«Boku no hero academia no me pertenece, sólo juego con los personajes de Horikoshi Kōhei».

«Omegaverse combinado con la enfermedad ficticia Hanahaki».

«El Hanahaki aquí es llamado por "Ninfa Cloris"».

Si estoy pecando en el OOC, perdónenme y háganmelo saber, quiero evitar ese camino.


I

Como habían dicho las noticias sobre el tiempo comenzó a nevar en la tarde, le asombraba la manera tan perfecta en la que los meteorólogos acertaban sólo cuando se trabaja de bajas temperaturas porque la primavera no ha aparecido ni una vez desde hace quince años. Algunos le decían que debería estar feliz de siquiera haber conocido esta misma, pero no se siente afortunado o algo así, apenas recuerda la forma en la que lucía. Sólo era un recuerdo lejano que llevaba consigo los colores claros, olores cálidos y eso era todo. No más.
Le sabe mal aun escuchar comentarios de la gente al saber que es "Una persona de la flores", es extraño que ahora no sólo sea un sobre nombre, es real. Esta hecho de flores.

—Las clases se han terminado.

Su mente se la ha pasado divagando entre sus pensamientos, se siente molesto al no prestarle atención al maestro, guarda sus cosas apretando un poco de fuerza la cuerda de su mochila.

—¡Chicos! —Midoriya atiende al llamo ya que reconoce la voz encantadora de su amiga que se asoma por la puerta del salón. Ella entra tan pronto el maestro sale, seguida de Tsuyu y Tenya.

—Vamos a la cafetería ya que tenemos libre hoy, ¿les parece?

El sonido de una carpeta hace eco en el lugar que comienza a estar vacío, Todoroki fue el causante que miró a los presentes.

—Lo siento, no puedo —Dicho eso se levantó y se retiró del lugar.

—Últimamente Shouto está actuando extraño —mencionó Tsuyu con curiosidad y un dedo en su labio.

—Estoy de acuerdo, parece un poco distante a nuestro alrededor —Agregó Ochako cruzándose de brazos mirando por el lugar donde salió el chico.

—Tendrá sus razones, él no las dirá si lo requiere —dijo con suavidad Iida, las chicas sólo asienten y Midoriya ya está a su lado.

—Muchas gracias, pero hoy... —Se rasca la cabeza demostrando lo apenado que se encontraba—. En realidad desde hoy estaré ocupado por un tiempo, pero yo les avisare cuando tenga tiempo libre y...

Uraraka le colocó la mano en el brazo con suavidad.

—No te esfuerces mucho —Una sonrisa comprensiva—. Entonces nos vamos yendo, si te desocupas nos avisas.

—Claro.

Iida no comprendía la situación, mucho menos pudo reclamar una pequeña explicación porque había sido empujado por la castaña fuera del salón. Tsuyu sólo lo observó unos segundos, como analizando su rostro y eso lo puso algo nervioso, la chica era intimidante hasta un punto incierto.

—Nos vemos, Midoriya.

—S-sí, adiós... —Estaba confundido y nervioso sólo por una despedida cualquiera.


De nuevo el dolor en el pecho, la falta de aire, se siente mareado y la cabeza parece que le va explotar, tiene suerte de haber llegado al baño a tiempo tan pronto se despidió de Midoriya y los demás. Los síntomas pueden sólo significar algo que no piensa aceptar, no aun, tal vez sólo era arritmia y nada de lo que es más acertado que esté sufriendo.
Cuando comienzan a zumbarle los oídos sabe que el dolor pasara, así que con movimientos bruscos logró sentarse en el retrete en espera de poder respirar como es debido, el sudor frío que recorría su frente le es indiferente, que pase ese ataque es lo importante.

—Mierda —Masculló Todoroki tan pronto encuentra su voz en el dolor que ha disminuido.


Jirou sólo miraba a su compañero contar una y otra vez los documentos, como puede notar le faltaba la pequeña encuesta, no le había mencionado nada ya que le estaba siendo un poco divertido observarlo. Al final suspiró y con los documentos faltantes se los dejo en la mesa.

—Deja de estar tan nervioso, pondrás a la persona a tu cargo igual o peor.

—¡Ah! ¡Esto era lo que me faltaba! Gracias, Kyoka —El rubio sonrió acomodando en el folder las hojas faltantes. La chica sólo se limitó a suspirar, no la había escuchado.

