Holi :D Pídeme ésta volvió con una serie de viñetas para San Valentín… Si, ya sé que es un poco apresurado para San Valentín, pero es que ésta es una ocasión especial… Yo, Len, me tomé la libertad de subirlo anticipadamente porque hoy, 4 de Febrero está de cumpleaños mi educada compañera de labores Rowws :D Feliz cumpleaños linda *-* Espero que no te moleste que lo haya subido de nuestra cuenta xD Pero así aprovechamos y subimos el próximo para San Valentín, cuando corresponda xDDDD Súper patuda yo D: Pero la intensión es lo que cuenta :D Además sé que te gustará porque tiene lo que más te gusta, lo sé gatita, te conozco 1313 Además ya te he mostrado gran parte del capítulo y sé que te gusta xDDD Te reirás mucho, y espero que ustedes también :D Disfruten el regalito de cumpleaños de Roww :D
Disclaimer: Digimon no nos pertenece, pero nosotras somos porfiadas así que simplemente no pescamos y nos adueñamos imaginariamente de todos los derechos de Digimon, por lo tanto, en nuestro mundo Digimon es nuestro, y también sus personajes, así que como nosotras hacemos lo que queremos con los personajes, en nuestro mundo SI existe el Mimato, SI existe el Taiora y el Sorato… RIP xD Nunca existió ese capítulo feo, cochino y repugnante de Navidad. Lalalalá :A
Amor No Correspondido
Mientras más alto sueñas, más dolorosa es la caída.
Yamato Ishida/Hikari Yagami
Había un pensamiento que era común en la vida de toda adolescente, con un hermano mayor, y encontrar una excepción a la regla era bastante extraño, casi inexistente.
Lo vio de reojo ir a la cocina acompañado de su hermano para sacar algunas cervezas del refrigerador y hablar sobre algunas cosas de mucha importancia para ellos, pero carente de la misma para ella. Desvió la mirada cuando el moreno había volteado hacia ella, no quería que la descubriera viéndolo, no quería que luego lo invadiera con preguntas acerca de lo sucedido, además de no ser preguntas amables, por lo general su hermano era sumamente antipático y hostigoso cuando se trataba de esos temas, aún la veía como una niña pequeña que por ende, no le atraían los chicos, no sentía cosas más allá de una amistad por ellos, una niña pequeña que no conocía el amor… Pero ella ya estaba bastante lejos de ser eso, era toda una mujer, con sus 16 años y sus sentimientos a flor de piel tenía todo el derecho a enamorarse, nadie se lo podía impedir. Sus sentimientos eran nobles, puros, lindos.
Quizás para muchos sería un amor no correspondido, pero ella no perdía las esperanzas de que aquel chico que le robaba los sueños, pudiera fijarse en ella. Para la mayoría de las chicas de su edad, el mejor amigo de su hermano mayor parecía un sueño inalcanzable, pero el destino no había dicho su última palabra, y ella no se resignaría tan fácilmente, ella creía en los finales de cuentos de hadas, donde existe el "Y vivieron felices para siempre".
Le gustaba todo de él. Como sus ojos ocultaban la mayoría de sus emociones, haciéndolos poseedores de sus verdaderos sentimientos, guardándolos como un preciado secreto que ella quería descubrir, como su cabello se agitaba y se despeinaba siempre de manera casual con cada uno de los movimientos de su cabeza, como a veces sonreía siempre de medio lado con cada estupidez que podía hablar su hermano, como le daba prolongados sorbos a su lata de cerveza fría, provocando que su manzana de Adán suba y baje por su masculino y fuerte cuello. Todo él era un enigma que ansiaba descubrir.
Últimamente lo veía más seguido en su preparatoria, se veía imponente llegando en su moto, que no pasaba desapercibida por nadie, mucho menos por las fanáticas locas y desquiciadas que tenía el rubio en la preparatoria.
Ella sabía de primera fuente que a veces iba a la preparatoria para buscar a su hermano menor, quien además era uno de sus mejores amigos, ¿pero ir prácticamente todos los días? Realmente quería mucho a T.K como para ir a buscarlo todos los días a la preparatoria. Aunque no lo veía como algo negativo, más bien para ella era como un regalo del destino, que le permitía ver a su amor secreto todos los días, y producto de eso ya hasta había tenido algunas oportunidades para intercambiar aunque sea un saludo con él, pero no era suficiente, quería más…
Hacía unas semanas atrás, había tenido la brillante idea de inscribirse en el taller de música después de clases, sin tener idea de cómo tocar, ni siquiera tomar algún instrumento, pero si eso servía para tener algo más en común con el rubio, además de que su hermano era su mejor amigo, y si de ese modo tenía la oportunidad de acercarse más a él, bienvenido sea. Había comenzado con lo básico, flauta dulce, y por Dios que se sentía ñoña llevando el estuche de su flauta por todos lados, necesitaba comprar una mochila más grande que ocultara la vergüenza que sentía al no saber tocar un instrumento aunque sea un poco más elaborado, pero bien decía por ahí que todo lo bueno costaba caro, y ella bien lo sabía. Caminaba lo más rápido posible, tratando de evitar aquellas miradas que se posaban en ella, especialmente en el estuche de la flauta, y para colmo tenía que cruzar toda la preparatoria para llegar al famoso salón de música, cuando se encontró cerca de la entrada a su escuela un singular ruido llamó su atención, y no pudo evitar voltearse y contemplar como su sueño podría hacerse realidad.
