I

Nubes

Sucedió la mañana de navidad, y aun mucho tiempo después podía recordarlo como si acabase de suceder, tenía cinco años, una familia cálida y muchas mantas sobre su pequeño cuerpo.

Vivía a las afueras de Tokio, donde todo era tranquilo y todos los vecinos se conocían, donde por las mañanas un "buen día Satori-chan" de la amable Sashiro-san llegaba hasta sus pequeños oídos de camino al jardín de niños y por la tarde de regreso, tomado por cada mano de la de sus padres, era interceptado por el bonito y esponjoso chiba Inu del vecino.

A sus cinco años cuando en esos trabajos tan comunes de prescolar, definía el amor como la lengua del esponjoso perro sobre sus mejillas, la risa de sus padres y las mañanas de navidad.

El amor era la calidez de su hogar.

ya es navidad!"

Entre sueños, con su mente empezando a despertar con hiperactividad lentamente, podía escuchar a su madre corriendo de un lado otro feliz en el piso de abajo riendo estruendosamente y las pisadas de su padre yendo detrás de ella cuidando que no se lastimara entre su euforia navideña y aun entre el letargo que solo pueden dar las mantas durante épocas frías sonrió sintiendo la calidez de su hogar, sintiendo ese amor, hijo de una beta y un omega, de una pareja inusual, aun mas inusual al tener una pequeña marca de hoja de abeto en las palmas de sus manos.

De la Derecha e Izquierda respectivamente, curiosamente.

"Destino"

Pudo escuchar entre su letargo en la oscuridad de su mente junto con un ardor curioso que se extendía sobre su pecho y hombro izquierdo, era cálido pero le hacía daño, como muchas pequeñas aves picoteando en su piel millones de veces.

Cuando logro abrir los ojos, encontró su regalo de navidad.

Nubes de tinta china extendidas sobre su piel, partiendo desde su pecho hasta abrazar su hombro, decir que no se asustó y grito seria mentir, en su infantil mente aun aletargada no podía ver lo bonito de las marcas sobre su piel, solo sabía que le ardían, y que un extraño aroma a bosque le llenaba la nariz.

Dos horas después sentado en las rodillas de mama, con galletas hechas por papa y mirando las hojas iguales en sus palmas, aun con el ardor en su piel y con su pequeña mentecilla de cinco años lo entendió.

Había otro tipo de amor que agregar a su pequeña lista infantil, uno que ni siquiera podía definir aun de manera correcta, pero sabía que estaba ahí.

Porque alguien lo amaba tanto como mama y papa aun sin conocerlo, y él le quería, aun no sabía cuánto, pero estaba seguro que más que al shiba Inu del vecino, por lo menos, sí.

Y también las quería a ellas, aunque solo lo descubrió cundo pasaron los días y el dolor e incomodidad inicial desapareció, amaba con infantil inocencia las nubes que se extendían bonitas y gráciles sobre su hombro, le hacían sentir bonito y querido, le hacían sentir acompañado cuando papa y mama tardaban más de lo normal en ir por el al jardín de niños y cuando tenía miedo por las noches porque era demasiado orgulloso para ir hacia sus padres podía sentir un aroma a bosque proveniente de ellas que le acompañaba hasta dormir.

Aunque no todo era paz y gloria, algunas veces venían sensaciones extrañas de la nada, como ese extraño huequito en su estómago que aparecía cada cierto tiempo que le hacía por inercia extender sus delgados bracitos intentando abrazar algo que no estaba ahí.

"Es tu vinculo"

Decía su mama con una sonrisa tierna siendo secundado por su padre junto a ella sonriendo con una sonrisa torcida, esa que le había heredado, antes de sostenerlo por debajo de los brazos levantándolo sobre ellos, haciéndolo reír.

"Él o ella te siente también"

Y en su pequeña cabecita mientras reía a carcajadas con su inocencia saliéndose por cada uno de sus poros mientras su padre lo balanceaba intentando esquivar el candelabro de la sala, solo podía desear que si esa persona le sentía como él lo hacía, que al menos el aroma que le llegara fuera la mitad de bonito que el bosque que le regalaba.

II

Alfas

Estaba en su segundo año de primaria cuando empezó a entender el mundo a su alrededor, cuando supo la injusta división del mundo.

Alfas igual a poder.

