Buenas noches mis lectores .. hoy traigo un obsequio para una amiga XD

así que he hecho una adapatacion de un libro que yo siento es como si contara la historia de Juvia con Gray XD

no lose, la lei y ví la película

simplemente era perfecta para ello XD

asique decidi regalársela para animarse de un problema que tuvo con un intercambio de fics XD

animate amiga te traigo mas historias para que tengas en tu famdom X3

No dire el nombre del libro hasta el final :3 para evitar tentaciones de que lo leean ahora pero al final les dare todos los datos por que claro esta obra no es mia asi que el autor merece los créditos :3

Espero disfruten la lectura , los personajes no son mio sino de Hiro Marashima


Cap 1 .-Irrumpiendo

Todo lo que quería de Juvia Loxer es que me dejara solo. Que retrocediera —ya sabes, que me diera un poco de espacio. Todo comenzó el verano después de segundo grado, cuando nuestro camión de mudanzas se detuvo en su barrio. Y considerando que ahora estamos a punto de terminar el octavo grado, eso, amigo mío, hace más de media década de evasión estratégica y malestar social.

Ella no sólo irrumpió en mi vida. Ella irrumpió, acuñó e hizo su camino en mi vida. ¿Acaso la invitamos a entrar en nuestro camión de mudanzas y comenzar a mover las cajas? ¡No! Pero eso es exactamente lo que hizo, tomando el mando y mostrándose solo como Juvia Loxer podía hacerlo.

Mi padre intentó detenerla. — ¡Oye! —dijo mientas ella movía todo— ¿Qué estás haciendo? ¡Estás dejando fango por todas partes! —Lo que era cierto, también. Sus zapatos estaban totalmente impregnados de barro.

Sin embargo, ella no se detuvo. En cambio, plantó su trasero en el suelo y comenzó a empujar una caja grande con los pies. —¿No quieren un poco de ayuda? —Me miró— Parece como si tú la necesitaras.

No me gustó aquella implicación. Y a pesar de que mi padre me había estado echando el mismo tipo de mirada toda la semana, me di cuenta que esta chica no le gustaba tampoco.

— ¡Hey! No hagas eso —le advirtió—. Hay algunas cosas muy valiosas en esa caja.

—Oh. Bueno, ¿qué tal esta? —se escabulle a una caja etiquetada como LENOX y me mira nuevamente— ¡Deberíamos empujarla juntos!

—¡No, no, no! —dice mi papá, y luego la levanta por el brazo—¿Por qué no te vas a tu casa? Tu madre probablemente estará preguntándose dónde te encuentras.

Esta fue la raíz de mi presentimiento de que la chica no sabía interpretar las indirectas. De cualquier tipo. ¿Huyó hacia su casa, cómo haría cualquier niño normal al ser echado? No. Ella dice—: Oh, mi madre sabe dónde estoy. Me dijo que estaba bien —luego señala hacia la calle y dice—: Sólo vivimos por allá.

Mi padre mira hacia donde ella señala y murmura—: Oh, chico —entonces él me mira y gruñendo me ordena— Gray , ¿no es hora de que entres y ayudes a tu madre? Supe inmediatamente que se trataba de un juego-zancadilla

Y no pensé en ello hasta más tarde, pero la zancadilla no era un juego que hubiera ejecutado con mi padre antes. Frente a él, hacer algo así no podía estar permitido. Es como si estuviera en contra de las leyes parentales el deshacerse de alguien, no importa cuán molesto o cubierto de barro estuviese.

Sonreí y le dije—: ¡Claro que sí! —entonces salté por la puerta trasera y me dirigí a mi nueva puerta de entrada. La oí venir en pos de mí, pero no podía creerlo. Quizás sólo sonaba como que estuviera persiguiéndome; tal vez ella estuviera yendo en el sentido contrario.

Pero antes de que tuviera el valor suficiente para mirar, llegó junto a mí, agarrando mi brazo y tirando de mí. Eso fue demasiado. Me planté en el piso y estaba a punto de decirle que se perdiera, cuando la cosa más extraña pasó.

