Hola queridos lectores, aqui Trainer Manuel Baez reportandose con una nueva historia.
Esta vez les traigo una historia relativa al desarrollo de esta segunda saga de mi AU "BeforeHistory". Es una continuación directa de mi anterior fic "El poder del destino".
Sin nada mas que decir, nos vemos en próximas actualizaciones :D
Disclaimer: La mayoría de los personajes pertenecen a Pokémon, exceptuando los OC.
Nota: Este fic esta inspirado en el comic "The Quest" de Marvel Comics
La búsqueda
Capítulo I: Un bucle por la vida
El multiverso es un lugar poco acogedor. Las infinitas burbujas que contenían a millones de realidades estaban suspendidas sobre un gigantesco mar primordial. Aquel era el lugar más oscuro e increíble de toda la realidad existente.
Aunque fuese increíble, en aquel lugar podría haber vida gracias al potente y extraño mar que se expandía hasta donde daba la vista. Aquella agua primordial era la causante de crear todo lo existente. Todo lo que existe, existió o existirá, desde la insignificante hormiga hasta los innumerables universos, todos ellos nacieron de aquel inmenso mar oscuro compuesto por extraños códigos.
Nadie comprendía como una extraña agua era capaz de crear universos con inimaginables historias. Cada una formada y desarrollada por un ser superior que nadie conocía. Aquella agua era usada por deidades primigenias para crear las más alocadas y extrañas aventuras.
Viajando por aquel infinito multiverso nos encontramos con pequeñas plataformas de tierra y vegetación. Desafiando a todo, esas pequeñas islas habían sido creadas de manera azarosa por aquel mar. En medio de esas plataformas, se encontraba una isla aún más grande. Con unos ciento cincuenta metros de largo, la gran isla tenía una gigantesca torre en el centro.
Aquella torre roja se alzaba con una altura de cuarenta metros, una torre llena de más de cincuenta habitaciones y cientos de ventanas a los lados. A los alrededores había extraños arboles armarillos que daban manzanas doradas, varias flores y una bella fuente de oro. Esa isla era el Multi-Hub.
El Multi-Hub fue creado por el ángel de la destrucción (Gold) y el ángel de la creación (Crystal). Su principal función fue tener un lugar libre de toda intervención divina de sus dioses. Un oasis en medio de un oscuro y frio multiverso. Aunque Gold y Crystal no se les habían vuelto a ver desde hace muchos años, había alguien que seguía viviendo ahí.
Desde una de las burbujas del multiverso, salió una mujer de exuberante pelo rubio, ojos ámbar y piel blanca. La mujer portaba un hermoso vestido griego de color blanco y algunas partes de armadura hechas de oro en sus hombros y piernas. Yellow, el ángel de la vida, vivía en ese lugar.
—Espero que no se haya quedado dormida otra vez —dijo la rubia mientras bajaba con delicadeza a la isla.
Yellow se había encargado de mejorar la isla cuando llego juntó a su amor verdadero, Red. Ella, ayudada con el agua primordial logro crear un lugar mucho más acogedor y vivo. Aunque Red murió, ella seguía ahí, no tenia deseos de volver a su dimensión por un tiempo.
—¡Spring, ya llegue! —anunció con un grito.
La rubia dejo en el suelo el morral de cuero que llevaba puesto y comenzó a buscar a la chica que había llamado. Cuando llego al otro lado de la torre, pudo ver a una chica de apenas dieciséis años, acostada plácidamente en el pasto de la isla, observando con entusiasmo las burbujas universales.
—Spring, ¿qué haces ahí pequeña? —preguntó Yellow al ver a la chica acostada y tan cerca de la orilla.
—¿Ah? —La chica se giró y vio al ángel acercándose— ¡Finalmente llegaste mamá!
La chica de tez clara y pelo rubio se levantó con rapidez. Llevaba puesto un vestido azul con manchas azul claro y unas sandalias de piel. Corrió hacia Yellow para darle un fuerte abrazo, aunque Yellow se había ido por apenas cuatro horas, Spring siempre la recibía con un fuerte abrazo.
—¿Cómo te portaste? —preguntó Yellow con un tierno tono maternal.
—Bien, realice la limpieza de mi cuarto y del pasillo de la torre —dijo Spring con un tono de alegría—. Cuando termine, decidí acostarme un rato y ver las burbujas.
—Me alegro que hayas terminado tus deberes, pero tienes que tener cuidado de no acercarte tanto al mar.