—¿A qué hora vendrá esa persona?

—A las tres y media.

Ella miró el reloj en la pared y dijo—: Sólo quedan diez minutos, no deberías estar ya esperándolo en la sala de espera.

—Claro —dijo con una sonrisa nerviosa ya que él quería mostrarse relajado cosa que la joven mujer no veía por ningún lado—, pero no encontraba los papeles y estaba arreglando un poco mi cabello, debo verme presentable y...

—Ajá —Le cortó la charla, ya había escuchado eso más de una vez en el día.

A Denki le costaba, en muchas ocasiones, recordar que las personas que entraban ahí estaban sufriendo. No lucían como tal, no en su mayoría y si era el caso él no los había visto, después de todo era su primera vez ayudando a alguien ya que se dedicaba a hacer informes de los casos. Izuku Midoriya, su primer "paciente" ¿Se le podía llamar así? No le daba medicamentos, ni mucho menos una receta, sólo era su asesor y proveedor para entregarle a la persona que quería ¿era la flor o el corazón?

—Kaminari —La voz de Jirou lo regreso al mundo.

—Sí, sí. Ya voy.


Entonces volvió a mirar ese edificio, no era tan grande, ni mucho menos pequeño, tal vez unos siete pisos, además con su tono verde lucía amigable para la vista de las personas, lograba... De nuevo estaba desviando su propia atención a la realidad; entrar al lugar. No había querido siquiera estar cerca, se inscribió vía internet, todo le parecía mejor de esa manera, pero no creyó que la primera cita tendría que ser directamente ahí, supuso que también podía ser vía video llamada o telefónica y al saber que no era así sólo le causaba conflicto.

«Tal vez Ochako tenía razón, sólo debí decirle a los demás...» pensó un poco acongojado. Buscó en su bolsillo y ahí estaba la evidencia; pequeños, suaves, frágiles y con sangre seca manchándolos. ¿Por qué ahora? Él está seguro que ha experimentado el estar enamorado, ¿qué lo hacía diferente ahora a esas otras ocasiones? Apretó su puño y volvió a guardarlas en el bolsillo de su pantalón. No debía flaquear por algo estaba en ese lugar y era para que las flores murieran o fueran enterradas en la nieve que pisaba todos los días.

—Buenas tardes, ¿en qué puedo servirle? —preguntó de manera amable la mujer de la pequeña recepción del edificio, Midoriya sólo paso el pequeño papel impreso de su inscripción en respuesta, no sabía qué decir. La persona nunca cambio su expresión tranquila y suave, el chico creyó que debería estar acostumbrada a esa situación más de lo que uno quisiera.

—Puede leer estos documentos con calma, puede que los haya leído por la página al inscribirse —dijo deslizando un par de documentos—. Son los beneficios y sus libres opciones al escoger una manera de lograr el objetivo de nuestra empresa hacia su persona.

—Ya lo leí, pero ¿Podría quedármelos?

—Por supuesto, son suyos —Buscó un pequeño folder que tenía el emblema a una mujer con dos flores en las manos, su pecho vacío en forma de corazón y de la cabeza le nacían más flores, la recepcionista revisó la pantalla y le volvió a sonreír—. Puede sentarse en nuestras zonas de espera su asesor llegara en un momento a explicarle todo lo que necesite, joven.

—Sí, muchas gracias —Un poco nervioso guardo el folder en su mochila.

—A usted por darnos la confianza para superar y tener una mejor vida.

Esa frase le incómodo, sabía que era más o menos la frase de la empresa, pero no le gustaba, se sentía como si fuera algún chivo expiatorio.

Se sentó como le sugirieron, miró por la ventana allá fuera la nieve se acumulaba y su mente le jugo chueco porque creía ver a "esa persona" caminar entre los copos de blancura eterna de la ciudad. El pequeño dolor en el pecho le hizo ser consciente que no había ningún chico rubio paseando, sólo era mente...

—Buenas tardes —Midoriya alzó el rostro y se encontró con un joven rubio que le sonreía. En su flequillo pudo ver un extravagante rayo negro.

—Hola —Fue lo que formuló y se levantó del asiente para darle la mano.