Lo contemplaba babosamente como cualquier adolescente con las hormonas revolucionadas contemplaría aquel espectáculo de un adonis griego como lo era él, todo lo que veía le parecía estarlo viviendo en cámara lenta, como lentamente apagaba el motor de la moto, como lentamente estiraba su pierna derecha para bajarse de ésta, como lentamente se quitaba el casco negro de su cabeza, como lentamente sacudía despreocupadamente su cabello y como lentamente se apoyaba sobre su moto, dejaba el casco enganchado en uno de los manubrios y sacaba su celular del bolsillo derecho de su pantalón para comenzar a teclear un mensaje posiblemente. Repentinamente el rubio subió la vista, sonrió tenue y alzó rápidamente las cejas.
La había saludado… ¡A ELLA! Y eso había sido como una flecha de esperanza para su pequeño corazoncito, era todo lo que necesitaba para seguir soñando. Tontamente levantó su mano izquierda y la agitó con torpeza para saludarlo y sonreírle estúpidamente. Él, al ver aquel gesto, vergonzoso por lo demás, se dispuso a seguir con su atención puesta en su celular.
Ella suspiró, poco le importaba estar parada en medio del patio observando solitariamente hacia la salida de la preparatoria a aquel hermoso chico que la traía como estúpida, y que todas las personas que pasaban por ahí se le quedaran mirando… ¡QUE MIREN TODO LO QUE QUIERAN! Que miren toda la felicidad que sentía en ese momento.
—¡Hola Kari! —saludó alegre como siempre Mimi.
Ella se sobresaltó, la verdad, no se lo esperaba, estaba tan sumida en su mundo que no se percató de cuando la castaña había llegado a su lado. —Hola… —respondió ella ya un poco más calmada. Mimi volvió a sonreírle ampliamente.
—¿Vas a tu taller de música? —preguntó notando el estuche que mecía nerviosamente en su mano derecha. Kari sin más asintió.
Mimi siempre era muy dulce con ella, al igual que Sora, la trataba como una hermana menor prácticamente. Ella siempre tenía una cálida sonrisa para brindar a los demás, y con ello, sin saberlo, darle fuerzas a cada uno de las que se las regalaba para cualquier cosa. Iba por el mundo irradiando felicidad y buenos deseos para toda persona quien pasara cerca de ella, era linda, era popular, era buena persona, buena amiga, simpática, auténtica y no le deseaba mal a nadie… Sinceramente no comprendía como alguien con las características de la castaña podía estar sola… Había que ver lo ciegos que eran los hombres…
Observó como la castaña veía su celular tras recibir alguna especie de llamada perdida o un mensaje y como luego volteó hacia la salida alegremente, no le dio mucha importancia.
—Debo irme, ya llegaron por mi. Suerte en el taller mi niña, que te vaya excelente.
—Gracias. —sonrió ella. Como siempre Mimi era tan dedicada a sus amigos, no existía una persona más dulce y tierna que ella en el mundo.
La vio alejarse dando leves saltitos, divertida, con una amplia sonrisa en su rostro, igual a las que ella le brindaba, pero poco a poco, su sonrisa fue desapareciendo cuando notó hacia la persona a quien se acercaba Mimi, y lo más impresionante para ella, fue verlo sonreír, y no como siempre lo hacía de medio lado, ésta era una sonrisa… completa. A diferencia de lo que todos pensaban y comentaron alguna vez, él si sabía sonreír. Y mayor fue su impresión cuando Mimi se acercó a Matt, lo abrazó por el cuello y él correspondió el abrazo rodeando su cintura con sus brazos… Hasta ahí su mente, y por sobre todo, su corazón, podían estar tranquilos, puesto que, que Matt fuera a buscar a la castaña y se saludaran con un caluroso abrazo, podía significar perfectamente que eran amigos… Buenos amigos, como en su momento lo habían sido su hermano y Sora, o bien como ella y T.K… Aunque había algo raro en todo aquello… Los amigos no se besaban… ¡Se estaban besando! Y no era un simple besito en la mejilla o uno pequeñito en los labios, era uno bastante apasionado.
