Bebés

Nunca me han gustado los bebés. Cuando nacieron mis hermanas pequeñas mis hermanos mayores se desvivían por cogerlas y hacerles carantoñas. Yo no. No es que no las quisiera, pero no era capaz de cogerlas y decirles tonterías y hacerles monerías como hacían los demás cuando era absolutamente consciente de que mis hermanitas no iban a entender nada de lo que estaba haciendo o diciendo. Según mi madre algo estaba mal conmigo. "La niña es rara" solía decir, pero nadie le daba demasiada importancia. Después de mis juegos mi madre y mi hermano usaron ese argumento entre muchos otros para afirmar que yo carecía de sentimientos, que era un monstruo.

La capitolina que me acaba de poner a su bebé en brazos no sabe nada de esto, claro que no. Ella solo quiere que su hijita, Augusta, como la presidenta, tenga una foto con una vencedora. No llega a echar la foto porque en ese momento ve a alguien al otro lado del salón y echa a correr gritando un nombre de mujer y dejándome allí con el bebé en brazos y sin tener ni la más remota idea de qué hacer con él.

Oigo una risa a mis espaldas. Es Chris.

–Es un bebé, Alexia, no una vaina. No te va a explotar –Dice mientras corrige la manera en que la estoy sujetando.

Yo intento darle a la cría para que la coja él, pero Chris vuelve a reírse.

–Te la han dejado a ti, no a mí. Su madre se preocupará si ve que su bebé no está contigo.

–Si a esa mujer le preocupara su hija, no me la habría dejado a mí.

Nos reímos los dos. La cría es bastante tranquila. No llora en mis brazos a pesar de que para ella yo soy una completa extraña, a lo mejor su madre hace muy amenudo eso de dejársela a desconocidos. Le acaricio la carita con cautela.

–Ni que te fuera a morder –Apostilla Chris.

Él me abraza por la espalda y comienza a hacerle cosquillas a la niña en la barriga. La pequeña augusta se ríe y comienza a retorcerse en mis brazos. La agarro con fuerza. Tengo miedo de que se me caiga. Chris para y vuelve a corregirme la manera en que la cojo porque le he dejado un pie colgando. No definitivamente los bebés no se me dan bien. Augusta empieza a hacer gorgoritos para llamar la atención de Chris y él vuelve a hacerle cosquillas, esta vez más suaves. No puedo evitar sonreír. Hasta yo reconozco que la escena es tierna. Él me da un beso en el pelo y yo apoyo la cabeza en su pecho. Nos quedamos así un rato. Se está bien así. Casi lamento la vuelta de la madre que por fin ha recordado que tiene una hija. Casi, porque ahora Chris y yo podemos irnos y, como dice Maris, lo mejor de los bebés es sin duda hacerlos.

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En esta historia recopilaré escenas de vencedores de mi universo y quizá tributos de algún syot si es que me los prestan. Algunas serán escenas que me apetezca escribir así porque sí como esta y otras puede que sean peticiones, si es que alguien quiere pedirme algo.

Esta escena en concreto surgió porque una noche no sabía qué escribir y decidí crear una historia a partir de una palabra al azar. La palabra fue "bebé" y aunque yo pretendía crear un relato original Alexia se coló en mi cabeza. Además, me gusta escribir de fiestas capitolinas y lo hago demasiado poco.