Disclaimer: Ichigo y compañía son propiedad de Tite Kubo.
Nota: Aizen es sexy... pueden patearme.
Pastillita Uno
"Visitas"
Ichigo, héroe de Karakura y la Sociedad de Almas, shinigami poderoso y fuera de serie, pateador del trasero de Aizen Sosuke en la última batalla de hace nueve años por la llave del Rey, doctor pediatra desde hace un año y esposo de Kuchiki Rukia desde hace unos meses.
Cualquiera diría que con tantos títulos, no tendría algo a que temerle –aunque esto no lo admitiría ni en su lecho de muerte- o por lo menos, que la causa de su pequeñísimo temor, no sería una simple persona. Pero ahí estaba nuevamente, tratando de hacer cambiar de opinión a su esposa y evitar su aciago destino.
—Pero Rukia, ya hemos ido hace poco.
—Han pasado cerca de cuatro semanas de la última vez, tenemos que ir hoy —expresó la Kuchiki firmemente.
—No es como si fuera a desaparecer si no vamos —contestó Kurosaki—, de seguro estará en este universo más tiempo que nosotros.
—No te lo he preguntado, vamos y se acabó —esta vez su esposo no la haría cambiar de opinión.
Ah, no señor, él no iría de ninguna jodida manera, prefería con mucho volver a pasar por el entrenamiento de diez días de Urahara o enfrentarse al lunático de Kenpachi.
Ya estaba cansado de tener que soportar las miraditas amenazantes cada vez que acompañaba a la enana a ese lugar.
Oh claro, usaría la excusa de la vez anterior, pensó el Kurosaki.
—En realidad, Rukia, no es que no quiera ir —exclamó el shinigami sustituto, y poniendo una mueca de cansancio en su rostro prosiguió—, lo que sucede es que estoy cansadísimo, todas las horas extras en el hospital me han dejado muerto de agotamiento.
Así que este idiota trataba de zafar con la excusa de la semana anterior, ya le enseñaría a no mentir tan descaradamente, pensaba la Kuchiki.
—Está bien, Ichigo, si estás tan cansado, mejor quédate en casa.
—¿En serio? —no podía creer que Rukia capitulara tan rápido.
—Claro, hombre, y para dejarte descansar y reponer todas tus fuerzas, la visita a Byakuya la extenderé por dos semanas.
—¿Qué?
—¿O mejor serían tres? —preguntó al aire Rukia—. Ya sé, para que ya no andes tan cansado en la próxima visita, dejaré de dormir contigo en la misma habitación por un mes.
—¿Qué? —se repitió como loro Kurosaki.
—Aunque es excesivo, tienes razón —continuó Rukia hablando con la mirada hacia el techo—. Dormiremos en la misma habitación… —aclaró bajando la mirada y mirandolo con semblante serio agregó—: pero no habrá nada de acción, si sabes a lo que me refiero.
Y dándole la espalda a Ichigo comenzó a irse, rumbo a la casa de su Nii-sama.
—¿Nada de acción? —se preguntó Kurosaki, viendo irse a su esposa hacia la puerta. Hasta que el cerebro se le ilumino— ¡Oh, mierda! —terminó exclamando.
Y como poseído, empezó a correr tras su esposa.
—¡Rukia, espérame! —gritó Ichigo—. Ya no estoy cansado, quiero ir —prosiguió gritando, al ver a la shinigami acelerar el paso—. Oi Rukia!
Pero es que elegir entre soportar las miraditas asesinas de Byakuya Kuchiki y no tener acción con su esposa —y sabía que la muy miserable lo cumpliría—, prefería mil veces visitar alegremente al bueno de su cuñadito.
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FIN
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Nota mía:
Hoy fui a la farmacia en busca de unas pastillas para el dolor de cabeza, en el camino de vuelta se me ocurrió: ¿Y cómo serían este par casados y con los típicos problemas?
Pastillitas de amor será una serie de pequeños oneshots. Por ahí tal vez alguno continuación de otro, ya veremos ;)
Nos leemos.