Ella seguía viendo atónita aquel amoroso encuentro, luego de terminar ese beso, ambos se miraron tiernamente, con cara de… Bobos enamorados, así como su hermano cuando veía a Sora, era exactamente la misma expresión en el rostro de Matt cuando vio a Mimi. Luego le pasó un casco extra a la castaña y se puso el suyo propio, ambos subieron a la moto y luego de darle contacto al motor de ésta se fueron. ¿Qué había sido todo eso? Sin duda uno de los acontecimientos más extraños que le había tocado vivir… A sus cortos 16 años, haber experimentado lo que era el verdadero amor, ¿y enterarse de que su verdadero amor ya tenía dueña? Y peor aún… Que esa dueña era nada más ni nada menos que Mimi, a quien hasta hace tan solo un rato compadecía por ser tan linda y tierna y no tener novio… Las vueltas de la vida…
Su plan de "Entrar al taller de música para ser notada por Matt" no estaba funcionando como ella se lo hubiese esperado, hasta con uno de los instrumentos más básicos, descontando el pandero, el triángulo o incluso las maracas, desentonaba… Era completamente ilógico y ridículo. A ese pasó nunca se acercaría al rubio, a menos que recurriera a su hermano mayor para acercársele, pero conociéndolo como lo conocía, nunca jamás en la vida le permitiría llevar a cabo tal calamidad, estaba segura que hasta su abuelo, con más de 70 años, era más liberal que su sobreprotector hermano que además tenía complejos de papá celoso.
Al menos hoy no tendría cabeza para estar pensando en Matt, debía poner toda su concentración y empeño en su informe en parejas sobre Hamlet para la clase de Lenguaje, para su suerte le había tocado con T.K, quien aunque fuese hermano de aquel sensual hombre dueño de su corazón y pensamientos, para su suerte no se parecían en nada, habían veces en que de verdad lo dudaba y quizás todos… Hasta ahí todo iba bien, podía reconocer perfectamente el camino al departamento del rubio y su madre, pero luego a él se le había ocurrido doblar en una calle que no tenía nada que ver… ¿Acaso era un atajo? ¿Acaso quería llevarla por otro camino y perderla para poder tener control total sobre ella y abusar sexualmente de ella? No, que tonta… Sabía perfectamente que T.K no era esa clase de chico. Luego de caminar unas cuadras más llegaron a un edificio que no era el del rubio, sin embargo él sacó un juego de llaves y abrió como si nada la puerta, subieron un pisos en el ascensor para luego tomar otra llave de su juego y abrir la puerta del departamento. A la castaña le seguía pareciendo extraño, aunque cuando abrió la puerta y pudo ver el interior de la instancia supuso que se trataba del departamento de su padre, él ya le había comentado lo desordenado que era.
—Disculpa el desorden… —habló T.K luego de cerrar la puerta una vez ella estuvo adentro. Dejó sus cosas sobre uno de los sillones, y la verdad no se notaban pues además de sus pertenencias, habían también papeles, carpetas, ropa de su padre y también de su hermano. —¿Quieres algo de tomar? —ofreció gentil como siempre.
Ella negó con una sonrisa amable, y luego de echar un vistazo a la sala de estar, llena de un montón de cosas que no tenían por qué estar ahí, cayó en cuenta de que si se encontraba en el departamento del Señor Ishida, ¡también tenía que ser el departamento de Matt! Sabía que el hermano mayor de su amigo vivía con su padre, y según lo que ella sabía de él, ya sea por T.K o por su propio hermano, Matt aún seguía viviendo con él.
La vida era dulce, no tenía ninguna duda. Sabía que el papá de los rubios no se encontraba en casa, pues trabajaba prácticamente todo el día, pero estaba 100% segura de que el mayor de ellos si se encontraba en casa, si no ¿quién estaba tocando acordes con su guitarra?
Sin darse cuenta sonrió como boba al notar que se encontraba en el mismo espacio físico que su amor platónico, tocando una hermosa y angelical melodía con su guitarra la cual conocía a la perfección. Sin duda una de las ventajas de tener un hermano mayor, era que escuchaba Rock todo el día, en éste caso le fue sumamente útil. "Sweet Child O' Mine" de Guns n' Roses, estaba completamente segura.
—She's got a smile that it seems to me, reminds me of childhood memories, where everything was as fresh as the bright blue sky… —Y no se había equivocado. Seguía sonriendo como tonta, y agradeció interiormente que T.K estuviese pendiente de otras cosas y no en notar su boba sonrisa, era vergonzoso… Se adentró un poco más por el pasillo hasta estar cerca de la habitación de Matt y la puerta entreabierta. —Now and then when I see her face, she takes me away to that special place, and if I stared too long, I'd probably break down and cry… Wuoooh, sweet child o' mine… Wuooh oh oh oh, sweet love of mine…
Cerró los ojos, imaginándose que él solo tenía ojos para ella y que aquella hermosa canción se la dedicaba exclusivamente a ella. Se acercó un poco más a la puerta, esperó verlo solo, ensayando, tocando canciones al azar posiblemente, pero SOLO…
—Esta parte no tiene nada que ver contigo, tus ojos no son azules —se interrumpió a si mismo. La esperanza había vuelto a ella, quizás en la mente del rubio, se encontraba ella, e imaginariamente el tema estaba dedicado a ella… Se sentía en las nubes, pero mientras más alto sueñas, más dolorosa es la caída. —, pero el sentimiento es lo que cuenta. —habló él rápidamente para volver a sus acordes con la guitarra, y luego de eso, una risita… Y la conocía perfectamente. —She's got eyes of the bluest skies, and id ther thought of rain, I hate to look into those eyes and see an ounce of pian. Her hair reminds me of a war safe place, where as a child I'd hide, and pray for the thunder and the rain to… —Sintió la puerta abrirse medio centímetro y su mirada se fue inmediatamente hacia esta, provocando que la chica también volteara.