—No te preocupes, me mantuve lo suficientemente alejada para que no caer.
Aunque el agua primordial era creadora, tambien podía destruir cosas. Cualquier cosa que cayera en sus aguas (exceptuando burbujas universales) seria destruido en su unidad más fundamental y anexado al gigantesco océano.
—Bueno, tengo una sorpresa que mostrarte, sígueme —indicó Yellow, mientras la tomaba de la mano y la guiaba hasta el morral que había dejado del otro lado.
Aunque Spring le dijera madre a Yellow, la realidad es que Yellow no era su madre. Spring provenía de un universo congelado, Yellow tuvo la oportunidad de rescatarla y adoptarla. Ella y Red jamás pudieron tener hijos, pero Spring llenó ese vacío que sentía el ángel. La chica se acostumbró tanto al ángel que la comenzó a llamarle madre, y eso no molestaba en lo absoluto a Yellow.
Ambas fueron hasta el morral y Yellow le mostró lo que había traído.
—Traje bastante comida y juguitos —Yellow comenzó a ver los ítems que había conseguido—. Bayas oran para Flet y Mesprit —Yellow era la encargada de traer comida para los pokémon que Spring tenía al momento de ser rescatada—. Y lo más importante.
El ángel sacó de su morral una pequeña bolsa de plástico que tenía un pequeño pie de limón, la comida favorita de Spring. Los ojos de la chica se iluminaron al ver tan delicioso manjar, amaba comer aquel postre que le hacia su papá cuando era muy niña.
—Muchas gracias madre —Spring estaba emocionada de que le trajeran tan delicioso postre.
Para poder disfrutar del postre, ambas se fueron a dentro de la torre roja. Aquella construcción era mucho más bella por dentro; hermosos pasillos de madera, decorativas paredes de piedra y una armoniosa decoración medieval. La habitación principal era de color blanco, tenía una pequeña mesa y varios elementos decorativos.
Spring y Yellow subieron por las escaleras que daban a la cocina. Aunque Yellow podía volar, prefirió subir las escaleras junto a Spring. La cocina tenia relucientes baldosas de cuarzo blanco y varias mesas para hacer una reunión con varios invitados.
Yellow dejo su morral en la mesa más cercana al horno y comenzó a sacar las cosas. Cuando sacó las bayas, un pequeño Fletchling bajó por las escaleras y se posó en el hombro de Spring. Un segundo pokémon se hizo presente; Mesprit, la deidad de las emociones. Spring no recordaba haber atrapado a dicho pokémon, fue Mesprit quien entro a una de sus pokeball.
—Parece que se enteraron de la comida —mencionó Spring con alegría, caminando hacia Yellow para tomar las bayas.
—Chicos, lamento haberlos hecho esperar —Yellow tomó unas bayas Oran y se las dio a Spring—. Estas son para Flet, que las disfrutes —Flet cantó levemente al ver su comida—. Y para usted señor Mesprit, unas bayas Sidra traídas directamente de una Hoenn prehistórica.
El pokémon legendario sonrió y tomó las bayas en sus pequeñas manos. Yellow le tenía mucho respeto a Mesprit porque en su universo Mesprit era un verdadero dios.
—Y para ti, mi niña, tu pie de limón —Yellow le dio a Spring el tan ansiado postre.
—¡Genial, hace mucho tiempo que no comía uno de estos! —Spring gritó y asustó levemente a Flet, tomó su pie y fue a la mesa más cercana a comerlo.
Yellow por su parte había traído una pequeña tarta de manzana, un postre que le recordaba los buenos tiempos con Red. Red fue un mortal que se enamoró de Yellow en circunstancias extrañas, ambos fueron a vivir al Multi-Hub y vivieron unos excelentes treinta años juntos. Aunque Yellow le ofrecía aumentar su tiempo de vida a su amado, el hombre se rehusó a recibirla y aceptó su destino como simple mortal.
Aunque Yellow cayó en depresión por la muerte de su amado, Spring era lo que la mantenía feliz y con animos de seguir adelante. Verla comer su pastel tan alegremente y acompañada de Fletchling y Mesprit le daba un sentimiento de pertenecer a una familia.
El ángel tomó un cubierto y fue a sentarse junto a los demás.
—¿Qué hiciste el día de hoy Spring? —preguntó mientras cortaba un trozo de su tarta con su cuchara.