Betas igual a decisión.

Omegas igual a sumisión.

La maestra no lo dijo con esas palabras, pero él no era idiota, sabia interpretar las lecturas de su libro de texto, ese que a diferencia del año anterior ya no tenía tantos dibujos y los temas se habían vuelto más pesados.

Menos dibujos.

Así como los niños, que cada vez más insoportables dejaban ver solo la imposibilidad de "una ciudad del sol" en el Japón moderno, los pequeños alfas a su alrededor volviéndose bullys le recalcaba de manera descarada en su mentecita de ocho años como esa situación de las divisiones biologicas era problemática y artante, más cuando sus padres decidieron decírselo, él era un omega.

No podría decir que no sintió cierta molestia, pero no estaba en sus planes volverse alguien que se odiara a sí mismo, así que sonriendo con una torcida sonrisa bien heredada de su padre y con los ojos brillantes de su boca solo salió un "Eso es genial! Soy como papa!" Aunque aún la cara de su padre en ese momento, no era la de alguien feliz.

En su cabeza, esa que estaba cubierta por una mata de rojo lacio y suave cabello sabía que su posición en la sociedad estaba de alguna manera condicionada, por no decir que fue biológicamente encasillado en una posición, aún era muy joven, la gente a su alrededor también lo era y no creía en su infantil pensamiento que ser un omega le fuera a traer problemas, pero como es bien sabido, el mundo no es tan rosa como se cree cuando eres un niño de ocho años en segundo de primaria y tu máximo problema es aprender la campanella en esa molesta flauta que le obligaban a utilizar en clase de música, ignorante del mundo, ignorante de la pesadilla que era nacer siendo un omega para la mayoría de las personas en el mundo.

"la mayoría sufre desde muy temprana edad" diría el Tendou Satori del futuro, ese con más de una palma de gel en su cabello y una sonrisa de gatito siniestro "pero ese nunca fue mi problema" seguramente también diría antes de regresar a su manga.

Estaba en tercer año cuando un alfa quiso usar "la voz" con él.

Era una tarde de viernes de esas clichés y bonitas de la vida de cualquiera, los rayos de sol empezaban a volverse de un naranja tierno y la práctica del equipo de voleibol acababa de terminar, le gustaba el voleibol, le hacía sentir fuerte y sus compañeros eran si no amables si corteses, aparte de que a pesar de su posición de omega, sus habilidades le habían dado un cierto estatus dentro del equipo, era respetado y reconocido al menos por la mayoría, y ese "al menos" se debía a los tres estúpidos alfas de cuarto año, los únicos alfas en el equipo "la vaca sagrada" a ojos del entrenador, los estúpidos a ojos de la mayoría.

"Yo soy igual de bueno"

Y lo era, tenía una habilidad innata, era alto, enérgico y disfrutaba de la victoria, tenía todo para ser el mejor en todo el equipo.

Lo demostró en la práctica del día, bloqueo a todos y cada uno de los remates que le tocaron bloquear, los leyó como una de esas aburridas historias de la clase de japonés, y aun así ¿Qué le dice el entrenador? "Bien hecho tendou, pero el equipo titular para el siguiente partido ya está escogido".

Pateo otra piedrecilla y dejo que el enfado por no haber sido escogido para jugar contra la escuela vecina se esfumara y fuera sustituido por el suave aroma a bosque que le acompañaba siempre que lo necesitaba Lamento preocuparte, rio un poco, estirando los brazos hacia adelante como venía haciendo desde hace un par de años, con el tiempo había aprendido que cuando el hueco en su estómago se formaba en efecto era su soulmate sintiéndolo, ese extraño abrazo al aire, era lo más cercano que podía estar de esa persona hasta el momento.

"¿Tienes miedo? ¿Tienes hambre? Déjame encontrarte pronto"

—¿te crees especial no?

—tu solo eres un monstruo.

"Me pregunto si te sientes solo"

¿Se les ofrece algo?—detrás de él, con sus horribles caras y sus horribles voces, con sus horribles intenciones y su horrible egocentrismo, los tres alfas de su club—que yo sepa el que sus remates sean tan predecibles y fáciles de bloquear no me hace un monstruo.

Era más alto y su sonrisa más curvada, si ellos eran egocéntricos, Satori con su cabello rojo nuclear, su corte de cazuela y nariz afilada era la rencarnación de narciso.