Haciendo un movimiento de molinete para alejar mi brazo de ella, de alguna manera durante la bajada mi mano terminó enredándose con la suya. No lo podía creer. ¡Allí estaba yo, sosteniendo las manos de la mona de barro!

Intenté quitármela de encima, pero ella me sujetó y tiró con fuerza, diciendo—: ¡Vamos! Mi madre salió de la casa y automáticamente su mirada se transformó en la más cursi del mundo.

—Bueno, hola —le dijo a Juvia.

— ¡Hola!

Todavía estaba tratando de librarme, pero la chica me ha agarrado en un abrazo mortal. Mi madre sonrió mirando nuestras manos unidas y mi ardiente cara al rojo vivo. —¿Cuál es tu nombre, cariño?

—Juvia Loxer. Vivo justo allí —dice ella, señalando con la mano desocupada.

—Bueno, ya veo que has conocido a mi hijo —comenta mi madre, sin dejar de sonreír.— ¡Ajam! Por fin me libero y hago lo único varonil disponible cuando tienes siete años de edad: salto detrás de mi madre.

Mamá me envuelve en sus brazos y dice—: Gray , cariño, ¿por qué no le muestras a Juvia la casa? Intento enviarle señales de ayuda y advertencia con cada parte de mi cuerpo, pero ella no las recibe. Entonces me sacude y dice—: Adelante.

Juvia hubiera comenzar a corretear de inmediato si mi madre no su hubiera dado cuenta de sus zapatos y le dijera que se los quitara. Y después de que estuvieron fuera, le dijo que los calcetines sucios también debían irse. Juvia no estaba avergonzada. En absoluto. Ella sólo se los quitó y los dejó hecho un montón en nuestro porche.

Yo, exactamente, no le di un tour. Me encerré en el cuarto de baño en su lugar. Y después de unos diez minutos de gritos hacia afuera que no, que no saldría pronto, las cosas en el pasillo se tranquilizaron. Otros diez minutos pasaron antes de que me atreviera a asomarme por la puerta.

No había rastros de escapé y miré alrededor, ¡y sí! Se había fue una zancadilla muy sofisticada, pero ¡Hey!, solo tenía siete años.

Mis problemas estaban lejos de terminarse, sin embargo. Todos los días ella volvía, una y otra vez.— ¿Puede Gray jugar? —pude oírla preguntar desde mi escondite detrás del sofá— ¿Está listo?

Una vez incluso cruzó el patio y miró a través de mi ventana. La vi en el último momento y me zambullí debajo de mi cama, pero, hombre, eso te dice lo de Juvia Loxer. Ella no tiene ningún concepto de espacio personal. Sin respeto por la vida privada. El mundo entero es su patio de recreo.

Por suerte para mí, mi padre estaba dispuesto a encubrirme. Y lo hizo una y otra vez. Le dijo que estaba ocupado, durmiendo o simplemente que me había ido a otro lugar. Él era un salvavidas.

Mi hermana, por su parte, intentó sabotear cualquier oportunidad que tuviera. Ultear es así. Ella es cuatro años mayor que yo, y amigos míos, he aprendido de ella cómo no hay que llevar tu vida. Ella tiene un PELEAR escrito por todo su ser. Basta con mirarla —no bizco o con la lengua fuera o nada—sólo mirarla, y ya has comenzado una discusión.

Yo solía tener discusiones muy largas con ella, pero simplemente no vale la pena. Las niñas no pelean limpio. Ellas tiran tu cabello y te arañan y aprietan; luego, se van lloriqueando con mamá cuando intentas defenderte con un puño. Entonces tú consigues un castigo, ¿para qué? No, amigo mío, el secreto está en no picar el cebo. Déjalo colgar. Nada alrededor de él.

Ríete de él. Después de un tiempo se va con alguien más. Al menos esa es la forma en que es con Ultear. Y la ventaja de contar con una hermana que es un dolor en el trasero, era averiguar que este método funciona con todo el mundo. Los maestros, los imbéciles de la escuela, incluso mamá y papá. En serio. No hay discusiones que se ganen contra tus padres, así que ¿para qué hacerlos pelear a ellos? Es mucho mejor bucear alrededor del cebo y salir de la manera apropiada del aquel maremoto.

