Se quedo en silencio, se quito el casco un momento para sentir el aire en su piel, el viento agitar su cabello y dar un largo suspiro mientras que se quedaba mirándole, al fin en casa, al fin en Gotham.

Hacia un tiempo que se había dedicado a trabajar con los Outlaws, hora de un cambio de ambiente, un poco de tiempo para trabajar solo, para darse el tiempo de pensar que quería hacer ahora. Escucho por su auricular a Tim, había un robo a una pequeña joyería en el centro, nada complicado, pero era mejor no ponerse blando ni sentimental.

Bajo por los callejones y entro por la puerta que había sido forzada, entre las sombras vio a alguien moverse torpemente. Estaba recogiendo todas las joyas entre cristales rotos hasta que él le apunto con el arma deteniéndola en su cabeza

-levántate, no queremos despertar a los vecinos

Dejo de hacer su tarea, movió sus manos lentamente hacia arriba y se levantó, pero como él lo supuso solo fue para golpear, lo que si le sorprendió fue que con un rápido movimiento le quito el arma y lanzándole al suelo. Se quedo algo sorprendido, pero no tardó en reaccionar, se lanzó sobre su objetivo derribándole, trato de liberarse, pero solo dejo caer su capucha para ver un fino rostro de mujer, una pálida piel con unos labios de un color rojizo el cabello oscuro

- ¿eres una chica?

-felicidades, genio-dijo enojada

- ¿amante de las joyas?

-ya quisieras

Ella le golpeo en la frente, lo que le desestabilizo, y así aprovecho para escurriese de su agarre, tomo su mochila a prisa y se movió hacia la salida. Red Hood se apresuró a seguirle por el callejón, pero era bastante rapida. Volvió a tomarle del brazo y trato de atraparle, pero estaba bastante enojada para lanzar golpes a diestra y siniestra. Se apresuro para atraparle en la pared, se encontró con sus ojos de un color verdoso y el ceño fruncido detrás de un poco de pintura para cubrir su identidad.

-no puedo dejarte ir con esto

-es… es una buena causa

-si me dieran un dólar por cada vez que me dicen eso

- ¡es enserio!... es… lo necesito, no es para mí pero

-te dejare ir, pero no quiero verte robado de nuevo ¿entendido?

-enserio ¡tengo que llevarlo! -dijo tratando de liberarse

- ¿enserio? ¿quieres que te crea? ¿acaso tu madre, hermana o hija esta muriendo?

-casi… algo así -desvía la mirada

-oh vamos-dijo riendo-tienes que estar bromeando… ¿estas robado para personas que ni siquiera están relacionadas contigo? -le suelta- vuelve a casa, niñita, no tienes pro que andar robado… y si tienes alguien que te esta obligando, es el momento de decirlo

-nadie me está obligando… casi

-mira- le mueve la manga de su brazo- marcas ¿acaso te inyectas algo?

-si, no es nada bueno-se suelta- ¿sabes que? Quédatelo ¡lo conseguiré de otra manera!

El pelinegro se quedó en silencio un momento mientras le miraba alejarse, no había más que un par de joyas en la mochila. No sabía porque, pero su historia era bastante extraña, así que la siguió, le dio la mochila a Tim que pasaba por ahí, le dio su equipo y se fue como civil siguiendo a la mujer. Se metió a un baño público y salió con la cara limpia, ahora peinada y mucho más civilizada, ahora podía notar su cabello negruzco, rizado y corto tocándole los hombros, la piel pálida, había salido con una camisa oscura y de mangas largas con un pantalón también oscuro. La siguió hasta una casa de empeño, al parecer más de una cosa había logrado, pero no lo que esperaba, ya que no salió con buena cara y siguió su camino en silencio y caminado rápidamente. Pasaron varias cuadras, pensando que volvería a casa estaba a punto de dejar de seguirle cuando escucho un fuerte sonido, algo que le llamo la atención, el sonido de una ambulancia. Se quedó mirando donde estaba, caminando por un oscuro parque que llevada a un pequeño hospital. Quizás su historia no sonaba tan loca

- ¿puedo saber por que me sigues?

- ¿Qué? ¡yo no te estoy siguiendo! ¡loca!

-oh, claro, tu no haces esa voz idiota de Batman ¿no?... cómo te dicen…hum, Red… algo

-Red Hood, y no… loca

-por dios, eres tan obvio ¿acaso te sientes mal? ¿culpa?

-no-desvía la mirada- solo… eres muy extraña

-Ellie… me llamo Ellie

-vaya, que directa

-bueno si estas tan interesado, Red… quizás quieras empezar por eso

-mira la verdad, no sé por que te seguí... solo fue un presentimiento

-vamos... creo que puedo invitarte un café

Entraron en silencio, este no era un hospital cualquiera, era donde se trataban las enfermedades más crueles de la humanidad, pero no quería ni siquiera pensar en el nombre, jamás era bueno. Ella le ordeno que esperara ahí y se metió a una oficina, donde tan solo unos minutos después ella salió de mala cara

- ¿estás bien?

-solo falta un poco más…-suspira- solo un poco y la operaran

- ¿a quién?

