Este fic forma parte de la actividad del topic Mimato por los festejos de los5000/6000 post.
La canción que me tocó en representación de Yamato fue I Miss You de Blinck-182
Iba caminando por una cueva oscura. No tenía idea de la cantidad de horas que había perdido allí, llegó el punto en que ya no le importaba, sólo caminaba por inercia. Sin esperarlo, finalmente pudo divisar la luz de la salida. Apuró el paso, ahora decidido a salir. Con cada movimiento estaba más cerca de su llegada, la luz del final era cálida y reconfortante, comenzaba a sentirse bien. Y la vió. Paró su paso. Ella lo estaba esperando con una sonrisa llena de dulzura. Volvió a caminar, a casi correr para alcanzarla, ella le extendía la mano y en sus labios pudo leer un "Vamos".
Iba acelerando el paso cada vez más hasta que, de pronto, algo lo detuvo, con algo chocó. Era una red de hilos finos. No. Era una telaraña. Se pegaba a él y lo inmovilizaba, trataba de romperla pero no podía. No podía salir. Todo empeoró cuando su vista se dirigió hacia atrás, la creadora de esa trampa se dirigía a él y en su desesperación de querer zafarse quedó aún más pegado. Miró hacia adelante pero ya no estaban ni ella, ni la luz. La araña llegó hasta él.
Se levantó de golpe, hacía rato que venía teniendo esa misma pesadilla. Esta le impedía dormir las pocas veces que lograba cerrar lo ojos desde hacía un mes. O no paraba de dar vueltas en la cama y se moría del cansancio pero nunca no podía conciliar el sueño, o cuando lo lograba, tenía ese horrible sueño. Hacía un mes que no podía dormir como corresponde, tenía pesadillas, tenía frío, tenía tanta basura dando vueltas en su cabeza que cada vez que cerraba los ojos los volvía a abrir de un salto al recordar todo.
Hacía un mes que la había echado de su vida porque se había convencido de que no la quería allí. Él no la merecía, no estaba a su altura. Le tenía miedo, te tenía miedo a ella, le tenía miedo a sus sentimientos, le tenía miedo al fracaso, al dolor. La paradoja es que, al echarla, fracasó. El dolor que le producía toda la situación era inmenso, y él nunca se imaginó que la cosa iba a ser así.
Yamato sabía a la perfección qué significaba esa pesadilla, era demasiado obvio. Mimi había llegado a su vida de un momento a otro trayéndole felicidad, una felicidad que le dió miedo. Pero el miedo era a perderla, así que antes de que eso sucediera y de que doliera más de lo debido, actuó como un idiota y él mismo rompió toda esa felicidad. Hizo que la castaña volviera a E.E.U.U. completamente rota, mientras él se quedaba en Japón completamente destruído por sí mismo. La araña, el monstruo, es él, él y sólo él.
Lo que más le dolía era no saber nada de Mimi, de cómo estaba. La lastimó, le tiró su mejor artillería para alejarla y logró que se fuera lejos.
Miró la hora, si eran las 03:00 a.m. en Japón… sacudió la cabeza, no podía pensar en qué hora era en Nueva York... ¿Estaría en Nueva York?. Se levantó de la cama, frustrado, una vez más.
Salió al balcón a fumar un cigarrillo mientras el viento frío le pegaba en el cuerpo.
Se moría por llamarla, quería saber si estaba bien o, aunque sea, sólo escuchar su voz. Tenía que llamarla. Pero era un cobarde, su emblema no era el del valor.
Terminó su cigarro y volvió a entrar, divisó su celular en el otro extremo de su habitación.
— Lo siento. Te extraño... — dijo de un tirón y sin aliento.
— Lo sé…
No sabía en qué momento después de divisar su celular lo tomó y marcó el número de Mimi.
Eso es todo.
Espero que les haya gustado, y no les haya parecido demasiado obvio.
Acepto todo tipo de críticas en los reviews.
Besios!
