N/a
Sentía la necesidad de escribir algo como esto, ¿porqué?, no tengo ni idea solo fue un destello que vino a mi, ni siquiera se como pero llego a mi mente, puede que sea un recuerdo de alguien a quien quise, no se, solo quise plasmarlo en una historia.
Espero les guste.
Gracias por leer.
Solo quiero advertirles que en algunas circunstancias de la historia encontraran un lenguaje inapropiado, es mi primera vez escribiendo de esa manera pero era necesario para esta historia. Si les incomoda lo siento.
Disclaimer:
Prince Of Tennis no me pertenece.
Resumen:
Ella tan solo no quiere tomar el último tren a casa y él tan solo ruega por unos segundos más para poder vivir, quiere un poco más de vida para pensar que no ha sido un ser humano tan malo, ella no quiere tomar el último tren a casa porque simplemente no hay casa.
Prólogo
Sakuno abre los ojos poco a poco, mira la ventana que adorna de alguna manera el lugar en donde se encuentra, se levanta un poco de manera que queda sentada sobre la cama, mira a su alrededor, ladea un poco la cabeza y se da cuenta de que hay miles de post-its verdes pegados en sus paredes al menos en las cuatro paredes de la habitación, incluso hay algunos sobre la mesa de centro, otros más sobre el techo, sonríe sin darse cuenta porque esta acostumbrada, no es algo con lo que pueda, solo estan allí y punto, lo sabe jodidamente bien.
Mira a su almohada al sentir algo pegado, abre los ojos asombrada al darse cuenta de que es un post-it amarillo, no, no es verde como los demás que casi forman un jardín donde ella reside justo ahora, lo observa detenidamente y se da cuenta de que no es su letra, no porque su letra no es cursiva, no es su letra porque solo escribe cosas importantes que no puede olvidar, escribe cosas que de verdad no puede permitirse olvidar y por alguna extraña razón esto que esta escrito en esa nota amarilla no es importante, al menos le da esa impresión.
Lee la nota y sin darse cuenta una sonrisa tímida se instala en sus labios "Te llamas Riuzaky Sakuno, sufres de pérdida de memoria (aunque tiene un nombre más difícil), en realidad no tengo ni idea de como expresarlo lo juro, sin embargo, no tengas miedo deja que te ayude" deja la pequeña nota a un lado y extiende la mano para tomar la otra nota que esta pegada en una de sus lámparas pero al darse cuenta de que por mucho que se estire no puede tomarla decide colocarse de pie, tantea en busca de sus pantuflas pero al parecer estas se han escondido y le jode eso en este momento.
Suspira colocandose unos calcetines que extrañamente siente fríos, rodea la cama para tomar la nota y sonríe de nueva cuenta, es raro que sonría pero es con esas notas cualquiera sonreiría "Me llamo Atobe Keigo, ayer me amabas y hare que me ames de nueva cuenta hoy, mañana, cualquier día lo prometo" coloca la nota de nueva cuenta en su lugar y mira a su alrededor notando que hay más, camina con paso calmado hasta donde se encuentra su baúl del tesoro, hay una nota amarilla, se queda a centímetros de tomarla.
Se siente rara, como si le faltara alguien rodeando su espalda con un cálido abrazo pero eso es imposible porque no vive con nadie, vive sola, absolutamente sola así que decide dejar de pensar en cosas como esas, mira la nota del baúl y por tercera vez en el día o al menos en lo que va de la mañana sonríe, sin duda alguna ese tal Keigo es una persona con algunos problemos "Aquí te hice el amor, la razón, la ignoro, hablo en serio, te coloque sobre este baúl para inclinarme y robarte un beso como siempre lo hago, tengo esa costumbre lo juro"suelta una suave risa para dejar la nota en el mismo lugar.