—Oh, bueno, después de hacer mis deberes fui a jugar un poco con Flet en su sala de juegos, comí un poco de las bayas que sobraron ayer y el resto del tiempo estuve viendo los universos —Spring colocó los dedos en sus labios y sintió como había migajas del pie que comía, rápidamente se las limpio.
—Ya veo, parece que Fletchling se divirtió mucho contigo —Yellow terminó de comer la primera porción de su tarta que había cortado y acaricio al pokémon pájaro—. ¿Viste algo interesante?
—Nada realmente, solo las mismas burbujas de siempre, tan inalterables pero tan lindas —Spring dio otro gran mordisco a su pie—. Son tan graciosas cuando se acercan demasiado y rebotan ligeramente —dijo con la boca llena.
—Spring, te he dicho que no hables con la boca llena —Yellow se puso firme al ver a la chica haciendo eso.
Spring se tomó el tiempo de tragar su comida y pedir disculpas. La chica amaba la comida, más el pie de limón, por lo que algunas veces olvidaba las reglas de educación que Yellow le enseñaba.
—Las burbujas se ven iguales porque es una versión a gran escala de todo el cosmos —Yellow tomaba otro pedazo de tarta—. Si estuvieras más cerca notarias la diferencia.
—¿Y porque no me llevas a ver uno de esos universos? —la pregunta de la adolecente hizo palidecer un poco a Yellow—. Me prometiste que cuando cumpliera dieciséis me llevarías a uno.
Yellow se puso pensativa por un momento. Había olvidado que le hizo esa promesa a la chica cuando apenas cumplía once años. Aunque tenía miedo de lo que le pudiese pasar, Spring ya era lo suficientemente grande para poder acompañarla a un universo alterno.
—Bueno, supongo que tienes razón —Yellow suspiró y aceptó llevarla de paseo—. Sera una buena forma de que practiques tu habilidad de curación.
—¡Excelente! —Spring gritó de alegría, asustando a Flet y a Mesprit. La chica corrió hacia Yellow y le dio un fuerte abrazo—. Eres la mejor madre que pude encontrar.
Yellow se sonrojó al ser abrazada de esa manera. Aunque Spring siempre era tan cálida y emocional, el ángel no podía evitar sentirse emocionada y alegre cada vez que su niña le abrazaba y le decía madre. Aunque no fuera de su sangre, Yellow la consideraba su hija.
—Y tú la mejor hija —Yellow le devolvió el abrazo.
Mesprit sonrió al ver aquella escena. Las emociones que las dos se expresaban lo mantenían feliz y orgulloso. Siendo la deidad de las emociones, Mesprit podía sentir el cálido y enérgico campo emocional que ambas desbordaban. Por eso seguía con Spring y Yellow.
Spring soltó a su madre y termino de comer su pie. Le agradeció y subió alegremente a su habitación junto a Flet para dibujar un poco, la chica tenía una capacidad innata para hacer increíbles dibujos, ayudada siempre por Yellow quien tambien le enseñaba algunas técnicas nuevas.
El ángel se quedó en la cocina para limpiarla y pensar en que universo visitarían mañana. Aunque el tiempo fuese una medida de tiempo relativa a la Tierra, la torre contaba con múltiples relojes que correspondían con la hora de la Tierra del universo de Yellow. Aunque Gold y Crystal odiaban aquella medida humana, Yellow se había acostumbrado a ella.
[...]
La habitación de Spring era bastante espaciosa y llamativa; su piso estaba recubierto por una gran alfombra negra, adornada con múltiples bordados de estrellas, las paredes y el techo eran oscuros y tenían una pequeña malla de luces que trataban de simular la red del espacio-tiempo, tenían varios retratos de múltiples burbujas universales que ella misma había dibujado y su cama tenía una cobija negra con estampados de planetas. Aunque Yellow había dejado su dimensión en una etapa tan temprana de desarrollo, sus visitas a múltiples realidades le enseñaron las maravillas tecnológicas de la electricidad.
Spring estaba realmente encantada con todo el tema espacial. Su padre fue un gran astrónomo que inculco en ella el amor por esa parte de la física. Estando en el lugar más misterioso de toda la realidad, su pasión por el cosmos se incrementó a niveles exponenciales.
La chica leía un pequeño libro que tenía la estampa de un Hoopa. Ese libro era en realidad la libreta de anotaciones de su padre, Diamond. Spring era hija de Diamond y Yellow de un universo ajeno a la del ángel de la vida. Aquella chica había sido rescatada por el ángel cuando su universo se congelo.