Aparte un par de pullas y rebajarse su nivel era un buen precio para la satisfacción de verlos tragar bilis al notar el nulo respeto que les tenia y si era el patrón de siempre solo lo llamarían "monstruo" de nuevo y se irían por donde vinieron.

Pero como a Satori bien le habían dicho desde niño, "la vida es sorpresiva" en palabras de su padre y esa tarde el destino decidió para beneficio o maldición suya no fluir conforme a la rutina de los días de primaria de un niño acosado de Tokio.

Tu solo eres un omega—estaba acostumbrado a las molestas reafirmaciones de su "estatus" por parte del irracional trio, mas era la primera vez que veía a Hayato, el cabecilla del grupito se subnormales tan molesto , estaba tan enojado y lo dejaba exteriorizar de una manera tan visible que un par de personas se empezaron a amontonar a su alrededor, expectantes en una actitud tan primitiva que solo le daban ganas a Satori de acomodar su mochila mejor y dar la vuelta rumbo a casa, y eso estaba a punto de hacer cuando sucedió—¡Debes doblegarte!

Fue increíblemente rápido, todo sucedió en segundos, justo como cuando abres una ventana en medio de una tormenta y todo termina tirado y arruinado por el viento feroz y sin control porque de la misma manera que una ráfaga fría que solo puedes sentir antes de ver el desastre solo pudo codificar el grito en su cabeza antes de ver a varios chicos a su alrededor cayendo de rodillas, algunos otros protegiendo al instante a otros con su cuerpo en una actitud defensiva que daba la impresión de que en cualquier momentos se pondrían a gruñir en dirección al niño que aún le miraba con los ojos inyectados en una rabieta infantil, pero antes de siquiera hacer un movimiento, la marca en su hombro cosquilleo.

"Él no tiene derecho, nadie lo tiene"

Era masculina pero aún tenía ese tono aniñado que supo reconocer de sí mismo, seria y calmada le recordaba a la paz del aroma a bosque que le estaba envolviendo.

Y rio a carcajadas curvando aún más su sonrisilla tan característica y el alfa frente a él se aterro mientras que los chicos a su alrededor miraban con las pupilas desorbitadas a Tendou Satori, de la clase 3-A, el omega que ni siquiera se inmuto a "la voz" de un alfa mientras que algunos otros aún se encontraban en el suelo aturdidos por el grito del niño.

Tendou Satori, el que había tenido su primer contacto más hay que un abrazo al aire con su alma gemela.

—Tú no tienes derecho, nadie lo tiene.

Tendou satori, el omega que tiro de un puñetazo a un alfa.

Si, el mundo se definía en tres incomodas y horribles clases, pero ese día lo entendió, cuando en el despacho del entrenador (porque el director hace un rato se había ido de la institución) este le miraba con asombro, sus padres en ver de estar enfadados le miraban con orgullo y los de Hayato hacían con cierto prejuicio.

Él era diferente, hablando claro está, de algo más allá de su cabello tan anormal para el japonés promedio, él había de alguna se había revelado contra su estatus bilógico, era un omega que no podía ser doblegado, era uno entre 100.

Su marca no solo le unía a la persona que había nacido para amarle, al tener una conexión más allá del nexo hormonal de los alfas-omega "La voz" no tenía efecto sobre él.

O al menos eso entendió de la alterada enfermera escolar que estaba atendiendo la herida en la mejilla del magullado Hayato, había leído sobre ello durante la universidad, pero era completamente distinto a ver a alguien que en verdad tenía un alma gemela.

Y mientras iba en el asiento trasero rumbo a casa, con sus padres diciéndole que comprarían algo rico para la cena el solo podía acariciar su hombro sintiendo el ligero aroma a bosque envolviéndole.

"Gracias"

Sonrió reproduciendo una y otra vez aquella voz en sus recuerdos, aun sin estar presente físicamente, su alma gemela había estado de alguna manera con él.

Y eso le llenaba de una sensación cálida y feliz.

Es un chico.

Susurro para sí al estar ya en su cama rendido por el día tan sorprendente, decirlo ahí entre sus sabanas era una manera un tanto egoísta de resguardar su nueva información, pero no importaba, pronto le contaría a sus padres, ahora lo que más le importaba era que ahora lo conocía al menos un poco más allá dela roma a bosque, ¡ya sabía que sufijo usar!