Lo gracioso es que Ultear todavía no sabía cómo lidiar con mamá y papá. Ella se iba directamente al modo agresivo, demasiado ocupada ahogándose en su discusión como para tomar una respiración profunda y nada en busca de aguas más tranquilas.

Y ella piensa que soy estúpido. De todos modos, fiel a su estilo, Ultear intentaba provocarme con Juvia esos primeros días. Incluso la coló y la dirigió por toda la casa, cazándome. Me metí en el compartimiento superior de mi armario, y por suerte para mí, ninguna de las dos levantó la vista.

A los pocos minutos después oí a papá gritarle a Juvia que se bajara de los muebles antiguos, y una vez más, la que no salí a la calle en toda esa semana. Ayudaba con el desempaque y veía la televisión y solo andaba alrededor de mi mamá y papá, quienes movían y organizaban los muebles, debatiendo si los sofás Imperio y las mesas rococó aún se ponen en la misma habitación.

Así que, créanme, me moría de ganas de salir a la calle. Pero cada vez que lo comprobaba a través de la ventana, podía ver a Juvia en su patio. Estaba jugando con su balón de fútbol o haciendo patadas altas con ella o empujándola arriba y abajo en su camino de entrada. Y cuando no estaba en eso, se sentaba en el bordillo con la pelota entre sus pies, mirando a nuestra casa.

Mi mamá no entendía por qué era tan terrible que "esa niña linda" hubiera sostenido mi pensaba que yo debería hacer amistad con ella. —Pensé que te gustaba el fútbol, cariño. ¿Por qué no vas por ahí y pateas la pelota?

Porque no quiero que me pateen, ese es el porqué. Y aunque yo no lo podría haber dicho en ese entonces, tenía el suficiente sentido común a los siete años y medio para saber que Juvia Loxar era peligrosa.

Inevitablemente peligrosa, ya que lo menciono. En el momento en que entré en la clase de segundo grado de la señora Granadine, era hombre muerto. — ¡Gray ! —chilla Juvia— Estás aquí —Entonces ella corre a través de la habitación y me taclea.

La Sra. Granadne intentó explicar aquel ataque como un "abrazo de bienvenida", pero hombre, eso no fue un brazo. Fue una línea frontal, fue un tacleo estilo "todos a tierra". Y a pesar de que yo la quité de encima, ya era demasiado tarde. Fui marcado de por vida. Todo el mundo se burló. "¿Dónde está tu novia, Gray ?" "¿Ya estás casado, Gray ?" Y luego, cuando ella me persiguió por todo el recreo intentando besarme, toda la escuela comenzó a cantar—: Gray y Juvia, sentados en un árbol, B-E-S-Á-N-D-O-S-E...

Mi primer año en la ciudad fue un desastre .Tercer grado no fue mucho mejor. Ella seguía allí cada vez que me movía o me daba la vuelta. Lo mismo con el cuarto año.

Pero entonces, en quinto grado, tomé cartas en el asunto. Comenzó lento —una de esas ideas que al principio no tienen objeto y las olvidas. Pero mientras más jugaba con la idea, más la pensaba. ¿Qué mejor manera de resguardarse de Juvia? ¿Qué mejor manera que decirle "Juvia, no eres mi tipo"? Y así, amigo mío, urdí el plan.

Le pedí a Erza Scarlet que saliera conmigo. Para apreciar la brillantez de mi idea, tienes que entender que Juvia odia a Erza Scarlet. Siempre lo hizo, aunque yo no entendía el porqué. Erza es agradable, amable y tiene un montón de cabello. ¿Qué más se puede pedir? Pero Juvia la odiaba, y yo iba a hacer aquella pequeña joya de conocimiento la solución a mi problema.

