Título: Recordando Viejos Tiempos
Autor: Faith-TVS
Rating: NR -17
Disclaimer: los personajes pertenecen a Joss Whedon... etc
CAPITULO 1: "El reencuentro"
Corrían por salvar sus vidas. Nada más se oían sus agitadas respiraciones en medio de la noche, rompiendo aquel estremecedor silencio. Los pasos de sus perseguidores resonaban en sus oídos como tambores anunciando el día del juicio final. Pero se negaban a rendirse, sus piernas corrían por ellas, así tenía que ser, tenían que salvar sus vidas, pensando que todo sería una pesadilla y acabaría, pero aun así dejaban una puerta abierta al destino, que les pudiese sacar de ese lugar.
A cada paso que daban giraban sus cabezas, observando a qué distancia se encontraban sus perseguidores, intentando que el miedo no las sobrecogiera, pero era inútil, éste cedía poco a poco, y aquellas bestias cada vez estaban más cerca. En poco más de unos minutos, ya las habrían acorralado.
Las dos cazadoras corrían en direcciones contrarias, esquivando a duras penas a sus perseguidores, y no se percataron de que iba una directa a la otra en un choque frontal inevitable.
Cuando se levantaron frotándose las frentes doloridas, no podían creer que estuvieran una enfrente de la otra, en el cementerio donde, tantas veces habían combatido juntas en anteriores ocasiones.
F: ¡¿B? -dijo Faith un poco intrigada-.
B: ¡Faith! -dijo Buffy en un susurro ahogado a causa de la carrera. Expresaba un deje de desesperación, miedo y un poco de alivio-.
La morena se levantó empapada completamente en sudor y temblando de pies a cabeza. No podía creer lo que acababa de pasar. Todavía con el pulso acelerado, se dirigió hacia el espejo que se encontraba a un lado de aquella habitación de motel, un poco sucia por la falta de limpieza, y se miró.
Sus ojos bajaron poco a poco, desde el inminente moratón que no tardaría en manifestarse y sería imposible de ocultar, en su frente, hasta las magulladuras y arañazos que se repartían a lo largo de todo su cuerpo, mostrándole un aspecto de sí misma bastante deplorable y lamentable.
Mientras se dirigía hacia el cuarto de baño, su mente funcionaba a toda velocidad -¿Realmente ha ocurrido? No me lo puedo explicar…, aunque tengo que reconocer que volver a ver a Buffy ha sido agradable a la vez que inquietante. No lo entiendo, esto sólo me pasó una vez, y de eso hace ya tiempo…- Se miro la cicatriz bajo de su abdomen, que tantas veces le había sangrado -¿Estará bien B? ¿Qué significado tendrán estos sueños? Después de todo lo que pasó, lo que pasó por mi culpa, sólo me faltaba esto… ¿Por qué me tiembla todo de arriba abajo con solo pensar en ella? No, debo dejar todo esto, no puedo volver a caer otra vez, ya lo había solucionado, estaba olvidado, no puedo dejar que me vuelva a dominar como la otra vez…- Sin más la morena se dejó caer en la cama, todavía dándole vueltas a todo esto en su cabeza, hasta que cayó en los brazos de Morfeo y se dejó llevar, anhelando volver a soñar con Buffy, con su rubia.
La voz de Buffy se escuchó en toda la casa, retumbando en sus oídos. El grito que había salido de la boca de la rubia no pasó inadvertido a la panda de los scoobies que, sobresaltados corrieron hasta la habitación de la cazadora.
B: ¡Nooo! ¡Faith! ¡Vuelve!
Buffy seguía revolviéndose muy inquieta en su cama, dando vueltas continuamente, que estuvo a punto de caerse de la cama, sino llega a ser porque Xander llegó para cogerla. No paraba de sudar y temblar a causa de la conmoción, además de que su temperatura había bajado.
Willow y Tara fueron corriendo a por mantas, para que ésta no se quedase más helada de lo que ya estaba, mientras Giles se llevaba a Dawn a su cuarto, ésta a regañadientes se negaba y forcejeaba, ya que quería estar al lado de su hermana.
Un grito desgarrador dejó a los demás habitantes de la casa petrificados. Era un grito de dolor y agonía, que los dejó helados, sin poder moverse de donde se encontraban.
B: ¡FAITH! -gritó Buffy desesperada-.
Willow y Tara volvieron en sí después de unos segundos y subieron rápidamente con las mantas en las manos. Para cuando habían llegado, la rubia se incorporó de golpe sudando con los ojos muy abiertos y respirando entre cortadamente.
La morena se levantó con un penetrante dolor en los costados y en la frente. Cuando fue al baño y se miró se acordó por qué. Aquel extraño sueño lo tenía todavía muy fresco en su mente, y en lo único que podía pensar era en su rubia. Mientras estaba cavilando con todos sus pensamientos de la noche anterior, se fue desnudando poco a poco, cada prenda de ropa que se quitaba era insoportable, le rozaba constantemente por sus partes doloridas y magulladas, era un enorme suplicio, el mismo que sentía cada vez que pensaba en Buffy.
Entró lentamente en la ducha y abrió el grifo. El agua corría por su cuerpo desnudo como un río cuando baja por la colina de la montaña, sintió un leve escalofrío que le recorrió toda la espina dorsal, erizándole los pelos de la nuca. El simple hecho de pensar en su rubia, hacía que se estremeciera cada parte de su cuerpo.
Mientras se enjabonaba podía notar como sus pezones estaban cada vez más duros… su mente volaba ya por el dulce sabor de los labios de la rubia, sus manos recorriendo cada centímetro de su cuerpo desnudo, anhelando llegar a donde nadie había llegado nunca, probándolo, acariciando sus suaves, dulces y sedosos pechos, fundiéndose una con la otra para siempre, sin querer despertar de ese dulce sueño…
Su cuerpo le pedía más, no pudo evitar el pequeño gemido que se le escapó de sus labios y la inevitable sacudida de su cuerpo. Poco a poco fue bajando su mano e introdujo sus dos dedos, metiéndolos y sacándolos cada vez a un ritmo más acelerado, todavía con la viva imagen de Buffy en su mente, desnuda. Se masturbó hasta quedar sin fuerzas y se dejó caer, agotada, en el suelo de la ducha, cayéndole el agua por el rostro cansado y extasiado, donde se quedó pensativa durante unos minutos, sin poder quitar de su rostro esa estúpida sonrisa que siempre se le quedaba cuando pensaba en esa rubia de ojos azules que tan loca le traía.
En la casa Summers, aparte del susto de la noche anterior, la noche había transcurrido con total normalidad. Todo el mundo volvió a dormirse, incluso Buffy, que después del encuentro con la morena cayó en un profundo sueño, donde, aunque fuesen unas pocas horas, encontró un poco de paz y, el resto volvieron a sus respectivas habitaciones, no sin dejar de llevar el susto en el cuerpo, y la preocupación marcada en sus rostros debido a la conmoción.
La mañana se levantó tranquila en la ciudad de Sunnydale, el sol brillaba con todo su esplendor, y sus rayos bañaban a todo el vecindario, en especial, la habitación de la cazadora rubia, dándole un tono anaranjado y extraño para un habitación como esa, llena de estacas y alguna que otra arma esparcida por la habitación y tapada por la ropa de la dueña. Willow entró en el cuarto y con sumo cuidado intentó despertar a Buffy.
W: ¿Buffy? -dijo Willow sentándose lentamente al borde de la cama- venga dormilona, que ya es de día. Te hemos preparado el desayuno -con una sonrisa de oreja a oreja- y Dawn está esperando a que bajes para irse a clase, si es que… no podemos vivir sin ti. ¿Buffy? -empezó a ponerse nerviosa de ver que la cazadora no respondía- ¡¿Buff?
La pelirroja arrancó la sabana de un solo movimiento, como si a rubia pudiera aparecerse por arte de magia, pero en ella encontró lo que se temía, la cama vacía con unos pocos almohadones colocados desordenadamente por toda la cama. Volvió a mirarla horrorizada y poniéndose en la peor situación, bajó rápidamente los escalones de dos en dos y se dirigió directamente a la concina sin saludar siquiera a Giles que volvía de la calle con el periódico en la mano izquierda y la taza de té (muy típica de los ingleses) en la otra. Con las prisas de la pelirroja se le habían caído las gafas. Mientras maldecía por lo bajo palabras inteligibles, se ponía bien sus gafas, pero no sin antes haberlas limpiado con su pañuelo como siempre hacía.
Cuando entró vio al resto desayunando y preparándose para ir al trabajo y al colegio, fue directa a su novia, después de haber estado buscando desesperantemente a aquel rostro inglés con gafas y un toque de sabelotodo que le recordaba a ella misma, pero no fue así; intentando aparentar calma y poniendo cara de póker, se reunió con su novia, pero al parecer no era muy buena actriz por lo visto, dada la cara de la bruja (Tara).
W: ¿Dónde está Giles? -dijo la pelirroja un poco alterada, buscando todavía con la mirada-.
T: Estaba aquí hace un momento -dijo la bruja sin perder de vista a su novia- creo que había salido a por el periódico.
W: Entonces creo ya sé donde está -dijo Willow entre risas, su cara había cambiado el tono serio que tenía hace un momento- creo… -dijo sin poder contener una risa traviesa- que lo he atropellado cuando he bajado la escalera.
Tara le hecho una mirada reprochadora, pero la pelirroja no pudo más que encogerse de hombros y reír por lo bajo. Ahora entendía por qué no había visto a Giles en la cocina, casi lo atropella, y sabiendo como es el inglés fueron a buscarlo a la puerta principal. Como vieron que no estaba, volvieron a la cocina cogidas de la mano y riendo. Preguntaron a los demás por Giles pero ninguno supo contestarles así que volvieron a la conversación que habían dejado a medias.
T: Cariño -dijo Tara con un tono tan suave que a la pelirroja se le subió el santo al cielo- ¿Qué ha pasado? -sacando así a esta de su ensimismamiento-.
W: Tara…, Buffy no está -dijo Willow en un susurro ahogado- he ido a su habitación y no estaba -continuó, tan blanca como la leche- después de todo lo que pasó anoche… ¡¿Dónde puede estar?
T: Cielo -dijo Tara cariñosa intentando calmar a la pelirroja- no pasa nada, Buffy ha salido a correr esta mañana temprano -dijo sonriente con una de las sonrisas más dulces y sinceras que la pelirroja había visto, esto calmó un poco a la bruja-.
W: P-pero… después de lo que pasó anoche… ¿Cómo se le ocurre salir siquiera de su habitación? -dijo la bruja alterada y siendo presa de los nervios- y además, ¿Dónde se puede haber metido Giles?
T: ¿No crees que estás siendo demasiado exagerada y un poco injusta con ella? En cuanto a tus preguntas, primero, no sabes lo que pasó anoche, sólo sabes lo que Buffy gritó, ya que no ha hablado del tema. Sólo grito el nombre de Faith…
W: Pero… -dijo Willow cortando a su novia- dijo su nombre, dijo Faith, ¡eso es más que suficiente! ¿Es que no lo entiendes?
T: Sí que lo entiendo, mejor de lo que tú te crees -continuó Tara- pero si ella no ha hablado todavía será por algo, dale un poco de margen y dale su espacio, que ahora es cuando lo necesita, no que la estés atosigando -hizo un gesto con la mano para que Willow no la interrumpiera. Ésta cerró la boca indignada- cuando esté preparada ya te dirá algo, mientras tanto, ya sabes… ESPACIO. Y en cuanto a tu segunda pregunta (si, no se me ha olvidado) -dijo mirando a la pelirroja, que por su cara parecía que había sido ella quien había olvidado la pregunta formulada- no lo sé, ¿Alguno de vosotros ha visto a Giles? ¿Dónde ha podido ir o algo? -dijo volviéndose al resto.
X: La última vez que lo he visto a sido cuando estaba recogiendo el periódico, creo que, -dijo pensativo- estaba maldiciendo a alguien por lo bajo, ya sabes cómo son los ingleses –se encogió de hombros y siguió desayunando, sin darle tregua a un trozo de bacón que amenazaba con escurrirse del tenedor-.
La pelirroja se ruborizó y Tara la reprendió con la mirada, la bruja sólo supo que encogerse de hombros y mostrarle la sonrisa más dulce que pudo.
T: Pues entonces… -dijo Tara pensativa.
Pero no pudo continuar sus pensamientos en voz alta, porque en ese momento la puerta principal se abrió y por ella entró una sudada y cansada Buffy. Tara vio que un bulto rojo pasaba por su lado a toda velocidad dirigiéndose hacia la pobre cazadora que no la vio venir, y como un pulpo, Willow se abrazó a la rubia estrujándola entre sus brazos. Buffy pensó que para ser alguien tan pequeña y delgada como Willow, tenía mucha fuerza, pero aun así le devolvió el abrazo, eso sí, la confusión no se la quitaba nadie. Con un gesto de cabeza preguntó a Tara que había salido de la cocina acompañada de Dawn, Xander y Anya que, con cara de susto salieron al recibidor para ver qué pasaba, todavía con las bocas llenas de comida. La bruja le dijo que no pasaba nada y que no le diera la más mínima importancia.
W: ¡No vuelvas a hacer eso nunca más! ¿Me has entendido? -dijo Willow con el rostro anegado en lágrimas-.
B: P-pero… -dijo Buffy muy confusa. No tenía ni idea de qué iba todo eso. No entendía el comportamiento de la bruja- ¡si no he hecho nada!
T: Cariño -dijo Tara suavemente cogiendo de un brazo a Willow, que parecía no querer soltar el musculoso brazo de la cazadora- no pasa nada, venga va, ¿Quieres unas tortitas? -dijo con una sonrisa muy cálida en su rostro-.
Willow le hizo pucheritos a su novia, ésta no pudo resistirse a los encantos de la pelirroja y le plantó un tierno beso en los labios, haciendo que la bruja se sintiera mejor y más calmada.