Al día siguiente cuando un muy enojado Hayato le grito en su cara "monstruo" decir que la palabra no le lleno de orgullo, seria mentir.

III

Reira

Leila Sato, era bonita y alta, su sangre latino-japonesa le hacían una belleza extraña y exótica, con su cabello largo y ondulado más allá de su cintura, su ojos pardos y piel aperlada llena de pecas era como una muñeca perfecta o al menos eso decían todos en su secundaria y escuelas colindantes.

Algo que la mayoría de los alfas y algunos betas veían como un premio.

"quisiera que Sato-san saliera conmigo"

"Es perfecta para mi"

Ni siquiera Tendou, quien su apreciación de la belleza se limitaba a las heroínas de manga y las nubes sobre su hombro podía negarlo, era preciosa.

Era tan bonita que ahí, sentada al ocaso con las manos arrugando su bonita falda de pastelones azules y el cuello sangrando, se seguía viendo hermosa.

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Conoció a reirá cuando las flores de sakura estaban más bonitas que nunca y caían llenando el camino de asfalto hacia casa de los estudiantes, de alguna manera creando una atmosfera melancólica el chocar de la alfombra natural de tierno color rosa contra el naranja del cielo pardo de la tarde, haciendo recordar de alguna manera extraña con esa belleza pasajera, pues estaban a mediados de primavera y pronto dejarían de dar flores los tradicionales árboles, el crecimiento constante de los seres humanos, ya no eran niños pero tampoco adultos, pasaban por la etapa de las hormonas y los supresores, del caos la destrucción y el llanto.

O al menos eso decían algunos maestros por las esquinas en susurros, mirándolos con lastima y hasta con cierto fastidio, pero para Tendou eso no eran más que habladurías, él era un monstruo con mucha surte, y la mayoría de los problemas "adolecentes" escurrían fuera de su cuerpo como el sudor durante los entrenamientos del club de volleyball, que a esas alturas de su vida eran fuertes y exigentes hasta el punto de sentir sus tobillos explotar cuando llegaba a casa y se sacaba los tenis. Pero cada remate contra sus delgados dedos era un reto, un reto que le hacía curvar aún más su sonrisa y levantar su respingada nariz hacia el techo mirando con prepotencia al alfa o beta que hubiese sido bloqueado, porque aparte de él, no había ningún omega dentro de su recién estrenado equipo de volleyball de secundaria.

Esos bloqueos eran el reto más satisfactorio de vencer que había experimentado en sus cortos 13 años de vida.

Casi tan satisfactorio como la fama que venía con él desde primaria, al ser un omega con la capacidad de desobedecer a "la voz" se hizo de alguna manera reconocido en los alrededores de su escuela primaria, llegando irremediablemente hasta su actual escuela secundaria.

"es un monstruo"

"es un omega y tiro de un puñetazo a un alfa"

Era bueno ser el, al menos eso pensaba con sorna cada vez que lograba un bloqueo perfecto y la frustración se pintaba en la cara de alguno de sus compañeros.

Y entonces cuando todo pintaba para ser una ordinaria vida adolecente, sin mayor alteración que su altura, la conoció, estaba en la entrada de la escuela, sosteniendo firme su maletín escolar mientras se hablaba a sí misma, no pudo evitar deformar su cara en una de esas muecas extrañas tan propias de el cuándo le paso por un lado intentando no hacer contacto visual y sus pequeñas manos se aferraron a la correa de su bolso deportivo. Estuvo a nada de gritar de una manera poco genial.

—Soy Leila Sato, voy en la clase tres, junto a la tuya y te eh estado viendo mucho tiempo, ¡por favor se mi amigo!

—¡Que alivio!

Obviamente es grito si fue cool, y extendiendo sus manos al cielo y sintió como el aire regresaba a sus pulmones, no hubiera sabido que hacer si eso hubiera sido una confesión, porque tenía toda la pinta de serlo, estaba a punto de entrar en pánico, y por la fuerte carcajada de la bonita chica podía adivinar que ese pánico por lo menos se había estado reflejando en su expresivo rostro.

tus expresiones son geniales y bueno de alguna manera te vez genial, aparte de esos geniales rumores sobre ti—no sentía vergüenza, fue la primer cosa que pudo notar mientras la bijin* le seguía camino a casa, pues al parecer no había mucha distancia entre la de ella y la suya—y luego te vi bloquear a esos alfa y en mi cabeza solo pude gritar Uau, isso é demais!