Yellow jamás le ocultó la verdad sobre quien era realmente ella, pero Spring la aceptó como su madre. La chica había salido a buscar una nueva madre antes de que su universo se paralizara y había encontrado en Yellow a esa madre que buscaba. Sin embargo, Spring quería volver a su universo y llevarse a Yellow con ella. La chica siempre leía la libreta de su padre con las esperanza de encontrar alguna pista para volver a su universo.
Mientras terminaba de leer, Flet se acercó a ella y se recostó en las piernas de la chica. Fletchling era su primer pokémon y siempre la acompañaba a todos lados.
—¿Que pasó pequeño, quieres dormir esta noche conmigo? —preguntó Spring, cerrando la libreta y dejándola en su mesita de noche.
El pokémon solo se acomodó más en las piernas de su entrenadora, realmente le gustaba estar con ella.
—Puedes dormir conmigo, al cabo que ya termine de leer —dijo mientras tomaba al pokémon y lo acurrucaba a un lado de su cama, dejándole el suficiente espacio para no aplastarlo al dormir—. Hoy no encontré nada, pero seguro que pronto encontraremos alguna pista para volver a ver a papá.
Spring se acostó en su cama y se acomodó perfectamente para poder dormir, mientras que Flet comenzaba acomodarse en su espacio que la chica le había reservado. Una vez acostada, Spring se puso boca arriba y miró su techo, recordando cómo se veía el techo de su habitación.
—Flet, ¿extrañas nuestro universo? —preguntó curiosa mientras veía el techo.
El pokémon solo emitió un sonido que Spring interpreto como un sí, aun le costaba trabajo el poder entender a los pokémon. Tenía los genes de Yellow, pero aun no aprendía a dominarlos.
—Yo tambien lo extraño, aunque mi madre nos ha cuidado mucho y nos ha enseñado muchas cosas, extraño a mi padre, a la señorita Crystal y a mi madrina Y —la chica recordó sus últimos momentos en su dimensión—. Sé que algún día encontraremos la forma de volver a nuestro universo y llevar a mamá con papá.
Aunque una pequeña lagrima comenzaba a salir de su ojo derecho, Spring se mantuvo optimista ante aquella situación. No podía negar que le dolía el no ver a su padre por más de seis años, pero mantenía una sonrisa porque tenía fe en que volvería a verlo.
—Como decía papá, hay que darle siempre una sonrisa a la vida para demostrar que la esperanza sigue viva —Spring le dirigió una sonrisa sincera a su pokémon.
El pokémon se conmovió por aquella escena y soltó un pequeño gritó de alegría. Aquella chica era capaz de sacarle una sonrisa a cualquiera, incluso a Mesprit que se encontraba acostado en la ventana.
Mientras la niña tenía su pequeña conversación, Yellow pudo escucharla desde el otro lado de la puerta. El ángel no pudo evitar escucharla al pasar por ahí y se quedó a escuchar todo lo que la chica decía. Cuando Spring terminó y se durmió, un nudo se formó en la garganta de Yellow. El ángel quería a Spring como su propia hija y el verla así le dolía.
Yellow sabía las reglas de los universos congelados. Un universo se congela cuando el creador original de ese universo deja de darle cuerda. En ese momento, el espacio y tiempo se congelan y nada ni nadie pueden descongelarlo (exceptuando el creador). La dimensión de Spring estaba congelada y Yellow sabía que no era capaz de arreglarlo.
El ángel trataba por todos los métodos posibles el tratar de descongelar la dimensión de Spring, pero siempre fallaba. Aunque intentara replicar el accidente por el cual pudo sacar a Spring en primer lugar, nunca obtenía resultados. No había forma alguna en la que pudiera descongelar ese universo.
Cuando Spring se quedó dormida, Yellow decidió intentar algo una vez más. Con delicadeza salió de la torre y se dirigió al universo de Spring.
La burbuja del universo de Spring era completamente blanca; apenas se podía ver la galaxia que estaba en ella gracias a esa especie de recubrimiento de hielo. Yellow cerró los ojos y concentro su energía para crear dos manos de luz para sostener la burbuja. Con el universo en sus manos, el ángel bajó hacia el gigantesco mar y sumergió la burbuja en él.
El mar primigenio no destruía universos o energía, por lo que Yellow podía estar segura de que ni ella ni la burbuja desaparecerían.