—Soy Denki Kaminari, tu asesor desde ahora en la compañía y... —Se le resbalaron algunos documentos al ofrecer su mano, se apuró a recogerlos; soltando la mano de su cliente—. Perdón.

—No, está bien —dijo con calma, le ayudo a levantar las hojas para luego con curiosidad mencionar—. Debo suponer que ya sabe mi nombre, ¿no?

—¡Ah! Sí, sí. Izuku Midoriya, lo sé, sí lo leí —Mencionó esto como recalcando que sí había prestado atención a la información del chico e Izuku sólo asintió con una sonrisa cubierta de confusión.

—¡Cierto! —Le sorprendió oírle alzar la voz—. Debo llevarte a la sala privada, ven, vamos por aquí.

—Oh, está bien —Siguió al rubio hasta el elevador, irían al tercer piso, no estaba enterado que los pisos se usaran para las citas paciente-asesor. Había supuesto que eran para arreglar documentación o reuniones entre los trabajadores. Eso le hizo deducir que la mayoría de los que entraban aquí como él tenían sus citas en una sala sólo para ellos, bastante cómodo, tranquilizante y privado, sin duda eso le gustaría a mucha gente ya que...

—Por este lado —Le anunció el rubio al salir del levador y sacándolo de sus pensamientos. Fueron a la izquierda del pasillo y pasaron cuatro puertas antes de llegar a una donde el joven entró, pero antes de poder ingresar el rubio le impidió la entrada.

—¡Por favor entra! —Kaminari había olvidado que él debía ofrecerle entrar, pero bueno daba un poco igual quién entraba primero, ¿no?

—¿Ah? Sí... —susurró el pecoso de nuevo confundido, pero aun así se concentró en mirar el lugar. Las salas de reuniones del tercer piso no eran grandes, al parecer era para la comodidad de las primeras veces de los pacientes, además que se sentía un poco más privado.

—Puedes sentarte donde más gustes.

El joven de cabellos verdes se sentó en la primera silla de la mesa y con ello Kaminari se sentó en la que estaba al lado, pero reaccionó y cambio de asiento al otro lado quedando frente a su cliente, por la expresión en el otro pudo notar que debía calmarse.

—Bueno, joven Midoriya...

—Puede decirme Izuku, no me molesta.

—¡Genial! Izuku... —Abrió de inmediato el folder con los documentos y buscó el papel principal—. Te inscribiste vía internet, ¿no? —La persona asintió—. También contestaste la encuesta sobre lo que buscabas que te ayudara la empresa.

—Sí.

—Significa que traes lo pedido para poder agilizar el... —«¿Movimiento...? ¿O era trabajo? ¡Rayos! Estudie mucho lo que iba a decir en este momento y se me acaba de olvidar...»—. Bueno, se entiende. ¿Traes lo documentos necesarios?

Midoriya sólo asintió buscando en su mochila.

—Conseguí la foto y respondí todo lo posible que conozco en el documento de los datos sobre esa persona.

Kaminari leyó con calma y descubrió que los dos estudiaban en la misma universidad, claro que debían conocerse de algún lugar por algo el pecoso estaba ahí, pero si lo pensaba un poco había ciertas personas que ni llegaban a eso y sólo eran unos acosadores. Se dedicó a rellenar otras hojas con la información tanto de su paciente y el causante, su cliente miraba de vez en cuando el lugar, no había planeado nada de qué hablar para ese momento.

—¿Tiene alguna duda con la que pueda resolverle? —preguntó sin apartar la vista de los papeles.

—No realmente... —Lo pensó un poco mejor, en verdad sí quería saber una cosa—. ¿Es necesario que las citas sean aquí?

Kaminari dejo de escribir y negó—: Si quieres que sean en otro lado sólo debes rellenar esta hoja indicando el lugar y dejar tu número de celular para que yo me pueda comunicar contigo. También si quieres que los reportes y reuniones sean tres veces o cuatro veces a la semana —Deslizó tres papeles diferentes, por unos segundos el joven pecoso estaba creyendo que contestaba un examen o un currículo. Todo trataba de rellenar hoja tras hoja, pero eso demostraba que estaban muy bien organizados.


Yaoyorozu se asombró de no ver a Kaminari en su cubículo como todo los días.

—¿Dónde fue?

Kyoka sólo la miró de reojo y contestó con aburrimiento—: Con su primer cliente.

