Hace más de 20 años, 3 poderosas cartas fueron creadas para destruir al mundo; su poder era tan inmenso que su maldad sólo podía ser contenida en un corazón puro. El creador de estas armas era además un poderoso hechicero que podía manipular el reino de las sombras a su antojo y durante 6 años causó pánico y muerte en todo el mundo. Su nombre era Rimac y junto a su séquito de duelistas expertos estuvo a punto de acabar con la tierra, sin embargo un hombre pudo derrotarlo y quitarles las 3 cartas, aunque Rimac pudo escapar. El prometió vengarse y recuperar las cartas, aunque no ha sabido de él desde entonces. Las cartas estaban en buenas manos, pero su poder maligno fue imposible de controlar, de modo que la esposa del duelista ofreció su cuerpo y su alma para guardar las cartas, desafortunadamente su cuerpo no pudo resistir mucho tiempo y la pareja tuvo que hacer el más grande sacrificio de su vida: la mujer se quedó con una carta, pero las otras 2 fueron depositadas en los corazones de sus hijas gemelas que en ese momento tenían 4 años; y para que las cartas nunca fuesen descubiertas las 3 fueron separadas enviándolas a distintas partes del Japón. La pareja se mantuvo junta lamentándose de haberse separado de sus tesoros más preciados, pero al mismo tiempo esperando que donde quiera que estuviesen encontrarían la felicidad; desafortunadamente pocos años después ambos desaparecieron sin dejar rastro junto con la carta, se presume que fueron llevados al reino de las sombras.

Ya en el presente Rimac nuevamente está planeando recuperar las cartas, pero estos años le han servido para mejorar sus habilidades, además su séquito está listo para acabar con cualquier resistencia.

Después de ese sorpresivo episodio, Kaiba, Kikyou y Ryo ya estaban en la mansión; la muchacha ya estaba mejor y Mariel cuidaba de ella mientras Seto conseguía algunas respuestas de su viejo amigo:

-Bien Ryo dime qué diablos pasó en la escuela- interrogó un poco irritado por el silencio de su amigo.

-¿Alguna te has preguntado quienes fueron los padres de Kikyou?- la pregunta dejó confuso a Kaiba.

-Lo único que sé es que ambos murieron de una extraña enfermedad del corazón- explicó.

-Eso no es verdad- refutó- Se dice que ambos desaparecieron en extrañas circunstancias cuando Kikyou tenía 6 años, es decir, 4 años después que Kikyou fuese puesta en adopción-.

-¿Puesta en adopción dices?- inquirió con sorpresa- ¿Por qué los padres de Kikyou quisieron abandonarla?-.

-Bueno…ellos se vieron forzados a hacerlo y es más el dolor fue el doble, pues…-Ryo hizo una pausa- también dejaron a su hermana gemela-.

Kaiba nunca pensó en la posibilidad que Kikyou tuviese una hermana, pero ahora que lo pensaba nunca supo mucho del pasado de ella, aunque no podía culparle, pues ella era muy pequeña y se dice que en el orfanato no se tenía ningún antecedente de sus padres.

-Pero explícame una cosa- demandó con seriedad- ¿Qué tiene que ver todo esto con lo ocurrido en la escuela?-.

-Todo…-dijo haciendo una pausa- La razón de que ella fuesen separadas es porque en su interior guardan cada una 2 de las 3 cartas más poderosas y malignas que se hayan creado-.

-¿Cartas…?- murmuró sorprendido- ¿y por qué esa supuesta carta reaccionó solamente ahora siendo que nunca desde que la conocí pasó?-.

-Es porque al ser separadas las cartas perdieron poder, pero al estar más cerca entre ellas quieren regresar a su dueño y su poder comienza a resurgir, es por eso que Kikyou sufre esos dolores al corazón, las cartas están despertando- Kaiba estaba en el punto más alto de impresión.

-Eso quieres decir…-.

-Así es su hermana está en la escuela- explicó llanamente.

-¿Entonces qué debemos hacer?- inquirió ya más tranquilo- Kikyou no podrá ir más a la escuela si es que su hermana está allí-.

-No si ambas usan esto- Ryo sacó dos collares: uno tenía una esmeralda y otro un zafiro- Con estos collares el poder de las cartas será controlado por ahora-.