—Vamos, la clave debe estar en esto —dijo mientras mantenía la burbuja dentro de aquella misteriosa agua.
El ángel pensaba que aquella agua podría restaurar el universo de Spring. Deseaba con todo su ser que esta vez funcionara. Dejo la burbuja por casi media hora hasta que decidió sacarla del agua. Cuando la elevó, el resultado fue el evidente; nada había cambiado.
Yellow maldijo mientras veía como la burbuja seguía exactamente igual. Se sentía completamente inútil y decepcionada al no poder arreglar aquel universo. Realmente quería hacerlo, quería que Spring fuera feliz, pero no era capaz de ayudarla.
Decepcionada, el ángel tomó el universo y lo dejó en su sitio. Yellow sabía que debía encontrar alguna forma de poder descongelar aquel universo. No se rendiría hasta lograr descongelarlo de alguna manera.
—Si ni siquiera el agua no funciona, ¿qué rayos hará que ese universo funcione? —sé preguntó mientras bajaba a la isla—. Oh gran creador de ese universo, apiadate de mi niña y devuélvele su realidad —suplicó mientras miraba el gran fondo oscuro del multiverso.
Mientras Yellow miraba hacia arriba, un potente resplandor cegador se hizo presente. Un resplandor tan fuerte que iluminaba completamente el área donde el ángel estaba. Yellow se tapó los ojos con su brazo para evitar una ceguera temporal; aquella luz era tan potente como el estallido de una supernova.
Cuando el resplandor ceso, Yellow rápidamente es elevó y buscó la fuente de aquella poderosa luz. Al elevarse pudo notar como el mar primordial pasó de su natural azul marino a un verde claro. El ángel se cuestionó que pudo haber pasado.
—¡Madre! —gritó Spring desde la torre.
El ángel volteó hacia torre.
—¿Qué ocurrió? —preguntó Spring con sorpresa.
—No estoy segura, parece que algo que esta hacia el sur de la entrada explotó —respondió Yellow.
—¿Lo universos pueden explotar?
—No, debió haber sido algo más, quedate aquí, iré a investigar.
—Quiero ir contigo —dijo con determinación.
—No, quedate aquí y ve a dormir —respondió con un poco de nerviosismo, no sabía que era lo que se encontraría en el origen y no quería que su niña corriera peligro.
—Pero mamá
—No puedes venir, puede ser peligroso —Yellow se alejó un poco—. Ve a dormir y cuando despiertes te contare lo que averigüe.
Yellow sabía que no convencería a Spring tan fácil, por lo que no le dio oportunidad de replicar y salió lo más rápido que pudo de ahí, en búsqueda de lo que fuera que haya provocado aquella explosión.
Spring quería ayudar a su madre, pero pensó que sería lo mejor quedarse a dormir. Le intrigaba el porqué de aquel resplandor pero no podía acompañar a su madre y mucho menos salir por su propia cuenta. Dio un suspiro de resignación y volvió a su cama.
[...]
Yellow estuvo cerca de diez minutos buscando algún indicio del que había provocado aquel resplandor, pero a donde miraba no había nada extraño exceptuando el mar de color verde.
Su búsqueda dio frutos cuando encontró algo muy particular. Yellow encontró un pequeño burbujeo en el gigantesco océano. Al inspeccionar más de cerca las burbujas se encontró con un pequeño universo dentro del mar, completamente blanco y con varias grietas. Aquel universo se estaba reconstruyendo; algo lo había destruido.
—¿Cómo pudo haber pasado algo así? —se preguntó al ver aquella burbuja agrietada dentro del inmenso océano.
Era muy raro que un universo se destruyera desde dentro, las probabilidades de que ocurriera eran prácticamente nulas. Además de la rareza de que se estuviera reparando, no tenía sentido.
Yellow quiso saber un poco más, por lo que decidió volver a su torre e investigar sobre porque eso ocurrió. Sin embargo, cuando se disponía a volver, sintió una extraña perturbación en las cercanías del lugar.
Yellow tenía la capacidad de controlar y captar energía y pudo sentir como una energía proveniente de una deidad estaba en las cercanías del lugar. Tal vez la respuesta que buscaba la tenía aquel poder divino que ella sintió. Decidió dirigirse lo más rápido que pudo a donde estaba el dueño de aquella energía.
