SIN DAÑOS A TERCEROS

Por Maytelu

Disclaimer: Los personajes de la serie de libros de Harry Potter, pertenecen a la maestra J.K. Rowling y demás compañías con derechos. Sueño con que Ronald Weasley sea mió, pero me conformo con que sea de Hermione Granger. Utilizo los personajes para esta historia, es cierto, pero sin algún fin de lucro. Los fragmentos de canciones que se encuentran en la historia, no son de mi propiedad.

DEDICADO ESPECIALMENTE A: TODOS aquellos autores de fanfics Remus-Tonks que me han hecho quedar fascinada por esta pareja y que de forma indirecta, me han orillado a escribir sobre ellos.

Es NECESARIO que presten atención a los cambios de escena marcados con: OoOoOoOoO. Gracias por su atención y disfruten la lectura.

PARTE I.- Ellos y Nosotros.

Justamente ahora,

irrumpes en mi vida,

con tu cuerpo exacto

y ojos de asesina,

tarde como siempre

nos llega la fortuna.

-Ricardo Arjona-

Su andar era apretado, incluso con algo de prisa, sin embargo no perdía aquel porte de caballero ingles. Y es que Remus J. Lupin podía ser cualquier cosa, menos impuntual.

El hombre miró con algo de disimulo la hora que marcaba su reloj muggle, no llevaba casi nada de retraso, pero aún así se sentía responsable de llegar unos minutos antes de la hora fijada. Costumbre. Era sencillamente una costumbre, como tantas cosas en su vida.

Después de tantas catástrofes, al fin se sentía estable, lo más estable que él podía estar… no podía pedir más. Lord Voldemort había caído tres años atrás y con él se habían ido amigos y enemigos, hermosos y terroríficos recuerdos, pesadillas… y sueños. Había sido algo parecido a una potente lluvia que tras hacer que las nubes derramen miles de lágrimas, dejan despejado el cielo. Ahora la vida de Remus, estaba así, como despejada y en equilibrio; ahora podía darse oportunidades que antes anhelaba tener.

Michelle Miller tenía el cabello castaño claro y corto hasta los hombros, ojos color miel, la nariz pequeña y los labios carnosos. Su cuerpo ni era muy delgado, ni muy lleno, pero tenia todo lo necesario en su lugar, más de lo que se podría esperar de una mujer de 35 años. Mas no era el físico lo que había llamado la atención de Remus Lupin.

Él aún recordaba de que forma la había conocido y en donde: una sencilla y recóndita biblioteca de Londres, él buscando ampliar los horizontes de su conocimiento y ella buscando información sobre un tema que, irónicamente, él conocía mejor que nadie.

¿Y quién iba a pensar que seis meses después él comenzaría a salir con una mujer muggle? (¡Oh si, porque Michelle tenia de magia lo que él de mortifago!) Nada parecía encajar en todo ese tiempo: la forma en que él se había acercado a ella dándole información que, en otros tiempos, hubiese pensado, le delataría de inmediato; el como ambos continuaron asistiendo en horarios establecidos extraoficialmente, de forma que coincidieran a propósito; como él le había confesado que era un mago y ella, solo había alzado los hombros sin darle mayor importancia; la forma en que él le había confesado ser muy peligroso y ella le había respondido con una sonrisa que el que fuera un licántropo no lo haría escapar de su siguiente cita. No, nada de eso parecía ser real, pero lo era.

Y dos años después, aquí estaba, ADORANDO a aquella mujer que siempre le recibía con una sonrisa sincera antes de preguntarle 'cómo le había ido en el colegio', haciendo énfasis en esta última palabra para referirse a Hogwarts, donde él había regresado a dar clases de Defensa Contra las Artes Oscuras a petición de la actual directora, Minerva Mc Gonagall.

Remus sonrió a medias. Ya varias veces se había encontrado a si mismo haciendo la misma reflexión sobre lo que ahora era su vida. No era fácil dejar atrás un pasado, ni todo lo que había existido en él, pero estaba valiendo la pena intentarlo.

Así que la multitud de voces, los ruidos de los autos, las prisas de los habitantes de la ciudad, lo regresaron a la situación presente. Y a él ya solo le faltaba cruzar una avenida para llegar al café donde ella, Michelle, le esperaba.

Inconscientemente, Lupin metió las manos a los bolsillos de su pantalón y comprobó con satisfacción, que estos estaban llenos. No era un hombre rico, pero al menos ahora podía invitar a su acompañante una cena. Y pensar que aquellos tiempos de bolsillos vacíos se habían ido.

Lanzó un suspiro.