Anya rompió el tierno momento, como es típico de ella.
X: ¡Yo también quiero! -dijo Xander súper contento, pero cuando vio la mirada de su novia, se cayó. Un terrible miedo crecía en el-.
A: ¿Por qué nunca me haces eso a mí? -dijo Anya un poco enfada- ¿Es que acaso no te parezco lo suficiente guapa? ¿O es que sólo me quieres para follar?
La casa se quedó en silencio, los presentes no hacían más que mirarse entre ellos, unas miradas de verdadero asombro, aunque no entendían por que se ponían así, Anya solía decir barbaridades de ese tipo, sino ¿Cómo era posible que tuviera miedo de unas criaturas tan adorables como los conejos? El silencio fue largo y muy incómodo para todos los allí presentes, sobre todo para Xander que el tono de su cara había alcanzado un rojo fuerte, después de haber pasado previamente por el azul, el verde y el morado. Anya, al ver que su pichoncito no le respondía siguió con su indignación.
A: ¿Ya no me quieres? -por su rostro corrían unas lágrimas saladas- ¿Es eso? Porque si no, no lo entiendo, y ¿Por qué estoy llorando? Cuando era un demonio no tenía este tipo de problemas. Podría haberte convertido en un trol realmente estúpido sin ningún problema, aun que… pensándolo bien, no hay mucha diferencia a lo que ahora eres.
X: ¡Oye! -dijo Xander indignado- claro que te quiero, ¿Cómo lo has dudado? -poco a poco fue acercándose a ella, temiendo que pudiese hacer realidad su amenaza- pero por favor -dijo implorante- no me conviertas en un trol, ¿vale?
A: ¡Qué tonto eres! -dijo ésta secándose las lágrimas- jamás haría eso, te quiero demasiado pichoncito mío. Vamos arriba, que necesito sexo, es urgente, antes de que te vayas al trabajo -dijo con una sonrisa de oreja a oreja- ya sabes qukljgnñxfokbnlkn hlvñkjn…
Xander le había tapado la boca a su novia para que no siguiera por ese camino, rojo hasta las entrañas de su ser, fue subiendo de un color rojo claro, hasta un rojo fuego que le llegaba hasta las orejas. La cogió por el brazo y subieron arriba. Mientras los demás intentaban contenerse, arriba todavía se escuchaban las quejas de Anya antes de que ésta hubiese cerrado la puerta.
Una vez se cerró la puerta todos soltaron una carcajada y salieron de la estancia, mientras Tara y Willow se iban a la cocina a preparar las tortitas, Dawn subía hacia su dormitorio por que se había dejado la carpeta y detrás de esta subía la cazadora. Se dirigió a su cuarto, necesitaba una buena ducha después de la carrerita de esa mañana, que había sido realmente agotadora. Mientras corría le estuvo dando vueltas en su mente al suceso de anoche una y otra vez. -¿Qué pasó exactamente?- cogió la ropa y se dispuso a salir por la puerta hacia el cuarto de baño -vale, no es la primera vez que compartimos sueños, antes era bastante frecuente. Pero, cuando Faith entró en coma incrementaron todavía más…, será que... -una voz interrumpió sus pensamientos.
D: ¿Buffy? -dijo su hermana pequeña sacándola de su ensimismamiento. Parecía preocupada por su hermana mayor. Movió la mano delante de la cara de la cazadora, porque no había reaccionado cuando ésta la había llamado-.
B: mmm… ¿eh? -levantó la cabeza y vio a su hermana pequeña con cara de preocupación- ¡Dawn! ¿A qué viene esa cara tan larga?
D: ehhh… ¿Estás bien? Desde anoche no pareces tú -dijo la pequeña de los Summers. La abrazó con mucho cariño y, tal como llegó se fue-.
Buffy no podía salir de su asombro -¿Qué ella actuaba de forma extraña? ¡¿Ella? Debe de ser una broma, ¿Acaso no ven cómo actúan ellos? Son ellos los que hacen cosas raras, bueno todos menos Anya, que en ella era de lo más normal, en fin…- la cazadora retomó su camino hacia el cuarto de baño.
Pero antes de llegar volvió a ser interrumpida -¿Es qué no voy a poder ducharme esta mañana o qué? ¿Es el día de las interrupciones a Buffy y no me había enterado? Jamás hubiese pensado que el camino hacia el baño fuese tan largo- se giró para ver quién era esta vez y vio a Tara, el enfado se le pasó, no podía enfadarse al ver el rostro tan sonriente de la bruja.
T: Perdona a Will -dijo la bruja manteniendo esa sonrisa- ya sabes cómo es, y a veces lo exagera demasiado. Creo que es por eso por que la quiero tanto -pensando en alto, sin acordarse de la presencia de la rubia-.
B: Sí que lo es, sí -dijo la cazadora subiendo un poco el tono, sacando de su ensimismamiento a la bruja, que dio un respingo-.
T: Uy… perdona, jeje -dijo Tara un poco ruborizada-.
B: No pasa nada -la rubia le dijo con una sonrisa- eh… Tara, ¿Tan mal fue anoche? -el semblante de la rubia cambió-.
T: Bueno… no parabas de moverte y gritar. Temimos que no fueses a despertar, Will y Dawn se asustaron mucho, Giles estaba preocupado por ti, y tampoco sabíamos dónde estaba Spike por si fuese necesario sujetarte. Entiéndelo Buffy -dijo la bruja al ver la cara que ponía la cazadora al escuchar el nombre del vampiro engominado y lleno de testosterona- tu eres muy fuerte, y hubieses podido con nosotros fácilmente, Spike por lo menos, al ser un ser sobrenatural…
B: Un vampiro asqueroso y necesitado de sexo, y a veces…, un poco bastante egocéntrico, con su tonito de superioridad que tiene siempre, además de que va oxigenado -le cortó la cazadora imitando el tono del vampiro-.
T: Sé como es Spike, pero no es necesario pasarse -le dijo en tono reprochador-.
Buffy bajó la mirada clavándola en sus pies, que hasta entonces nunca se había fijado en lo interesante que podía llegar a ser observarlos, mientras evitaba tener que mirar a la bruja juntando la punta de sus pies y moviéndolas de arriba abajo, como si el asunto no fuese con ella.
T: Buffy… -dijo Tara con un retintín en la voz, que hizo que la cazadora subiera la vista para mirarla a los ojos- sabes que Spike ha sido de mucha ayuda en estos últimos años…
B: Por ese estúpido chip que le metieron en esa cabeza hueca de vampiro que tiene -le interrumpió la rubia- en más de una ocasión ha intentado matarnos a todos –se defendió- pero aun así… cómo odio que tengas siempre razón, pero tienes que admitir que a veces sí que llega a ser repelente y desesperante.
T: Sí, en eso tienes razón tu –dijo ésta pensativa- mmm… ¿Qué pasó exactamente anoche? –preguntó intentando desviar el tema de la conversación, sabiendo que la rubia no estaría muy comunicativa, aunque no perdía nada por intentarlo-.
B: Me encontré con Faith –dijo simple y llanamente, directa al grano-.
La bruja estaba un poco confundida, sabía que la cazadora solía ir dando rodeos cuando no quería contar algo, normalmente cuando metía la pata y no era un asunto con mucha importancia, aunque tampoco le asombró que fuese tan directa y más tratándose de la morena, ya que en el pasado, según lo que le había contado Willow, habían tenido sus diferencias hasta el punto de que la otra cazadora les traicionase a todos y se pasase de bando. De todas maneras no intentó hurgar más en la herida y no preguntó nada más, si quería hablar ya lo haría cuando estuviese preparada.
T: Lo sabemos… -iba tanteando el terreno poco a poco, no quería que la rubia se pusiese a la defensiva- no hacías más que gritar su nombre una y otra vez, hasta que te calmaste y volviste a dormirte. Cuando Will escuchó su nombre se molestó un poco.
B: Ya…, la verdad es que no me extraña –tenía la mirada perdida en algún lugar del pasillo- después de todo lo que nos hizo pasar…, es normal que se molestara, pero esa no es la cuestión.
Tara la miró sin comprender y la animó a continuar con un pequeño gesto de cabeza, no parecía muy segura de sí misma, así que tampoco la atosigó demasiado y le dio su tiempo mientras se lo pensaba. Buffy vaciló un momento, confusa –¿Se lo cuento? Tara es de fiar- se decía así misma -no creo que se lo diga a nadie, necesito decírselo a alguien o voy a explotar…, no, definitivamente no se lo dirá a nadie, tenía plena confianza en la bruja, no se la jugaría– después de meditarlo durante un rato no tuvo ninguna duda.
B: No sé cómo explicarlo –prosiguió después de la larga pausa, estaba un poco confusa, no sabía cómo seguir- fue… como una sensación, no sé, un sentimiento, por decirlo de alguna manera, ¿Me explico? –La cazadora estaba un poco desesperada por que no sabía cómo expresarse para que la bruja pudiese entenderla-.
T: ¿Un sentimiento? ¿Qué clase de sentimiento? –Tara podía ver en los ojos azules de la rubia su desesperación, intentaba por todos los medios de entender lo que decía-.
B: Sí, un sentimiento hacia Faith, lo extraño… -continuó pensativa- fue que no era nada negativo, es decir, todo el odio que sentía por Faith en ese momento se desvaneció por completo. No había ningún tipo de rencor, odio o venganza por lo que hizo, sino todo lo contrario, sentí… alivio. Mi cuerpo dio una sacudida. Me decía que estaba a salvo, esta sensación recorrió todas y cada una de las parte de mi cuerpo. Fueron tan solo unos minutos, pero me di cuenta de que era el tiempo suficiente, mi corazón me dijo que podía confiar en ella, aunque mi mente me decía que fuese precavida, aun así…, creo que nunca me había sentido tan protegida como en ese momento. Después todo se desvaneció y desperté –temblaba de pies a cabeza sin poder evitarlo, nunca había sido tan sincera con sus sentimientos con nadie, ni siquiera con Willow que era su mejor amiga. Tara la comprendió, la miraba como si la conociese de toda la vida-.
T: Entiendo… -tenía los ojos cerrados. Estaba meditando todo lo que la rubia le acababa de contar, poniendo sus pensamientos en orden, los hechos, y cada dato que Buffy le había dicho- deja que consulte algunos de mis libros sobre la posible conexión que hay entre las dos y los sueños compartidos entre cazadoras, aunque será difícil… –la miró con sus ojos azules, Buffy sintió como si la estuviera examinando de arriba abajo con un escáner y no pudo evitar sentirse un poco incómoda- Voy a necesitar que me cuentes que pasó exactamente, por muy corto que fuese –dijo mirando a la rubia que la miraba un poco desconcertada- si alguna vez más compartisteis sueños y si se vuelven a repetir. Probablemente… -se rascó la barbilla- tendré que introducirme en vuestros sueño, aunque ella no lo sabrá –se apresuró a decir la bruja al ver la mueca de la rubia- pensará que formo parte del sueño, del tuyo, ya que ella no sabe quién soy, así que no te preocupes.
B: De acuerdo –no estaba muy convencida, pero no le quedaba otra opción, esto era lo mejor que había podido conseguir y no iba a decir que no si podía averiguar qué pasaba con esos sueños entre Faith y ella- confío en ti, no tengo ningún problema pero, ¿Estás segura de que Faith no sabrá nada sobre lo que intentamos hacer? –estaba un poco preocupada, porque sabiendo cómo era la morena, y lo sabía más que de sobra, no le hacía mucha gracia que le pudiese pasar algo a Tara por su culpa-.
T: No, estate tranquila –tenía una sonrisa confiada en el rostro que despejó todas las dudas de la rubia- no sabrá nada, y si por alguna casualidad lo averiguase, no podrá hacer nada.
B: Bien entonces –dijo más tranquila- pero una cosa, no le digas nada de esto a Will, ella no lo entendería y más si la persona en cuestión es Faith.
Tara no dijo nada, sólo asintió y le guiñó un ojo, desconcertando todavía más a Buffy, que si no había entendido muy bien lo que quería decir Tara con lo de introducirse en el sueño, todavía menos aquel extraño guiño. Buffy se quedó plantada en medio del pasillo del segundo piso, con aquella conversación reciente y todos sus pensamientos amontonándosele en su cerebro por momentos.
Miró el reloj, se le había pasado el tiempo volando y no había hecho nada, -con tantas interrupciones es imposible hacer nada en esta casa- entró corriendo en el cuarto de baño y empezó a desnudarse. Mientras se quitaba la ropa, rememoraba lo que había estado hablando con la bruja sobre ese extraño sueño y la inexplicable aparición de la morena en él.
Después de aquel encuentro con Faith en el cementerio era una suerte que no tuviese ningún moratón o rasguño de un tamaño considerable en el cuerpo, a excepción, claro está, de aquel pequeño cuerno, que por momentos se hacía cada vez más grande, que le sobresalía de la frente, deformándole un poco aquel rostro angelical. –¿Habría corrido Faith la misma suerte que ella? ¿Estaría bien?- interrumpió por un momento sus pensamientos, para volver a decirse lo que estaba pensando, no podía creer esa preocupación por la morena -¿A qué viene tanta preocupación por ella? Ni que ella se hubiera preocupado alguna vez por mí. ¡Ja! Sólo se preocupa por ella misma, ni que le importasen algo las personas que tiene a su alrededor, bueno…, tenía por qué ahora está en la cárcel y de allí no puede salir… o si- ese pensamiento hizo que la rubia se estremeciera de miedo, ya que aunque en el sueño al ver a Faith la hubiese tranquilizado, eso no significaba que estuviese preparada para verla otra vez en carne y hueso. Seguía sin creerse que estuviese pensando en el estado de salud de la morena. Con todo lo que les había hecho sufrir…, pero aun así no podía evitarlo –esta estúpida conciencia mía… ¿No podría ser un vampiro y no tener piedad por nadie? Hay veces que envidio a Spike, siempre tan… a su bola, en fin…- mientras habría el grifo y acababa de desvestirse, pensaba qué podría estar haciendo la morena. A pesar de los esfuerzos que hacía para quitársela de mente no podía, y esto la frustraba todavía más de lo que estaba. No pudo evitar un escalofrío que recorrió toda su espina dorsal, erizándole hasta los pelos de la nuca, sin darse cuenta, su mente seguía volando por aquellos labios esponjosos que todavía no había conseguido saborear. Se asombró de estos pensamientos y vio asombrada como su cuerpo reaccionaba ante ellos, poniéndole tan duros los pezones, que tan sólo de rozarlos le dolía. No pudo evitar un pequeño gemido que le salió de la boca cuando el agua rozó sus senos, mientras seguía pensando en ese cuerpo de infarto que tenía la morena… su morena.