Su sorpresa fue mayúscula cuando se encontró al mismísimo señor del espacio, Palkia. El pokémon se encontraba cerca de una burbuja, observándola. Cuando Yellow se intentó acercar, algo le hizo detenerse y ocultarse rápidamente. Había una persona volando junto a Palkia, observando de igual manera la burbuja.
—¿Quién es ese sujeto? —se preguntó en voz baja mientras se ocultaba tras algunas burbujas.
El chico que acompañaba a Palkia tenía una extraña armadura morada, unas botas color plata que lo mantenían volando, unos guantes color cromo y una extraña pulsera dorada. Aquel chico parecía hablar con la deidad.
—Aquí esta nuestra primera parada —mencionó el chico—. Si mis cálculos no me fallan, aquí habita el Palkia más poderoso de todo el multiverso.
Aquellas palabras desconcertaron a Yellow. No entendía quién era aquel chico y porque estaba juntó a Palkia. Sin embargo, cuando el chico se giró levemente, dejo ver un collar que le hizo helar la sangre a la chica.
Aquel collar dorado tenía una piedra amarilla colgando de él. Aquella pequeña piedra era una gamma stone, una piedra que solo había tenido una persona; Blue, la diosa de la muerte. Yellow se asustó al ver aquel collar y su preocupación aumento cuando examino la energía del extraño; la energía que emitía era exactamente la misma que la de Blue.
—¿Cómo demonios es posible? Gold desintegró a Blue hace años —se preguntó a sí misma en voz baja.
No podía ser posible, Blue había muerto hace años y el collar había sido abandonado en un universo congelado, Gold fue quien se encargó de ello. Yellow se asustó al ver que su antigua enemiga había vuelto, o al menos su energía. Se asustó aún más cuando se planteó por qué le interesaba tanto conocer al Palkia más poderoso del multiverso.
—No correré riesgos —la chica apuntó con sus dedos al chico—. No permitiré que hagas más daño.
Teniendo el poder total sobre la energía, Yellow decidió que la mejor opción seria quitarle toda la energía a ese chico y encerrarla en alguna otra parte. Aunque la estrategia de Gold no haya funcionado, ella no dejaría que Blue volviera arruinar su vida o la de alguien más. Con coraje, lanzo unos hilos de energía directo hacia el chico.
—Entremos a ese universo —dijo el chico justo antes de que el ataque de Yellow lo alcanzaran.
Y antes de que aquellos hilos de luz tocaran al chico, Palkia los teletransporto a aquel universo, escapando del ataque seguro de Yellow. La chica sintió un sudor frio al ver como ellos habían desaparecido.
—¡No, no, no! —gritó repetidas veces al acercarse a la burbuja donde habían ido— No puede ser, no puedo dejar que ese sujeto se salga con la suya.
Yellow sabía que Blue era capaz de cualquier cosa con tal de tener el poder para doblegar a los demás, no podía permitir que la energía remanente de esa loca estuviera suelta por ahí. Gold y Crystal estaban desaparecidos, solo ella era la encargada de atrapar a ese chico antes de que fuera demasiado tarde.
Sin pensárselo mucho, Yellow entró al universo, teniendo fe en que podría detener aquel misterioso chico y sus planes. No importaba nada más que detenerlo a cualquier costo.
[...]
El ángel apareció en la cima de un edificio destruido. Frente a ella, se encontraban un ciudad en ruinas y envuelta en llamas. La mayoría de la gente yacía muerta en las calles.
Yellow se llenó de horror al ver todo el mar de muerte y destrucción, todo aquello era iluminado por las llamas y el frágil resplandor de la Luna. El ángel avanzó por las calles en ruinas, buscando respuestas del porque todo estaba así.
—¿Quién desató éste caos? —Se preguntó mientras caminaba sobre los restos de un gran edificio—. Ese tipo no tuvo el tiempo suficiente para destruir éste lugar de esta manera.
Yellow siguió buscando respuestas o algún sobreviviente, pero era inútil. Ella era el ángel de la vida, pero aunque era capaz de darla, no podía devolverla. Yellow caminó por minutos y después decidió salir volando para buscar más respuestas, pero todo lo que encontraba era destrucción y caos.
Un gran rugido llamó su atención, un rugido desesperado que provenía del norte. Yellow se puso en marcha y buscó el origen del rugido, cuando lo encontró no pudo quedarse más sorprendida.
El rugido provenía de Dialga, el dios del tiempo. Aquel majestuoso pokémon yacía bajo los pies de Palkia, un Palkia con unos extraños cristales morados que sobresalían de su espalda y emanaban un gran poder. Dialga estaba agonizando mientras su agresor destrozaba su pecho.
