¡Hallo! Buenos días, tardes o noches para todos los lectores que están detrás de la pantalla en este momento. Acá les estoy presentando otra historia Kuukai x Utau que salió de la mismísima nada, y que es el primer fanfiction que escribo de Shugo Chara! (quiero decir que este fanfic es un AU no muy alejado de lo que es la historia original de SC). Como notarán, estos son capítulos bastante cortos que ni siquiera llegan a las mil palabras; es que quiero ir de a poco, pensando bien qué escribir para obtener un buen trabajo en el final. Pero no se preocupen, ya que trataré de subir los capítulos diariamente, o cada dos días… todo es cuestión de cómo esté mi "motor". Esta historia próximamente tendrá lemon, así que quedan avisados. Bueno, eso es todo, cualquier review será bienvenido. Tschüss.
Nota: Lo único que me pertenece es la historia, lo demás, es de otros.
"¿Qué se necesita para poder ir y decirte…?"
Capítulo 1: Utau
- Una taza de café con leche espumada por favor. Ah, y azúcar. –
La rubia estaba esperando frente al mostrador, viendo como el chico vestido con un uniforme ridículamente blanco de Starbucks le preparaba su café con una maquina. Este salía de una canilla humeando, tentando el paladar de Utau. Delicioso. Y de la otra canilla a la izquierda, la leche. Le encantaba sentir la espuma en sus labios, como si fuese algodón de azúcar, y ni hablar del placer que sentía cuando se encontraba en su cavidad bucal. Era como estar masticando un pedazo de nube. "Que pensamientos tan extraños que tengo". Miro hacia la esquina noroeste del local. Había un LCD de última generación dejando ver un videoclip que había hecho ella hace unas semanas. En una esquina la emisora de TV había pegado la siguiente inscripción con letras que brillaban como diamantes: INCREIBLE NOVEDAD.
Suspiró. Le dieron el vaso de café, humeante, junto a un chocolate. - ¡Gracias por su compra! – Utau simplemente giró sobre su eje y se dirigió a una esquina del local, que estaba ambientado en luces blancas tenues que no llegaban a iluminar de una forma intensa, sino, tranquila… relajante. Los sillones eran ultrabajos. Se sentó en uno negro. Dejó su bolso a un lado, se cruzó de piernas y se dejó caer sobre las cómodas almohadas del sillón, casi recostándose. Esa mañana no quiso desayunar en su casa. Tenía miles de cosas en mente que se resumían a una sola palabra: Kuukai. No quería la compañía de nadie, ni que tuvieran lástima de ella. En su rostro había formado una mueca que se fundía entre tristeza, ansiedad, frustración y todos esos sentimientos que una chica de 16 años tiene al pensar en cómo decirle que lo amaba y deseaba tanto, de una forma que él ni se imaginaría.
Se había enamorado de esos ojos, aquellos en los que se podía ver reflejada siempre. Amaba cuando esos orbes la miraban, de arriba a abajo, provocando como consecuencia una sonrisa en su poseedor. Amaba su sonrisa atrevida. Le daba la sensación de que él podía ir contra el mundo, haciendo todo lo que él quería y ser entonces, alguien. Era perfecto, perfecto, perfecto… Pero entonces ¿qué la separaba de ser la única dueña de su mirada y de sus labios? Nada. O eso pensaba ella. Utau tenía la suficiente confianza, y autoestima para poder creer que él sentía lo mismo por ella. Pero ¿entonces?... No sabía cómo decírselo. Los dos eran amigos desde hacía mucho tiempo. Eso llevaba a hacer bromas algo pasadas del límite entre "amigos". Pero nada era con intención. Kuukai, en especial, se moría de la risa cada vez que ella le decía te amo. Y él respondía con un yo también. No entendía como él podía reír de esa forma tan estúpida, como si fuese la mejor broma del mundo.
Eso la llenaba de inseguridad.
Inseguridad que la mataba e infectaba. Y que parecía romperla en mil pedazos. Qué triste.
Pensaba en esperar que él diera el primer paso. Pero, quizás Kuukai tardaría demasiado. Y eso podría derivar en, abrirle el paso a otra loca fan, o en nada. No quiero esperar… No quiero esperar…Estaba llena de ansias. Quería todo y a la vez nada. Ni ella misma se entendía.
Había estado sumergida en sus pensamientos desde hacía media hora. Lo peor de todo, es que tenía nubes en la cabeza… Parecía que estaba volando en el cielo, pero no de una forma relajante como todos pensaban. Sino tensa, contracturada. No era para nada agradable esa situación. Sentía como le empezaba a doler el cuello. Decidió sentarse de una forma más correcta. Tomó el vaso de café y bebió un sorbo. Miró por la ventana… La gente iba y venía. Utau tenía ganas de estar siendo observada por algún chico guapo, de esos que salen en los mangas, y que venga a ayudarla en su problema. Para luego terminar enamorándose de él y olvidarse de Kuukai. Pero era imposible. Kuukai era ese todo y ese nada que ella tanto quería. Abrió el envoltorio del chocolate y comenzó a comerlo pedacito por pedacito, imaginándose a Soumi en ese mismo instante. Dulce.