Faith salió del baño ya más relajada. Esa ducha le había sentado genial, se sentía con fuerzas, capaz de todo, pero lo primero que necesitaba era un buen desayuno. Tenía que reponer fuerzas, la noche de ayer fue difícil y tenía a sus ya acompañantes habituales, sus queridos e inseparables moratones, para demostrarlo. Después iría a ver a Angel, porque ¿Quién mejor que él para averiguar la conexión entre cazadoras? –vale, pensándolo mejor sería mejor acudir a Giles, pero no creo que reciba una buena bienvenida allí. Jamás me perdonaré lo que les hice, no quiero ni saber cómo actuarían si me vieran…- seguía dándole vueltas en la cabeza, pero cuando vio los rayos de sol que entraban por las ventanas de su apartamento y bañaban éste, se dejó llevar y se le olvidaron estos pensamientos.
La cazadora se había levantado de buen humor y el hecho de volver a ver a Buffy había sido reconfortante, aunque todavía no podía creer lo sucedido. Seguía dándole vueltas al fortuito encuentro. Mientras desayunaba intentaba no pensar en la rubia, lo único que hacía era confundirla más de lo que ya estaba y era incapaz de centrarse en otra cosa. Cada cosa que empezaba, la dejaba sin acabar ya que lo acababa por estropear todo y muchas veces no tenía arreglo.
Hacía un día estupendo, donde el sol bañaba todas las calles de la ciudad de Los Ángeles. La morena andaba calle abajo mientras sentía esos leves rayos de sol, que a pesar de que todavía estaban en invierno, le acariciaban el rostro y una tímida sonrisa asomaba en la cara de la morena. Hacía días que no lucía una sonrisa como esa, que a pesar de que fuese leve, ya era algo.
La gente había salido a la calle con sus familias. Los parques estaban a rebosar de niños que correteaban juagando con pelotas de futbol, seguidos muy de cerca por perros que pasaban por su lado y observados por sus madres para que no se alejaran mucho del sitio donde estaban. Faith no podía evitar sentir un pequeño vacío en su corazón por la falta de sus padres, se sentía sola ya desde hacía tiempo, sabía que no podía cambiar lo sucedido, y seguir sintiéndose culpable por algo que ella no había hecho no servía para nada, pero no podía evitarlo y esta sensación le producía un sentimiento de vacío aún más grande. Se reprochó el seguir pensando igual después de tantos años y se percató de que una lágrima silenciosa bajaba por su mejilla hasta la comisura de sus labios. Tenía un sabor salado, se llevó un dedo a la cara y se limpió.
Con un gesto de cabeza intentó deshacerse de estos pensamientos, ahora tenía a Angel y, aunque era un reto francamente difícil, quería recuperar la confianza de aquella rubia que la tría loca y los que la rodeaban. Aunque ella jamás admitiría sentir cualquier tipo de sentimientos hacia ésta o nadie, pero aún así, no podía estar más impaciente por volver a verla otra vez aunque fuese en esos extraños sueños.
El orgullo que era propio de ella siempre le hacía cometer alguna estupidez de la que luego podría arrepentirse. Podía con ella, era demasiado orgullo como para demostrar cualquier signo de debilidad delante de nadie y, los sentimientos, a su juicio, eran la debilidad más fuerte del ser humano o por lo menos así lo veía ella. Se sentía vulnerable expresándolos y siempre los ocultaba para ella misma, jamás los mostraba en público, y sólo había una persona capaz de que ella los mostrara abiertamente delante de ésta.
Mientras caminaba iba dándole vueltas a todos estos pensamientos que se le amontonaban por momentos. No se percataba de que sus pies la guiaban, pero francamente, no era la primera vez que le pasaba. Cuando volvía en sí, muchas veces se preguntaba cómo había logrado llegar al sitio sin que la hubiesen atropellado. Andaba, andaba sin detenerse. Necesitaba ver a Angel lo antes posible, no podía seguir dándole vueltas una y otra vez al mismo tema –voy a volverme loca como siga así. Seguro que Angel sabe algo ¿Podría ser que volviésemos a coincidir otra vez en un sueño? Podría volver a ver a Buffy… preguntarle si sabe el porqué de estos sueños y…- movió rápido la cabeza. Tenía que dejar de pensar ya en la rubia –más me vale que me controle, no es posible que piense en ella de esa forma…, lo mejor será llegar cuanto antes al hotel- y sin poder evitarlo echó a correr.
Cuando llegó al hotel se paró en seco con el corazón retumbándole fuertemente en el pecho y sus oídos, parecía que se le fuese a salir por la boca, aunque tampoco le importaría si esto pasase, ya no tendría más problemas con sus estúpidos sentimientos. Antes de entrar apoyó la espalda contra la pared y se dejó caer suavemente hasta sentarse en el frío suelo donde se quedó reflexionando sobre todos esos pensamientos que se le amontonaban en la mente. Estaba exhausta después de la carrera hasta allí, una vez puso todos sus pensamientos en orden entró.
Una Calurosa bienvenida la recibió en el hall, al parecer con los brazos abiertos pero, no para darle un fuerte abrazo.
C: ¡Tú! –El miedo asomaba en su rostro y lo cubría por momentos- ¿Se puede saber qué narices estás haciendo TÚ aquí? ¿A quién vienes a matar ahora?
F: Yo también me alegro de verte Cordy, ¿No me vas a dar un besito de bienvenida? Sabes, te he echado mucho de menos –no pudo evitar una sonrisa al decir estas palabras, que no pasó desapercibida a Cordelia- ¿Dónde está Angel?
C: No está –dijo rápidamente y un tanto alterada- ha salido.
Faith miró por la ventana y vio como unos rayos de sol iluminaban toda la estancia y la bañaban de un color amarillo que dejaba ciego a cualquiera. Cordelia le echó una mirada nerviosa a la cazadora.
F: Ya…, a tomar el sol, broncearse y dar un paseo ¿no? –Dijo la morena en un tono sarcástico, casi al borde de un ataque de risa por la estupidez que Cordelia había dicho- ¡Hola Wes! –la cazadora se había girado para ver a su antiguo vigilante aparecer algo acalorado y con la impecable camisa mal abrochada y fuera de los pantalones, que ahora se apoyaba en el marco de la puerta mirándola algo inquieta a la vez que desafiante.
Faith se percató del color rojo de sus mejillas que le llegaba hasta las orejas, un color rojo que estaba realmente encendido. La cazadora se preguntó el porqué algo divertida, ya que no se veía a Wesley con una aventura.
F: ¿Tanto te alegras de verme que ni siquiera te ha dado tiempo a ponerte bien la camisa? –Wesley se fijó en ese pequeño detalle del cual, ni se había percatado, y rápidamente se arregló lo mejor que pudo- Jamás me lo hubiese esperado de ti Wes –la cazadora observaba la escena divertida. Con una Cordelia detrás del mostrador y cara de haber visto un fantasma y un Wesley acalorado que casi se había caído al llegar al marco de la puerta.
A: Hola Faith –dijo una voz profunda.
La morena giró bruscamente sobre sus talones al escuchar aquella voz tan profunda pero a la vez inconfundible y tan conocida para ella. La sonrisa que asomó en su rostro fue correspondida por aquel hombre alto con un gran abrigo de cuero negro que estaba observándola desde arriba de las escaleras y obtuvo la bienvenida que había estado esperando desde que entrase por la puerta.
F: ¡Angel! –El grito de la morena retumbó en todo el vestíbulo del hotel- veo que no has cambiado nada desde la última vez ¿eh? –dijo la cazadora guiñándole un ojo.
A: Ya ves, lo años no hacen mella en mi –dijo el vampiro con una sonrisa en el rostro.
F: Me pregunto porque será… -dijo esta rascándose la cabeza, haciendo como que pensaba.
Angel había bajado las escaleras riéndose del comentario de la morena y se dirigía hacia esta. Ambos hicieron ademán de darse un abrazo, pero rectificaron a tiempo manteniendo las distancias, y con un simple movimiento de cabeza se saludaron.
A: ¿Qué te trae por aquí?
F: mmm… -cerró los ojos e hizo como que pensaba, como si se tratase de un asunto muy importante- nada en especial ¿No podía pasarme a saludar a mis queridos amigos? –Miró con una sonrisa burlona a Wesley y Cordelia- ¿Es que, ya no me quieres? –le miró haciendo pucheritos con los labios y abriendo mucho los ojos para dar pena.
C: No –fue tan tajante que hasta Wesley dio un respingo- la verdad es que no. Por si no te has dado cuenta nadie te ha echado de menos –Cordelia le echó una mirada asesina a la cazadora, que a esta no le pasó desapercibida (si las miradas matasen…).
A: Cordy… -dijo el vampiro en tono reprochador y de advertencia. Sabía que Cordelia podía llegar a ser muy susceptible con Faith, y las cosas no estaban para que corriese la sangre. Intentó suavizar un poco la cosa entre las dos, antes de que alguna se abalanzara sobre la otra de un instante a otro- ¿Nada? –Se giró hacia la cazadora- si no fuera porque no te conozco…, tal vez podría colar. Pero me da que no cuela, lo siento –le dirigió una mirada cariñosa.
F: Me has pillado –la alegría asomaba en el rostro de la cazadora, le brillaban los ojos como nunca antes lo habían hecho, excepto cuando pensaba en su rubia, pero ese era un tema aparte- ¿podemos hablar en privado?
A: Claro. Pasa a mi despacho –con un gesto de la mano y le indicó el camino.
Wesley se acercó apresuradamente a Angel. Sinceramente no le hacía ninguna gracia que ambos se quedasen a solas. Las consecuencias podrían llegar a ser… fatales.
W: ¿Te has vuelto loco? –El tono de Wesley había subido de tono poco a poco conforme iba pronunciando las palabras hasta llegar a ser un chillido ahogado que, por el nerviosismo no pudo evitar- ¡es Faith!
A: Si Wes, se quien es, mejor que nadie y precisamente por eso quiero hablar con ella. Ha hecho mucho por nosotros aunque no queráis verlo y si ahora necesita nuestra ayuda no pienso negársela, no después de todo por lo que ha pasado…, si no es mucha molestia, claro –miró tanto a Wesley como a Cordelia haciendo que ambos bajasen la mirada avergonzados por no confiar más en su jefe y amigo- ¿os he dado alguna razón para que no confiéis en mi? –y después de eso salió del vestíbulo de camino a su despacho.
Angel emprendió de nuevo el camino hacia su oficina donde le estaba esperando la morena, pero algo lo detuvo. Se giró y vio el brazo de Wesley obligándolo a mirarle a los ojos. Éste asintió cuando su amigo le dijo que tuviese cuidado.
Y una vez más, ya algo cansado de tantas interrupciones, logró traspasar el umbral de la puerta de su despacho y, sentándose lentamente detrás de un amplio escritorio de un color marrón muy oscuro, casi negro, con grandes florituras en las patas, hecho de una madera que parecía caoba.
En esta, había un montón de papeles, muy desordenados a juicio de la morena, ya que esta había pensado desde siempre que el vampiro era un poco más ordenado, pero las apariencias engañan. La morena se fijó en que Angel estaba buscando algo, bajo toda la maraña de papeles que ocultaban aquella vieja y preciosa mesa posiblemente del siglo XVI.
Ofuscado y con la poca paciencia que le quedaba despejó la mesa de un manotazo y tiró todo al suelo, algo que, después de haberlo hecho, lamentó. Aún así, siguió sin encontrar lo que buscaba, a lo que Faith lo miraba divertida y con cierta curiosidad la estancia que, a pesar de pequeña, era bastante acogedora siendo que era un vampiro quién la habitaba.
A: Bueno… -dijo Angel dejando caer todo su peso muerto en el sillón tras su escritorio. Se había dado por vencido, luego lo buscaría- Dinos cuál es tu problema e "Investigaciones Angel" te lo solucionará.
F: ¿"Investigaciones Angel"? –Casi no pudo acabar la frase por el inminente ataque de risa que la sobrecogió, al escuchar a su amigo hablando en ese tono- estarás de broma ¿no? –el vampiro negó con la cabeza también riendo. No podía dejar de pensar en las pocas veces que había visto reírse de esa manera a la morena- jamás me lo hubiese imaginado viniendo de ti, la verdad, es que me sorprende pero, me alegro. Después de todo lo que has pasado, me alegro de que hayas puesto los puntos sobre las íes. Has encauzado tu vida de nuevo –esto último lo dijo más bien para ella que para Angel, pensaba en voz alta.
A: Tú también lo has hecho… -este comentario hizo que la cazadora saliera de su ensimismamiento- aunque todavía no te hayas dado cuenta de ello.
Un silencio incómodo recorrió todo la estancia. Los dos estaban sentados mirando cada uno a un lado de la habitación y sintiendo que estaban viviendo el silencio más incómodo que se prolongaba por momentos. En ese momento sonó el teléfono e hizo que ambos diesen un pequeño respingo y salieron a toda prisa del despacho.