—¡Hola amiga! —saludó ella bien alegre como siempre cuando la vio ahí parada en la puerta de la habitación del rubio. Quizás él podría contagiarse un poco de la alegría de la castaña, pues él solo la había visto fugazmente y había vuelto a su guitarra, ahora se encontraba afinando sus cuerdas. Ella tragó saliva al ser conciente recién de la mirada que le había lanzado el rubio, fría, completamente fría y carente de cualquier tipo de emoción… La había mirado feo, lo sabía, lo sintió. Quizás estaba enojado con ella por interrumpir su momento con su… novia…
—Hola Mimi… —saludó T.K deteniéndose a un lado de ella. ¿Cuándo había llegado ahí? Hasta hace unos segundos él estaba haciendo quizás qué cosa…
—Hola T.K. —respondió el saludo del rubio con una enorme sonrisa. Tan linda como siempre ella…
—Hola… —saludó Matt dignándose a voltear a verlo.
—Hola hermano.
—Papá dejó dinero por si quieren ir a comer algo por ahí. —habló volviendo toda su atención a las cuerdas de su guitarra.
T.K sonrió y negó suavemente rodando sus ojos. —OK. —su papá los quería mucho, era muy considerado, pero el pobre viejo no sabía ni siquiera hacer un huevo frito. Estaba seguro de que si no fuera por su hermano, su padre estaría en los huesos y posiblemente en banca rota, hubiese gastado todo su sueldo el comida.
Llevaban más de una hora haciendo el bendito informe del dudoso existencial de Hamlet y sentía que no avanzaba nada, más bien su mente no avanzaba porque simplemente no podía con la imagen de Matt interpretando "Sweet Child O' Mine" para Mimi. Dolían, las desilusiones amorosas, y dolía aún más…
—¿Qué te pasa? —preguntó T.K luego de muchos intentos de que la castaña reaccionara.
—Creo que… Matt se enojó conmigo… —habló ella triste.
—¿Por qué crees eso?
—Me miró feo. —habló después de un prolongado silencio.
El rubio chasqueó la lengua, restándole completa importancia al asunto. —Él mira así a todo el mundo, relájate. No pasa nada, no está enojado…
Si ese había sido un intento de su amigo para calmarla, sinceramente no lo había logrado. "Él mira así a todo el mundo"… Significaba que ella no era más importante que cualquier otra persona en el mundo para él. Y si miraba así de ese modo a todo el mundo ¿Por qué con Mimi era diferente? ¿Por qué a ella la miraba de una manera especial, con aquella mirada llena de felicidad y amor en sus ojos?
Pareciera que los había invocado con la mente, porque de pronto escuchó la voz de Mimi platicándole algo a su parecer sumamente gracioso, y al parecer en realidad lo era porque Matt se estaba riendo. Él no se reía… Él con suerte sonreía, y de medio lado… Y ahora se estaba riendo, prácticamente a carcajadas. Caminaban de la mano, aunque solo recorrieron un par de metros desde el cuarto del rubio a la cocina, pero aún así iban de la mano.
De vez en cuando Matt le susurraba cosas al oído a la castaña, ésta sonreía con un leve sonrojo en sus mejillas y luego alcanzaba sus labios para besarlo. Quizás ante los ojos de todos serían la pareja perfecta… Él, un rockstar con la imagen de chico rudo, frío, serio, inexpresivo y misterioso. Ella, una chica dulce, cariñosa, amorosa, delicada, buena amiga… Casi una princesa. Sin duda lo eran, eran tan opuestos que llegaban a ser perfectos juntos, todo el mundo lo creía, y ella también, por más que quisiera negarlo le costaba mucho porque Mimi también era su amiga y quería su felicidad, aunque tampoco podía negar que le gustaría mucho más si la felicidad de la castaña estuviera lejos de Matt… Pero con solo verlos le parecía un anhelo rotundamente imposible.
Tras un sin fin de demostraciones melosas de su amor incondicional, prefirió concentrarse de lleno en su tarea para Lenguaje, pero era imposible no escuchar las bobas risitas de enamorados que emitían esos dos, o como se susurraban palabras de amor, jurando que ni ella ni T.K escuchaban, cuando en realidad ESCUCHABAN TODO. La situación ya la estaba hartando, estaba segura que en cualquier momento era capaz de levantarse e irse indignada, era como si el rubio tuviese conocimiento de sus sentimientos y lo hiciera apropósito para dejarle bien en claro que entre ella y él nunca, jamás en la vida pasaría algo más allá de una simple relación de adolescente ilusionada-mejor amigo de tu hermano, sin embargo ella sentía que esa no sería la mejor manera de decirle gentilmente que desistiera de sus sentimientos hacia él. Si le había querido romper el corazón, lo estaba logrando, y de la peor manera.