Mira de nueva cuenta en su habitación y camina pero se detiene al ver que hay una nota pegada al suelo, se inca para leerla y se da cuenta de que es del mismo tipo de las demás, en serio, ese señor tiene algunos problemas con lo que escribe porque ella no recuerda nada, ni siquiera sabe quien es Atobe Keigo, no la verdad es que su memoria no le da una señal de conocerlo y francamente con lo que ha leído duda si quiere conocerlo "Te recoste aquí, justo aquí y te hice mía por segunda vez en la noche, dije que te necesitaba y tu cediste una vez más ante mis encantos aunque lo dudes" lo único que piensa en ese momento es que las cosas que dice él le dan demasiada vergüenza pero aunque no lo crea siente felicidad en el fondo y sigue sin tener idea del porque.
Busca por la habitación una nota más y la encuentra en la puerta de la salida de esa habitación, la nota es simple solo dice abre, lo hace y se encuentra con una pequeña sala junto a una cocina, no sabe pero siente que ha recorrido el mismo camino en más ocasiones y esta bien, no tiene miedo porque siente como si así tuviera que ser, como si es así que tiene que ser, mira por todas lados y busca la misma nota, nuevamente solo hay una y esta pegada en la puerta, camina con paso calmado pero se detiene al darse cuenta de que se ha golpeado con el sófa, ni siquiera había notado a este.
Lo rodea con calma aunque siente el dolor pero bueno se pasara, al menos eso cree ella, abre la puerta tal y como dice la nota y contiene el aire, frente a ella hay un hombre porque al menos eso dicen sus rasgos, el hombre es más alto que ella, como mínimo dos cabezas y eso de alguna manera le hace sentir una atracción rara, este coloca algo en su mano, cuando él toca su mano siente una descarga que la recorre por completo, como si la hubiera tocado miles de veces más y fuera algo común aunque ella no lo recuerda.
Desvía la mirada a la nota y abre los ojos asombrada "Soy Atobe Keigo, ¿me dices hola?" siente como si el aire escapara de sus pulmones y se sostiene un poco de la pared para tratar de no caer, mira de nueva cuenta al hombre que espera a que diga algo, es demasiado guapo para su propio bien, ese lunar que tiene debajo del ojo extrañamente se le hace conocido pero no es solo eso, es más, es algo que no sabe que es y eso maldita sea le aterra como jamás nada lo ha hecho, desvía de nueva cuenta la mirada y toma aire sin que él se de cuenta o quizas si es que se da cuenta pero no dice nada.
El cabello del hombre es castaño, tiene una piel de porcelana que la insita a que la toque, sin embargo, algo muy dentro de ella grita que ya la ha tocado pero no lo recuerda, no puede recordarlo y eso le jode, le jode demasiado porque se da cuenta de que su vida es un asco, una mierda para ser más exactos pero no es momento de divagar porque aún siente la mirada del hombre sobre su persona, siente la necesidad de llamar a la policía y decirles que en su departamento hay un hombre que ha dejado notas un tanto indecentes sobre su habitación.
No recuerda haberlo dejado entrar porque no recuerda nada, este la toma de la mano llamando su atención y le sonríe, provoca una sonrisa tímida en sus labios - H-Hola - lo saluda y siente como si lo hubiera saludado antes, como si sus labios supieran que siempre tiene que saludarlo, Keigo sonríe igualmente y ella se queda allí como idiota observandolo porque extrañamente esta bien, siente que esta bien, que no importa nada a su alrededor porque esta bien.
Por primera vez Sakuno siente que con la sola presencia de ese sujeto todo esta bien, no pasa nada, todo esta bien y con ese pensamiento tiene para poder vivir el día de hoy por lo menos.
N/a
La historia sera corta, solo lo exacto para poder recordar a esa persona que vive en mi memoria. Es algo personal si les soy sincera, tiene la escencia de uno que otro recuerdo mío y algunas simplemente son situaciones que he inventado yo.
Espero les haya gustado y me acompañen en esta aventura de tres partes.
Gracias por leer.