El ángel se asustó ante aquella escena, el dios del tiempo estaba siendo asesinado por su mortal enemigo, un enemigo que parecía superarlo por mucho. Yellow pudo sentir como el cuerpo de Palkia emanaba una energía muy particular, no solo era abrumadora, tambien era idéntica a la energía que tiempo atrás poblaba la civilización de donde ella venia.
—Megalomanía —dijo asustada y dando un paso atrás—. Jamás creí que esa magia pudiese afectar a los mismos dioses.
Gold había descubierto que la magia megalómana había escapado de su propio universo y que era muy probable que llegara a otros universos, pero Yellow jamás imaginó que pudiese afectar a los dioses.
Con miedo, el ángel trató de ir y ayudar a Dialga, pero las horas de aquel pokémon estaban contadas. Sin embargo, antes de morir, Dialga hizo brillar sus ojos y un aura azul envolvió a Yellow. Antes de que la rubia se preguntara por qué el pokémon hizo eso, el tiempo alrededor suyo comenzó a retroceder. El ángel vio como todo retrocedió hasta unos minutos antes del ocaso.
Cuando el tiempo volvió a la normalidad, el aura protectora de Yellow desapareció. La rubia pudo ver como la ciudad había vuelto a ser como antes y el Sol comenzaba a ocultarse lentamente.
—Entiendo, Dialga retrocedió todo para tener otra oportunidad contra Palkia —dijo mientras volaba hacia la ciudad—. Sin embargo, no importa cuántas veces lo haga, Palkia es superior gracias a esa magia.
El ángel tenía muchas preguntas acerca de aquel extraño Palkia infectado. Jamás en su vida había visto que un pokémon se dejara corromper por aquella magia que causo tantos problemas en su universo. Aquella magia había dotado de un poder sin igual al dios del espacio, un poder que le bastó para superar y casi matar a Dialga.
Fue entonces que recordó su principal objetivo. Aquel chico estaba suelto por ahí con una gamma stone y en cualquier momento podía controlar a Palkia. El solo pensar en que usos le podría dar aquel pokémon le daba escalofríos, debía detenerlo antes de que hiciera algún movimiento.
La rubia fue hacia la ciudad para buscar alguna pista de donde aparecerían los dos dioses. Al llegar y ver la ciudad reconstruida se dio cuenta de donde estaba.
—Jamás pensé que el reino de Jubileo se convertiría en una urbe tan avanzada —las calles empedradas, las bicicletas, los automóviles y los edificios le hicieron notar a Yellow que se encontraba en una Jubileo moderna, la Jubileo de 1890.
El ángel comenzó a caminar por las transitadas calles de una ciudad que gozaba de las maravillas de la revolución industrial. A pesar de estar preocupada, la arquitectura del lugar le parecía bastante bonita. Caminar por aquellas banquetas de concreto y ver aquellos automóviles le parecía algo extraño, aunque ya hubiese visto innumerables universos más avanzados que el suyo, nunca se acostumbraba.
Caminó y caminó por calles y calles, pero no encontró ninguna pista del evento desencadenante. Cuando la Luna comenzó hacerse presente, el ángel decidió caminar hasta un callejón y alzarse para ver algo que le pudiese alertar de la presencia del chico o de los dioses. Al ver hacia el este, se encontró como unas nubes de tormenta se formaban cerca de una casa a las afueras del lugar.
Voló lo más rápido que pudo hacia aquel edificio abandonado de color gris y ventanas rotas, aterrizó cerca del techo y miro por una ventana para ver que ocurría adentro. Lo que se encontró fue a dos hombres frente a una gran máquina que tenía girando la mítica Cadena Roja.
—Ahora lo entiendo —dijo Yellow al ver el objeto místico— esos sujetos encontraron la Cadena Roja y con ella invocaron a Palkia y Dialga —la chica comenzó a emanar un aura roja—. Debo detenerlos para que aquel tipo no se haga con el poder de...
Antes de que pudiera terminar su oración, un rayo de energía atravesó el cerebro de uno de los hombres que estaba en la casa. Cuando este cayó al suelo, el otro hombre gritó de horror y coraje.
—¿Quién rayos eres tú? —gritó desesperado el sujeto.
El atacante no hizo ningún gesto, apunto de nueva cuenta y disparo otro rayo que atravesó el pecho del hombre.