—Si te molesta tanto, no los veas… —comentó el rubio, que ni se había molestado en hablar bajo para que los tortolitos no escucharan, sabía de antemano que se encontraban en una burbuja, en un mundo donde solo se existían ellos dos y donde no eran conciente de nada más que del inmenso amor que sentían el uno por el otro. ¿Y él como sabía que le molestaba? —No hay que ser un genio para darse cuenta… —Quizás no era un genio pero si un telépata. —¿Desde cuándo te gusta mi hermano? —Ella abrió muy grande sus ojos, todo eso ya la estaba asustando.
Luego de un prolongado silencio, y luego de mirar al causante de su nerviosismo de reojo reiteradas veces se dispuso a responder, solo porque sabía que su silencio solo podía significar una afirmación segura, y posiblemente mientras más tiempo siguiera callada, el rubio lo interpretaría como el tiempo que llevaba viendo a su hermano como algo más que el mejor amigo de su hermano, además de verse como una completa tonta al seguir sin hablar.
Era una de esas tantas veces en las que después de los últimos días de clases del último año, con todos los preparativos para la graduación, los dejaban salir antes de la hora normal de término de las clases, y como ya era de costumbre, siempre su hermano llegaba con su mejor amigo y pasaban todo el resto del día haciendo las típicas cosas de hombres… Jugando a las luchas en el Wii.
El rubio llevaba cerca de media hora esperando que su amigo colgara aquel maldito teléfono. No entendía como podía ser tan baboso, había estado con Sora todo el día, y ahora cuando al fin tenían un tiempo de hombres a él no se le ocurría nada mejor que llamarla, ¿No comprenderá que Sora también tiene vida y amigos a quienes dedicarles tiempo al igual que él? Hubiese sido una mejor idea invitar también a Sora a jugar a las luchas con ellos, aunque el moreno había argumentado que hace tiempo que no pasaba una tarde de hombres con su mejor amigo, haciendo cosas de hombres como beber cerveza y jugar juegos de video, él en realidad creía que la verdadera razón por la que Tai no había invitado a la pelirroja, era porque siempre lo apaleaba en el juego.
Antes de llegar a la casa del moreno, había contado sus cigarros, le quedaban cinco, y ahora solo disponía de uno… En 30 minutos se había fumado cuatro esperando a que su amiguito terminara de hablar con Sora por teléfono, sabía que era idiota pero no sabía que se pusiera peor con una novia, de ser así jamás lo habría incitado a pedirle a Sora que fuese su novia. Gran error.
Suspiró meditando si sería un buen momento para fumarse su último cigarrillo o si mejor esperaba. Quien sabe cuanto tiempo más tendría Tai hablando con su novia… ¿Fumárselo ahora? ¿Esperar? Que gran dilema. Se quedó un largo rato con la cajetilla en la mano. Ya no sabía qué más hacer, en los primeros minutos después que el moreno llevaba hablando con Sora, él había aprovechado para noquearlo despiadadamente en la lucha, una y otra vez, subió su puntaje como nunca y disminuyó considerablemente el de Tai, luego de 10 victorias se había aburrido y había comenzado a fumar… 30 minutos… 30 LARGOS minutos… Quizás era un buen momento para acabar de una buena vez con el último de la caja.
—Miko deja de rascarte el cuello. —comenzó a reclamar la castaña siguiendo al gato desde su habitación hasta la sala. Vaya que era rápido el gatito, y hacía torpes los movimientos de Kari por atraparlo. —¿Por qué lo haces? Ya, deja de rascarte tanto. —hablaba más que nada sola. Al fin tomó al gato entre sus manos, obligándolo a no rascarse más, quitándole la pata trasera del cuello cada vez que éste la levantaba para rascarse.
El rubio la vio desinteresadamente. Quizás ella sabía que a él poco le importaba que el gato se rascara mucho el cuello, pero de igual forma lo gritaba a los cuatro vientos. Observó al pobre gato, desesperado por rascarse en los brazos de Hikari.
—Quizás le aprieta el collar… —comentó él sin más.
La castaña volteó hacia Matt impresionada. Él torció un poco sus labios, ladeó la cabeza y alzó levemente sus cejas, dándole a entender que era una posibilidad, pero ella no le tomó importancia, en su mente solo se paseaba la posibilidad, más bien, la afirmación de que él la escuchó. ¡La había escuchado! Y posiblemente no sería la primera vez, quizás cuantas veces él había escuchado sus comentarios y nunca se había atrevido a contestarlos… Esto solo podía significar una cosa, ella le importaba, y no la consideraba solo la hermanita de su mejor amigo. Sonrió, y emitiendo una boba y torpe risa regresó a su habitación aún con el gato entre sus brazos.
El rubio la miraba incrédulo a Kari, y a medida que su relato iba avanzando el sentimiento se acrecentaba más y más. —Ya… ¿y? —habló después de procesar toda la historia y de intentar buscar lo que había gatillado el enamoramiento de la castaña hacia su hermano.
—Y… eso… —habló como si nada ella.