El teléfono seguía sonando y nadie se molestaba en cogerlo. Mientras tanto, una vez fuera de la oficina del vampiro, la morena y este se mantenían la mirada el uno al otro. Estaban alerta por lo que pudiese pasar, se escrutaban el uno al otro, intentando averiguar las intenciones del otro, costumbre que por lo visto, no había cambiado después de tantos años. El pequeño duelo de miradas se interrumpió cuando Lorne, el demonio verde, asomó sus cuernos rojos por el marco de la puerta.
L: ¿Es que nadie se va a molestar en contestar a ese dichoso teléfono? –el demonio andaba a paso rápido hacia el aparatito sonante, con cara de pocos amigos. Podría ser un cliente, y dado que hacía algún tiempo que no entraba el dinero en grandes cantidades, no era plan de darse el gusto de no contestar al teléfono. También había que destacar el hecho, de que no le gustaba nada de que le molestasen mientras meditaba– sabéis que no se puede molestar a un demonio de mi especie mientras medita –se mostraba un poco enfadado, ya que las facultades de Lorne, no eran precisamente el enfado y la ira- no es fácil estar cabeza abajo intentado concentrarse, si el dichoso teléfono está sonando incesantemente y nadie –dirigió una mirada acusadora a todos los que se encontraban en el hall- se molesta en cogerlo. Es muy sencillo; os acercáis donde se encuentra, lo descolgáis y listo.
El vampiro fue a disculparse, pero el demonio verde lo paró con un gesto de la mano. Sabía cómo podían llegar a ser las disculpas del vampiro, y sinceramente, no estaba preparado en esos momentos para recibir una. Demasiados balbuceos, no estaba de humor, así que, se dirigió hacia el aparatito endiablado.
L: "Investigaciones Angel", solucionamos cualquier tipo de problema. Ya sean cuernos, zarpas, un tercer ojo o un ex novio zombie. (nota mental: poner contestador) –el demonio se olvidó del resto de personas mientras cogía el recado.
La morena había apartado la mirada de la de Angel para dirigir otra atónita a aquel demonio verde con cuernos. Estaba claro que, a lo largo de toda su vida había visto todo tipo de demonios diferentes, ya fueran ogros muy parecidos a los del Señor de los Anillos, hombres lobo o serpientes gigantes, pero este…, este era el más raro de todos ellos. Iba vestido con un extraño pijama (o eso le pareció a ella) de seda azul eléctrico con una bata de raso que hacía juego con el supuesto traje. ¿No le han dicho a éste que el azul y el verde no pegan ni con cola? Pensó la morena algo extrañada por las pintas del amigo del vampiro. Aunque…, si te fijas bien en el grupo que forman, no es tan extraño después de todo, pensó divertida la cazadora.
La cara de la morena era todo un poema. Tenía el cejo fruncido y una ceja levantada con cara de interrogación que dirigió a Angel. No era muy normal que un demonio verde con cuernos pudiese llevar semejante traje, aunque…, siendo amigo de Angel, todo era posible.
El vampiro, viendo la mueca que ponía la morena se le acercó. Intentaba, de todas las maneras posibles, aguantarse el inminente ataque de risa que le sobrevenía. Faith hizo ademán de hablar, pero el vampiro la paró con un gesto de la mano y le contestó.
A: Se llama Lorne –dijo el vampiro cada vez más divertido. La situación cada vez se hacía mucho más cómica para Angel, y un poco más incómoda para Faith- de la dimensión Pilea.
La cazadora estaba acostumbrada a ver todo tipo de demonios, pero este era la monda -¿Pero de dónde habrá salido este? Los demonios cada día son más estrambóticos, ya no son como antaño…, enormes, con aliento que apesta y enormes colmillos amarillentos…, que tiempo aquellos. Podrán lo demonios ser gays?- mientras la cazadora seguía con sus cavilaciones, aquel estrafalario demonio verde de nombre Lorne, se acercaba a ellos agitando un papelito en su mano –vaya, no tiene zarpas-.
L: Tenemos un cliente –por primera vez, el demonio, se fijó en la cazadora. Ésta lo miraba de arriba abajo examinándolo detenidamente, intentando que no se le escapara ningún detalle. Rápidamente apartó la mirada de la morena y se dirigió a Angel.
A: Muy bien –echó un rápido vistazo a la estancia y volvió a dirigirse a Lorne- reúne a todos en hall y que vayan preparándose.
Cinco minutos más tarde ya estaban todos allí reunidos. Curiosos a la vez que expectantes por saber quién era la invitada por un lado, y por el otro, por saber el trabajo que les esperaba para ese día.
A: Gun, tú y Fred, id a la dirección que ahora os facilitará Lorne –el chico alto con perilla le dirigió una rápida mirada al vampiro en gesto de negación, que captó al instante y rectificó- no, a ver Fred, tú irás con Wes a reunir toda la información posible sobre estos demonios. Buscad en todos los libros que encontréis alguna referencia, ya sabéis, lo de siempre.
Cordelia le echó una mirada reprochadora. Angel sólo supo que encogerse de hombros -tampoco está tan mal, podría haber sido un poco más convincente, pero bueno…- y le dirigió una sonrisa a Cordelia. Ésta, se la pasó por esta vez, no podía resistirse a ese intento de tímida sonrisa tan característica del vampiro que la traía loca.
Fr: eh… claro, vale –se encogió de hombros y siguió a Wesley hacia su despacho. Estaba un poco confundida por la reacción del vampiro- ¿qué tenemos que buscar exactamente?
A: Cualquier tipo de información que podáis reunir que esté relacionada sobre el tipo de demonios que atacaron la noche anterior –el vampiro miró a Lorne que se apresuró a responder frente a la falta de información de su jefe.
L: No me han especificado el tipo de demonio al cual nos enfrentamos, sólo que les atacaron un grupo numeroso y que fue la noche pasada, como bien ha dicho Angel –tenía los ojos cerrados, mientras se concentraba en los datos que se le habían facilitado- creo que también podrían haber mencionado algo relacionado con un portal.
G: ¡¿Otro portal? Es broma ¿no? –El demonio verde negó con la cabeza- genial…, esto es simplemente genial. ¿Es que no han sido suficientes ya dos portales en estos tres últimos años? Yo creo que somos masocas, en fin… -se dirigió hacia el armario de las armas y se equipó para salir-.
A: Connor, tú ve por bajo, rastrea las alcantarillas. Iremos cubriendo más terreno si nos dividimos –el joven asintió y salió decidido del hall- Gunn, tú, dirígete ya hacia la casa, no perdamos más tiempo. Wes, Fred… ya sabéis lo que tenéis que hacer. En cuento sepáis algo…
W: No hay problema –le cortó-.
La morena miraba asombrada como el vampiro a todo el mundo a trabajar, y sin ninguna queja por parte de nadie. –Vaya con Angel, ¡cómo ha cambiado! Está hecho todo un líder- pensó graciosa Faith y una tímida risita se le escapó de entre los labios.
Una vez se hubieron puesto todos en marcha y a trabajar, la cazadora se percató de que Cordelia la miraba fijamente de arriba abajo –Si las miradas matasen…- y que Angel había desaparecido. Por un momento se había olvidado de lo que le había llevado hasta ese mismo hotel. Pero en seguida se acordó de aquellos cabellos rubios y esos penetrantes ojos azules que la traían tan loca. Estaba pensando en cómo plantearle la situación al vampiro, pero se olvidó en seguida de esa parte y se perdió en sus pensamientos. Todo lo que le rodeaba desapareció por unos instantes, se sentía flotando en ese mundo, donde nadie la comprendía. La ronca voz del vampiro la sobresaltó y la sacó de esa sensación que la había estado embriagando desde que se había olvidado del mundo real.
A: ¡Faith! –la cazadora dio un respingo y se giró rápidamente para encontrarse con aquella mueca hosca del vampiro mirándola fijamente a los ojos- pasa a mi despacho –la recibió con una sonrisa o un intento de ella-.
F: ¿Pero…, tú no te vas con ellos? ¿No vas a ayudarlos? –la cazadora estaba un poco perdida.
Estaba claro que Angel era el jefe, pero se supone que al ser el líder, tendría que ir con ellos.
A: No, porque sino… ¿Qué hago contigo? –el rostro del vampiro no perdía la jovialidad que tenía, a pesar de los años que contaba el vampiro- has venido aquí por alguna razón, ya que no vienes muy a menudo a visitarme –Angel hizo pucheritos- así que… debe ser importante ¿me equivoco?
F: Eh… claro, pero aún así, puedo volver otro día que a mí no me importa…
A: No –dijo tajante- empieza.
Una vez dentro del despacho (otra vez), Angel se sentó en su enorme sillón negro (para variar), detrás de su gran mesa de madera. Posiblemente hubiera estado pulida años atrás. Pero el paso del tiempo había hecho mella en ella y las termitas, posiblemente también. El vampiro se echó hacia atrás en su sillón, mientras la cazadora lo observaba todo minuciosamente hasta que se sentó en la silla enfrente de Angel.
Se quedaron en silencio durante unos minutos. Ninguno de los dos sabía cómo empezar y Faith empezaba a sentirse un poco incómoda. El hecho de hablar de sus sentimientos hacia Buffy, la echaba hacia atrás.
El vampiro, al ver la situación, fue quién rompió el hielo y habló primero.
A: Bueno… -se incorporó en la silla y apoyó los codos en la mesa mientras entrelazaba sus delgados y blancos dedos- ¿Qué problema te quita el sueño?
Este comentario le hizo gracia a la morena –vaya, tiene gracia, si le digo lo que de verdad me quita el sueño, será él quien no pueda dormir. Pero es necesario, estoy muy confusa, para seguir aguantándome toda esta ráfaga de sentimientos hacia Buffy- lo miró durante unos segundos y comenzó.
F: Tiene gracia que lo preguntes, porque la verdad, es que vengo por unos sueños que estoy teniendo últimamente, bueno... –se lo pensó- más bien, del último sueño que tuve anoche que, sinceramente, me ha dejado muy confundida y no hago más que darle vueltas una y otra vez. Eso sin olvidarnos de las consecuencias físicas.
A: Muy bien, ¿de qué se trata? –no quería que la cazadora estuviese dando rodeaos continuamente evitando el tema como normalmente solía hacer cuando tenía un problema. Sabía cómo podía ser de cerrada y no estaba dispuesto a dejarlo así-.
F: … -No se lo pensó dos veces y sin más dijo- Buffy.
El vampiro cambió el semblante nada más escuchar ese nombre que tan bien conocía. La tímida sonrisa que había estado asomando en su pálido rostro durante todo el tiempo que llevaban juntos desapareció tan pronto como había aparecido.
Su rostro se fue ensombreciendo poco a poco hasta que no quedó más que un rostro serio y un cejo fruncido que le deformaba todavía más la cara. El simple hecho de escuchar el nombre de Buffy seguido del de peligro no era una buena señal y para el vampiro eso significaba que las cosas no andaban bien en la vida de la rubia. Intentó tranquilizarse contando hasta diez, como solía hacer cuando le molestaban sin ningún motivo, al ver el rostro de preocupación de la morena. Con gesto de la mano le animó a seguir.
F: Buffy está bien, de verdad, sólo fue un sueño (no sé si lo estoy arreglando o no, ya veremos) –aclaró al ver la transformación del rostro del vampiro- pero es que fue realmente vívido, no entiendo como pude llevarme tanto rasguño al cuerpo. ¿No se supone que en sueños si te hacen algo, cuando te levantas no tienes nada? No entiendo nada, pero te aseguro que Buffy no sufrió ningún daño, y si así fue, cree me que no es nada en comparación con los míos ¿vale?
La morena intentaba poner en orden sus pensamientos sin mucho éxito. No quería que Angel se preocupase por una tontería como los sueños que pudiese tener acerca de Buffy. De lo que tenía miedo era de la posible reacción del vampiro ante los supuestos sentimientos que sentía por la rubia…, su rubia.
A: Pero ¿tú estás bien? –El rostro del vampiro mostraba ahora la preocupación que sentía por la morena-.
F: Sí, no es nada en serio –se tocaba las partes doloridas de los brazos inconscientemente-.
A: Déjame ver eso –le agarró el brazo derecho y se lo observó detenidamente- no tiene buena pinta, Faith… ¿por qué no vas y que te lo mire Fred?
F: En serio Angel, que estoy bien, son sólo pequeños rasguños –no estaba muy convencida, pero lo último que quería era preocupar al vampiro-.
A: ¿Seguro?
La morena asintió con la cabeza y el vampiro le animó a continuar.
F: Últimamente estoy teniendo sueños en los que salimos Buffy y yo. Es decir, creo que cuando yo tengo estos sueños, ella también los tiene. No lo sé, lo siento, no me preguntes el porqué, pero lo sé. Además, no creo que sean sólo sueños.
Los primeros que tuve no les di mucha importancia, ya que eran no muy seguidos, y sinceramente, no era la primera vez que soñaba con Buffy, así que no me importó mucho. Solía tenerlos con una frecuencia de una vez al mes o dos como mucho, hasta que sin más, cesaron.
Pero el último…, lo tuve anoche, y ya ves como ha dejado. Éste sí que fue realmente intenso en comparación con los primeros –eso último se lo dijo más bien para ella misma que para Angel, algo que éste no pasó por alto. Pero enseguida reaccionó y corrigió lo dicho- es decir, tengo moratones por todo el cuerpo y alguna que otra herida y el labio partido, pero que no es nada, estoy bien. He estado pero y lo sabes –se apresuró a añadir- además, creo que Buffy salió mejor parada. Es fuerte, estará bien. ¿Crees que estos sueños tienen algún tipo de significado? ¿Podría haber algún tipo de conexión entre Buffy y yo? No lo sé Angel… -cerró los ojos, apoyó los codos sobre la mesa y dejó caer la cabeza sobre las manos- estoy muy confusa.
A: ¿Pero… confusa porqué? –no entendía la confusión de la morena- ¿Hay algo más que no me has contado?