El semáforo cambió el color y esa fue la señal que le indico que podía continuar con su camino. Tan distraído estaba, que no se percato de algo… (Si lo hubiera hecho, tal vez, la historia habría sido distinta). Remus entró entonces al negocio: un café nada elegante, pero con muy buena atención, 'un rinconcito privado y acogedor' como solía decir Michelle. No había mucha gente y eso le daba más confianza a hablar con ella de cosas que sucedían en la comunidad mágica, siempre por supuesto, cuidándose de no decir algo que llamara la atención y lo que a veces le llevaba a hablar con claves, situación que Michelle disfrutaba como adolescente.

-¡Hey, Remus! -gritó alguien a lo lejos mientras alzaba la mano. Él sonrió con un brillo en los ojos. Ahí estaba ella ¡Otra vez le había ganado! Por supuesto, a él no se la había hecho tarde, incluso aún faltaban diez minutos para la hora concretada, pero Michelle también acostumbraba a ser puntual y más que eso, solía llegar temprano a las citas.

Cada fin de semana, siempre en el mismo café, a la misma hora. Él puntual y ella siempre un par de minutos antes. Ella agitando la mano y él sonriendo con un brillo en los ojos. Era costumbre, todo era costumbre.

-Cariño. -Remus se acerco a la mesa y saludó a la mujer depositando un suave beso en sus labios.

Michelle sonrió entonces -¿Cómo te ha ido en el COLEGIO?

Y ahí estaban otra vez. Así era como empezaban todas sus conversaciones. Esta vez Remus le contaría que sus alumnos de tercer curso habían aprendido a enfrentarse a 'sus miedos' (refiriéndose por supuesto a los boogarts, de los que él ya le había hablado); que la directora le había ofrecido, después de tantos años desocupado, el puesto como jefe de su casa (un par de ojos curiosos se posaron en él por como había sonado aquella frase y Michelle solo había alzado la ceja fingiendo que había entendido lo mismo que ellos). Remus se interrumpió para bufar, fingiendo enojo y ella le dedicó una sonrisa cómplice. La conversación entonces continuó y él dejo de hablar para permitirle a Michelle contarle sobre su semana: lo mal que iban las ventas en su librería, el divorcio de su amiga de la infancia y una que otra vanalidad muggle que a Lupin le parecía interesante en labios de ella.

Un par de tazas de café más y la cita habría concluido como era costumbre: ellos se levantarían (él ayudándole a ella) y caminarían un par de horas por la ciudad, una por Hogsmeade y otra por las calles muggles, y después irían al hogar de alguno de los dos –esa noche era turno del departamento de Remus- para concluir su cita con un encuentro normal entre dos adultos de su edad. Por supuesto, aquella era la costumbre.

Sin embargo, a veces hay situaciones que escapan a nosotros y quiebran nuestra rutina.

OoOoOoOoO

Azul, su cabello era azul cielo y lo llevaba atado en una coleta desordenada, combinaba de forma armoniosa con la blusa negra y la falda corta que era del mismo color de su pelo. Esa tarde ella había decidido vestir a la usanza muggle. Caminando junto a ella y tomándole de la cintura, un pelirrojo de complexión robusta iba vestido con ropa del mismo estilo: pantalón de mezclilla y playera marino de manga corta que dejaba ver un llamativo tatuaje de un dragón en su brazo derecho.

Una pareja así, no pasaba desapercibida en la ciudad. Los comentarios de su aspecto no se dejaban esperar. Pero a Nymphadora Tonks eso le venia valiendo un sorbete, DETESTABA a la gente prejuiciosa y punto. Charlie Weasley, por otro lado, parecía ir demasiado distraído contemplando los aparadores de la ciudad, como para atribuir a si mismo y a su acompañante, todos aquellos murmuros que llegaban a sus oídos sobre 'dos jóvenes rebeldes' o sobre la 'juventud desenfranda y delincuente de ahora'.

-Oye Charls. -Tonks se mordió el labio como pensando lo que iba a decir. Charlie le miró curioso -¿Estas seguro de que quieres regresar solo a Rumania?

Charlie rió –No -contestó divertido, lo que le provocó a la mujer un gesto de sorpresa.

-Pero…-

-Tonks, no estoy seguro porque yo NO dije que quería regresar solo. Fuiste tu la que me expuso que quería quedarse un mes más en Londres para 'ayudar a mi hermana y a Harry' –el Weasley alzó la ceja aguantando una sonrisa –De cualquier forma, te he alejado ya dos años de tu familia y amigos, así que un mes separado de ti es un precio bajo a pagar, si después volveré a tenerte más tiempo.

Nymphadora sonrió amablemente. Aquel hombre podía ser muy tierno cuando se lo proponía, tanto como era valiente y hasta seductor. Secretos Weasley, suponía ella.

¿Y quién lo diría? Cuando el regreso de Lord Voldemort traía a la comunidad mágica de cabeza y ella era miembro activo de la Orden del Fénix, Molly Weasley le había ofrecido a uno de sus hijos para… si, para quitar de su camino a Fleur Delacour y ahora, años después, que TANTAS cosas habían cambiado, ella estaba saliendo con un hijo de Molly, mas no el que ella le había casi regalado.