—Oh, vaya, no creí que le fueran a dar uno ya que en su prueba para asesor no le fue bien —mencionó con calma llevando una mano a su mejilla.

—Lo sé —Rió, sabía que la mujer ahí parada no lo decía con malicia ni nada por el estilo, sólo recalcaba los hechos—. Pero el paciente escogió las opciones de cómo deseaba a su asesor y el resultado fue Kaminari.

—Bueno, me alegro por él, desde hace seis meses ha querido trabajar como uno —agregó con suavidad.

—De seguro ya olvido su discurso —dijo divertida con la imagen mental.

—¿Discurso?

—¿Recuerdas que anduvo toda la semana con unas hojas de papel recitando cosas?

—¡Oh! —Junto sus manos para luego sonreír—. Es tan dedicado.

—Y torpe.

—Al menos se esfuerza.

—Le deseo suerte.

—¿A Kaminari? —preguntó curiosa Yaoyorozu.

—A su cliente —Contestó para luego reír.


Kaminari había olvidado los sellos de los documentos, tuvo que ir a recepción en busca de uno porque no quería pasar por su zona de trabajo, sabía que habría alguien de cabellos negros y mirada divertida diciéndole lo que no quería oír, al menos su paciente estaba siendo muy comprensivo y le estaba entendiendo todas las explicaciones. Demostraría que en su primer trabajo esa persona conseguiría lo que más deseaba.

—Siento la espera —dijo tan pronto entró.

—No, está bien —Midoriya se dedicó a observar como los papeles terminaban con un sello al lado de donde él ya había firmado—. Con esto terminábamos el papeleo, así que si gusta podemos terminar hoy la reunión o seguir hablando de cómo voy a trabajar.

—Me encantaría hablar de ello, pero tengo una cita en el hospital...

La expresión del rubio cambio y sólo asintió. Las dos horas y media que estuvo con su cliente, del cual descubrió tenía su misma edad, fueron agradables, cómodas, tanto así que había olvidado que él estaba ahí por su enfermedad, que buscaba de su ayuda, aun cuando por fuera luciera como cualquier otra persona sana por dentro moría. Así era para la mayoría de las personas que entraban a ese lugar.

—Entiendo, lo acompañare hasta el vestíbulo.

—Muchas gracias.


Por la forma en la que nevaba pudo deducir que estaría así hasta el día siguiente, la nieve se acumularía y hace poco había limpiado la entrada de su departamento. Suspiró cansado, al menos ya estaba mejor que hace un par de horas en la universidad, estuvo encerrado en ese cubículo por bastante tiempo, cada ocasión aumentaba el tiempo para poder recuperarse. Saliendo de la tienda de conveniencia se encontraba una joven mujer entregando volantes, tomó el que se le ofrecía sin mirar realmente lo que era, había avanzado un poco y leyó el papel, le causó una punzada de molestia.

«Si está sufriendo venga a nuestra fundación por ayuda.

Resolveremos de la mejor manera su enfermedad.

La curaremos o lo asesoramos para una solución completa y sin problemas...»

Arrojó el papel en el bote más cercano, detestaba ver la promoción de la empresa en la que su padre era co-fundador.

Todoroki —Se congeló en su lugar, sintió que frente suyo estaba esa persona que había estado evitando ver o estar cerca más de lo requerido, pero tan pronto alzó su sombrilla roja no había nadie sólo el inicio de un nuevo ataque de arritmia, dejó caer sus cosas. La nieve se colaba por su ropa, hacía tanto frío que podría congelarse en ese lugar si se quedaba por más tiempo y aun así él se estaba quemando.


El resultado de los rayos X al menos le indica que su cuerpo sigue igual que en el anterior chequeo, ni un avance y esa era la mejor noticia que podía recibir tanto él como su doctor. También recibió algunos nuevos medicamentos contra sus hormonas. Uraraka como las últimas ocasiones lo esperaba en la sala, la única persona que lo sabía. La chica tan pronto lo observó en el pasillo se puso en pie, la joven ya estando a su lado le dio suaves palmadas en la espalda en forma de aliento, le recordó a esa ocasión.