F: Eh… No, claro que no. Sólo… que los sueños son muy extraños. No entiendo que conexión podría haber entre nosotras –la cazadora ya no sabía que escusas poner, para seguir evadiendo el tema de sus posibles sentimientos-.
A: No te preocupes –la cara de la morena expresaba a la perfección lo que no decía en palabras- le diré a Wes que investigue los sueños y todo tipo de conexiones entre cazadoras. Aunque… ahora que lo pienso, sois las únicas dos cazadoras que existís a la vez en un mismo tiempo. Eso complica un poco las cosas. ¿Seguro que no quieres decirme nada?
El tono que utilizaba el vampiro daba a entender a la morena que no se iba a librar tan fácilmente como pensaba. No estaba despistando al vampiro como esperaba y, si no era por las buenas sería por las malas, hasta que dijera lo que tuviese que decir.
F: Vale, me has pillado –cedió al final- pero… si lo he estado evitando será por algo y lo sabes.
A: Ya lo sé… pero si no me cuentas lo que te pasa no podré ayudarte. Además, tengo que decir que tu cara habla por ti y es todo un poema, sin necesidad de que hables –hizo una pausa- sabes perfectamente que puedes confiar en mí y que si tienes un problema me lo puedes contar cuando quieras, sin importar horas.
Faith asintió.
A: Aparte de estos sueños que has estado teniendo ¿Hay algo más que te preocupe? No te voy a morder –sonrió-.
Este comentario hizo reír a la morena, ya que tenía gracia que fuese él quien lo dijese. El vampiro se dio cuenta, de que ese comentario había quitado, de cierta manera, la importancia del asunto del cual tuviese que hablar la cazadora.
F: Es que… -hizo una breve pausa, hasta que aclaró y ordenó momentáneamente sus ideas- creo que… -le resultaba muy difícil poder decirle algo acerca de sus posibles sentimientos, ya que no lo tenía muy claro todavía- puedo sentir algo más que la simple "amistad" que podía tener con Buffy (en tiempos anteriores, pensó) –se calló-.
Un silencio incómodo recorrió la estancia. Faith no sabía por dónde seguir y Angel, que se lo esperaba, no sabía cómo reaccionar para que la morena no se pusiese a la defensiva o le saltara a la yugular.
El vampiro tenía claro que, desde que llegó la morena a la vida de la rubia, la actitud de Buffy frente a él había cambiado bastante. Ambas se fijaron la una en la otra la primera vez que se vieron, y luego acabaron por ser un equipo, a la hora de cazar, muy bien sincronizado entre las dos. Aún cuando Faith los traicionó a todos, Buffy no cambió sus sentimientos hacia ella, o lo que pudiese sentir hacia la morena. Estaba claro que ninguna de ellas se daba cuenta de esta ola de sentimientos, pero él, sin embargo, lo vio en seguido e intentó alejarse de la rubia, por mucho que le pesase.
Le extrañaba que la cazadora no confiase lo suficiente en él como para contarle todo esto. Él sabía desde hacía años todos estos sentimientos, nunca se habían ido, se encontraban escondidos en aquel corazón que tanto había sufrido y los escondía de ella misma para no sufrir más. También había de añadir, que tampoco es que se hubiese dado cuenta antes, con lo cerrada que podría llegar a la ser la cazadora…, no los habría visto ni con lupa.
A parte de la posible conexión que pudiese haber entre ambas, ésta, lo único que había hecho era que afloraran por completo y, otra vez, los sentimientos reprimidos de la morena. Posiblemente le pasase lo mismo a la rubia, ya que los sueños podrían llegar a veces a ser realmente reveladores en una persona, y más si estaban conectadas entre sí por estos. Era de esperar que ambas se sintiesen perdidas y confusas. –No me extrañaría nada que Buffy estuviese igual que Faith en este aspecto, después del sueño de esta noche. Estará confusa y pidiendo ayuda a Willow o a Tara. Me inclino más por Tara, no me imagino la cara de Will cuando Buffy le contase el tipo de sueños, y más si tienen algo que ver con Faith. Aunque lo más seguro es que Buffy no haya aceptado, ni lo aceptará, los respectivos sentimientos hacia Faith. En fin… a ver si sacamos algo en claro, que no quiero que Faith se cierre en banda como ha hecho e ocasiones anteriores, que será difícil, con lo terca que es…-. Tras una breve reflexión interior, Angel volvió a hablar.
A: Ya lo sabía –dijo con una sonrisa-.
F: ¿El qué?
A: Lo de tus sentimientos hacia Buffy, así que no te preocupes ¿vale? –Añadió rápidamente al ver a la morena- a mí no me importa lo más mínimo. Además, es muy normal y…
F: ¡¿Desde cuándo lo sabes? –La morena no salía de su asombro, era imposible lo que estaba oyendo- ¡no es posible!
A: Jajaja… desde hace unos años, cinco para ser más exactos.
La cara de la morena estaba desencajada y blanca como un lienzo. Todo pigmento se había esfumado en un abrir y cerrar de ojos. La única expresión que asomaba por su cara era la de sorpresa y perplejidad, era incapaz de articular palabra alguna.
La parsimonia con la que lo había dicho, hacía preguntarse a la morena si realmente su amigo era un vampiro o un mago de pacotilla que le gusta gastar bromas a sus amigos. Este comentario hizo que un escalofrío le subiese por toda la columna vertebral hasta erizársele los pelillos de la nuca. –¡No es posible! ¿Cómo que cinco años? Si no hace ni apenas 24 horas que me he dado cuenta y he aceptado que podría sentir algo, más o menos. ¿Y esa estúpida sonrisita que se le ha puesto en la cara? Me pone los pelos como escarpias. Creo que no sabe lo que dice, demasiados años muerto, ya le están pasando factura. ¡Tiene el cerebro hecho ceniza! O directamente no tiene-. Tras haber estado divagando durante unos minutos, Faith volvió a hablar, ahora ya, un poco más calmada.
F: ¡¿Pero de qué estás hablando? ¿Cinco años? Eso no te lo crees ni tu –a pesar d estar calmada, o eso creía ella, estaba medio gritándole- hace apenas 24 horas de lo que te he contado ¡¿cómo van a ser cinco años? Y quita ya esa estúpida sonrisa de la cara, ¡que me da escalofríos!
A: Jajaja… -no era esa la reacción que esperaba, per le resultaba bastante divertida-.
F: ¿Se puede saber de qué coño te estás riendo?
A: A ver… primero tranquilízate ¿vale? Y segundo, lo de los cinco años quiere decir que, desde el primer día que entraste en nuestras vidas, sobre todo en la de Buffy, y remarco el sobretodo, hiciste buenas migas con el grupo en general, pero más con Buffy. Se fue distanciando poco a poco de Willow y de mí, para estar, principalmente contigo.
F: ¿Y qué pasa con la otra cazadora? La que había antes de que yo llegase –le cortó tajante- ¿No le pasaba lo mismo?
A: A ver… con Kendra estuvo mucho menos tiempo que el que ha pasado contigo, además de que no es lo mismo y no es razón suficiente –añadió al ver el rostro de la morena- pero entre ella y tú es diferente, hay un vínculo muy fuerte entre las dos, creo que… al ser ambas cazadoras, tenéis esa conexión tan poderosa, especial y fuerte por lo que parece. En aquellos años, ninguna de las dos os distéis cuenta, y por lo que veo ahora tampoco. Puede que tenga relación con los sueños y la conexión que hay entre vosotras por ser las cazadoras, pero aún así, lo vuestro es auténtico.
F: ¿Entonces… no estás enfadado? –la morena se rindió definitivamente. Sabía por experiencia que el vampiro siempre tenía razón-.
A: Ni lo he estado, ni lo estoy, ni lo estaré. Siempre supe que acabaríais juntas.
F: No flotes tanto. Buffy me parece muy atractiva y tengo que decir que es realmente guapa –su mente ya volaba libre hacia aquella rubia explosiva- pero no va a haber nada entre nosotras. Ella no siente lo mismo por mí. Es decir, no estoy diciendo que sienta algo por ella… puedo sentir algo por ella, pero definitivamente no estoy enamorada de ella.
A: ¡¿No has escuchado nada de lo que te he dicho?
F: Si… claro, yo te estaba escuchando… de verdad –sonrió asintiendo- pero… es que no me lo creo, ¿qué quieres que te diga? Entiendo que puede que haya algún tipo de conexión entre nosotras y que nuestros sueños estén conectados entre sí, pero nada más…
El teléfono sonó.
W: Angel ¿puedes coger el teléfono? –Se oyó una voz al fondo procedente del despacho de Wesley-.
A: ¿Diga? –Descolgó- sí, está aquí –Faith lo miró con impaciencia, sabía que la buscaban a ella- ahora mismo se lo digo –colgó-.
F: ¿Quién era? ¿Qué quería? ¿Qué he…?
A: ¡Para el carro! –Alzó la mano y la puso enfrente de la cara de la morena- era el Consejo de Vigilantes. Tienen una misión para ti.
F: ¿Y por qué te han llamado a ti y no a mí? –La cazadora no salía de su asombro- no lo entiendo. ¿Es qué ya no confían en mí? ¿No saben que ya no soy de las malas ni voy matando a la gente por placer?
A: No es nada de eso. Parece mentira que todavía no sepas como es el Consejo de Vigilantes. Saben que llevo días observándote y viendo los pasos que das, no pienses mal –se apresuró a añadir- es sólo para ver cómo vas y cómo te desenvuelves tu sola. No es nada personal y lo sabes de sobra, pero deben controlarte para que no vuelvas a caer, de verdad que si Faith, confían en ti, por eso te han encomendado esta misión.
F: ¿Qué clase de misión? –Estaba entusiasmada con la idea y la oportunidad que se le brindaba- ¿Iré sola? (Buffy…).
A: No lo sé, no me han dicho nada, sólo a donde tienes que dirigirte cuando acabemos de hablar, pero lo más probable es que si que vayas sola –la sonrisa de la morena se esfumó tan pronto cómo había aparecido- no pongas ese careto –le reprochó- que por lo menos ya tienes un punto a tu favor. Tienes una misión…
F: Ya… pero es que…
A: Pero tu quería que la misión fuese junto a Buffy ¿me equivoco?
F: No… -bajó la cabeza y juntó los dos dedos índices de ambas manos y se puso a juguetear con ellos- o sea sí, pero no… odio que tengas razón.
A: Eso es contradictorio.
F: Ya lo sé, pero es que creo que no sería muy eficiente si Buffy estuviese conmigo en esto. Creo que así está mucho mejor… por lo menos la puedo ver en los sueños, incluso hablar con ella, son tan reales…
A: No divagues tanto, pero es verdad – se levantó del sillón en el que había estado sentado durante toda la conversación y se dirigió hacia la morena- ven aquí.
La morena se levantó. No era muy dada a las muestras de cariño, su carácter no se lo permitía, pero estaba claro que necesitaba un buen abrazo de oso y no iba a hacerle un feo al vampiro.
F: Gracias –dijo entre susurros y una tímida sonrisa asomó en la comisura de los labios de la morena- no sé qué haría sin ti, de verdad, gracias.
Después de un merecido y necesitado baño (todo hay que decirlo) de dos horas, Buffy se había quedado como nueva. Después de la nochecita vívida en la casa de los Scoobies, era necesario despejar la mente y relajase.
Mientras se secaba y se vestía pensaba en cual podría ser su nueva misión y cuanto tardaría el Consejo de Vigilantes asignarle una. Estaba impaciente por patear algún culo asqueroso de demonio. No tenía suficiente satisfacción matando todas las noches unos cuantos vampiros. Necesitaba más, más acción que simples chupa sangre. –El consejo está tardando demasiado en asignarme una puñetera misión. Necesito acción, que me estoy quedando fofa. Eso de matar estúpidos vampiros no es suficiente, aunque tengo que reconocer que Faith tenía razón- Tuvo que contenerse, dejar de pensar en la morena que tan loca la traía y más si se trataba de cuando volvía de cazar. Volvía con ganas de marcha, y muchas veces
se iba al Bronze, pero eso no le era suficiente. Esa excitación que sentía… le recordaba en los tiempos con los que iba con la morena y lo bien que se lo pasaban, pero eso era tiempo pasados ya que ésta les había traicionado a todos y no la perdonaría jamás, aunque tenía que admitirlo, la echaba de menos.
La voz de la pelirroja la sacó de sus cavilaciones y bajó corriendo mientras acababa de vestirse por el camino, hasta llegar al salón donde se encontraban las dos brujas. Tara estaba al teléfono.
B: ¿Qué pasa? –no podía contener su emoción, que iba saliendo poco a poco- ¿quién es? ¿Son los del Consejo de Vigilantes? –Estaba dando saltitos de emoción enfrente de la pelirroja que sólo de verla se estaba poniendo nerviosa.-
W: ¿Quieres para quieta un segundo? Me estás poniendo nerviosa sólo de verte –intentaba por todos los medios sujetar a la cazadora, pero le resultaba imposible- Buff ¡PARA!
En ese momento Tara colgó el teléfono y se dirigió donde estaban las dos chicas. Buffy paró de golpe tirando a Willow en el sofá que cayó con un golpe sordo. Ésta se quedo mirando con cara de enfado a la rubia y frotándose la parte dolorida con el entrecejo fruncido. –Por lo menos ya ha parado de dar saltitos como un conejo. Si es que…-.
B: ¿Y bien? ¿Quién era?
Estaba realmente impaciente y como vio que la bruja no hablaba empezó a zarandearla "flojito", que para Tara no resultaba tan flojito como la cazadora pensaba. La pelirroja las separó de un empujón ya que estaba viendo que su novia peligraba en las manos de la cazadora.
W: ¡YA! Deja de zarandearla tan fuerte ¿no ves que te estás pasando un poquito?
B: ¡Pero si lo he hecho flojito!
W: Creo que tu y el resto tenemos concepciones diferentes de lo que es el término flojito.