Casi involuntariamente su mirada se fijó en la parejita del día y rodó los ojos con algo de desprecio y cansancio al ver como se miraban románticamente y como la castaña hundía su tenedor en el pote con fruta picada y crema chantilly que se habían preparado hace un rato, para dárselo en la boca a su novio, y como él abría la boca gustoso y masticaba con delicia el trocito de manzana. Mimi sonreía ante la acción de Matt.
Kari volvió a suspirar pesadamente, como lo había estado haciendo la mayor parte del tiempo.
—O sea que… ¿Te gusta mi hermano porque notó que a tu gato le apretaba el collar? Eso es ridículo.
—No, no me gusta por eso. Me gusta porque me escuchó, porque se dio cuenta de que existo, no fui invisible para él. —habló no muy fuerte para que el rubio enamorado no escuchara. Ella sabía que estaba tan sumergido en su mundo de fruta picada y crema chantilly con Mimi que aunque el mundo se estuviese acabando, él no se daría ni por enterado, pero aún así le costaba mucho trabajo hablar normalmente como su amigo.
—Aún así no deja de ser ridículo. —T.K cuando quería podía ser muy directo, y por ende, muy hiriente. —Es tres años mayor que tú…
—Eso no tiene nada que ver. —protestó ella. —Airi, por ejemplo, su novio es cuatro años mayor que ella y llevan más de un año juntos. Ellos son un claro ejemplo de que la edad no importa cuando hay amor.
—Tú lo dijiste, "cuando hay amor"… Aquí no hay nada.
—T.K estás siendo muy malo conmigo.
Y no lo entendía. Se suponía que el rubio era su amigo, y como amigo él debía apoyarla… Estaba segura de que ella lo apoyaría su él se encontrase en una situación similar. ¿Por qué era distinto? ¿Acaso estaba celoso de la posibilidad de que ella y su hermano pudieran mantener algún tipo de relación y alejarlo de él? Porque claro, siendo su hermano y ella, su mejor amiga, quizás él pudiera verse perjudicado porque ahora ellos lo dejarían de lado… No podía ser tan egoísta.
—¿Y qué quieres que haga? ¿Que te arme falsas ilusiones con mi hermano? Lo siento Kari, pero no soy de ese tipo de personas… —suspiró. —Míralos… —le pidió haciendo lo mismo él. Kari lo hizo pero de mala gana. —Se aman. Son felices… Y se les nota.
La castaña torció sus labios. Para su mala suerte, su amigo tenía mucha razón, a kilómetros de distancia se podía ver todo el amor que sentían
—Mi hermano la quiere de verdad, y se le nota que desde que están juntos él está mucho mejor… Está más alegre, se ríe más, es más feliz… Incluso ha dejado de fumar cuando está con ella, eso es algo que en todos estos años nadie ha podido cambiar, ni siquiera Jou y sus charlas sobre la salud.
Kari sonrió levemente, recordando lo potentes que eran aquellas charlas del superior.
—¿Les molesta si fumo?
—¡¿Perdón? —preguntó el mayor de ellos luego de soltar una corta carcajada irónica. —¿Y tú desde cuándo estás fumando? ¿No sabes que es un vicio importante que puede llevarte a graves enfermedades, incluso a la muerte?
—Jou déjalo, es cosa suya…
—Sora tiene razón, si se quiere matar es su problema, no nuestro. —habló despreocupado Tai.
—Es completamente lógico que le des la razón a Sora porque estás enamorado de ella. —dicho esto el peliazul, provocó el sonrojo tanto de ella como el del moreno, pero no era el único que les tiraba ese tipo de comentarios, es más, todos lo hacían cada vez que se les presentaba la oportunidad. Ya era hora de que esos dos atinaran a estar juntos.
A medida que pasaban los años, era cada vez más difícil juntarse todos, cada quien tenía sus propias obligaciones que debían cumplir, aunque siempre intentaran darse un tiempo para los amigos. Todos sabían que aquellos momentos eran muy valiosos.
Se habían hecho un tiempo todos para juntarse en un parque cercano y central para todos, compartir un rato les haría bastante bien en medio de todas sus obligaciones para la secundaria y preparatoria.
Matt por su parte seguía esperando con el cigarrillo en una mano y el encendedor en la otra alguna respuesta sensata de parte de sus amigos. Puso los ojos en blanco ante tanto bla-bla y ninguna respuesta madura de ellos. —Tomaré eso como un no. —dijo finalmente para llevar el cigarro a su boca y encenderlo.
—Por Dios, Matt… —ante las palabras de Jou, el rubio volvió a poner sus ojos en blanco para luego mirarlo de mala gana. —Tienes apenas 16 años y ya te metiste en el vicio del tabaco, ¿acaso piensas en tu futuro? ¿te imaginas cuando tengas 40? Serás un viejo dependiente de un tanque de oxígeno porque te destruiste los pulmones durante años, serás como aquel señor que sale en las cajetillas de cigarros. Tendrás los dientes amarillos y podridos por el tabaco… ¿Sabes cuantos cantantes han muerto bastante jóvenes por culpa de sus cochinos vicios? —intentó apelar al esfuerzo que hacía Matt junto a su banda para tener un poco más de fama y renombre y así al fin poder lanzar su carrera.
—Jou, cállate. —fue directo.
