Cicatrices en el Alma
Por Mizuho
Capítulo 1
Enamorado de un Ángel
Nadie nunca le supo decir quién era aquel ángel que lo había salvado de una muerte segura. Para Sesshoumaru Kazami era claro que había alguien que siempre lo protegía. Estaba seguro de que fue una mujer. Pero nunca la volvió a ver para agradecerle el haberle salvado la vida.
Nunca olvidaría esos ojos verdes, esa mirada dulce y determinada… pero no recordaba más... sus recuerdos eran borrosos, confusos y no recordaba el rostro de su ángel.
Su mejor amigo, Jaken se sentó a su lado, poniéndole una mano sobre su hombro.
-Ya deja de pensar en eso...
-Cómo sabes que estoy pensando en ella?
-Acaso no piensas en ella?
-Qué gratitud la mía, olvidar la cara de quien me salva la vida.
-Tal vez no te culpa. Estabas semi-inconsciente.
-Pero aún así… sí recuerdo que también estaba herida…
-Sí, dónde?
-Creo que la frente… tenía todo un lado de la cara lleno de sangre… Ouch!
-Lo siento…
Jaken se alejó de la pierna enyesada.
-Cuándo te quitan eso?
-La semana que viene…
-Y te dejarán los tornillos?
-No, me harán otra cirugía para sacarlos, unos días de reposo y la terapia.
-Y cuándo volverás a operar?
-Cuando pueda estar parado.
-No es lo mismo sin ti, Sesshoumaru.
-Sé que me adoras.
-La verdad? Es más fácil operar contigo que con quien sea.
-Vete acostumbrando, Jaken. Tal vez no pueda volver a cirugía.
-Eres un cirujano, qué piensas hacer?
-Vender chocolates… Consultas!
-Qué! Te quedarás en un consultorio todo el día?
-Y qué puedo hacer? No es poco lo que me hice.
-Nunca te dijo su nombre?
-No… pero conocía el mío…
Sesshoumaru cerró los ojos para recordar esa noche, seis meses atrás.
-Flashback-
Sesshoumaru volvía a Tokio en tren debido a que los vuelos estaban llenos. De pronto pensó que no había sido tan mala idea viajar en tren, puesto que había una gran tormenta que ennegrecía el cielo. Sin embargo, se tragaría sus palabras. Un rayo golpeó la central de cómputos de la Terminal más próxima, descontrolando los computadores de los carriles. Los conductores de ambos trenes vieron muy tarde la proximidad del que estaba frente a ellos y el sistema de frenos no fue suficiente para detenerlos. Ambos trenes colisionaron de frente. El vagón donde viajaba Sesshoumaru, aún estaba en el puente sobre un río. El impacto fue tal, que el vagón se salió del carril. Todos comenzaron a correr hacia los vagones anteriores para salir del tren. Sesshoumaru, ayudó a los de seguridad a movilizar a los heridos de los vagones posteriores.
-Ya no queda nadie más!
-Ya no hay nadie, doctor!
-Entonces salgan!
Los hombres pasaron frente a él, el metal crujía ante la presión de estar colgando.
-Vamos, vamos, rápido! Se va a partir!
Ya estaban llegando al próximo vagón cuando Sesshoumaru escuchó el llanto de un bebé. Vio al guardia.
-Ya no podemos hacer nada por ellos.
-Entonces dejaría de ser un hombre…
-No vaya! Va a morir!
-Si es la voluntad de Kami, que así sea!
Sesshoumaru saltó al último vagón, donde un bebé de menos de un año lloraba llamando a su mamá. La mujer, estaba atrapada entre los escombros.
-Llévese a mi hijo! Sálvelo por favor!
-La voy a sacar de aquí!
Sesshoumaru intentó sacar a la mujer sin obtener fruto a sus esfuerzos.
-Su padre nos espera en la Terminal de Kobe…
-Y usted lo verá allá.
-Se llama Frank Henn…
-Es alemán?
-Sí…
Todo el vagón se tambaleó.
-No queda tiempo, un metal me atravesó la pierna. Lléveselo, por favor…
-No… aún puedo sacarla!