-Gracias…-dijo tomando la esmeralda- ¿pero dime una cosa quién tiene la tercera carta?-.

-Se suponía que la madre de Kikyou la tenía, pero lo más probable es que ya la hayan capturado y su carta haya sido robada-.

-¿Quién hizo todo esto?- preguntó aun curioso.

-Un hombre llamado Rimac- explico con cierta furia- él fue quien creó las cartas y ahora con su poder restaurado volverá a aparecer…-.

Seto sabía que era verdad lo que Ryo le estaba diciendo, no sólo porque confiaba plenamente en su amigo, sino también porque no podía arriesgar a Kikyou solamente por su tozudez y orgullo. Además después de lo sucedido con Pegasus, ahora podía creer cualquier cosa.

-Gracias Ryo…-Kaiba le estrechó la mano- de no ser por ti Kikyou tal vez hubiese muerto, pero que sucedió contigo todos estos años, lo último que supe de ti es que te fuiste a Europa…-.

-Así es- aseveró- pero meses después me fui al Himalaya a entrenar con el maestro Samejima y él me contó sobre estos demonios-.

-Ya veo…- murmuró.

-Te hubiese ofrecido ir a entrenar, pero sabía que cuidar de tu hermana era lo más importante para ti, asimismo tu padrastro no te hubiese dejado acompañarme-.

-Bueno….la verdad es que- Kaiba hizo un pausa y se sentó en la cama donde estaba Kikyou- Kikyou y yo ya no somos hermanos- el joven comenzó a acariciar la mejilla de la muchacha.

-Pero ¿de qué estás hablando?- preguntó casi tan sorprendido como Seto, pero de inmediato comprendió de lo que estaba hablando- Pensaría que es extraño si ella no fuese tu hermana adoptiva-.

-Yo también pensé así por un momento…- aseveró meditabundo- pero Kikyou finalmente me conquisto…-.

-Los felicito, me siento contento por los dos- dijo mirando a Kikyou.

-Gracias…pero quiero que me hagas un favor- pidió prudentemente- no le digas nada de esto, no quiero preocuparla demasiado, yo se lo diré en cuanto encontremos a su hermana y le demos el collar-.

-Está bien- en ese momento Kikyou despertó.

-Oni-san…-llamó cansadamente.

-Kikyou ¿estás bien?- preguntó un poco preocupado.

-Hai…oni-san – la joven vio a Ryo- Buenos días Ryo-san…-.

-Buenos días Kikyou-san…-el joven le sonrió ligeramente- me alegra verla en perfectas condiciones-.

-Arigatou Ryo-san…- Kikyou sonrió tiernamente- Me siento feliz al verlo de nuevo, ojala que se quede con nosotros por un tiempo…-.

-No tengo otros planes, así me quedaré aquí…- Seto y Ryo se miraron de reojo- Kikyou-san…le he traído un regalo, espero que le guste- Ryo le mostró el collar con la esmeralda.

-Muchas gracias Ryo-san, no debió molestarse, pues yo no merezco este regalo- la joven le hizo una reverencia.

-Al contrario- insistió amablemente- usted es una muchacha bastante hermosa y este collar le quedará muy bien-.

Kaiba le colocó el collar en su cuello y después le dijo:

-Se te ve muy bien Kikyou…- la muchacha se ruborizó.

-Así es…-reafirmo Ryo.

Minutos más tarde Mariel entró en la habitación diciéndole que ya habían llamado a la escuela para justificar su retraso. Entonces Ryo y Kaiba se levantaron para ir a la limosina, pero la niña les dijo:

-Oni-chan, Ryo-san ¿no se van a quedar?-.

-Lo siento Kikyou, pero debemos volver a la escuela…-.

-Yo también quiero volver- Kaiba se detuvo inmediatamente al escucharla.

-Tu debes quedarte- ordenó recostándola en la cama- No sabemos lo que te sucedió y no quiero que te arriesgues nuevamente, es mejor que descanses-.

-Hai…oni-san, pero vuelve pronto- pidió con cierta tristeza.

-Está bien…ahora debo irme adiós-.

-Adiós oni-san, Ryo-san- el joven se despidió y ambos salieron de la habitación.

Ya en la limosina, los dos empezaron a planear cómo encontrar y convencer a la hermana de Kikyou del peligro que los estaba acechando.