Lo que estaba pensando era que Erza iría a comer el almuerzo a nuestra mesa y quizás caminara un poco conmigo. De esa manera, en cualquier momento que Juvia estuviera cerca, lo único que tendría que hacer era acercarme un poco más a Erza y las cosas fluirían por sí mismas. Lo que pasó, sin embargo, fue que Erza se tomó las cosas demasiado en serio. Se fue por ahí diciéndole a todo el mundo —incluyendo Juvia— que estábamos enamorados.

En muy poco tiempo Juvia y Erza se metieron en una especie de pelea de gatas, y mientras Erza estaba recuperándose de eso, mi supuesto amigo Loke —quien había sido parte de este plan— le contó a ella lo que yo estaba haciendo. Él siempre lo negó, pero ya he aprendido que su código de honor es fácilmente roto por mujeres llorosas.

Esa tarde, la directora intentó interrogarme, pero yo no pescaría el cebo. Sólo le dije que lo sentía una y otra vez, y que realmente no entendía lo que había sucedido. Finalmente me dejó ir.

Erza lloró durante días, y me seguía a todas partes lloriqueando y haciéndome sentir como un verdadero imbécil, lo que era aún peor que tener a Juvia como una sombra. Todo se resolvió alrededor de una semana después. Sin embargo, cuando Erza me dejó oficialmente, y comenzó a salir con Jerald. Entonces Juvia comenzó con sus ojitos de nuevo, y yo estaba de vuelta en el punto de partida.

Ahora, en sexto grado, las cosas han cambiado, aunque es difícil decir si han mejorado o no. No me acuerdo de Juvia persiguiéndome, pero sí la recuerdo oliéndome .Sí, amigo, dije oliendo.

Y puedes culpar de eso a nuestro maestro, el Sr. Mertins. Me pegó a Juvia como pegamento. El señor Mertins tiene una especie de doctorado en la distribución de asientos o algo así, porque él analizó, escrutó y prácticamente bautizó cada uno de nuestros asientos. Y por supuesto que decidió sentar a Juvia justo a mi lado.

Juvia Loxer es el tipo de persona molesta que suma puntos al hacerte saber que es inteligente. Su mano es la primera en levantarse; sus respuestas son generalmente disertaciones completas; sus proyectos siempre son entregados tempranos y eso se utiliza como un arma en contra del resto de la clase.

Los profesores suelen sostener en alto sus trabajos mientras dicen—: Esto es lo que estoy buscando, clase. Este es un trabajo ejemplo de una A+

Añádele todo el crédito extra al considerar que tiene calificaciones perfectas, y juro que nunca ha conseguido menos del 120% en cualquier asignatura. Pero después de que el Sr. Mertins sentó a Juvia a mi lado, su molesto conocimiento de todas las materias llegó en el momento perfecto. Verás, de repente todas las perfectas respuestas de Juvia, escritas en perfecta cursiva, estaban justo al otro lado del pasillo, justo una mirada más allá. No creerías el número de respuestas que enganché de ella. Comencé a recibi en todo. ¡Genial!

Pero entonces, el señor Mertins retiró el cambio. Tenía una idea nueva para la "optimización de latitud y longitud posicional", y cuando todo finalmente se estableció, estaba sentado justo en frente de Juvia Loxer.

Corresponde a un trabajo con pocas faltas. Penúltima calificación más alta. Aquí es donde entra en juego ese olfateo maniático. Se inclinaba hacia adelante y olfateaba mi cabello. El borde de su nariz prácticamente tocaba mi cuero cabelludo y sniff-sniff-sniff.

Traté de darle un codazo y patadas. Intenté quitar mi silla de su camino o poner mi mochila entre el asiento y yo. Nada ayudó. Ella sólo se inclinaba un poco más y sniff-sniff-sniff.

Finalmente le pedí al Sr. Mertins un cambio, pero él no lo haría. Algo acerca de no querer perturbar el delicado equilibrio de las energías educativas. Lo que sea. Me he quedado atrapado en su olfateo. Y como yo no podía verle perfectamente sus respuestas, mis calificaciones se desplomaron. Especialmente en ortografía.

Entonces una vez, durante un examen, Juvia estaba en medio de un olfateo a mi cabello cuando se dio cuenta de que me había equivocado en deletrear una palabra. Un montón de palabras.