B: Eh… jeje es verdad. Lo siento Tara, no lo he hecho con intención de hacerte daño. ¿Me perdonas?
T: Claro Buffy, no te preocupes, sólo tienes que controlar tu fuerza un poquito cuando no se traten de vampiros o de demonios y no tendrás ningún problema. Ya estoy bien cariño, no te preocupes.
W: Siéntate en el sofá anda…, bueno ¿Quién era?
T: Pues sí, son los del Consejo de Vigilantes, ya te han asignado una misión.
La rubia estaba que no se aguantaba en su emoción y se puso a moverse alrededor de toda la estancia ansiosa por lo que tenía que contarle la bruja.
T: Buffy ¿podrías estarte quieta sólo un momento?
B: Claro, lo siento. Es que… estoy tan impaciente por tener una misión…
T: Ya lo sé, pero es que me estás poniendo nerviosa y así no logro concentrarme.
B: Ok.
T: Sinceramente, no me han dicho nada que tenga mucha utilidad sobre esta misión. Únicamente que tienes que dirigirte lo antes posible, sí mañana, a Nueva York, y allí, en el aeropuerto ya te darán la dirección del apartamento al que tienes que ir. Y de paso te dirán lo que tienes que hacer allí.
B: Los del Consejo siempre igual… primero actúan y luego preguntan los motivos, muy típico. ¡Es indignante!
Acto seguido se sentó en el sofá después de haber estado todo el rato de pie muy indignada con el Consejo de Vigilantes. No entendía porque el Consejo siempre hacía lo mismo. Luego pretendía que lo hiciese todo a la perfección sin ningún fallo, porque, claro, ella era la elegida, y no se le permitía hacer ningún tipo de fallo.
B: ¿Sabes si será en solitario?
La pregunta le salió así de sopetón sin poder evitarlo. No se percató de la metedura de pata hasta que vio el careto que se le había quedado a la pelirroja –¡Mierda! ¿Por qué habré dicho eso? ¿Quién me mandará a mí abrir la boca? A ver como lo arreglo ahora…-. Mientras la cazadora estaba pensando cómo arreglar la metedura de pata, a Tara se le ocurrió como solucionarlo.
W: ¿Perdona?
T: Angel.
W: ¿Qué le pasa?
T: Angel. ¿Verdad Buffy?
B: Sí, claro… Angel.
T: En él estaba pensando ¿quién sino? Perfecto aliado y buen luchador…
S: Habláis de mí ¿Verdad? –Acababa de subir del sótano a por algo de bebida cuando no puedo evitar escuchar la última frase que la bruja había dicho-.
B: Me han dicho que eras poco creído, pero vamos… esto es increíble. ¿Te crees que de lo único que podemos hablar es de ti?
S: Hombre, habéis dicho perfecto aliado y buen luchador… me describe a la perfección preciosa –le guiñó un ojo a la rubia- además de que sabes que hay química entre nosotros, no lo puedes negar.
B: Lo que mejor te describe es perrito faldero de la cazadora… porque con ese chip es lo mejor que sabes hacer.
La pelirroja no pudo evitar estallar en carcajadas que a punto estuvo de caerse del sofá en el que se encontraba. Spike miró a Buffy indignado y luego a la bruja enfadado y tal como llegó se fue hacia la cocina, cogió algo para picar y desapareció por la puerta del sótano con un gran portazo.
T: Buffy ¿no crees que te has pasado un poco?
B: Puede… pero es que no lo aguanto cuando se pone así de soberbio.
W: ¡¿Pero qué dices? Jajajajaja ha sido muy bueno… jajajaja de verdad Tara, que puede llegar a ser muy pesado…
Estaba que se ahogaba entre carcajada y carcajada, intentó tranquilizarse un poco pero sin mucho éxito. Se levantó del sofá y fue a la cocina a por algo de picar para las tres. Era casi la hora de comer y Dawn y el resto estaban a punto de llegar a casa y la comida no se iba a hacer sola.
T: Estabas pensando en Faith ¿verdad?
B: No…
T: Buffy, ahora no está Will y a mí sabes que puedes decírmelo, sino no me hubieses dicho lo del sueño de esta noche. Se sincera…
B: Si… estaba pensando en ella… y es que encima no me la puedo quitar de la cabeza, es muy frustrante…
T: No te preocupes, mientras estabas en la ducha hice el conjuro que te dije. Si esta noche volvéis a tener un sueño conjunto yo también estaré allí.
B: Gracias, aunque sinceramente, no estaría mal que viniese también a esta misión. Pero no sé si estaría preparada para volver a verla, pero bueno…
T: Tendrás que ir preparando la maleta para mañana, que tienes que salir temprano…
B: ¿Y el billete? ¿No te han dicho cómo narices voy a llegar hasta allí?
T: Pues… creo que han dicho, que cuando llegases al aeropuerto, fueses a información. Allí preguntas por el Consejo de Vigilantes, y uno de ellos te daría el billete en mano.
B: Genial…
T: Corre sube a hacerte la maleta. Voy a ayudar a Will con la comida que Dawn debe de estar al caer.
B: Ok.
Mientras la bruja iba a la cocina a echarle una mano a su novia, la rubia subía muy lentamente las escaleras pensando en cómo narices pensaban que llegaría mañana a Nueva York. -¿Pero es que no lo entienden? Nueva York, la gran Manzana. ¡Qué está al otro lado del país! Bueno vale, me he pasado, pero está casi al otro lado, en eso nadie me quita la razón. Tendré que espabilar, porque no me han dicho cuanto tiempo voy a pasar allí, así que tendré que pillar bastante ropa. Una misión en solitario… cuanto tiempo sin tener una de esas, aunque sigo pensando en la morena… ¿Porqué? Yo la odio, repite Buffy: odias a Faith. Pero es que ese sueño… realmente no pasó nada, pero volver a verla… Esos ojos… esos labios esponjosos… ese cuerpo de infarto…- sacudió la cabeza bruscamente, no podía creer lo que estaba pensando -¡¿quieres parar ya? Esto se está pasando ya de castaño oscuro. A mí me gustan los hombres hechos y derechos, pero es que ella… tiene algo, y no sé lo que es, que me trae loca cada vez que pienso en ella. Necesito una ducha fría. –se dirigió al cuarto de baño, se pegó la ducha más fría que jamás hubiese tomado y volvió a su cuarto a hacerse la maleta.
Mientras tanto, Tara y Willow hablaban de qué podría ir la nueva misión que el Consejo le había asignado a la rubia.
W: ¿Tú qué crees? ¿Qué podrá ser para que la mande a la costa este?
T: Pues no lo sé, la verdad. Pero te engañaría si te dijese que no tengo curiosidad.
W: Jeje que cotilla cariño…
T: ¿Qué se le va a hacer…? Soy así por naturaleza. Además de…traviesa –le guiñó un ojo a su novia-.
Se acercó a su novia y la cogió por la cintura atrayéndola hacia si para fundirse así en un tierno pero a la vez travieso beso cuando la puerta principal se abrió y entró por ella la pequeña de la familia.
D: Ya estoy en casa.
W: Hola Dawn ¿Qué tal las clases?
D: Aburridas como siempre…
W: Jeje tu siempre igual, sabes que también se puede aprender algo productivo ¿no?
D: Si… claro… ¿Dónde está Buffy?
T: En su cuarto haciéndose la maleta para…
D: ¿Qué? ¡¿Dónde se va ahora?
Sin esperar respuesta subió volando hacia el cuarto de su hermana y que se lo dijese ella en persona. Mientras tanto, se volvió a abrir la puerta y entró Xander con cara de pocos amigos, cerró con un portazo y se fue a su habitación sin decir siquiera un hola.
W: ¿Y a este qué coño le pasa ahora?
T: Controla ese lenguaje –le advirtió su novia en tono severo-.
W: Lo siento…
T: Le habrá pasado algo en la construcción, vete tú a saber…
W: Puede ser. Vamos a seguir que ya sólo quedan dos por llegar para comer y da la casualidad de que vienen juntos.
T: Si.
En el cuarto de la cazadora…. La pequeña de los Summers llamó a la puerta del cuarto de su hermana cuando recibió respuesta abrió la puerta y vio el panorama. Su hermana estaba haciendo la maleta como bien le había dicho Tara.
D: Buff… ¿Dónde te vas?
B: Hola Dawnie ¿Qué tal las clases?
D: ¿Me puedes contestar?
B: ¡Me voy a la Gran Manzana! ¡¿No es fantástico?
D: Si… ¿Pero por qué te vas allí? ¿A qué?
B: Ha llamado el Consejo de Vigilantes. Ya tengo una misión y lo único que sé es que mañana tengo que coger un vuelo a Nueva York, para estar allí a medio día…
D: ¿Mañana? ¡¿Tan pronto?
B: Dawn… si no fuese algo importante no me lo pedirían de un día para otro. Compréndelo cariño (¡y una mierda! No lo entiendo ni yo…).
D: Pero Buffy… es muy precipitado… y después de lo de anoche, no sé si es muy seguro…
B: Cariño, lo de anoche fue sólo un sueño ¿vale? Nada más…venga, vamos a comer que la comida estará casi lista.
D: Vale…
B: Mira, esta tarde nos vamos las dos de compras y si quieres esta noche te puedes venir conmigo a patrullar ¿te parece?
D: Eh…
B: Di que sí…
D: ¡Vale!
B: Y ahora me dedicas esa sonrisa que siempre me pones cuando quieres algo. Muy bien y ahora a ¡comer!
D: Te echo una carrera
Dicho esto, la pequeña de los Summers salió corriendo de la habitación de su hermana sin darle siquiera tiempo a ésta de reaccionar a tiempo. Cuando quiso darse cuenta su hermana ya estaba llegando casi a la altura de las escaleras. Con un rápido movimiento salió de la habitación y alcanzó a su hermana que estaba al final de las escaleras y como buena hermana dejó ganar a la pequeña que entró victoriosa en la cocina.
T: ¿A qué viene tanto alboroto?
D: He ganado a Buffy… he ganado a Buffy…
B: ¡Será tramposa! ¡Has hecho trampas!
D: No sabes perder –le sacó la lengua y salió de la cocina-.
B: Adolescentes… ¿Bueno, qué hay para comer?
W: No mucho la verdad, hemos hecho un variadito de todo.
B: Guay ¿quién nos falta?
W: Por el momento Giles y Anya, que todavía no han vuelto del Magic Box.
B: ¿Y Xander?
T: Ya ha llegado…
W: Y de muy mala hostia, ni siquiera ha saludado cuando ha entrado, ha subido las escaleras y se ha metido en su cuarto.
B: Voy a ver qué le pasa…
La cazadora subió corriendo hasta el cuarto de su amigo y llamó a la puerta. Esperó hasta que obtuvo respuesta y entró.
B: ¿Se puede?
X: Pasa…
B: Hey ¿qué te pasa?
X: Nada…
B: Xander… que sabes que a mí no me engañas. Venga suéltalo.
X: Me… han… despedido…
B: ¿Y eso? ¿Qué ha pasado?
X: Ese es el problema, que no ha pasado nada. Han hecho recorte de personal…
B: Vaya putada. Lo siento… no te preocupes, habrán más obras en las que puedas trabajar. Vente esta tarde con Dawn y conmigo al centro comercial y te despejas ¿vale?
X: Buff… no sé, aún no se lo he dicho a Anya y no sé cómo va a reaccionar. Me da miedo… no quiero que me deje por no tener un trabajo…
B: Sabemos que Anya es superficial, pero hijo… que tampoco lo es tanto. Ella te quiere y aunque ahora no tengas trabajo, esto es temporal, encontrarás una nueva construcción en seguida. No te preocupes y si no hablaré yo con ella. Venga anima esa cara, una sonrisa… ¡Genial! Decidido, esta tarde te vienes con nosotras, que no quiero ver caras largas.
X: Está bien… bajemos a comer que estoy hambriento.
B: Jajaja venga vamos. No cambias ¿eh?
X: No.
Cuando llegaron al salón, la mesa ya estaba puesta y Dawn estaba con Spike en el sofá viendo la tele. La rubia se extrañó de que el vampiro hubiese subido del sótano, ya que era de día y hasta que no caía la noche no salía de allí –le habrá dado un derrame cerebral… que se le va a hacer…-. Fueron hacia la cocina y ayudaron a las dos brujas a sacar lo que quedaba a la mesa cuando la puerta principal se volvió a abrir y por ella entraron unos agotados Giles y Anya cargados con bolsas de la compra.
A: ¡Una ayudita por favor! Que esto pesa.
X: ¡Ya voy cariño!
Mientras tanto en la cocina…
T: ¿Qué le pasa a Xander?
B: Lo han despedido.
W: ¿Y eso?
B: Recorte de personal.
T: Vaya… que faena.
B: Si, pobre…
W: ¿Cómo creéis que se lo tomará Anya? ¿Le dejará?
B: ¿Por qué todos pensáis igual?
W: Mujer, sabiendo cómo es… que quieres que te diga.
B: Pues… que le eches una manita a Xander y no hundirlo, que él ya piensa lo mismo, y me ha costado quitarle esa estúpida idea de la cabeza.
T: Buffy tiene razón Will, tenemos que apoyarlo, que es ahora cuando más lo necesita.
W: Pero si yo no he dicho lo contrario. Sólo que Anya… ya sabéis como es con el dinero.
G: hola chicas ¿De qué habláis?
W: Han despedido a Xander.
T: Will…
G: Oh vaya… ¿Cómo se lo ha tomado Anya?
B: Esto ya es el colmo. Me voy a ver la tele.
W: Pero si está Spike.
B: Me da igual.
G: ¿Qué le pasa ahora?
W: Nada, déjala… estará con la regla.
T: ¡Will!
W: Ya paro…
G: Bueno… he traído provisiones –dijo con una sonrisa-.
