Aquí les traigo una pequeña historia, los personajes son de S.M. y la idea de mi inspiración rompe sueños. Disfrutarla o tirarme tomates.
Prefacio
Un temblor recorrió todo mi cuerpo, mis nervios estaban de punta, no podía hacerlo... Es más no sabía como hacerlo. Él quería una mentira y ya era hora de decirle la verdad. Toda la debilidad fingida debía desaparecer... Pero ahora era cuando se presentaba de verdad...
Respire varias veces para relajarme, abrí la puerta con cuidado de no despertar a Charlie y me encamine al bosque. Para un humano quizá aquella era una distancia demasiado larga para realizarla corriendo, pero no para mí.
Llego la hora, pensé antes de echar a correr bajo la lluvia...
Sed de Sangre
Mientras miraba por la ventanilla del coche me repetía una y otra vez que no me equivocaba al venir a Forks, que era necesario, que era lo mejor para mi. Pero todo estaba tan vació sin mamá.
Cuando Renee y Phil me avisaron de la mudanza a la costa mi mundo se vino abajo, ya era muy difícil encontrar mi sustento energético en la desierta Phoenix como para viajar a un lugar en el que ni siquiera hay cactus. Al ver mi cara de disgusto Renee me propuso pasar una temporada con Charlie, lo que, en ese momento, me pareció una idea horrible. Solo hizo falta recordar la gran vegetación que hay aquí, para acabar en Forks.
Así es como los hechos me trajeron a un pequeño pueblo y sin mamá...
Hizo falta media hora de viaje incomodo para llegar a la casa de Charlie. Todo era igual que cuando yo era niña, nada había , también conocido como mi progenitor, me acompañó a la habitación. Allí esperaban todas mis pertenencias metidas en unas pocas cajas.
Recuerdo que me senté en la cama y él se fue, dejándome sola con mis pensamientos, algo que no era precisamente buena idea. Miré de nuevo las cajas, llenas con ropa que no valía o no era adecuada para el clima de Forks, el único consuelo que tenía era mi moto, eso sí, no podría darle mucho uso si seguía lloviendo.
-Bella, la cena esta lista- llamó Charlie.
-Ya bajo- le contesté sin mucho entusiasmo, sin ninguna duda el menú no sería de mi agrado.
Cuando llegué a la cocina Charlie había preparada patatas y bacon. Perfecto pensé... Comí con rapidez mi plato, intentando no centrarme demasiado en los sabores, no hubo conversación alguna, ambos éramos personas de pocas palabras, con un escueto buenas noches, subí a mi cuarto.
[***]
Si hay algo que odio con todas mis fuerzas es el sonido chirriante del despertador por las mañanas, te obliga a abrir los ojos, estirarte perezosamente con el molesto ruido, alargar el brazo y pararlo de un manotazo, deseando la muerte instantánea de quien lo invento. Aquel día no tenía ganas de ir al instituto pero, aun así, me levanté, no sin un esfuerzo sobrehumano.
Me dí una ducha rápida y quité un poco la humedad de mi pelo, sabiendo que sería inutil hacer algo más con él. Bajé las escaleras y entré a la cocina, Charlie no estaba pero el casco para la moto estaba sobre la mesa, lo que solo significaba una cosa, había parado de llover.
Desayune a toda prisa y saqué la moto del cuartito del jardín, aún era pronto pero no quería permanecer allí, en una casa estancada en el pasado. Me puse el casco con un suspiro, subí a la moto y comencé el camino al instituto sin fijarme demasiado en lo que me rodeaba.
El parking estaba vació, la gente no era demasiado madrugadora. Dejé la moto cerca de la entrada y fui a secretaría a por mi horario. Al entrar, una mujer bajita y morena se me quedó mirando fijamente, entró en un despacho y salió cinco minutos después con una sonrisa demasiado grande.
-Eres Isabella Swan, ¿verdad?- dijo de forma cariñosa.
-Si- dije algo avergonzada.