Sesshoumaru continuó intentando, finalmente reconoció que si no salía, morirían los 3. La mujer besó a su hijo de despedida.
-Te vas con un ángel, mi amor…
Sesshoumaru abrazó al pequeño.
-Si tuviera más tiempo…
-No hay!
Sesshoumaru salió con el niño y volvió por la madre.
-Por Kami! Váyase!
-Su hijo está a salvo en tierra firme! Y ahora la voy a llevar con él!
Sesshoumaru estuvo intentado por varios minutos, pero no lograba sacarla.
-Tiene que haber una manera!
-Váyase! No se quede, va a morir!
-Prefiero morir intentándolo!
Las manos de Sesshoumaru sangraban, llenas de cortadas por intentar de mover el metal retorcido. Continuaba buscando una manera de liberarla, la mujer acarició su rostro.
-Yo lo perdono… ahora váyase!
-NO!
Justo en ese momento el vagón se soltó del eslabón que lo mantenía unido al resto del tren y cayó al agua. Sesshoumaru continuó intentándolo hasta que se dio cuenta, mientras el agua entraba en el vagón, que el impacto de la caída había terminado con su vida. Logró salir del vagón, pero la presión de arrastre del mismo al hundirse, lo haló hacia las profundidades. Luchó en contra de la corriente hasta que cada uno de sus músculos comenzó a gritar por oxígeno. El frío se lo comía poco a poco, no sentía sus manos ni sus pies, no sabía si pataleaba o si ya estaba sin moverse. El dolor recorría todo su cuerpo.
De pronto, la visión de esa mujer frente a él. Pensó que era una sirena, pero al ver sus ojos y su mirada llena de ternura, pensó que era un ángel. Lo sacó del agua y lo cubrió con mantas. Se aseguró de que respirara. Sus movimientos, rápidos y calculados, sus acciones, sabía exactamente qué hacer, eso le decía que ella sabía de medicina. Lo hizo beber agua dulce, demasiado dulce. Agua con azúcar.
-Quién eres?
-No hables… necesitas un médico de verdad…
-Yo soy médico…
-Tienes una fractura abierta.
-Sabes de medicina…
-Lo suficiente…
-Dónde estoy?
-En la orilla del río…
Sesshoumaru no podía verla bien. Pero sí veía sus ojos. Su pelo húmedo se pegaba a su rostro. Reconoció el rojo de la sangre sobre su frente.
-Estás herida…
-Estoy bien…
Su voz lo llenaba de calma, le decía que todo estaría bien.
-Voy a cauterizarlo. Se está desangrando…
-Hazlo…
Sesshoumaru dejó escapar un grito desesperado por el dolor que le causó la brasa ardiente al rojo vivo, la misma siseó al contacto con su carne.
-Quiere algo para morder?
-No, sigue!
-Sólo una vez más…
Sesshoumaru sentía el olor a carne cocinada. Al terminar, la mujer lo abrazó para darle calor.
-No tenía otra salida…
-No importa…
Sesshoumaru temblaba. La mujer le hizo beber más agua con azúcar.
-De dónde sacaste esto?
-Mi abuelo siempre me decía que nunca saliera de casa sin azúcar en los bolsillos… se las comía por terrones.
-Sola?
-Sí…
-Cómo te llamas?
-Eso es lo de menos…
-Por favor… dime tu nombre…
-Qué harás con él cuando lo tengas?
-Darte las gracias por salvarme…
-Ya lo has hecho y no lo necesitaste…
Sesshoumaru se quedó dormido, arrullado por el calor de la mujer que lo abrazaba con fuerza. Cuando despertó estaba en una cama de hospital.
-Fin del flashback-
Jaken se sienta a su lado y le ofrece una cerveza.
-Estás en las nubes…
-Sabía de medicina…
-Cómo?
-Sí… sabía de medicina… me cauterizó, sabía lo que era una fractura abierta y me hizo beber agua con azúcar…
-Sesshoumaru, estás obsesionado con esa mujer…
-Tengo que encontrarla…
-Para qué? Qué harás cuando la tengas frente a ti?
-Le daría las gracias… quiero conocerla…
-Sesshoumaru, ella no quiere que la encuentren.
