o verdad de quien beba" Oh… eso era suficiente para él, la llevaría y le daría un poco a Sam, así le diría para que se veía tanto con la zorra.

Se acercó a la caja a pagar en donde fue atendido por una joven chica de unos veinte, ojos verdes, pelo colorín y ropa estrafalaria, que se quedó mirándolo asustada.

- llevaré esto.

- Win… Winchester? Tú eres un Winchester?

- sí - arrugó el ceño ¿como esa chiquilla lo podría saber?

- por favor no nos hagas daño, nosotras no hacemos mal a nadie sólo atendemos esta tienda nada más, por favor…- rogó la joven asustadísima.

- tranquila no está en mis planes cazarlas… hasta el momento- se notaba que la muchacha era sincera y realmente no la sentía una amenaza- pero qué hacen atendiendo una tienda, digo, son brujas lo que significa poder ilimitado, hacer lo que quieran cuando quieran… porque están aquí?

- es… más fácil estafar a los humanos que buscan solucionar sus vidas con hechicería que realmente hacerla… así no nos descubren y sobrevivimos.

- es en serio? No me fío de la palabra de brujas…

- en serio, lo juro, palabra de bruja- dijo la chica llevando su mano a su nariz y ubicando dos dedos, uno a cada lado, al borde de la nariz- mira… -sacó una pequeña bolita transparente del mostrador- esta esfera se pone color rojo fuego cuando la persona que la sostiene miente. Mis hermanas y yo no queremos el mal para los humanos.- dijo claro y fuerte mirando la bolita de vidrio, la que se mantuvo imperturbable.

- cómo sabré si eso no es un fiasco?

- Toma -se la prestó- di alguna mentira, la que quieras.

Dean se lo pensó… debía ser una rotunda mentira para cerciorase de que efectivamente se volvía roja.

- ya sé… me derrito en azúcar cuando sammy me abraza en sus estúpidas conversaciones de nena.

Esperaron atentos el cambio de color. No lo hubo. Dean carraspeó.

- confesión incómoda… - dijo la chica.

- claro que no… es que esta mala… dame otra.

- los objetos realmente mágicos no son defectuosos, Winchester. Intenta de nuevo.

Con un bufido lo intentó de nuevo.

- Amo a la perra de Ruby- dijo con ironía mientras veía que al instante aparecía el dichoso color rojizo.

- no ves?…

- Ok… pero como se de que traman algo…-la amenazó.

- no te preocupes, todo en orden, además ya comprobaste que no miento. Dame eso - le quito el amuleto- es basura.

- bien. Hey de casualidad no tienes algo para matar demonios?… dolorosamente si es posible.

-no… lo siento… por nuestra seguridad no nos metemos con demonios… te imaginas como se pondrían si tuviéramos la forma de aniquilarlos? nos matarían.

El mayor chasqueó la lengua… mala suerte.

- entonces me llevo esto -dijo mostrando la salsa de chocolate, tomó la bolita - y esto también.

- la… salsa?- lo miró extrañada.

- sí…

- sabes lo que es, verdad?

- claro! Es como un sedante de la verdad, no?

- no… o sea, sí… sí… algo así…

- es o no lo es?

- sí… sí…

- bien, lo llevo.

De vuelta en el motel, dejó la cena y las cervezas encima de la mesa, Sam no estaba, eso lo enfureció… si se enteraba que andaba con Ruby… no importa, le daría tiempo de verter un poco de la salsa en la cerveza de su hermano sin que este supiera, entonces Sam hablaría, con solo unas gotitas.

Tomó la suya y se recostó en su cama bebiéndola, apoyado en el espaldar recordó la famosa bolita. La sacó del bolsillo de su cazadora y la observó detenidamente, era transparente y al centro parecía tener una diminuta inscripción en lengua muerta, como flotando dentro, seguro de ahí vendría su magia. Recordó lo pasado hace horas antes… se suponía que era mentira, pero según la esfera a él le gustaban los abrazos de Sam… teniendo ese artefacto en sus manos podría aclarar muchas dudas que tenía respecto a sí mismo… aunque en el caso de sammy era mucho mejor usar la salsa.

Puso el artículo frente a sus ojos. Aclararía de una vez por todas los extraños sentimientos que surgieron desde que volvió del infierno:

- No quiero volver al infierno, porque es horrible allá abajo- para su sorpresa hubo color rojo, lo que le hizo pensar que esa bruja lo había estafado, entonces se le ocurrió otra cosa- no quiero volver al infierno, porque me separaré de sammy.

La bolita no cambió su transparencia. Bueno esa era una verdad que sabía a medias.

- Extraño a papá…- siguió transparente.

- no quiero a sammy - el rojo surgió de nuevo- amo a sammy- el color desapareció, y el sonrió, aunque sonara de nenas, lo amaba- adoro a sammy, lo quiero, lo amo, lo necesito, me encanta, me gusta… lo deseo- se detuvo en seco y dejó de respirar, rogando por que la bolita se tornara roja. No fue así. Entonces trató de exagerar para saber hasta qué punto era verdad.

- Me quiero meter en su cama… tocarlo…-no cambiaba la transparencia de la esfera y él se desesperaba- besarlo… hacerlo gemir mi nombre y quitarle de los recuerdos a la puta de Ruby

Terminó jadeando de las emociones que de pronto lo asaltaron hasta agitarlo. Era verdad, todo lo que dijo era verdad… y él no quería admitirlo, pero lo sabía.

- estoy… estoy… celoso de la perra.

Eso también era verdad, según le indicó la esfera.

-todo comenzó desde que salí del infierno…-susurró Dean confundido y agobiado por estas verdades que se había ocupado de ocultar, la bolita enrojeció- ¿no empezaron desde entonces? mmm… -recordó una vez que su sammy le abrazó llorando cuando este tenía 14 años, nunca supo por qué estaba así, pero se veía desconsolado. El venía llegando de una cita que había tenido con la chica más bonita del pueblo de turno, esa niña tenía complejo de niña mala… la cosa fue que él también lo abrazó y se descubrió comparando ambos cuerpos. La joven era hermosa, más lo era su hermanito, su cintura era delicadamente delgada, pero la de sammy era perfecta combinación con su espalda, ancha lo justo para rodearla con sus brazos de la forma que quería y así hizo otras comparaciones que ya no recuerda. En ese entonces no encontró nada raro en sus pensamientos, pero ahora que recordaba…- Me gusta sammy desde que tengo 17 años… desde aquel día en que lo comparé con mi cita…- la bolita brilló blanquecina. La puerta se abrió. Alcanzó a esconderla en su bolsillo antes de que entrara Sam.

CONTINUARA