-Toma cariño, este es tu horario-dijo tendiéndome un papel- Que pases un buen día.
Sin duda todo el mundo sabría de mi llegada, la hija del jefe de policía volvía a su pueblo natal, menuda panda de marujas. Salí de nuevo al aparcamiento hasta el comienzo de las clases, observando todo con disimulo, estaba lleno de estudiantes con coches antiguos, excepto mi Honda roja y un Volvo plateado, aparcado en la otra punta.
Me encontraba vigilando el grupo de chicos que estaban alrededor de mi moto cuando me llegó un olor conocido. Me puse alerta al instante, ¿había un vampiro cerca?, no más bien eran un grupo, era muy extraño... Observe a todos los estudiantes, pero ninguno tenia los ojos escarlata... Debía de estar delirando por los nervios... La campana sonó y me dirigí a la primera clase del día: Matemáticas.
Me senté en un asiento vació en la parte de atrás del aula, confiando en que no reparasen demasiado en mi, craso error, todos se giraron y me miraron. El chico rubio que se sentaba delante de mi acerco su cara paliducha a mi pupitre.
-Hola, soy Mike Newton- dijo con una gran sonrisa, mientras intentaba alejar de su mente una conversación que había tenido anteriormente sobre mi y cierta parte de su anatomía.
-Hola, soy Bella Swan- le contesté con desgana.- Encantada de conocerte.
Gracias al cielo entró el profesor y todos giraron la cabeza hacia delante. La clase paso rápida al igual que las siguientes. Conocí a otros dos chicos que me hicieron un sitio en su mesa a la hora del almuerzo. Una de las chicas, creo que se llamaba Jessica no dejaba de hablar y señalar a los que estaban allí, no le prestaba demasiada atención, hasta que volví a percibir ese olor...
Provenía de unos estudiantes que acababan de entrar.
-¿Quines son esos?- le pregunté a la chica charlatana.
-Son los Cullen, los hijos de acogida del doctor Cullen y su esposa, son muy raros, no se relacionan con los demás- Claro pensé yo, tu no hablas con el pollo que te vas a comer- La rubia de los tacones es Rosalie y el moreno es Emmet, la chica morena bajita es Alice y el rubio que va a su lado es Jasper, son pareja- hizo una pausa y señalo al último chico- Ese es Edward, es guapísimo, pero no pierdas el tiempo con él, ninguna de nosotras le parece adecuada.
Los observe durante unos segundos, tenían algo raro, el rubio, Jasper tenia muchísima sed pero no atacaba y los demás no paraban de pensar en salir a cazar... ¿animales?
Sin duda Forks es el pueblo de los monstruos extraños.
El recreo acabó obligándome a ir al resto de mis clases, todas pasaron muy rápido, por mi gran capacidad de evasión, hasta que llegué a Biología.
Allí estaba él, al lado del único sitio libre... Me encaminé hacia allí, cuando una ráfaga de aire que entraba por la puerta abierta, revolvió mi pelo y tiró mi horario al suelo, lo recogí y me senté junto a él.
Lo mire a la cara tras oír varias veces en su cabeza lo bien que olía y como deseaba beber mi sangre. Trague con fuerza ante sus ideas. Me senté lo más alejada que pude de él y estuve en tensión toda la hora, mientras su mente creaba mil formas de matar a los presentes para, más tarde, beber mi sangre... Mi piel se volvía poco a poco más dura, hasta alcanzar el nivel del diamante.
Así pasó la primera hora que estuve con Edward Cullen, pensando que de un momento a otro se lanzaría sobre mi, pero resistió y salio corriendo nada mas sonar el timbre.
No recuerdo muy bien el camino que hice hasta el aparcamiento, solo se que volví a casa a toda velocidad y me encerré dentro, como una niña asustada. Podía vencer a un vampiro pero no a cinco.
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Espero que les guste esta pequeña historia, aclaro que esta publicada en otro foro por mi, no es plagio. :)
Y ya saben reviews con su opinión y yo soy feliz