W: Giles, que todavía no hemos llegado al apocalipsis… ¿Cuántas veces van ya?
T: Esa es, una muy buena pregunta ¿Giles?
G: Paso palabra.
W: Que más dará… ¿comemos?
T: Claro.
Salieron con el resto de platos a la mesa y se sentaron cada uno en su sitio.
W: ¡A comer!
La comida transcurrió tranquila sin ningún tipo de percance. Xander se pasó toda la velada mirando a su novia de reojo pensando cómo decirle que le habían despedido de la construcción. Tara y Willow estuvieron juguetonas con los pies bajo la mesa y echándose miraditas traviesas, esperando deseosas el final de la comida para volar a su habitación y "jugar". Por otro lado Buffy había estado hablando con Giles sobre su nueva misión en Nueva York y qué posibles nuevas amenazas tendría que solucionar esta vez con alguna que otra intervención de la pequeña de la casa.
Una vez acabada la comida, la mayoría se fue a descansar, mientras que Buffy, Dawn y Xander se preparaban para irse de compras. Spike volvió a su sótano a dormir. Ambas brujas desaparecieron escaleras arriba para "dormir" también. Giles y Anya volvieron al Magic Box para preparar la sesión de tarde que les tocaba.
B: Bueno… ¿Dónde queréis ir? ¿Algún sitio en particular?
D: No sé... ¿Xander?
X: Mmm… ¿Qué?
B: Xander… hemos venido aquí a disfrutar ¿vale? Así que, vamos a por algo de picar ¿os parece?
D: ¡Vale! Estoy hambrienta…
X: ¡Y yo!
B: ¡Pero qué gordos que sois!
X: Es lo que tiene.
B: No tienes que jurarlo. Venga vamos. ¿Qué os apetece?
D: ¡Una hamburguesa!
X: Me parece una excelente idea.
B: Pero no os empachéis que vamos a cenar en unas horas ¿eh?
D y X: ¡Sí!
Después de unas horas en el centro comercial acabaron cansados y con ganas de volver a casa a por una buena cena. Les había sentado de maravilla el viajecito, ya que venían muy animados y riendo. Se habían olvidado de todo lo que les rodeaba durante unas horas, se evadieron de todo y de todos.
Una vez entraron por la puerta, todo eso cambió y volvieron las preocupaciones. No lo podían evitar, Xander se sentía un desgraciado por no poder decirle nada a su novia y encima por no tener un empleo. Dawn sentía que todo el mundo se apartaba de su lado. Primero su madre y ahora su hermana -¿qué habré hecho mal? Porque no lo entiendo-. La cazadora todavía le daba vueltas a la misión del Consejo y a esa morena que siempre parecía tener en su mente.
D: ¡Ya hemos vuelto!
T: ¡Hola! ¿Qué tal las compras?
D: ¡Genial! Hemos comprado muchas cosas y sobre todo mucha ropa.
T: Buff… ¿Qué te pasa?
B: … ¿eh? Nada. No te preocupes.
T: Vale… ¿seguro?
B: Si… voy a subir a mi cuarto a acabar de hacer la maleta. Pegadme un toque cuando este lista la cena.
T: De acuerdo.
D: ¿Dónde va Buffy?
T: A su cuarto, a acabar de hacerse la maleta.
D: Voy con ella…
T: No, déjala… ahora quiere estar sola.
D: ¿Por qué?
T: No es por ti cariño. Es sólo que es lo que necesita ahora. No te preocupes.
La bruja no estaba muy segura de que la cazadora estuviera en sus mejores momentos. Tener que irse al día siguiente era algo precipitado y no tenía muchas ganas de dejar a su familia durante no se sabe cuánto tiempo. Además estaba el tema de Faith. No se sentía con fuerzas para nada, sólo quería irse a dormir y olvidarse del mundo.
Acabó de empaquetar todo y se tumbó en la cama, sin poder evitarlo cayó en un profundo sueño y se evadió del mundo durante unas horas hasta que levantase el alba que tuviese que partir.
Al contrario que en el sueño anterior, esta vez no se encontraba en un cementerio. A su alrededor se levantaba una gran vista, preciosa cabe decir. Estaba en lo alto de una colina, rodeada de altos y frondosos árboles que componían un vista un tanto extraña, a lo bosque encantado, pero tenía su toque. Si se asomaba un poco, podía ver una bajada que acababa en un precioso valle con un pequeño lago al cual, daban a él varios riachuelos.
A lo lejos se podía observar el horizonte y un amanecer precioso, que le daba directamente en el rostro mientras sentía la dulce y salada brisa del mar. Daba gusto poder pasearse por semejante paisaje. Se respiraba paz y tranquilidad. Todo eso que nunca había sentido, sólo cuando cierta persona se encontraba cerca de ella. Le resultaba extraño vivir todo eso y sin embargo no verla, pero había algo que le decía que sí que estaba allí, sólo tenía que buscarla y la encontraría. Y así fue. Nada más girarse allí estaba, con su largo cabello marrón hondeando al ritmo del viento, esos ojos que cada vez que la miraban sentía como si la estuviese desnudando poco a poco, y por supuesto esos esponjosos labios que tanto deseaba poder saborear.
Se miraban intensamente, como si nunca antes lo hubiesen hecho. Examinándose mutuamente y sintiendo ese escalofrío que siempre recorría su espina dorsal cada vez que sus miradas se entrecruzaban. En sus rostros se dibujaba una tímida sonrisa que poco a poco adquiría forma propia y se convertía en una amplia y sincera sonrisa. El tiempo parecía que se había parado sólo para que ellas pudiesen disfrutar de ese poco tiempo que pasaban juntas.
De lo que no se percataron es que de una tercera persona las observaba atentamente desde las sombras de los árboles. Observando cada movimiento y cada pequeño detalle del cual, ni siquiera ambas cazadoras eran conscientes.
B: ¿Faith?
F: Hola B –el rostro de la morena se observaba resaltado con aquella luz matinal, cosa que no le pasó desapercibida a la rubia-.
B: ¿Qué haces tú aquí?
F: Vaya B, yo también me alegro de verte. ¿Qué tal las cosas? A mí bien…
B: Tú siempre igual, no cambias.
F: No, es lo que podría decirse un don. Además, yo también podría preguntarte lo mismo.
B: Este es mi sueño. No el tuyo.
F: Y tú que sabrás. Además no tengo pensado irme. Aquí se está de puta madre, es un paisaje precioso que no se encuentra en cualquier lugar. Cualquiera diría que estamos en invierno ¿eh?
B: Tienes razón –la rubia sonreía abiertamente a la morena, gesto que ésta le devolvió gratamente- ¿quieres ir a dar una vuelta?
F: Me extraña que tú me preguntes eso. Pero… claro, sin problema contigo B. Pero dime una cosa rubia ¿a qué viene tanta amabilidad conmigo de repente?
B: ¿Tienes siempre que estropear los momentos? Lo digo por ahorrarme más formalidades a partir de ahora.
F: Vale, indirecta captada. Ya cierro la boca.
B: ¿Vienes entonces?
F: Claro.
Ambas cazadoras fueron paseando. Primero admiraron un poco más la vista que se expandía ante ellas. No se dieron cuenta de que, mientras iban andando, sus manos rozaban la una con la otra. En un movimiento instintivo la morena le agarró la mano a la rubia y así siguieron hasta llegar al punto donde se extendía la gran bajada hacia el valle.
Faith miraba con gran entusiasmo la gran bajada y una idea rondó por su retorcida cabecita de cazadora y una sonrisa traviesa se le dibujó en el rostro.
F: ¿B, te atreves?
B: Miedo me da esa pregunta. ¿Atreverme a qué exactamente?
Buffy la miraba entre extrañada y emocionada. Las ideas de la morena podían llegar a ser a veces un tanto descabelladas –me da miedo con sólo pensar lo que tendrá en esa retorcida cabecita suya, pero… sino no sería ella, una descerebrada pero a la vez, una descerebrada muy atractiva-.
B: ¿Piensas contestarme?
La morena le guiñó un ojo con una sonrisa en la cara y acto seguido se tiró colina abajo rodando como un rollito de primavera riendo a carcajadas. Cuando llegó a l final de la colina, una vez ya estaba parada en el suelo boca abajo, hizo ademán de levantarse pero no pudo y se dejó caer.
La rubia al ver todo el espectáculo desde allí arriba y al ver que ésta no se levantaba echó a correr en dirección donde había caído la morena, ya que desde allí arriba no se veía muy bien. Mientras corría veía como la morena no se movía siquiera un poco del sitio donde había caído -¡mierda! ¿Es que siempre tiene qué hacer lo mismo? Veo que sigue sin tener dos dedos de frente… y ahora ni se mueve. Esto es genial… francamente ¡genial!-.
B: ¿Faith? ¿Estás bien? ¡Faith! ¡Contesta, joder!
La morena seguía sin moverse. Buffy en un intento desesperado la movió y la puso boca arriba para encontrarse con una Faith en perfectas condiciones y riendo a carcajadas.
B: ¡¿Serás idiota? ¡¿Sabes el susto que me has dado? ¡Joder Faith! ¿Siempre tienes que hacer lo mismo?
F: Venga B… no seas exagerada. ¡Que yo no he hecho nada! Además ¡ha sido la caña! ¿Lo repetimos?
B: Tú no está bien ¿verdad? Esa caída debe haberte dado un buen golpe en esa cabeza loca que tienes.
F: ¡Bah! Sigo pensando que eres una exagerada. Venga B, ven aquí.
B: No, ahora no quiero –se cruzó de brazos y se quedó sentada en el césped-. Déjame, ya no quiero ir contigo.
F: ¡Oh! ¿La nena se ha enfadado?
B: Pues sí ¿algún problema?
F: ¿Yo…? Ninguno.
La morena se abalanzó sobre la otra cazadora en un descuido de la rubia derribándola y tumbándola boca arriba. Faith se sentó sobre su estómago agarrándole las manos y sujetándoselas por encima de la cabeza. A la rubia le había pillado todo por sorpresa y no puedo zafarse a tiempo de la morena.
F: ¿Y ahora qué?
B: Ahora nada ¡Suéltame!
F: Jajaja que te lo has creído, y si no quiero ¿eh? Además, por si no te has fijado. Este sueño es distinto a los otros que hemos compartido. No hay demonios por ningún lado.
B: Sí, en eso tienes razón. Es rarísimo. ¡Hey! Que no me cambies de tema ¡Suéltame!
F: B, que poco aguante.
B: ¡¿Poco aguante? ¡¿Me estás aplastando con todo tu peso, cogida por las muñecas y me dices que qué poco aguante?
F: ¡Jo! B, eres una exagerada que yo no peso tanto. Además ¿me vas a negar que no te gusta estar bajo este cuerpo de infarto?
La rubia no podía negar esa pregunta, pero tenía muy claro que no pensaba decírselo a la morena y más estando, en ese momento, en inferioridad de condiciones.
B: Te lo tienes muy creído tú. Sabía que eras creidita, pero lo tuyo es muy fuerte.
F: ¿A sí? Pues mira, yo no lo veo así.
B: ¡Pues deberías ponerte gafas!
Con un rápido movimiento de su cuerpo, fue esta vez la rubia quien pilló desprevenida a la morena, logró cambiar las tornas y fue entonces, la morena, quien estaba bajo el cuerpo de la rubia, que de alguna manera, no le desagradaba en absoluto. Todo lo contrario, estaba disfrutando y todo.
B: ¿Y ahora qué?
F: Ahora… nada. Pero… se me ocurre una cosa.
B: Como si estuvieras en condiciones de poder pedir algo…
F: ¿Sinceramente? No me importa la situación en la que me encuentro. No soy como tú, yo disfruto y le veo el lado positivo.
B: ¿Perdona?
F: No hay nada que perdonar –sonrió traviesa- Ay rubia… cuánto tiempo sin pasar un rato juntas y pasarlo así de bien… lo echaba de menos ¿tú no?
B: Si… la verdad. ¡Deja de cambiarme de tema constantemente! Que ya sé por dónde van los tiros y no va a colar.
F: ¿He cambiado de tema? Vaya… no me he dado cuenta ¡qué despiste! ¿Me puedes decir de qué estábamos hablando rubiales? ¿Sabes lo que pasa? Que tengo una preciosa rubia encima de mí que hace que se me suba el santo al cielo.
B: Tú no cambias nada ¿eh? Eres la misma deslenguada, descarada y provocadora de siempre.
F: ¡Qué le voy a hacer! Me gusta ser tal y como soy.
B: A mí también… no te cambiaría por nada ni por nadie a pesar de mis constantes quejas –sonrió tiernamente-.
F: Eso ya lo sabía Princesa.
La morena se zafó del agarre de sus dos manos. Dirigió lentamente su mano derecha hacia la mejilla encendida de la rubia y la acarició suavemente. Su mano izquierda la dirigió ahora hacia su cuello con un poco mas de firmeza y confianza en sus movimientos, estaba más segura de sí misma. Lentamente fue acercando el rostro de la rubia hacia sí.
La rubia se dejaba hacer, no le importaba siempre y cuando fuese la morena quien le hiciese. La tensión que dominaba su cuerpo hace unos momentos, se desvaneció por completo y fue sustituida por una excitación que nunca antes la había sentido, ni siquiera cuando estaba con Angel. Temblaba bajo las caricias que la morena ejercía sobre ella, hacia que perdiese el control sobre sus actos y disfrutaba como nunca lo había hecho.
Ambas cazadoras se fundieron en un tierno y cálido beso. Duró apenas tres segundos, pero fue el tiempo suficiente para que ambas cazadoras sintieran sentimientos enterrados desde hacía muchos años y que jamás habían experimentado. La rubia se sentía como volando, por fin había logrado besar esos sensuales labios, con los que tantas veces había soñado.