De pronto, el olfateo se detuvo y comenzaron los susurros.

Al principio no lo podía creer. Juvia Loxer, ¿haciendo trampa? Pero, efectivamente, estaba deletreando palabras para mí, justo en mi oído.

Juvia siempre había sido astuta a la hora de oler, lo que realmente me molestaba porque nunca nadie se dio cuenta, pero cuando era igualmente astuta para darme respuestas, todo estaba bien para mí.

Lo malo fue que empecé a contar con sus deletreos en mi oído. Quiero decir, ¿por qué estudiar cuando no tienes por qué hacerlo? Pero después de un tiempo, la adopción de todas esas respuestas me hizo sentir una especie de deuda con ella. ¿Cómo puedes decirle a alguien que se aparte o que deje de olfatearte cuando se lo debes? Es algo, tú sabes, incorrecto.

Así que me pasé el sexto grado en algún lugar entre la incomodidad y la infelicidad, pero seguí pensando en que el año que venía las cosas serían diferentes. Estaríamos en la secundaria —una gran escuela—, en diferentes clases. Sería un mundo con demasiadas personas, como para volver a preocuparse por ver a Juvia Loxer de nuevo.

¡Finalmente, todo terminaría!

o-o-o-o

La primera vez que conocí a Gray Fullbuster, flipé. Sinceramente, solo un vistazo hacia él y me convertí en una lunática. Son sus ojos. Algo en sus ojos. Son azules, enmarcados en la negrura de sus pestañas; son deslumbrantes. Absolutamente impresionantes.

Han pasado más de seis años, y aprendí hace mucho tiempo a ocultar mis sentimientos, pero ¡oh, los primeros días! ¡Esos primeros años! Yo pensaba que iba a morir por la ansiedad de querer estar con él.

Dos días antes de comenzar segundo grado es cuando comenzó, a pesar de que la anticipación comenzó semanas antes —después que mi madre había dicho que una familia con un chico de mi edad llegaría a vivir a la casa al otro lado de la calle.

El campamento de fútbol había terminado, y yo había estado tan aburrida porque no había nadie, absolutamente nadie, en el barrio para jugar. Oh, había niños, pero cada uno de ellos era mayor que yo. Eso era excelente para mis hermanos, pero me dejaba en casa, completamente sola.

Mi madre estaba allí, pero tenía cosas mejores que hacer que patear una pelota de fútbol. Así fue como me lo dijo. En ese momento yo pensaba que no había nada mejor en el mundo que dar patadas a un balón de fútbol, especialmente no lavar la ropa, o los platos, o pasar la aspiradora, pero no madre no estaba de acuerdo. Y el peligro de estar en casa a solas con ella era que me reclutaba para ayudarla a lavar o sacudir el polvo, y ella no toleraría el golpeteo de un balón alrededor de la casa mientras se movía de tarea a tarea.

Para estar segura, esperé afuera por semanas, por si acaso los vecinos llegaban antes. Literalmente, fueron semanas. Me entretuve jugando al fútbol con nuestro perro, Champ.

Mayoritariamente sólo bloqueaba, debido a que un perro no puede patear y hacer un gol, exactamente, pero de vez en cuando la paraba con su nariz. Sin embargo, el aroma de una pelota debe abrumar a un perro, porque eventualmente Champ intenta morderla, para luego dejarla.

Cuando el camión de mudanza de los Fullbuster finalmente llegó, todo el mundo en mi familia estaba feliz. "La pequeña Juvia" finalmente iba a tener un compañero de juegos.

Mi madre, por ser la adulta verdaderamente sensata que es, me hizo esperar más de una hora antes de ir a su encuentro. —Dales la oportunidad de estirar las piernas, Juvia —dijo ella—. Querrán algún tiempo para adaptarse —ni siquiera me permite ver desde el patio—. Te conozco, cariño. De alguna manera esa pelota acabará en su patio y solo tendrás que ir a recuperarla.

Así que me quedé mirando desde la ventana, y cada pocos minutos preguntaba:

—¿Ahora?

—Dales un poco más de tiempo, ¿sí?