En vista de que el mayor iba a volver a protestar, Izzy decidió intervenir. —Déjalo Jou. Estás perdiendo tu tiempo…
—Gracias Izzy. Ustedes si que me entienden. —habló el rubio dirigiéndose a él, Tai y Sora, que lo habían apoyado, según él. Jou simplemente negó con rabia ante los oídos sordos de su amigo, provocando algunas risas entre el grupo.
Matt al fin podía ser feliz e inhalar aquel elixir en paz.
—Aleja esa cosa asquerosa de mi, Ishida.
Matt sonrió con hipocresía. —¿Esto? —preguntó cínicamente mostrándole el cigarro a Mimi, sentada a su lado.
—Si, aléjalo de mi. —ordenó ella como toda una princesa.
—¿No te gusta el cigarro?
—¡LO ODIO!
La diferencia primordial entre las discusiones entre Matt y cualquiera de ellos y las del rubio exclusivamente con Mimi, era que cuando discutía con ella, nadie se podía meter, a menos que quisiera que se tornara peor. Era preferible mantenerse callados, quietos y muy al margen de todo. Matt sonrió, eso no podía significar nada bueno, y llevó el cigarro nuevamente hasta su boca para inhalar el humo.
—Que pena… —habló él para luego voltearse hacia ella y botarle el humo prácticamente en la cara a la castaña.
—¡AHH, QUE ASCO! ¡ERES REPUGNANTE MATT! —se quejaba agitando sus manos delante de su cara para disipar inútilmente el humo. El rubio simplemente se encogió de hombros, como queriendo decirle que así era él y nunca cambiaría.
Dos años más tarde, las cosas ya habían cambiado un poco… Ya no se reunían en un parque como los niños buenos, ahora casi siempre el lugar para sus juntas era en la casa de Matt, y ya no habían simplemente bebidas o refrescos, también habían bebidas alcohólicas sobre la mesa, principalmente cervezas y ron. Esas eras las consecuencias de madurar. Además, por alguna extraña razón, se habían vuelto muy fanáticos de los juegos de azar, solo les faltaban las mujerzuelas, aquel era el típico comentario de Tai, en honor a Bender, y siempre después de que Tai decía eso, se llevaba un ya recurrente codazo, golpe o simplemente una mala mirada de parte de su novia.
Izzy acercó más hacia su cuerpo las doce cartas que tenía en su mano para evitar que el moreno las viera. Sora hizo lo mismo cuando Tai volteó su vista hacia su lado. Torció sus labios, sus amigos se tomaban muy en serio las reglas.
El rubio pensó en sacar otro cigarro de la cajetilla, desistió cuando pensó en el descaro que eso significaría para Mimi, dejar tirado el juego para ir a fumar a la terraza de nuevo, porque si, había estado fumando en la terraza solo para que ella no se enojara ni se quejara, pero tampoco quería despertar su furia fumando a su lado. ¿Por qué siempre tenía la manía se sentarse al lado de ella? ¿Le gustaba acaso? Y ella tampoco hacía nada por evitarlo, ¿Será acaso que ella gustaba de él? Optó por tomar su cigarrillo e ir a sentarse en medio de sus amigos, sabía que a ellos no les molestaría que fumara, es más, hasta podría jurar que al menos uno de ellos lo acompañaría.
—¿Qué? —preguntó Tai al ver la notoria molestia en los ojos de Jou. —Es mi amigo… Y lo acompañaré hasta en su lecho de muerte. —dijo llevando el cigarro que le había ofrecido Matt hasta su boca.
—¡Ah, claro! Y si Matt salta de un puente ¿Tú también lo harás?
—¿Qué no te sabes otro ejemplo que ese? —increpó Tai a Jou para luego encender el cigarrillo.
—¿Significa que te da lo mismo Sora? No te importa tu vida, ni la de ella… ¿No sabes cuánto sufriría si te pasa algo por andar imitando las mañas de Matt?
—¿Me das? —le preguntó Sora a su novio, señalando el cigarrillo. Tai no tuvo ningún problema en pasárselo.
—¿Tú también? Creí que eras más madura ¿Qué nadie me escucha, por la mierda?
—Hay que probar de todo en esta vida ¿no?
Esa había sido la simple respuesta de la pelirroja que lo había dejado aún con más sangre en el ojo… Tuvo que recurrir a su último recurso para que la personalidad viciosa por el tabaco de sus amigos desapareciera. —Tai, ¿sabías que el cigarro también te deja…? —habló con un tono sugerente haciendo un gesto con su pulgar hacia abajo. Sabía que si le daba esa razón a Matt le diría que poco le importaba porque no tenía novia para que se quejase de ese problema, pero Tai si la tenía, y le afectaba directamente… Sin embargo, el moreno solo se encogió de hombros antes de responder.
—Mientras Sora no se queje, no tengo de qué preocuparme.
Poco le importaba si sus amigos peleaban por culpa de uno de los manjares de la vida como lo era el tabaco, lo que le importaba realmente era no incomodar a la castaña con el humo del cigarro. Involuntariamente miró a Mimi, le sonreía y negaba levemente con la cabeza. En parte le divertía ver la capacidad que tenía él para que todos terminaran discutiendo por un mísero cigarro. No pudo evitar sonreírle también.