Sesshoumaru se quedó pensativo y tomó un sorbo de la cerveza que tenía en las manos.
…………………………………
-Lo siento, Rin, te mentiría si te dijera que puedo hacer algo, pero aquí no puedo.
-Está bien, papá…
-Me gustaría quitarte esa marca…
-No importa papá…
Acarició el rostro quemado de su hija. Era una marca que cubría su mejilla izquierda. Aunque su aspecto fuese grotesco y áspero. Su piel era suave y tersa. Rin cerró los ojos y se apoyó en la mano que la acariciaba.
-Cómo me gustaría borrar las tristezas de tu vida, princesa… echar el tiempo atrás y haber hecho lo posible por irte a buscar a la universidad.
-Papá, a esa hora estabas en una cirugía. Si me hubieras salvado el rostro, una niña estaría muerta.
Ben la besó en la frente.
-Tienes un corazón demasiado grande… tal y como el de tu madre…
Rin abrió los ojos húmedos por las lágrimas. El recuerdo de su madre le dolía demasiado.
-Papá, no me hables de mamá, por favor…
-Mi princesita…
Rin se inclinó y apoyó del hombro de su padre.
-La extraño tanto, papá…
-Yo también la extraño, mi vida… pero princesa…
-No!
Rin tomó su abrigo y salió del consultorio de su padre corriendo. El hombre salió y vio a su secretaria.
-Ben, qué le hiciste esta vez?
-No le hice nada, Namiko. Simplemente recordé a su madre.
-Pobre niña…
Ben volvió a su consultorio. Salió minutos después.
-No hay más citas hoy?
-No…
-Puedes entrar un segundo?
Namiko entró al consultorio. No se podía negar que a su edad aún era una mujer atractiva. Siempre sonriente, sus ojos castaños y pelo del mismo color con algunas canas, siempre reflejando bondad. Se sentó sobre la camilla. Ben se acercó y acarició su rostro.
-No puedo decirle… no mientras le duela tanto…
-Han pasado 5 años, Ben…
-Lo sé, mi amor… pero es muy difícil explicarle que me he vuelto a enamorar… se puso así al momento en que la mencioné…
Namiko lo besó con ternura.
-Te voy a esperar, cariño… te voy a esperar porque comprendo a Rin… he hablado con ella varias veces y siempre me dice que prefiere haber muerto ella…
-Mi hija… Kami, qué hago? Estoy entre la espada y la pared!
Ben se alejó y se sentó en su escritorio hundiendo la cabeza entre las manos. Namiko se puso de pie y lo abrazó desde atrás.
-No es fácil estar entre las dos mujeres que amo…
-No, Ben… no me quiero interponer entre tú y tu hija…
-Pero es que quiero que estés conmigo…
-Y aquí me tienes…
Ben besó las manos de Namiko.
-Eres maravillosa, mi amor…
-Ben…
-Sí?
-Crees que Rin me odie?
-No, cariño! Rin te adora…
-Qué crees que pensaría tu…
-Maya siempre me decía que el día que ella me faltara que no lo dudara antes de volver a amar. Namiko, mi amor… éstos últimos 5 años, han sido… mi vida terminó el día que la atacaron… pero comenzó desde cero cuando te conocí…
Ben apoyó su cabeza en el vientre de Namiko.
-Quiero cumplir todos tus deseos, mi amor…
-Ben… ya mis oportunidades pasaron…
-No las de ser feliz… y yo te quiero hacer feliz…
Ben besó su vientre.
-Aún tenemos tiempo, mi amor…
-Ben, tengo 37 años…
-Eres joven y hermosa…
Namiko sonrió.
-Qué te parece si les preparo una rica cena? Hay algo que le quiero decir a Rin.
-Está bien…
Cerraron el consultorio. Al subir al auto, en el garaje, se besaron apasionadamente. Ben acarició el rostro de su novia.
-Te amo, Namiko…
-Y yo a ti, Ben…
-Te prometo que esto se arreglará pronto.
Al llegar a la casa, Ben dejó las bolsas del supermercado sobre la mesa de la cocina.
-Rin!
-En mi habitación!
-Namiko vino a cenar con nosotros.
Namiko lo besó en la mejilla. Subió las escaleras y tocó la puerta de la habitación de Rin.