No estaba muy claro para ella como es que habían comenzado a salir. El principio de su relación tenia un poco de neblina. Lo único que había podido traer a su mente era un tierno abrazo que él le había brindado mientras ella derramaba algunas lagrimas por… alguna razón, luego de eso un chiste muy malo sobre dragones y una extensa conversación sobre quidditch, finalmente tres meses después, un beso que ella le había arrebatado, producto de una apuesta con Fred y George. De cualquier forma, ese había sido el inicio. Y Charlie se la había llevado a Rumania con la protesta de Andrómeda Black y las lagrimas de algunos de sus amigos.

Entre sus cavilaciones, Tonks no se percato que Charlie se había detenido de súbito y miraba hacia un punto fijo con la ilusión con la que un niño miraría un juguete nuevo.

-¡Oye corazón! -gritó el pelirrojo con emoción.

Tonks se giró entonces, con el ceño fruncido: le gustaba la ternura, pero no la mermelada… y esa era de las pocas cosas que le desagradaban de su novio. -¿Qué pasa Charlie? –Y ya que generalmente ella le llamaba 'Charls', el Weasley se dio cuenta de su error.

-Estaba pensando… -él continuó como si nada hubiese sucedido- ¿Te gustaría tomar un café?

Ella entonces observo el sitio que Charlie miraba insistentemente -¡Ah! Ya veo. Es una cafetería muggle. ¡No me digas que nunca antes habías visitado una! –exclamó Tonks juguetona.

Charlie hizo un mohín –¡Por supuesto! Pero ninguna aquí en Londres, aunque no lo creas. ¿Entonces, que dices?

La peliazul rió con ganas –Ya veo que el gusto de los Weasley por las cosas muggles, es hereditario- él la miró fingiéndose ofendido –Bien, bien ¡me encantaría una taza de café!- Charlie no esperó entonces un segundo más y tomó a Tonks de una de sus manos, tomando carrera hacia el pequeño local, mientras ella se deshacía en risas.

El sitio era agradable, con poca gente y con música ambiental que podía relajar al más estresado. Además había un olor a café tan delicioso que se antojaba ordenar una taza de inmediato. Charlie pidió una mesa y Tonks se dedico a mirar alrededor para apreciar el lugar.

Una mirada. Solo eso basto para que un par de ojos castaños se encontraran.

Y entonces las mascaras de felicidad se cayeron.

¡Tonks!

¡TONKS!

¡Nymphadora!

Los gritos ya no se escucharon lejanos. Tonks giró su rostro totalmente pálida y consternada. Charlie le miraba confundido –No…- ella apenas balbuceo –No¡no me llames así!- gritó con una fuerza tomada de quien sabe donde.

Y si su intención más firme en aquel momento, era pasar desapercibida y salir de aquel sitio sin causar un desastre, logró todo lo contrario. Su grito, había irrumpido la calma y tranquilidad de aquel lugar, por lo que varios pares de ojos se posaron en ella y en Charlie, incluyendo aquellos castaños que anteriormente se había encontrado.

-Jóvenes.- escuchó ella que alguien recitaba –Recuerdo cuando tenia su edad, las peleas con mis novios siempre se debían a insignificancias. Pero uno madura con el tiempo y las experiencias ¿no lo crees así, Remus?

Tonks se quedó de piedra y Charlie giró su rostro con aire ofendido, aquel que se veía en los Weasley cuando hablaban de algún miembro de su familia. ¿Por qué nada pudo impedir ese momento?

-Profesor Lupin.- saludó el pelirrojo con respeto, acercándose a la mesa del mencionado y haciendo indirectamente, que los demás clientes volvieran a sus asuntos.

-Charlie.- contestó el castaño con voz cansada, una voz que él mismo no se escuchaba desde hacia varios años -¿Cómo has estado?-

Charlie sonrió, mas no era una sonrisa amable. Aquel saludo inicial, había sido sencillamente una formalidad –Bien. -Contestó secamente. Tonks no se atrevió a dar un solo paso y se quedo en el mismo sitio en el que había permanecido desde un principio. Su mirada fija, su respiración agitada.

Remus J. Lupin no se pudo sentir más incomodo –Oh, lo siento. –Se disculpó- Ella es Michelle Miller, Michelle, él es Charlie Weasley, hijo de Molly y Arthur ¿recuerdas que te hable de ellos? –pese a todo, Remus también seguía formalidades.

Charlie y Michelle intercambiaron un rápido apretón de manos.

-Creí que estabas en Rumania- susurró Lupin. Aquella había sido una nota mental que hizo pública.