—Matt ha cambiado por Mimi, y ha cambiado para bien… Y tú deberías estar feliz por ellos, sobre todo por Mimi que es tu amiga.
—Y lo estoy, créeme… Pero no lo entiendo… ¿Por qué dices que él no puede sentir nada por mi porque soy menor que él? Airi es muy feliz con su novio mayor…
—Es distinto… Ella y su novio se conocieron así. Mi hermano solo te ve como la hermanita de su mejor amigo. Además siempre nos ha visto juntos, quizás hasta te ve como una hermana, te ha visto crecer… No mezcles las cosas, ¿quieres? Deberías dejar de sentir cosas por él, te lo dijo muy sinceramente, porque te quiero, estás perdiendo tu tiempo. Mi hermano solo tiene ojos para Mimi, y te lo repito, está muy feliz con ella… Es cosa de mirarlos…
Y hasta que al fin lo había logrado, en un día el rubio le había roto todas las ilusiones que tenía con su hermano. Pero también debía reconocer, que era muy difícil negar el amor que se tenían Matt y Mimi. Volteó nuevamente hacia ellos, y sonrió al ver a Mimi tomarle una foto con su celular al postre que habían preparado. Estaba segura que pronto aparecería en su twitter aquella foto con alguna descripción melosa. Sonrió más al ver como ésta vez era Matt quien le daba la fruta en la boca a Mimi… En realidad eran tan amorosos que eran insoportables, pero ya no insoportable malo, sino insoportable lindo. Sus amigos se venían lindos juntos.
Ya era hora de despertar de aquella estúpida ilusión y comenzar a preocuparse de otras cosas, y es verdad… Ilusionarse era muy lindo, pero el golpe al despertar de aquel hermoso sueño, dolía, y mucho… Pero se recuperaría.
Ñeee~ xD Bueno, no tengo mucho que decirles… Si se confundieron con la pareja que puse, lo siento mucho, éste fic no es un "Yakari" o como sea la weá, creo que hablo por Row y por mi cuando digo que ODIAMOS esa pareja, para nosotras las cosas bien claras, Tai con Sora, Matt con Mimi, T.K con Kari (aunque sean fomes ¬¬) y Miyako con Ken, como debe ser la weá xD En fin…
Pobre Kari… e_e su amor no fue correspondido, porque Matt es muy feliz con Mimi :D Tan feliz que me llegan a dar envidia xDDDD me pondré en campaña para buscar pololo… Soltero (OBVIOOOO D: ) Mayor de 21, morenazo, más alto que yo (1,63 no puede ser tan difícil xD), y que sea de la U porfa xDD No pido mucho xD No mentira 55. Ni ahí con los minos por ahora xD Hay que aprovechar de pasarlo bien con los amigos! ;D Forever soltera xDDDDDD
Y eso :D Espero de todo corazón que les haya gustado :) T.K Se las dio de consejero sentimental con Kari xD Como el Rumpy! ;D Le dejó las cosas bien claras y de paso le mató las ilusiones u.u POOOOOOBRE D: Así como a mi me mató las ilusiones el maldito árbitro! FUUUUU! Terrible imparcial el weón ¬¬ Yo estaba en el estadio, lamentablemente en la barra del Colo u_u pero me sirvió para ver que Pedro Morales NO estaba adelantado, y cuando pude vi la repetición del segundo gol anulado y la pelota NO había salido, hubiese sido 3-2 y ahora el Colo estaría buscando un nuevo técnico xD Porque mi papito lindo lo dijo, la U está entrenando no más, en cambio el Colo Colo se juega la permanencia de su técnico, y de unos cuantos jugadores xD Lo siento Pía, tenía que decirlo :B En todo caso tú también pensabas lo mismo xD Sobre todo con lo de Paredes y puta que estoy enojada con ese weón! En fin… Espero que les haga gustado el capítulo ;D Se vienen muchos otros amores no correspondidos, así que disfruten! :D Hay algunos bien entretenidos xD
Cualquier tipo de RR será bien recibido… No, mentira xD Solo los lindos :A Porque son RRs de cumpleaños para la pequeña Rowcienta :') que ya no es tan pequeña, está en la flor de la vida con sus dulces 15 añitos xDDDDDDDD Te imaginé como esas niñas de los programas "Quiero mis 15" D: Qué horror *sir xDDDD Bueno... Una vez más Roww linda linda *-* Feliz cumpleaños mi niña! :D Te deseo lo mejor de esta vida loca, y un negro que te viole y SI te deje su número xDD Mejor que un Matt te viole 1313 xDDD Te quiero linda *w* Disfruta ver a Kari en medio de su sufrimiento de amor no correspondido por quien te violará esta noche... TODA la noche 1313 y te va a gustar xDDDDD
Ya eso :B Mucho blabla... Así que eso :D disfruten, pásenlo bien y deséenle un lindo cumpleaños a Roww :D Y no le canten las mañanitas xD o les pegará D:
