Digimon Adventure TRI

Hikari - Takeru

Advertencias: spoilers de Digimon TRI


No imaginó que al crecer su siempre atento amigo Takeru se convertiría en el mujeriego popular que era. La primera vez que le escuchó elogiar a una chica acerca de su atractivo físico, se sintió incómoda, pero comenzó a obviarlo a medida que lo escuchó más, y terminó siendo algo que salía de su boca con demasiada facilidad; comprendió que si seguía sintiéndose mal por lo que él decía, la única que pasaría malos ratos sería ella. Ellos eran sólo amigos, no debía preocuparse de lo que él hiciera o dejara de hacer si eso no atentaba contra su seguridad, ¿verdad?

No obstante cuando él comenzó a manifestar abiertamente lo linda que era Meico todo cambió, y la leve molestia que sentía cuando hablaba así de las chicas delante de ella aumentó; lo cierto es que Meico era demasiado linda y a diferencia de las demás con las que él pasaba el rato, compartía con ella algo que hasta el momento había sido exclusivamente de ellos: el ser niños elegidos.

Sentía que Takeru no le era indiferente, él la miraba cuando creía que ella no se daba cuenta y a veces sus miradas se sostenían más de lo normal, pero él se había convertido en ese adulador precisamente ¿cómo podía estar segura de si sentía algo especial por ella si era así con todas?

—¿Te pasa algo, Hikari? —preguntó Takeru.

Su voz había cambiado tanto a través de los años, pero que aun así ella pensaba que la podría reconocer y diferenciar de cientos de otras...

—No, sólo me distraje —respondió la chica.

Hubo un momento como los que ella describía como "lapsus" y sus miradas se quedaron fijas más tiempo del que se suponía era el normal.

—¿Puedo hacerte una pregunta? —consultó Takeru dudoso.

—Nunca has necesitado mi autorización para hacerme una pregunta —destacó ella.

—Es que esto es distinto —reveló.

—¿Por qué? —quiso saber Hikari.

Sus miradas se sostuvieron nuevamente, pero había sido tan intenso el momento que la chica no pudo mantener el contacto y finalmente desvió la vista.

—¿Por qué siempre le adviertes a las chicas sobre mis posibles malas intenciones? —interrogó él.

Takeru había tenido razón al advertirle de la pregunta que haría, porque aunque hablaban cosas como sus problemas, sus amigos y sus familias, había una parte de ellos que aunque bromeaban al respecto, jamás profundizaban.

—Sólo bromeaba —dijo ella quitándole el peso —. Si te molesta no lo haré más.

—No es que me moleste, es algo que me preocupa, más bien —aclaró él.

—¿Por qué? —titubeó ella.

—¿Es así como realmente me ves? —preguntó Takeru serio.

La pregunta era directa e ineludible. No tenía cómo escapar... ¿pensaba ella realmente eso?

—¿Cómo crees que te veo? —solicitó saber.

—Como alguien que juega con las mujeres, que no habla en serio… como alguien que suelta halagos con ligereza —habló él.

Hikari no pudo evitar una sonrisa, Takeru de un tiempo a esa parte ocupaba frases rebuscadas, o que de seguro habían sido usadas en novelas antiguas. A veces incluso ocupaba recursos literarios que ella conocía, pero que sus nombres eran tan complicados que no sabía ni cómo llamarlos.

—No es algo que cause gracia —destacó él.

Él no lucía demasiado contento por su risa.

—No, no me reía por eso —aclaró.

El silencio volvió a envolverlos. Había sido hecha una pregunta que necesitaba responderse, sin embargo aquella respuesta aún no era dada.

—Creo que sí, te has convertido en una persona que no escatima en halagos para el sexo opuesto —le respondió.

—¿Por qué eso es algo malo? ¿No les gusta a las chicas que les digan que son lindas? —expuso él confundido.

—A todas les gustan que les digan que son lindas, Takeru. Ese es el punto —explicó Hikari.

—No lo comprendo… —murmuró él confundido.

—¿No has pensando en cómo se sentiría una chica a la que le dices que es linda y piensa que se lo dices exclusivamente a ella? —esclareció ella.

