Todos los personajes que aparecen en esta historia pertenecen a la autora "Cassandra Clare". Este relato transcurre en el período de tiempo comprendido entre el libro Ciudad de Cristal y el libro Ciudad de los Ángeles Caídos.

LA VIDA DE UN CAZADOR DE SOMBRAS EN NUEVA YORK

Clary estaba tumbada en su cama del piso de Lucke mirando al techo. Hacía pocos días que habían vuelto de Idris y su vida había vuelto a cambiar respecto a como estaba antes de viajar a la ciudad de los cazadores de sombras: ahora vivía con su madre y con Lucke en el apartamento de éste; por ella viviría en el instituto dónde diariamente entrenaba para llegar a ser la cazadora de sombras que merecía ser, pero Jocelyn no estaba de acuerdo con eso (Clary estaba segura de que lo que su madre no quería era que viviera con Jace).

El entrenamiento había supuesto una pelea con su madre ya que ella después de todo prefería que siguiera llevando una vida mundana y yendo a la escuela y más tarde a la universidad. Esta pelea daba vueltas y vueltas por la cabeza de Clary, ella podía entender el miedo que había pasado Jocelyn al saber que Valentine podría encontrarla en cualquier momento y los malos recuerdos que ella tenía del mundo de las sombras pero no entendía por qué su madre no quería intentar que ella entrenara y pudiera llevar la vida a la que estaba destinada aunque eso implicara poner su vida en peligro diariamente.

Por otro lado su relación con Jace iba cada vez mejor, ellos no podían entrenar juntos porque obviamente Jace tenía un nivel muy superior al de ella, pero a veces si que se juntaban y Jace ayudaba a Clary.

Era genial poder ir con Jace de la mano y que todo el mundo supiera que estaban juntos sin necesidad de que escondieran lo que sentían el uno por el otro.

Unos golpes en la puerta de su habitación sacaron a Clary de sus pensamientos y la hicieron levantarse y bajar a la cocina en busca del desayuno.

Cuando ella llegó Jocelyn ya había empezado a desayunar con Luke. Parecía que habían vivido juntos toda la vida y sólo llevaban cerca de una semana viviendo juntos, estaban sentados muy cerca en la mesa de la cocina de Luke cada uno frente a una taza de humeante café y con varios paquetes de galletas desperdigados por la mesa.

Normalmente mientras desayunaban hablaban muy poco, era evidente que Jocelyn se daba cuenta de lo rápido que desayunaba Clary para ir rápido al instituto pero ya estaba acostumbrada y no parecía importarle.

El camino al instituto no era muy largo y en breve Clary estaba lista para empezar. Como de costumbre, el instituto estaba casi vacío, al entrar Clary encontró a Maryse quién la saludó y siguió adelante apresuradamente, e Isabelle que por lo poco arreglada que iba daba a entender que hacía escasos minutos que había salido de la cama.

Los primeros días Clary había pasado por delante de la puerta de la habitación de Jace y había llamado pero al cuarto día que Jace no estaba Clary decidíó pasar de largo sin llamar.

Ese día Clary entrenó muy duro. No le gustaba pensar que las cosas que hacía las tendría que haber hecho siendo mucho más pequeña y quería aprender con la mayor rapidez posible.

A última hora de la tarde, cuando Clary ya estaba a punto de irse la puerta de la sala de entrenamiento se abrió dejando paso a Jace. El corazón de Clary comenzó a latir más violentamente de lo que estaba un minuto antes, pero no tan fuerte como cuando Jace se acercó y la besó. Los brazos de él rodearon el cuerpo de ella y ella tras ser abrazada suavemente le sonrió.

Creo que deberías esperar a que me duchara para abrazarme de esa manera. – Le dijo Clary.

Es que hay momentos en los que no puedo esperar. – Respondió él.

Lo entiendo, pero estaré mucho mejor dentro de cinco minutos, espero que no se te pasen las ganas de abrazarme. – Le respondió ella mientras se daba la vuelta sin dejar de sonreír, recogía su botella de agua e iba de camino a la ducha.

Nunca se me pasarán las ganas de abrazarte, creo que aunque lo intentara no podría evitar querer tenerte cerca de mí. – Respondió Jace con una de sus sonrisas de medio lado.