—¿eh?

—pff, que eras increíble.

Reira, apodo apropiadamente dado por tendou, era mestiza, pero una mestiza de pura cepa no como algunos chicos que tenían abuelos extranjeros o como en su caso, un bisabuelo mestizo que le heredo su extraño cabello, ella era japonesa/brasileña y lo que era aún más extraño, era hija de dos alfas varones.

No es que ninguna constitución o alguna regla estableciera una prohibición a ello pero ver a dos personas fuera del canon alfa/omega o beta/omega o hasta el alfa/beta si ya era por si solo extraño lo era el doble dos alfas, mas al tomar en cuenta que sus padres, por lo reirá contaba no eran almas gemelas como los suyos.

Se conocieron en las favelas, cuando mi padre estaba de vacaciones en el último semestre de la universidad y tuvo que viajar con esta, en cuanto se vieron papa y padre sabían que estaban destinados a estar juntos—cada vez que la escuchaba hablar de la historia de amor de sus padres irremediablemente y de manera inconsciente llevaba su mano sobre su hombro y sintiendo el aroma que le había acompañado toda la vida expandiéndose y envolviéndole—amor, lo llaman ellos.

"estas escuchando ¿verdad?"

Lo sabía, sabía que el también escuchaba o hasta veía aquellas cosas que le emocionaban, como aquel día que un "verde" resonó en su cabeza cuando en una de esas noches donde las dudas sobre la verdad de su lazo entraba en duda al oscuro techo entre ansiedad pregunto "¿Cuál es tu color favorito?" antes de estallar en silenciosos hipeos contra la almohada sin esperar la sorprendente sorpresa que en segundos se reprodujo en su cabeza.

—¿le gusto la historia?

—¿eh?

—a soulmate-kun.

Reira era una persona hermosa, hermosa y sensitiva, por eso sabía que esa sonrisa solo le pertenecía al propietario del otro pedazo de cielo del pelirrojo, quiero algo así decía con una sonrisa cariñosa cada vez que miraba a Tendou acariciar su hombro y sonreír –de manera extrañamente torcida- durante sus historias ya fueran de sus padres o de su infancia, recibiendo una estruendosa risa y muecas torcidas junto a un Lo tendrás algún día Reira-tan.

Y Tendou fuera de su fachada de muecas y risas estruendosas, de su papel de monstruo del voleibol, rezaba cada noche por que encontrara a alguien, alguien que supiera lo que esos hombres que los recibían con una sonrisa cálida y chocolate cuándo llegaban a hacer algún trabajo los viernes por la tarde llamaban amor, alguien que entendiera el sentimiento de estar completos que siempre mencionaban los suyos mientras horneaban pay los domingos.

Reira era su única amiga, el nombre completo de reirá era Leila Sato, leila bella como la noche, leila quien nunca consiguió que su mejor amigo pudiera pronunciar correctamente su nombre.

Reira quien fue marcada por un alfa a la fuerza.

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"La mayoría de los omegas crecen sufriendo, wakkun"

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Hey Hey Hey! Aquí Gizeh, acabo de iniciar este fic y ya les digo que esto no se va a alargar más de tres capítulos, tuve la idea de mesclar estos dos universos después de pensar que seriamente el omegaverse es bastante cruel, pero por lo mismo siento que es un tanto confuso.

Si llega a surgirles alguna duda respecto a lo que está pasando no duden en preguntar, aun así intentare hacer una explicación de cómo está estructurado este universo y la pondré por ahí en mi perfil.

Por cierto bijin* se refiere ms que nada a una persona hermosa en todos los aspectos, o al menos así lo define el diccionario urbano.

Lamento si en algún momento Tendou se tornó fuera de carácter, pero es difícil manejar a un personaje tan multifacético y del que en algún punto hemos tenido solo un partido y un par de paneles para conocer.

Sin más nos vemos pronto, me gustaría saber sus opiniones y esas cosas bonitas que dicen ustedes ¡oh! y reafirmo lo de que si tienen dudas nadie los va a linchar si las exteriorizan, en algunas partes yo también me hacía bolas con mi propio universo.