Entonces el teléfono sonó. Y en el momento que estuve segura de que ella estaba lo suficientemente ocupada con su conversación, le pregunté—: ¿Ahora?

Asintió con la cabeza y susurró—: Está bien, ¡pero tómalo con calma! Estaré allí en un minuto. Estaba tan entusiasmada que no podía simplemente caminar para cruzar la calle, pero intenté duramente ser civilizada mientras llegaba al camión de mudanzas. Me quedé mirando desde afuera por un período record de tiempo, ¡lo que fue demasiado difícil porque ahí estaba él! ¡A mitad de camino! Mi nuevo mejor amigo, Gray Fullbuster.

Gray realmente no estaba haciendo mucho de nada. Estaba más bien colgando hacia atrás, mirando a su padre mientras éste movía cajas hacia la rampa del camión. Recuerdo que me sentí mal por el señor Fullbuster, porque parecía agotado moviendo todas las cajas él solo.

También recuerdo que él y Gray llevaban a juego camisetas de polo de color turquesa, lo que me pareció muy lindo. Realmente ya no pude aguantar más, saludé—: ¡Hola! —hacia la camioneta, lo que hizo que Gray saltara y luego, rápido como un grillo, se pusiera a empujar una caja como si hubiera estado trabajando todo el tiempo.

Podría decir por la forma en que se veía tan culpable de no estar trabajando cuando debía, que estaba cansado de hacerlo. ¡Probablemente había estado moviendo cosas por días! Era fácil ver que necesitaba un descanso. ¡Necesitaba un poco de jugo! Algo.

También era fácil ver que el Sr. Fullbuster no estaba dispuesto a dejarlo ir. Él lo mantendría en movimiento hasta que se derrumbara, y para entonces Gray podría estar muerto. ¡Muerto antes de que tuviera la oportunidad de mudarse!

Aquella tragedia fue la que catapultó dentro del camión. ¡Tenía que ayudar! ¡Tenía que salvarlo!

Cuando llegué a su lado para ayudarle a empujar la caja hacia adelante, el pobre muchacho estaba tan agotado que se hizo a un lado y me dejó tomar el control. El sr. Fullbuster no quería que ayudara, pero al menos había salvado a Gray . Había estado en el camión de mudanzas no más de tres minutos, cuando su padre lo mandó a ayudar a su madre a desempacar las cosas dentro de la casa.

Perseguí a Gray por la pasarela, y ahí fue cuando todo cambió. Lo alcancé y lo agarré del brazo, intentando detenerlo para que pudiéramos jugar un poco antes de que se metiera a su casa, y la siguiente cosa que sé es que él está sosteniendo mi mano, mirando directamente a mis ojos.

Mi corazón se detuvo. Simplemente dejó de latir. Y por primera vez en mi vida tuve aquella sensación. Ya sabes, como que todo el mundo se mueve a tú alrededor, todo por debajo de ti, todo dentro de ti, y tú estás flotando. Flotando en el aire. Y lo único que te impide irte a la deriva son los ojos de la otra persona. Están conectados a los tuyos por una fuerza física invisible que los sostiene, mientras todo el mundo se arremolina y da vueltas y cae por completo.

Casi me dieron mi primer beso ese día. Estoy segura de ello. Pero entonces su madre salió por la puerta principal y él estaba tan avergonzado que sus mejillas se tornaron completamente rojas, y lo siguiente que supe es que estaba escondido en el baño.

Estaba esperándolo cuando su hermana, Ultear, me vio en el pasillo. Ella parecía grande y madura para mí, y como quería saber lo que estaba pasando, le conté un poco de todo. No debería haberlo hecho, sin embargo, porque fue hasta la puerta del baño y comenzó a burlarse ferozmente de Gray .

— ¡Oye, hermanito! —llamó a través de la puerta— ¡Hay una chica caliente esperando por ti! ¿Cuál es el problema? ¿Miedo a que te contagie los piojos? ¡Fue tan vergonzoso! Le di un tirón a su brazo y le dije que se detuviera, pero no lo hizo, por lo que finalmente sólo me fui.

