LA LEYENDA DEL SIMURGH

Prólogo

"Inicia una nueva vida. Pero por tu propio bien, asegúrate de que yo no esté en ella."

Aquellas palabras aún resonaban en su mente. Kaileena era incapaz de comprenderlo. Le había tenido allí, a su lado, había sentido su calor. Y, sin embargo, le había rechazado. Tras lo ocurrido aquella noche, jamás habría imaginado que eso ocurriría.

Se negaba a creerlo. Aquello para ella estaba siendo una pesadilla, una terrible pesadilla. Deseaba despertar para abrazarle, pero eso no ocurriría. Lo que estaba ocurriendo era muy real.

Se sentó en el suelo, apoyada en la barandilla de piedra. No podía quitarse de la cabeza las palabras de Cyrus. Pensó en marcharse, pero ¿adónde? No tenía a nadie fuera de la ciudad. Si se marchaba, su única alternativa sería deambular por las calles como una vagabunda. Sería ridículo. Además, Malik, Farah, Shahraman, o incluso Rostam y Jannat, que apenas la conocían, se negarían a dejarla marchar. Desconsolada, se echó a llorar.

Tras la despedida, Farah fue a ver a Kaileena. Pensaba que Cyrus se había despedido de ella en sus aposentos. Inocentemente, y desconocedora de lo que había ocurrido, llamó a la puerta con entusiasmo, pero nadie le abrió. Insistió, pero no hubo respuesta.

Extrañada, entró para comprobar que todo fuera bien, y encontró a Kaileena llorando en el balcón. Se acercó corriendo y se arrodilló frente a ella, cogiéndola de los hombros.

¡Kaileena! ¡¿Qué te ocurre? ¿Qué ha pasado?

Cyrus ha … - Kaileena era incapaz de terminar la frase.

¿Qué? ¡¿Qué ha hecho?

¡Me ha rechazado! – Inmersa en un mar de lágrimas, se abrazó a Farah, sintiéndose la más desdichada del mundo. – Me ha dicho que me vaya e inicie una nueva vida. ¡Pero que él no esté en ella!

¿Pero por qué ha hecho eso? ¿Anoche no …?

¡Anoche fue la mejor noche que pasamos juntos! – Se lamentaba ella. – Cuando vio que era real y no un simple espejismo, no dudó en abrazarme y besarme. Y sin embargo tras pasar la noche juntos cambió de opinión.

¿Por qué?

Porque tuve una pesadilla. Soñé con el momento cuando me apresaban los soldados y me llevaban hacia la Prisión. Y tras eso … - Kaileena se echó las manos a la cabeza. - ¡No lo entiendo!

Ven. – Le dijo levantándola. – Hablemos dentro. Aquí hace demasiado frío.

Tras unos minutos que Farah dedicó a tranquilizar a Kaileena, ésta, ya sosegada, le contó todo lo ocurrido la noche anterior. Farah no daba crédito a lo que oía.

Mientras tanto, los tres Príncipes, escoltados por un grupo de soldados, se dirigían hacia las montañas. Malik encabezaba el grupo. Rostam le seguía de cerca. Cyrus, en cambio, iba más atrasado, mirando al suelo.

Antes de adentrarse en las profundidades de aquel cañón por el que días antes había perseguido al Cuervo en un intento de rescatar a Kaileena, Cyrus frenó y miró hacia atrás.

Tras ellos quedaba Babilonia, y al fondo, el Palacio. Era como si tratara de ver a Kaileena a través de los muros de piedra. Una parte de él le decía que diese media vuelta y corriese a su lado. Pero la otra insistía en que era mejor así. Cyrus se debatía consigo mismo sobre qué hacer.

Un soldado alertó a Malik y a Rostam de que Cyrus se había parado. Ambos hermanos se miraron. Sabían lo que pasaba por la mente de su hermano pequeño. Malik se acercó a donde estaba para tratar de aconsejarle.

Cyrus, ¿va todo bien?

Sí … - Mintió.

Escucha, aún no es demasiado tarde. Regresa y dile lo que realmente sientes. Ya nos alcanzarás luego.

No … Sigamos.

Farah había escuchado atentamente cada palabra de Kaileena. No comprendía cómo Cyrus había podido cambiar de opinión tan drásticamente.

Entonces … Realmente quiere que pases página. – Farah tenía sus dudas. – Pero no lo entiendo. Él te quiere. ¿Por qué torturaros a ambos de esa manera? Sabe de más que no podrá vivir tranquilo sin ti.

No sé qué hacer ahora …

Marcharte no es una opción … ¿Has pensado en hablar con él detenidamente cuando regrese? Puede que Malik le haga entrar en razón. Quizás sólo está confuso. Tu muerte le afectó mucho.

Si tanto le afectó y tanto me quería, ¡¿por qué me rechaza ahora? No pienso ser yo quien inicie la conversación. Tendrá que tomar él la iniciativa. No soportaría otro rechazo. – Negó Kaileena rotundamente.

Lo sé … Pero sigo sin entender por qué se ha puesto así por un simple sueño. ¿Tanto le cuesta dejar el Pasado atrás?

Farah, Cyrus vive en el Pasado …

Pues si sigue así sólo logrará torturarse a él y a los que le rodean. – Farah se levantó de la cama. – Vamos al comedor, el olor de la comida ya se ha adueñado de Palacio. Será mejor que comas algo.

Cuando los presentes que habían asistido al funeral vieron aparecer a Kaileena en el comedor, se quedaron perplejos. Sin embargo, el Rey, al verla con mala cara, supo que algo había ido mal.

Apartó a Farah del resto y le preguntó al respecto. Cuando le contó lo ocurrido, Shahraman no pudo evitar mirar a Kaileena y sentir rabia por lo que Cyrus había hecho. ¿Qué pretendía? ¿Alejarla de él? De sobra sabía que Kaileena no tenía a nadie en el mundo salvo a él. La situación en la que había puesto a ambos sólo serviría para torturarles.

Por el momento, el Rey sólo podía ofrecerle a Kaileena quedarse allí y tratarla como a una más, a pesar de que sería difícil en semejante situación. El tiempo diría si Cyrus y Kaileena realmente estaban destinados a estar juntos, como dictaba la Línea del Tiempo, o si Ormazd había mentido al respecto para llevar a Kaileena hacia su verdadero destino.