-estaba en un grupo de apoyo hace unos años, ella estaba y en ese tiempo estaba bien ¿sabes?... ahora está muy mal y su familia no tiene para pagar… son donativos anónimos, por si lo preguntas

-pensé que… había una fundación que…

-hace años que no vemos ni siquiera una sombra de ese dinero, al menos en este lado de Gotham

La siguió entre los pasillos, el olor a antiséptico le tenía mareado, todo era blanco a la vez oscuro, pero él se quedó siguiéndole hasta una habitación. Dentro había una mujer que estaba acostada y con un gorro bastante colorido. Se veía bastante desolada pero la pelinegra se escurrió por la puerta y la mujer sonrió de inmediato, ella busco en su bolsillo y sobre la mesa dejo una flor de papel, le dijo unas breves palabras y salió a prisa antes de que pasara una enfermera que le dijo que se fueran del pabellón

Le guio hasta la cafetería donde rebusco en su bolsillo algunas monedas para pagar el café, pero finalmente el pago a pesar de que la mujer no quería. Ella camino hasta un sofá vacío escuchando las noticias nocturnas y viendo algunas personas durmiendo en las sillas

-entonces… ¿tú también?

-oh… hum, si… pero estoy en remisión esperando reunir para la cirugía, aunque como no es urgente estoy preocupándome de otras cosas

- ¿estas locas?

-tengo cosas de que preocuparme, no voy a dejar morir a nadie, no si puedo evitarlo

-te estas matando

- ¿Qué te preocupa? -frunce el ceño-ni siquiera se tu nombre

-bueno, si hubiera sabido te hubiera dejado ir con las cosas

- ¿bromeas? -dijo sorprendida- ¡puedes salvarle la vida!

-bueno, empecemos del principio… me llamo Jason

-Ellie, Eleonor Carter… estoy aquí desde los 15 años… solo hace un poco que me dejaron ir, antes era muy sana por eso pude derribarte, hacia muchos deportes… las heridas que viste en mis brazos son quimio

-lo siento, te juzgue mal… enserio

-descuida ¿Cómo ibas a saberlo?

-n-no se… yo usualmente, no tengo esa clase de presentimientos

-sabes… después de todo esto, yo creo en el destino, quizás… solo era eso

-suena un poco

- ¿ridículo?

-inocente -sonrió levemente- bueno, déjame ayudarte

-no, no es necesario

-no es por ti, es por tu amiga

Se acerco a la oficina donde ella había entrado la primera vez, pero le pidió que esperar afuera, sabía que ella no podía provocar una pelea en ese momento así que solo entro sin más. Dentro había un hombre que le miro sin ganas, él ni siquiera se sentó solo lanzo el dinero sobre la mesa.

-la mujer que está en el pabellón H, habitación 4 cama 1, supongo que el dinero ira directo a ella

-mire señor, hay muchos cargos extra por las operaciones riesgosas, no es menor lo que tiene la señorita… hum-dijo mirando en su computadora-creo que no van a operarla

- ¿que? -dijo molesto-mi amiga acaba de decir que solo faltaban mil dólares

-no ha habido ningún deposito

- ¿estas bromeando? -golpea la mesa-supongo que eres una clase de idiota

-está en un hospital ¿sabe?, mejor que tenga un poco de respeto

Jason frunció el ceño y con un rápido movimiento se acercó y le agarró del cuello, deslizo su mano a su espalda y tomo su pistola, le apunto sin miedo. La mujer estaba impaciente afuera, se volvió hasta la puerta para escuchar, pero solo escucho un golpe, se apresuró a entrar para ver a Jason tomar al administrador del cuello, se apresuró a cerrar la puerta y mirarle indignado

- ¡hay cámaras aquí!

-no si a él le conviene-lo empuja contra la silla- Ellie ¿cuántas veces viniste esta semana para dar dinero?

-3 veces, el lunes traje mil, el miércoles traje 800 y el sábado en la madrugada traje 5000

- ¿de dónde diablos sacaste 5000? -le mira asombrado- el punto es que… él dice que no hay dinero

- ¿Qué? -frunce el ceño- ¿acaso quieres que te quite algunos dedos? -dijo la mujer acercándose- porque si es necesario lo hare

-por eso no hay cámaras aquí-le apunta- vas a poner todo el dinero en la chica, ahora

-Samantha Lhyte-dijo la mujer- si se te olvida, si a ella a primera hora de la mañana no la estas operando voy a sacarte un ojo… solo uno, para empezar

El pelinegro guardo su arma y se quedó sentado esperando que ingresara los datos para que a primera hora en la mañana comenzara la operación, la mujer lanzo un suspiro de alivio, aunque seguía molesta con lo sucedido. Sin decirse nada volvieron a la cafetería donde en la mesa aun esperaban los cafés, ahora fríos. Él se quedó mirándole un momento, era pálida, delgada y pequeña debido a su enfermedad, pero para nada delicada, le había dado una buena pelea y eso era algo que no pensaba dejar pasar

-cuando no estas asaltando joyerías ¿Qué haces?

-bueno… soy asistente, una secretaria en las mañanas y por las tardes bueno no siempre robo, casi nunca, solo lo necesario, cuando detengo asaltos me dan algunas remuneraciones… hum también, esto es un poco vergonzoso

-nada puede ser tan vergonzoso

- soy acompañante en cenas lujosas, no de forma intima, pero, aun así, son unos buenos dólares por solo vestirme bonito

-ok, no es tan malo como suena-dijo riendo- es lo que tenías que hacer

-gracias por venir… por seguir tu instinto

-ok, pero… que te parece si vamos por un café, uno de verdad… ¿sábado?

-la próxima semana

-te llamare

-no te he dado mi numero

-vamos-dijo riendo- lo obtendré de todas maneras… solo espera, si te llamo antes del final del miércoles, saldremos

-buena suerte-dijo riendo