-Rin, soy Namiko, puedo entrar?
-Sí…
Namiko entró, Rin la invitó a sentarse en su cama.
-Cómo te sientes?
-Estoy bien… es sólo que no me gusta que papá me compare con mi mamá…
-Por qué no?
-Porque mi mamá era mucho más. Era todo que lo siempre soñé ser…
-Rin…
Namiko le brindó su abrazo. Rin se acomodó en su regazo y Namiko le acarició la cabeza. Rin sonrió.
-Mi mamá me hacía así… cuando tenía dolor de cabeza…
-No es mejor recordarla siempre sonriendo?
-Namiko… porqué no tienes hijos? Estuviste casada, no es así?
-Sí… así fue… pero él… era un abusivo… tomaba y me golpeaba… estuve embarazada… pero a causa de sus golpes, perdí a mi bebé…
-Lo siento…
-Está bien… sabes algo? Yo lo perdoné.
-Lo perdonaste? Pero por qué? Un hombre tan malo!
-La vida le está pasando cuentas. Él se volvió a casar, y hacía lo mismo con su otra esposa. Pero un día, ella se defendió… y estaban en la planta alta… en el forcejeo, él resbaló y cayó por las escaleras. Está cuadraplégico. Ella se divorció de él y ahora él vive solo, en un asilo… apenas puede hablar y mover el cuello.
-Está vivo?
-Sí. Y yo lo fui a ver. Lo iba a enfrentar, a decirle sus verdades… pero al verlo, sólo le dije que lo perdonaba y me fui.
-Te admiro…
Namiko sonrió.
-Me siento honrada…
-Hace cuánto de todo esto?
-10 años…
-10 años! Y por qué no te has vuelto a casar?
-Las cosas no son así, Rin… a ti te atacó un desconocido… y tú confías en la gente que conoces… pero a mí me atacó mi esposo… el hombre que juró ante Kami que me protegería y cuidaría. No fue algo que comenzó tiempo después. Comenzó la misma noche de bodas…
-No me puedo imaginar una cosa así.
-Me tomó mucho tiempo, mucha fuerza de voluntad y mucho esfuerzo, el simplemente volver a confiar en los hombres… entonces, cuando finalmente comencé a salir del cascarón, conocí a tu padre…
-Me he dado cuenta de eso… a ti te gusta mi papá…
Rin se sentó sonriendo. Namiko la vio sorprendida.
-Vamos! No mientas! Dime la verdad!
-Rin…
-Te puedo ayudar… Sabes? Mi papá necesita compañía… de la que yo no le puedo dar… y a veces lo veo con cierto brillo en sus ojos cuando te está viendo.
Namiko sonrió sonrojada.
-Te gusta! Lo sabía! Te gusta!
-Rin… tú... no te molesta?
-No! Hace mucho que pienso que mi papá necesita una novia… así que te gusta mi papá…
-Es más que eso…
-Lo quieres?
-Lo amo.
Rin rió y abrazó a Namiko.
-Sí! Estoy segura de que mi papá está algo loquito por ti!
Namiko rió y se calmó.
-Kami! Me has sacado canas verdes! Y no he dicho nada de lo que te quería decir…
-Y qué era eso?
-En realidad quería hablar contigo acerca de tu reacción, cada vez que Ben menciona a tu mamá…
-Ya te dije, es que él siempre quiere decir que me parezco en algo a ella… y me duele saber que no es verdad… que nunca seré como ella…
-Sabes algo, Rin? Yo nunca conocí a mi mamá…
-No? Pero y la foto que tienes?
-Es mi madrastra. Mi papá se casó cuando yo tenía 3 años. Yo la quiero mucho, y ella a mí… me crió como a su hija, aunque tiene propias… pero ella siempre dijo que era importante que conociera y recordara a mi madre. Porque ella sí la conoció y era una gran dama, siempre de corazón noble y sencilla…
-Namiko… tu papá se casó con una amiga de tu mamá?
-Su mejor amiga…
-Cómo?
Namiko sonrió.
-Mi mamá murió el día en que nací. Ella había tenido un hijo meses antes, pero nació muerto y su esposo la abandonó por eso. Ella fue quién me amamantó. Me cuidaba cuando papá trabajaba… y se enamoraron poco a poco.