Él pareció meditarlo un momento y luego asintió.

—¿Pueden malinterpretarme? —dijo él como haciéndose el desentendido.

—Sí —confirmó Hikari.

—Entonces… —dijo él —. No está bien decírselo a todas…

—Takeru, yo sólo te expongo mi punto de vista… no es que sea algo estipulado o estandarizado. Tú me preguntaste y yo te contesté con lo que pienso al respecto —fundamentó la chica.

—¿Y si un chico te dice que eres linda tú lo tomarías en serio? —indagó él.

—No lo sé, depende de que tan serio me parezca él —replicó.

—Si te lo dijera yo, que a tus ojos perdí credibilidad, no tendría ningún valor ¿cierto? —inquirió él.

Hikari se sonrojó ¿cuándo habían pasado a hablar un tema genérico a una pregunta tan personal como esa?

—Supongo que no —admitió.

—Vaya… —murmuró él.

Escuchar de su propia boca que ignoraba el efecto que sus palabras podían tener en las personas, apaciguó en parte su intranquilidad, pero a ella no la engañaba, él estaba consciente de que sus rasgos nórdicos eran llamativos para las chicas; y él utilizaba sabiamente ese recurso.

A ella no le quedó claro si él iba a dejar de hacer lo que hacía.

—Y ahora que lo sabes ¿dejarás de hacerlo? —interrogó ella.

—No creo —reconoció —. Pero si te molesta es algo que puedo evitar hacer. Al menos delante de ti…

—¿Y por qué me molestaría? —le siguió el juego.

—Yo sólo decía… —comentó.

La película estaba por empezar, por lo que cuando se atenuaron las luces, la conversación quedó hasta ahí, no obstante la conversación que habían tenido siguió muy presente en los pensamientos de ella.

—Creí que no se terminaría nunca —acotó Takeru al salir.

—¡Pero si fuiste tú el que la escogió! —exclamó con sorpresa ella.

—A veces lo que uno escoge no es lo que realmente quiere, sino que es lo más conveniente —dijo él serio.

—A veces no te entiendo… —acotó ella.

Él sólo le mostró una sonrisa un poco extraña que ella dejó pasar, pero que se cuestionó interiormente.

Mientras caminaban una duda asaltó a Hikari y se la hizo saber al chico que la acompañaba.

—¿Por qué no te gustó la película? —consultó curiosa.

—Porque me estaba distrayendo y terminó aburriéndome —exteriorizó.

—¿De qué te distraía? —consulté sin comprender.

—De lo que pensaba —respondió con simpleza.

—¿Y te pones a pensar en momentos así? —dijo ella sonriendo —. Eres extraño, Takeru.

—Reflexionaba sobre lo que me dijiste —confesó.

—¿Qué cosa en específico? —pidió detalles.

—¿En que si no sirven las palabras entonces si lo hacen las acciones? —interrogó él.

—¿Qué cos…?

No pudo terminar de hablar porque fue interrumpida. Takeru a la salida del cine se apoderó de sus labios, tímido en un comienzo, y más confiado al pasar los segundos al notar que ella no lo rechazaba.

—Me dejaste en una desventaja… si no crees lo que digo, ¿si le darás credibilidad a mis acciones? —sondeó.

Hikari estaba sorprendida, por haber sido besada y por la explicación que el chico le dio poco después de romper el silencio que se había generado. ¿Había hecho eso porque estaba preocupado de lo que ella pensara de él y su comportamiento? Porque al contrario de lo que de seguro él creía, eso sólo logró que reafirmara sus creencias acerca de él.

—No tenías que besarme —dijo ella molesta.

Ella siguió su camino dejando a Takeru detrás.

—Hikari… —la llamó —. No voy a esperar por siempre, así que empieza por creerme que contigo voy en serio.

Continuará...


Surgieron de pronto mágicas ganas de volver a escribir Takari después de ver Digimon TRI: Decisión... aunque admito que lo que se dice que la tercera parte será en septiembre hace que me den ganas de ahorcar a alguien...