Los dos estaban de regreso de un pequeño almuerzo ya que fueron los dos únicos libres de sus clases a esas horas, además que la castaña estaba un poco preocupada porque en esos últimos días él se sentía muy cansado y con dolores de cabeza, pero nada muy anormal. Aun así Ochako le había sugerido ir al hospital cosa que él había rechazado, hasta ese día, era buena con las palabras y logró convencerlo de ir, sólo que haría la cita tan pronto acabara las clases de ese día.

—¡Deja de fastidiar, mierda!

Los dos voltearon a ver el escándalo.

—Son de nuevos ellos —mencionó Ochako tomando un trago de su capuchino, Izuku miró al rubio y al pelirrojo estar en una extraña platica aunque más bien parecía una discusión, pero los que ya conocían a ese par estaban enterados que así se trataban todos los días; entre gritos, risas y más gritos. En esa ocasión había dos personas ausentes; Mina Ashido y Hanta Sero. Las personas que pasaban y era recurrentes de esa zona de la universidad reconocían al rubio de nombre Katsuki Bakugou el tipo que sólo su única forma de comunicación eran los gritos llenos de maldiciones por todo y nada, si estaba a gusto o no daba igual sólo sus amigos podían saberlo, algunos sospechaban que ni ellos podían estar seguros.

—Parecen una pareja o algo así, ¿no? —Susurró alguna persona por los alrededores. Uraraka observó a su amigo y luego a esos dos, sonrió compasiva, el pecoso era tan evidente que seguro que él aún no se daba cuenta de lo que revelaba su rostro.

—Vamos... —dijo Midoriya sujetando las azas de su mochila de mejor manera y reprimiendo el dolor de cabeza que comenzaba a ser más fuerte—. Mañana es fin de semana sería muy genial ver si ustedes...

La chica se preocupó al instante al ver que su amigo se encorvaba e hincaba sin previo aviso—: ¿Te pasa algo?

—No lo sé, sólo me empezó a doler el pecho —dijo mientras apretaba los dientes con cada palabra que soltaba, el dolor iba en aumento, nunca había sentido un dolor así y el de cabeza no era nada con lo que experimentaba en esos momentos, el aire comenzó a faltarle y se sentía mareado.

—Izuku —La castaña sostuvo a su amigo entre sus brazos, ni siquiera se resistía a ello, realmente parecía adolorido, así que sin esperar más buscó su celular y llamar a una ambulancia cuando el otro comenzó a toser con ferocidad. Ella podía sentir la fuerza ejercida, como si se le acabara el aire cada que tosía, no sabía qué hacer, la gente alrededor parecía más confundida que ella misma y no quería entrar en pánico. Por esa razón comenzó a pasar su mano con nerviosismo por la espalda de su amigo, rogando que se le pasara, mientras trataba de explicar la situación a la persona al otro lado de la línea telefónica. Tan pronto como inició se acabó, Midoriya colapsó en el suelo cubierto de nieve.

Uraraka le llamó varias veces, el hombre en la línea le dijo que colocara la cabeza del chico de cabellos verdes sobre su regazo y tan pronto lo hizo pudo ver un hilo de sangre proveniente de la boca ajena, sus manos temblaban, al mirar al suelo pudo ver sangre cubriendo la blanca nieve y en medio de ese horror un intacto pétalo. Lo tomó con todo y nieve antes de que alguien más lo viera, Izuku estaba ardiendo en temperatura y ella sólo escuchaba la voz lejana del hombre por su celular. Lo sabía sin que nadie le explicara nada, la prueba estaba en su mano, su amigo sufría la enfermedad de la Ninfa Cloris.

—Gracias por acompañarme —dijo tan pronto salieron del lugar, ella negó con una suave sonrisa mientras abría su sombrilla rosa.

—Por algo soy tu amiga —Con su pecho en alto orgullosa de lo dicho, pero su expresión cambio un poco y miró al chico de ojos esmeralda a su lado, por un instante quiso mencionar de nuevo que debía comunicárselo a los demás, pero prefirió sólo callar y sonreír; también era buena para dar sonrisas preocupadas y fracasadas porque después de todo sólo eran sonrisas opacas por su tristeza.

—¿Tienes trabajo de medio tiempo? —preguntó Izuku, ella asintió cambiando su aire melancólico.

—Así es, en realidad voy a ir directo para allá.