Encontré a mi madre afuera, conversando con la Sra. Fullbuster. Mamá le había dado un hermoso sorbete de limón, el cual se suponía que sería nuestro postre esta noche. El azúcar glass se miraba suave y blanca, y el pastel aún estaba caliente, enviando un dulce aroma a limón por el aire.

¡Mi boca se hacía agua de solo mirarlo! Pero estaba en las manos de la señora Fullbuster, y yo sabía que no volvería a nuestra casa. Todo lo que podía hacer era intentar comer los olores mientras las escuchaba charlar acerca de tiendas de comestibles y pronósticos del tiempo.

Después de eso mamá y yo nos fuimos a casa. Fue muy extraño. Después de todo, no había llegado a jugar con Gray . Todo lo que sabía era que sus ojos eran de un azul vertiginoso, que tenía una hermana que no era de fiar, y que casi me había dormí esa noche pensando en el beso que pudo haber sido. ¿Cómo se siente un beso, de todos modos? De alguna manera

yo sabía que no iba a ser como los que había recibido de mamá o papá al acostarme. La misma especie, tal vez, pero una bestia total y radicalmente diferente, seguramente. Así como sólo la ciencia podía poner a un lobo y un galgo en el mismo árbol genealógico.

Mirando atrás hacia segundo grado, me gusta pensar que era por lo mejor en parte la curiosidad científica lo que me hacía perseguir es beso, pero para ser honesta, eran probablemente más esos ojos azules. A lo largo del segundo y tercer grado no podía parar de perseguirlo, de sentarme a su lado, de sólo querer estar más cerca de él.

Por el cuarto grado fue cuando aprendí a controlarme. La visión de él —el pensamiento de él—, seguían provocando zumbidos en mi corazón, pero mis piernas ya no lo perseguían. Yo simplemente miraba, pensaba y soñaba.

Pero entonces, en el quinto grado, Erza Scarlet entró en escena. Erza Scarlet es una boba. Una quejica, chismosa, una traidora que decía una cosa a una persona y lo opuesto a otra. Ahora que estamos en secundaria, ella es la diva indiscutible del drama, pero incluso en primaria sabía cómo actuar.

Especialmente cuando se trataba de educación física, yo no la vi correr ni una sola vez. En cambio, ella se metería en su "delicado" papel, diciendo que su cuerpo colapsaría si corría o saltaba o se ó. Cada año. Debía llevar alguna nota médica y asegurarse de desmayarse delante del profesor los primeros díasdel año, después de lo cual quedaba eximida de cualquier cosa que implicara músculos en movimiento. Ella ni siquiera levantaba su propia silla al final de la clase. Los únicos músculos que movía regularmente eran los que estaban alrededor de su boca, los cuales trabajaban sin parar. Si hubiera olimpiadas de

hablar, Erza Scarlet barrería el evento.

Bueno, al menos ganaría el oro y la plata —una medalla para cada lado de la boca. Lo que me molestaba de ella no era el hecho de que se eximiera de educación física —¿quién querría estar en su equipo, de cualquier forma? Lo que me molestaba era que cualquier persona que la mirara sabría que era el asma, o tobillos débiles o su "delicado ser" lo que la detenía. Era su cabello. Tenía montañas de cabello, torcido a este lado o a este otro, recortado y moldeado, trenzado o arremolinado. Sus coletas competían con las de los caballos de carrusel. Y en los días en que lo dejaba colgando sobre sus hombros, había una especie de oscilación que lo hacía lucir como una manta, por lo que prácticamente todo lo que se veía de su cara era su nariz.

Buena suerte jugando foursquare con una manta sobre tu solución para Erza Scarlet era ignorarla, lo que funcionó muy bien hasta la mitad del quinto grado, cuando la vi sosteniendo la mano de Gray .

Mi Gray . El que todavía estaba avergonzado por sostener mi mano dos días antes de entrar a segundo grado. El que todavía era demasiado tímido para decir mucho más que hola. El que todavía estaba caminando por ahí con mi primer beso.