-Vaya! De películas!
Namiko rió.
-Entonces… no te molesta si nosotros…
-No. Ha pasado mucho tiempo… y mi papá necesita compañía…
Rin bajó las escaleras junto con Namiko, abrazó a Ben y lo besó en la mejilla.
-Perdóname por lo de esta tarde, papi…
-Estás bien?
-Sí…
-Bien, fuera. Hoy la cocina es mía, yo haré la cena…
-Princesa, quiero hablar contigo…
Salieron a la terraza.
-Mi princesita… Maya era una mujer fuerte, decidida… tierna, cariñosa… dedicada a su familia…
-Papá…
Los ojos de Rin se llenaron de lágrimas, comenzó a negar con la cabeza.
-Papá, no sigas…
-Debo hacerlo, Rin. Debes reconocer que eres tal y como ella.
-No! Yo no soy como ella! Ni soy fuerte! Ni valiente! Ni bonita!
-Sí lo eres!
-Dónde! Dime dónde está eso? Esto es lo que soy!
Rin se señaló el rostro marcado.
-ESTO ES RIN! NO MAYA!
Ben la abrazó con fuerza.
-Dime si es que vas a dejar que ese hombre gane? No fue lo que te dijo que haría? Que arruinaría tu vida? Rin, te estás arruinando la vida! Sólo tratando de demostrarme que no te pareces a tu madre…
-YO SOY UN MOSTRUO!
-ERES LO QUE QUIERAS SER!
Rin cayó de rodillas frente a su padre. Ben se arrodilló y la abrazó. Namiko miraba todo desde adentro.
-Mi amor, mi princesa… es que no te has visto en un espejo? Eres la viva imagen de tu madre…
-Dónde es que la ves? Mi mamá era hermosa!
-Y tú también! Rin, tienes que dejar de verte como te ven los demás… comienza a verte como eres en realidad. A verte con tu propio corazón.
-Perdóname, papá…
-Perdónate tú misma…
Ben la besó en la sien.
-Tienes que aceptarte tú antes de que los demás te acepten a ti…
Namiko se acercó.
-Ben, mejor me voy… tú y Rin tienen muchas cosas de qué hablar…
-No… no te vayas… Rin… todo esto… todo este tiempo… he tratado de decirte algo…
-Qué es?
-Quiero decirte que te amo… que amé a tu madre con cada fibra de mi ser… pero ha pasado mucho tiempo… y he sido bendecido… porque pude volver a amar…
-Papá…
-Tengo miedo a cómo lo tomes… pero yo quiero volver a casarme…
-Pero papá…
Ben se puso de pie y entró en la casa. Namiko ayudó a Rin y le ofreció un pañuelo.
-Lo siento tanto, Namiko… creí que mi papá te quería…
-Rin…
-De dónde sacas eso, Rin? De donde sacas que la quiero?
-Papá! Eso es cruel!
-Yo no la quiero. Yo la amo y estoy dispuesto a casarme con ella, tan pronto ella acepte ser mi esposa.
-Papá!
-Qué? Creíste que te pediría permiso?
Rin rió y los abrazó.
-Te vas a casar con mi papá?
-Sí…
-Síii!
Rin los abrazó nuevamente y después de besar a Ben en la mejilla, se despidió de ambos.
-A dónde vas?
-Necesitan estar solos, no?
Ben rió mientras Rin subía las escaleras. Al escuchar la puerta cerrarse, acarició el rostro de Namiko.
-Vas a ser mi esposa…
-Sí…
Ben rió y la cargó, llenándola de besos. La bajó nuevamente y acarició sus mejillas, sus ojos azules clavados en los castaños de su ahora futura esposa.
-No tengo palabras para decirte todo lo que siento…
……………………………………………
N/A: Que tal? Fic nuevo… hehe, estoy en examenes, pero pensé que les gustaría una nueva diversión. Espero que les guste, es una historia que me tiene muy entusiasmada y aunque va bastante adelantada, temía… temo cómo lo tomen. De la trama, no se preocupen, ella se explica solita…
Besos
Mizuho