-¡Oh, si! –Contestó el Weasley, con aire más relajado –Regresé hace un par de semanas y mañana me voy.-

Tonks apenas si parpadeaba: cabellos castaño claro, ojos miel, nariz pequeña… uñas perfectamente cuidadas, dedos entrelazados con otros más gruesos.

-Ya veo. -Remus notó entonces, que hasta un estornudo podría ser el detonante de un explosivo.

Charlie dio la vuelta. –Espero que la siga pasando bien, profesor. Nos veremos luego. –Y por supuesto que aquel 'nos veremos luego' había sido el equivalente a 'hasta nunca'. Cosa que solo sabrían Remus y Charlie. –Gusto en conocerte Michelle -agregó el pelirrojo alzando la mano y caminando hacia donde se encontraba su novia.

Sola, petrificada, temblando, con sudor en sus manos, con la vista fija y con un grito ahogado en la garganta. Nymphadora Tonks pasó saliva y pudo moverse un milímetro apenas al sentir a Charlie tomarle delicadamente del brazo. Un sencillo gesto que hizo que su cerebro pudiera ordenarle al resto de su cuerpo moverse. Y cuando pudo parpadear y sentir una ligera humedad en sus ojos, se encontraba fuera de aquel café, con su novio observándole de manera preocupada. Pero ella solo pudo girarse de forma discreta y se sorprendió un poco al ver su reflejo en uno de los aparadores de aquella calle.

Dentro del local, parecía que nada hubiese sucedido, o casi nada.

-…¿No crees Remus?-

Lupin se sintió pasmado, como al niño que cogen haciendo una travesura. La mirada que le dirigía Michelle era de consternación –Lo siento, no escuche lo último que dijiste -se disculpo él.

-He dicho… -exclamó ella un poco herida –que la facha de este conocido tuyo, me sorprendió tanto como la de su acompañante, de manera que incluso me pareció que ella tenia el cabello de un color distinto al rosa chillante que le vi cuando salieron.-

Remus alzó una ceja -¿De verdad¿Y qué color creíste ver? –su pregunta no era por curiosidad, ni por seguirle la corriente, sino para confirmar lo que él mismo había visto y creía TAMBIEN estar imaginando.

-Azul, pensé que ella tenía el cabello azul y recogido en una coleta. En fin, son interesantes tus conocidos Remus, tal vez algún día podrías presentarme algunos más – dijo ella emocionada.

-Si, tal vez –contestó él.

Aquel día Remus y Michelle no seguirían su rutina. Se había roto la costumbre. Él había argumentado sentirse enfermo y tener trabajo acumulado, pretexto que jamás tuvo que utilizar en un pasado.

Michelle había intentado persuadirlo y él corto tajantemente cualquier atisbo de esperanza que ella tuviera, sacando de su manga un truco sucio: "Se acerca la luna llena, cariño. Necesito sentirme bien para que los daños sean menores, lo sabes"

Ella ya no dijo nada más.

Aquel día, Tonks fingiría que Charlie y ella no habían entrado a esa cafetería. Charlie le preguntaría insistentemente si se encontraba bien y ella, actuando magníficamente, le aseguraría que se encontraba perfectamente.

"¿Qué hay de tu cambio en el pelo, Nymphadora?" Había preguntado el pelirrojo sin creerle una pizca de sus palabras. Ella había sonreído magistralmente y le había contestado como quien comenta el clima "Creí que te gustaría más este color, ya que así me conociste"

ÉL ya no dijo nada más.

Aquella noche, Remus J. Lupin y Nymphadora Tonks no durmieron.

FIN DE LA PRIMERA PARTE

POR

MAYTELU

OoOoOoOoO

Notas de la autora (18 de junio de 2006): Sé muy bien que no debería estar haciendo esto. Principalmente porque otros fanfics míos están esperando desde hace un año actualización, porque este es un proyecto de varios capítulos y seguramente no voy a actualizar pronto y porque debería estar estudiando Patología ¡Pero no aguante las ganas de escribir y de subirlo! Cuando la inspiración llega, llega y ¿qué puedo hacer yo?

En fin, espero de todo corazón que este capitulo les haya agradado o al menos llamado la atención. Es mi primer Tonks y Remus, así que ténganme consideración y ayúdenme a corregir cualquier horripilante error que pueda tener respecto a alguno de los personajes.

¿Por qué puse a Tonks con Charlie? Bueno, eso es algo que yo misma me pregunto, pero lo más cercano a una respuesta es que ADORO a los Weasley y ya que Molly quería que Tonks saliera con Bill…

¿Por qué Remus esta saliendo con Michelle y no con Tonks¡Oh! Eso espero poder aclararlo en los próximos capítulos.

Comentarios, regalos, sobornos, jitomatazos, todo bienvenido. Pueden dejarme amablemente un review que alimenta mi alma y mis ganas de escribir o escribirme a maytelu15hotmailcom¡Gracias!