Besarla ya era más que normal pero la caricia sobre mis pantalones no lo era, me gustaba y mucho, metí mi lengua a su boca para motivarla a que hiciera más contacto con mi piel en el área que tanto tocaba pero lo único que obtuve fue que se separara.
-Es bastante incomodo estar así en el auto- dijo.
-Podríamos entrar a tu casa- dije algo esperanzado, ella rio y con eso me dijo la respuesta.
-Sueñas pervertido- abrió la puerta del copiloto para bajar y antes de cerrarla de nuevo se inclino -¿pasas mañana?
-Claro- Konan cerro la puerta y camino a su casa, suspire.
Escuchaba que algunos amigos decían cosas como "los hombres tienen necesidades" pero en realidad lo que yo tenía era calentura; me gustaba estar con Konan era sarcástica y bastante escéptica a la idea de romance gracias a eso no tenia que preocuparme por hacer cosas especiales en aniversarios y fechas "festivas" del calendario, y aunque la quería también quería coger con ella, pero hasta para eso parecía escéptica, en dos años lo más cercano a acción que he tenido han sido esos segundos donde me acaricio por encima del pantalón para luego bajar de mi auto. Y para empeorar a la situación desde hace unos meses por culpa del horario de la universidad y su trabajo de medio tiempo nuestras citas se han limitado al viaje en auto de su trabajo a su casa. Al cabo de unos minutos llegue a mi casa metí el auto a la cachera y entre a la casa, todo estaba a oscuras a excepción de la estancia que tenia la tv encendida, Sasuke debió haberla dejado encendida lo busque poco en la oscuridad pero no le vi así que tome asiento en el sofá y cambie de canal, lo peor que podía pasar era que mi pequeño hermano llegara a hacer berrinche y me haga cambiar a lo que sea que estuviera viendo pero el tiempo paso y no había indicios de que hubiera alguien, al menos no despierto. De forma inconsciente mi mano bajo a acariciar mi miembro y para cuando me di cuenta me masturbaba con algo de entusiasmo, no era lo que había querido hace unos momentos pero simplemente necesitaba hacerlo.
-¿Itachi-san?- una suave voz logro que dejara de darme atención en la excitación que estaba teniendo para taparme con un cojín.
-Hinata-san ¿qué hace aquí?- mi voz tenia un ligero toque de sobresalto.
-Hoy es jueves- dijo con voz suave.
Lo había olvidado, mis padres salían los jueves a cenar y llamaban a Hinata para que se quedara con Sasuke; sentí su mirada sobre el cojín, la niñera de mi hermano era más pequeña que yo pero tenía edad suficiente para saber lo que trataba de esconder debajo del cojín.
-¿Y Sasuke?- quise desviar su atención.
-Se quedo dormido mientras veíamos una película, lo lleve a su cama, yo podría ayudarlo, con lo que hay debajo del cojín, yo puedo ayudarlo- ¿qué?
-Su novio se enfadaría Hinata-san- ¿a que vino eso? No podía estar considerándolo ¿o si?
-No me gusta tener novio, solo me limitan a uno, si su novia no lo satisface yo podría hacerlo- admito que la idea me tentó, Hinata era algo así como una fantasía que tenía todos lo hombres, una chica muy mona, dulce y tierna que te deja tomarla, algo así como corromper a un alma inocente, pero yo era más grande que ella y simplemente no lo creía correcto.
-Si Sasuke ya esta dormido debería irse a casa Hinata-san ya es tarde y de seguro mañana usted debe ir a la escuela.
-Me iré cuando me deje ayudarlo- Hinata se acerco, debía irme de la estancia pero levantarme con los pantalones desabrochados con el inicio de una excitación bajo la mirada de esta dulce chica no era buena idea.
Sentí algo de frio, Hinata había quitado el cojín y estaba de rodillas frente a mí con un cierto brillo en los ojos, tenía que levantarme ya o terminaría metiéndoselo en su rosada boca, pero en cambio eche la cabeza para atrás, Hinata había tomado mi pene con una mano que subía y bajaba con lentitud.
-Es grande- dijo y mi orgullo se inflo.
El movimiento de su mano fue acelerando y con su boca chupaba mis testículos para luego subir y restregar su lengua en toda mi longitud, un gruñido salió de mi garganta.
-¿Puedo saborearlo completo Itachi-san?- no tenía que fingir su voz de niña buena, ella ya era una niña buena.
-Si, y no te detengas- mi voz salió muy ronca.
Hinata abrió su boquita y chupo a conciencia mi punta para meter de a poco mi pene en su húmeda cavidad, era tortuoso la lentitud con que me chupaba el pene, pero me encantaba, una vez se lo metió todo acelero el movimiento no me limite y le tome del cabello para facilitarle el movimiento, mis piernas temblaban por lo excitado que me sentía y lo único que se oía en la casa eran mis gruñidos roncos y ese encantador sonido de la humedad de su boca contra mi bien parada hombría, Hinata si que sabia dar mamadas, me sentía llegar cuando unas luces asomaron por sobre las cortinas del ventanal de la estancia, mis padres iban llegando.
-Hinata detente- pero ella no se detuvo, en cambio succionaba con mas fuerza y se metía mi pene más adentro, maldición esta niña sabia complacer, las luces se apagaron y el sonido de las puertas cerrándose se oyó, el echo de que mis padres estuvieran a pasos de ver a la dulce y tierna niñera de Sasuke estar arrodillada mamármela deliciosamente en el sofá me encendió como nunca, jale su cabello con ambas manos cuando llegue a mi orgasmo solo por esa idea y para rematar la experiencia Hinata trago todo mi semen para al final verme con una tierna sonrisa en sus labios.
La puerta se abrió y enseguida las luces de la estancia se encendieron.
-¿Por qué están con la luz apagada?- pregunto mi madre.
-Lo siento Mikoto-san, Sasuke-kun se que dormido cuando jugábamos al cine y olvide encender las luces.
-Ese niño te hizo quedarte hasta tan tarde, lo lamento Hinata-san.
-Esta bien, no se preocupe.
-Itachi debería acompañar a la señorita Hyuga a su casa ya es muy tarde.
-Claro- dije terminando de cerrar la puerta que daba a la cochera.
Salimos de casa para cruzar la calle, acompañarla era una tontería vivía enfrente de nosotros pero aún así aquí estábamos.
-Hinata-san lo que paso…
-¿Le gusto Itachi-san?- me encanto pero solo asentí, ella tomo mi mano cuando llegamos a la puerta de su casa, levanto la falda de su vestido y me guio a tocarla, estaba bastante húmeda –a mi también- sonreí de medio lado, esta niña sabia inflar mi orgullo y erguir mi pene también.
-¿Puedo quedármelas?- ella se bajo las pantis sin dejar de verme, se las quito y me las extendió, las tome y las metí al bolsillo de mi pantalón –descanse Hinata-san.
-Buenas noches Itachi-san- sonrió dulcemente y entro a su casa, Konan tenia razón era un pervertido.