Se fueron separando lentamente hasta que se cruzaron sus miradas. Se quedaron durante unos segundos mirándose. La morena podía sentir su corazón latiéndole fuertemente en el pecho, estaba a punto de salírsele de este. Los sentimientos y las sensaciones inundaban los cuerpos de las dos cazadoras, los recorrían poco a poco, pero sintiendo cada uno de ellos intensamente.
Seguían mirándose fijamente, sin poder apartar la vista. La tensión entre ambas se iba acrecentando gradualmente. Mientras seguían explorando el cuerpo de la otra todo desapareció. Sólo estaban ellas dos y todos sus sentimientos a flor de piel. Deseaban poder liberar toda esa tensión, que quería salir y podía ser en cualquier momento.
La morena se dispuso a decir a algo, pero la rubia le puso su dedo índice en los labios y le susurró en el oído.
B: Bésame.
No hizo falta que se lo dijeran dos veces. La morena sonrió a la rubia antes de volver a acercarla hacia sí besándola otra vez. Ésta vez no fue como la anterior, sino que fue más salvaje y con mucho más sentimiento. A cada momento que pasaba dejaban que esa pasión contenida y sus instintos más reprimidos las llevase hasta límites insospechados.
Mientras Faith la besaba, Buffy iba explorando, poco a poco, cada centímetro del cuerpo de su compañera. Quería sentirla dentro de sí, y sentir esa sensación, esa felicidad que se puede llegar a sentir cuando se quiere a alguien –espera ¿querer a alguien? No flotes tanto, que es sólo un sueño- vale, vale…, continuemos.
De un tirón le arrancó la camiseta y dejó al descubierto el sujetador deportivo negro de la morena. Faith recorría con sus manos la espalda de la rubia y poco a poco fue subiéndole la camiseta hasta que se la quitó del todo, para dejar al descubierto el perfecto torso desnudo de la rubia.
Unos erguidos senos se alzaban ante la mirada atónita de la morena, que estaba ansiosa por probarlos y sentirlos en sus manos.
Los miraba como cuando un niño prueba por primera vez un caramelo y desea probarlo ya que sabe que su sabor no lo va a decepcionar. En un impulso, la morena le quitó el sujetador con una sola mano a la rubia mientras con la otra masajeaba suavemente los senos.
Al cabo de dos minutos, las prendas que aún llevaban puestas corrieron la misma suerte que el sujetador y acabaron esparcidas por el suelo del valle.
Ambas cazadoras disfrutaban con las caricias de la otra. Buffy besaba suavemente los pezones de la morena mientras esta gemía de placer. Poco a poco fue haciendo un pequeño recorrido desde el cuello hasta el ombligo besando el cuerpo desnudo de la morena. Ésta respondió a las caricias de la rubia cambiando las posiciones y haciendo lo mismo. La morena se demoró un poquito más en el cuello de la rubia y subió hasta la oreja donde jugueteó con el lóbulo, haciendo a la rubia gemir un poco más fuerte dando como respuesta un apasionado beso a la morena.
Los precalentamientos estaban llegando muy lejos y ambas cazadoras estaban demasiado excitadas como para dejar todo como estaba y no terminar. Faith fue bajando lentamente la mano, desde el labio, pasando por los senos, bajó por el estomago para introducir lentamente los dedos no sin antes haber estimulado por fuera. Estuvo jugueteando un rato hasta que se decidió a entrar.
La rubia gemía de placer mientras la morena hacía, estaban a punto de caramelo cuando todo se tornó en oscuridad y el valle en el que se encontraban desapareció por completo en un abrir y cerrar de ojos.
(Los Ángeles)
La morena daba vueltas en la cama inquieta. Se incorporó de golpe empapada en sudor y casi sin poder articular palabra, sólo puedo decir en un tono casi inaudible.
F: ¡Joder!
(Sunnydale)
La rubia se levantó hecha un lio y empapada en sudor fría. Se sentía mojada y no pudo evitar una palabra inteligible que se le escapó de los labios.
Ambas cazadoras volvieron a la cama mientras se revolvían inquietas en sus camas. Les costó conciliar el sueño hasta altas horas de la madrugada, no descansaron en absoluto y sus cabezas estaban hechas un amasijo de líos. Sus sentimientos se arremolinaban inquietos en sus cabezas, no paraban de darle vueltas al sueño que acaba de acontecer. Estaban confusas y no podían evitar pensar la una en la otra. Con estos pensamientos volvieron a caer en las redes de Morfeo hasta que llegó la hora de levantarse.
En pocas horas se levantaron, se ducharon desayunaron un rápido vaso de leche y ambas marcharon hacia el aeropuerto.
Mientras Buffy iba de camino, pensaba en la extraña noche que había pasado –No lo entiendo. Es la segunda vez que compartimos un sueño en dos días y sin embargo, al contrario que la noche anterior, éste ha sido muy diferente. ¿Cómo han podido pasar todas esas cosas? Es… ¿habrá cambiado de verdad? No sé, he estado con ella como si nunca hubiese pasado nada entre nosotras. Además de que nos hemos besado y… muchas cosas más…- se tocó instintivamente los labios y se ruborizó pensando en la noche pasada –y casi…- cuanto más lo pensaba, más extraño le resultaba todo –tendré que hablar con Tara, necesito saber si estuvo allí o no. Porque… cuando yo me fui a dormir era la hora de la cena así que… no estoy muy segura de si estoy yo sólo durmiendo ella puede entrar en los sueños.
Cuanto más lo pienso, más extraño y enrevesado veo todo este lio, espero que Tara sepa lo que se hace, me gustaría saber que intenciones tiene Faith. ¡Joder! Hemos estado a punto de…- le resultaba difícil, por no decir imposible pronunciar esa palabra –Aunque… tengo que decir que no lo hace nada mal- la situación se le presenta fea, estaba pensando en la morena de una manera en la que nunca había visto a una chica -¡¿Pero qué coño estoy diciendo? Debo aprender a controlarme, debe de ser la falta de sueño y de comida. Entre que no cené ayer y que hoy apenas he desayunado, no vamos muy bien. Aún así no consigo quitármela de la cabeza. ¿Por qué el Consejo no la habrá enviado a esta misión conmigo? Si ha salido de la cárcel, y no me cabe la menor duda de ello, me sería de gran ayuda, aunque no sé si el Consejo sigue confiando en ella…
¿Habrá cambiado? Anoche no parecía la misma de siempre, es decir, en cuanto a que ya no sentía ese odio que la caracterizaba. ¿Y si nos vuelve a traicionar? ¿Pero cómo voy a saber yo eso si ni siquiera sé dónde está? Debería habérselo preguntado… además, no creo que la vaya a ver en mucho tiempo. Será lo mejor. Siempre nos quedará "Dreamland"- llegó al aeropuerto y se fue hacia información donde obtuvo el billete de ida a Nueva York.
La morena había salido del hotel a una hora bastante temprana, nada más salir el sol. Le dijo un simple adiós a Angel, ya que las despedidas no eran lo suyo y se marchó camino al aeropuerto, no sin un lio monumental en la cabeza, se le había olvidado comentárselo al vampiro y tampoco le interesaba mucho contarle la noche de infarto que había pasado con la rubia -¡Vaya nochecita! Jamás lo hubiese imagina. Si me llegan a decir que iba a tener un sueño pareció a este me hubiese reído a gusto por la cantidad de gilipolleces que estarían diciendo. Pero siendo sincera, no voy a negar que no disfruté, fue una experiencia inolvidable que me gustaría repetir, aunque fuese en "Dreamland", me gustaría saber cómo se lo habrá tomado la rubia.
Cuando llegue a Nueva York ya llamaré a Angel, porque esta mañana no estaba en condiciones de contarle el viajecito de esta noche al país de los sueños. Hay que solucionar esto, porque aunque me guste pasar las noches en "Dreamland" y pasarlos con Buffy, no significa que no esté confusa. Que esto me lleva de ¡cabeza!- hizo una pausa en sus cavilaciones, las ordenó y continuó –no puedo serntir "algo" por la rubia, es que no me entra en la cabeza ¡simplemente no es posible! Además, si se enterase, y no significa que esté afirmando cualquier tipo de sentimiento inexistente, lo más seguro es que me matase. Bueno, primero fliparía en colores y luego ya me mataría una vez recobrase el sentido otra vez. Es lo justo, después de lo que le hice… y no sólo a ella, sino también al resto. Sobre todo cuando hice el cambio de cuerpos entre las dos ¡Joder! Jamás me perdonaré lo que les hice a todos. Pero… es que no puedo evitar querer volver a verla. Fue tan…- no conseguía encontrar las palabras que describiesen a la perfección toda esa felicidad que sintió en aquel momento –Fue una noche mágica además de ser la más especial de toda mi vida. Seguro que ella sintió lo mismo, que yo lo sé, pero jamás lo admitirá, con lo remilgada que es ella… Además, en los sueños todo se exagera y se maximiza, así que… no estoy muy segura de que lo que pasó anoche fuese realmente real. Cada vez estoy más confusa. No es posible que me esté…- no quería decir esa dichosa palabra, que la perseguía desde hacía años sin que ella lo supiese, pero no cabía duda de que era verdad -¡No! Me da igual lo que dijese Angel. No es verdad y jamás habrá nada entre nosotras. Lo de anoche fue algo pasajero y sin importancia. Aún así, llamaré a Angel y que investigue lo que pueda, aunque no estoy muy segura de que vaya a encontrar mucho, ya que somos las únicas cazadoras que han convivido en el mismo tiempo a la vez durante tantos años. Lo de Kendra no me sirve porque apenas estuvo una semana. En fin… ya se verá- se fue a información y allí le dieron el billete a Nueva York. Sólo de ida.
Ambas cazadoras facturaron su equipaje y subieron al avión. En pocos minutos despegarían de Los Ángeles rumbo a la Gran Manzana.
Las horas en el avión pasaban, algunas lentas y otras rápidas, pero aún así el viaje se les hacia eterno y muy largo. Ambas cazadoras estaban muy cansadas, ya que la noche había sido bastante movidita. El sueño podía con ellas, a pesar de que ya estaban a mitad camino les daba el tiempo suficiente para pegar una cabezadita hasta llegar.
Ninguna de las dos sabía que iban juntas, el Consejo así lo había dicho para que ninguna de las dos, especialmente Buffy, se negase a acatar la misión, aunque, de alguna manera, como cazadoras que eran, se sentían cerca y se percibían la una a la otra, pero no llegaban a explicarse del todo esta sensación, les sonaba raro, ya que era imposible que estuviesen juntas, o al menos eso pensaban.
Pasaron el resto del viaje durmiendo, ya que necesitarían todas las fuerzas que poseían para luchar contra la inminente amenaza que ser cernía sobre la ciudad de Nueva York.
Buffy bajó del avión todavía un poco adormilada, tanto que no vio una maleta dejada en el suelo que casi se cae. Mientras maldecía por lo bajo palabras inteligibles, fue a recoger su equipaje de mano y el que había facturado y salió a tomar un taxi. Le dio la dirección, dejó el equipaje en el maletero y entró.
No podía dejar de pensar en la morena, la traía loca –parece que es en lo único que puedo pensar últimamente. ¡Si es que no me la quito de la cabeza!- se dio un par de golpes en la cabeza como reprimenda por pensar en la morena. El taxista la miró extrañado y siguió conduciendo. –Genial… ahora me van a tomar por loca. Tendré que controlar mis impulsos o si no las voy las pasar canutas. En fin… me extraña no haber tenido otro sueño compartido cuando me he quedado sopa en el avión. No sé…a lo mejor no siempre pasa. Habrá que consultarlo con Tara. Pobre, lo único que hago es pedirle favores, a ver cuando se lo compenso.- Miró al taxista y no pudo evitar preguntar cuánto faltaba. Estaba hecha polvo y lo único que quería era una buena ducha y dormir.
B: Perdone ¿Cuánto queda para llegar?
T: No se preocupe, ya casi hemos llegado, en cuestión de unos minutos estaremos. Por cierto ¿se encuentra bien?
B: Eh… sí, claro. Sólo un poco cansada.
T: ¿Qué ha venido a hacer a Nueva York? Porque no es de aquí ¿verdad?
B: No, no soy de aquí. He venido por trabajo, una llamada urgente que requería mi presencia inmediata aquí.
T: Vaya… debe de ser muy importante…
B: Para serle franca, la verdad es que no lo sé.
T: Pues vaya faena. ¿De dónde es usted?
B: Por favor, no me trate de usted, que me hace sentir una viejecita de 80 años. De Los Ángeles, Sunnydale.
T: Lo siento, pero es algo inevitable. Sunnydadale dice…ahora mismo no logro situarlo.
B: Está a las afueras…
T: Mire, ya hemos llegado. Un placer señorita.
B: Buffy por favor. Igualmente. Aquí tiene. Gracias.
T: No hay de qué. Llámeme si me necesita, aquí tiene mi tarjeta.
Buffy cogió la tarjeta que le ofrecía el taxista y su equipaje. Por fin había llegado. Se encontraba ante un piso bastante nuevo, para ser la zona en la que se encontraba, muy sencillo y no muy grande. Aunque cabe decir que muy acogedor. Se componía de una salita de estar, un comedor, dos baños, una cocina (no muy pequeña) y por último una habitación con una cama de matrimonio. –Tiene gracia, hay dos cuartos de baño y sin embargo sólo hay un dormitorio. En fin… tengo que decir que es un pisito muy acogedor. Porque mira que es pequeño, si lo llego a saber no me traigo tanta ropa, apenas cabe toda en el armario. Bueno… ya veré que hago, de momento creo que voy a ir preparando un buen baño de agua calentita y después a dormir. Que a pesar de haber pasado todo el día en el avión, queras que no, acabas agotada y reventada…- en ese momento se abrió la puerta interrumpiendo los pensamientos de la rubia –pero si sólo yo tengo llaves del piso, no lo entiendo…- fue corriendo hasta la puerta donde se quedó de piedra al ver quien se encontraba ante ella.
B: ¡Faith!
F: Hola, B…