¿Cómo podía haber Erza infiltrado su mano en la de Gray ? ¡Esa pequeña princesa prepotente no tenía nada que hacer al aferrarse a él de esa manera!

Gray miraba por encima de su hombro de vez en cuando, mientras caminaban juntos, buscándome. Mi primer pensamiento fue que me estaba diciendo que lo sentía. Entonces me di cuenta de que él necesitaba mi ayuda. Por supuesto, ¡eso es lo que tenía que ser! Erza Scarlet era demasiado delicada para sacudírsela de encima, y demasiado inquieta para empujarla lejos. Ella se desentrañaría llorando, y oh, ¡qué vergüenza sería para él! No, no se trataba de un trabajo que un niño pudiera ejecutar con gracia. Este era un trabajo para una chica.

Ni siquiera me molesté en comprobar si había alrededor alguna otra candidata —la tenía fuera de él en dos segundos. Gray se escapó en el momento en que estuvo libre, pero Erza no lo hizo. ¡Oh, no-no-no! Ella vino hacia mí, arañando, tirando y retorciendo todo lo que estuviera en sus manos, diciéndome que Gray era de ella y que no había manera de que ella lo dejara ir. Qué delicadeza.

Tenía la esperanza de que los profesores vinieran y vieran a la verdadera Erza Scarlet en acción, pero ya era demasiado tarde cuando alguien llegó a la escena. Tenía a Fluffy sujeta con una llave de cabeza, con su brazo torcido detrás de su espalda, y ninguno de sus graznidos me haría soltarla... al menos hasta que la profesora llegó.

Al final, Erza se fue a casa temprano con un caso grave de cabello revuelto, mientras que yo le dije mi punto de vista a la directora. La Sra. Shultz es una señora robusta que probablemente en secreto aprecia el valor de una patada bien colocada, y aunque me dijo que tenía que dejar que los demás arreglaran sus propios dilemas, definitivamente entendió todo acerca de Erza Scarlet y su cabello. Me dijo que le agradaría si yo tuviera el suficiente autocontrol para no hacer nada más que frenarla.

Erza estuvo de vuelta al día siguiente con la cabeza llena de trenzas. Y por supuesto, todo el mundo comenzó a susurrar acerca de mí, pero yo simplemente los ignoré. Los hechos hablaban por sí mismos. Gray no fue a ningún lado cerca de ella durante el resto del añ no quiere decir que Gray me cogió de la mano después de eso, pero comenzó a ser un poco más amable. Especialmente en sexto año, después de que el sr. Mertins nos sentara uno al lado del otro en la tercera fila de atrá junto a Gray era agradable. Él era agradable. Me decía "hola, Juvia" todas las mañanas, y de vez en cuando lo pillaba mirándome. Siempre se sonrojaba y volvía a su propio trabajo, y yo no podía evitar sonreír. Era tan tímido. ¡Y tan lindo!

Nos hablábamos más, también. Especialmente después de que el Sr. Mertins lo sentara delante de mí. Aquel profesor tenía una política de detención por la ortografía, en la que si fallabas más de siete palabras cada veinticinco, debías pasar el almuerzo dentro con él, escribiendo esas palabras una y otra y otra y otra vez.

La presión de la detención hizo que Gray entrara en pánico. Y a pesar de que mi consciencia se molestaba, me inclinaba y le susurraba las respuestas, con la esperanza de que tal vez podría pasar el almuerzo con él en su lugar. Su pelo olía a sandía, y sus lóbulos de las orejas tenían pelusa. Suave vello rubio. Y me pregunté acerca de eso. ¿Cómo un chico con el pelo tan negro tiene vellos rubios en las orejas? ¿Qué hace ahí, de todos modos? Revisé mis propios lóbulos en el espejo, pero no pude encontrar nada de nada en ellos, y tampoco pude hacerlo en las orejas de otras personas.

Pensé en preguntarle al Sr. Mertins acerca de las pelusas en los lóbulos de las orejas cuando discutíamos la evolución de la ciencia, pero no lo hice. En cambio, me pasé el año susurrando palabras deletreadas, oliendo sandía, y preguntándome si alguna vez iba a recibir mi beso.