—Entonces aquí nos separamos —La castaña asintió de nuevo un poco afligida, algunas veces se generaba una sensación agridulce entre ellos y no podía siquiera hacerla desaparecer con nada de lo que dijera, tal vez si ese día no hubiera estado con él tampoco lo sabría y su amigo sufriría en silencio, quizás eso era lo que él hubiera deseado que pasara...

—Nos vemos mañana —susurró ella.

—Sí...


Kaminari miraba el documento y la foto del sujeto a quién debía entablar una plática y luego convencerle, sobre todo lo que conllevaba ayudar a su paciente. Estaba un poco, muy nervioso, el tipo lucía tan amenazador. ¿Cómo alguien como Izuku Midoriya podía gustar de ese chico? Con sólo mirar la foto le decía que el sujeto era difícil de tratar, comparar la foto del pecoso que sonreía cual girasol con el apático y lleno de furiosa o eso transmitía con sólo una foto. Suspiró, era su trabajo y lo lograría sí o sí.

—Mañana me enfrentare a Katsuki Bakugou —dijo con firmeza, Kyoka a su lado trataba de no reírse de su compañero por la postura caricaturesca con la que posaba.


Mientras esperaba su autobús jugaba con su sombrilla verde, la nieve seguía cayendo silenciosa, no hacía ruido pero se acumulaba por todos lados cual polvo. Las paredes tenían partes de hielo como si fueran enredaderas y por un momento Midoriya pensó que tal vez ahí las plantas eran de hielo y la lluvia nieve...

En esa pared donde estaban esas enredaderas heladas ahora se encontraba alguien recargado; rubio, de mirada intensa, expresiones duras y... el dolor en su pecho comenzó a crecer tal cual fuego siendo avivado por el viento. Buscó en su saco el frasco de medicamentos para darse cuenta que el que estaba en su bolsillo izquierdo es el de las hormonas, el que necesitaba estaba en el derecho, maldice porque se le acabó el tiempo. Comenzó a toser, el dolor incrementaba y perdía la visión, el aliento se le escapaba en forma de vaho con diferentes formas, cuando menos lo espera ya estaba escupiendo sangre... En su guante negro estaba los rastros de dolor y muerte, su enfermedad invisible y ridícula. Cuando escuchó la frase "Morir por amor" no creyó que fuera tan real y mucho menos tan hermosamente letal. La ninfa Cloris tocó su pecho y decidió que él sufría por un amor no correspondido dejando en su camino miles de pétalos como evidencia de su final como una flor sin destinatario.

—La sangre se congeló —susurró con la voz rasposa, le dolía hablar, el sabor a metal de la sangre perduraría por un rato en su boca. Guardó el pétalo y continuó mirando la nieve caer hasta la llegada de su autobús.


Hola, un gusto. Aquí de regreso con un nuevo fanfic. (๑ ๑)

En esta ocasión es un fanfic un poco más largo y que espero reciba su apoyo, si no pasa lo entenderé aun así gracias por darse un rato para leer este primer capítulo.

Me gusta explicar la trama con el avance de los capítulos, pero creo que alguien puede darse la idea de qué va, supongo. La enfermedad ficticia es conocida con otro nombre "Hanahaki", pero aquí le puse el nombre de "Ninfa Cloris" porque siento que lo aludirían más a una diosa y porque me gusta hacer metáforas random como lo que hice con Deku al final.

Ninfa Cloris: La Diosa de las Flores de los Jardines, eternamente joven. También conocida por los romanos como la diosa Flora.

Pueden buscar más de la ninfa Cloris, pero yo lo resumí como lo que es.

Las parejas principales son KatsuDeku, TodoIida y KiriKami. Cuando me refiero principales es porque aun cuando escribo en tercera persona la historia estara desde el punto de vista de Todoroki, Midoriya y Kaminari. Son los protagonistas, ninguno sobra.

Este universo se genera en un Omegaverse combinado con el Hanahaki, así que sí, en el avance de los capítulos saldrán las palabras omega, alpha, beta, etc. Aunque siendo mi idea las reglas de este omegaverse me las cree como a mí más me convenía y me sentía cómoda.

NO, no se va centrar en las relaciones omega, alfa, beta, aun cuando lo es, claro que se hará mención y todo, se hablara de ello, pero no es el tema central.

Sin más que decir, espero les guste. Un comentario siempre es bienvenido. ~

Larga vida y prosperidad.