—Soy quien los salvara a todos —dijo el misterioso chico de armadura morada y guantes de mental—. Todos alabaran al gran Diark.
Yellow finalmente había encontrado a su objetivo, solo debía eliminar la energía megalómana que residía en el interior del ser y todo terminaría. Sintiendo su objetivo cumplirse, Yellow lanzó sus hilos hacia Diark, pero estos rebotaron en una especie de burbuja que comenzó a rodear al ángel. Diark había ordenado a su Palkia el crear una burbuja espacial alrededor de Yellow y después bajo la burbuja espacial hacia él.
—¿Pensaste que sería tan fácil? —preguntó el chico mientras la observaba.
—¿Que me hiciste? —gritó la rubia, tratando de golpear las paredes de la burbuja con toda su fuerza.
—No te molestes, estas dentro de una burbuja espacial creada por Palkia, nada de lo que hagas la romperá —el chico se dio media vuelta y frente a él apareció el pokémon—. Por supuesto, este Palkia apenas es la mitad de fuerte que él de esta dimensión.
Yellow hizo su mayor esfuerzo para tratar de salir, pero nada daba resultado. Todos los rayos de energía que lanzaba eran completamente neutralizados por aquellas paredes espaciales.
—Dejame darte una demostración —dijo Diark al acercarse a la cadena roja—. Palkia, sella el portal de Dialga y has que el Palkia de este universo haga acto de presencia.
El pokémon rugió con fuerzas y selló con una pequeña esfera espacial el lugar donde aparecería Dialga. Por el otro lado, las chispas comenzaron hacerse presentes cuando un portal comenzaba a salir. De un momento para otro, un gigantesco portal que destruyó parte del techo de la casa apareció.
Diark entonces le pidió a Palkia que le diera sus herramientas, una extraña arma a distancia y una lustresfera en miniatura. El chico colocó la pequeña esfera en un hueco que tenía el arma.
Antes la mirada atónita de Yellow, del portal emergió aquel poderoso pokémon. El gran Palkia infectado salió de su dimensión y dio un feroz gritó lleno de furia. Los cristales que tenía en su espalda emanaban una gran aura morada.
—Que hermoso eres —Diark se acercó con delicadeza—. Oh gran Palkia, te pido que me des tu fuerza para poder llevar a cabo mi grandioso plan.
Yellow se quedó confundida ante aquellas palabras. ¿Qué clase de plan estaba tramando?, sea cual fuese el plan seguramente no sería bueno, debía salir de su esfera. Pero se detuvo al ver como Palkia parecía negarse y estaba a punto de atacar a Diark.
—Me lo suponía —Diark apuntó con su arma al pokémon—. Sera por la manera difícil.
Y antes de que el pokémon acertara un golpe, el arma de Diark disparó un poderoso rayo negro que envolvió al pokémon. Palkia rugió con dolor y trato de escapar, pero el rayo era lo suficientemente fuerte como para inmovilizarlo. Yellow se quedó impactada al ver como aquel feroz pokémon rugía de dolor y agonía por un rayo mortal.
Sin embargo, la expresión de Yellow se llenó de terror al ver como el pokémon comenzaba a desintegrarse lentamente en pequeñas bolas de energía, bolas de energía que se almacenaban dentro de la pequeña lustresfera de Diark. Luego de un agonizante minuto, el pokémon había desaparecido y la lustresfera emitía un potente brillo color magenta.
—Así ha tenido que ser, Palkia —Diark tomó la lustresfera entre sus dedos—. Hela aquí, la piedra que contiene todo el poder del Palkia más poderoso de todo el multiverso, y es solo mía —el chico se acercó a Yellow, regocijándose por su logro—. El poder total sobre las dimensiones y el espacio ahora me pertenece.
Diark mostró su pulsera de poder y colocó la lustresfera en uno de los seis huecos disponibles. De inmediato, una pequeña explosión de energía emergió de Diark mientras sus venas comenzaron a emitir un brillo magenta. El cuerpo del sujeto estaba en transición de poder asimilar todo el poder de aquella piedra. Luego de unos segundos, el cuerpo de Diark volvió a la normalidad.
Mientras eso ocurría, la esfera de Yellow se rompió y le dejo libre. El ángel se lanzó al ataque contra Diark y le lanzó sus hilos, pero este solo se teletransporto hacia atrás y le dio un poderoso golpe en la espalda que le hizo retroceder.
—Jamás podrás atacarme con tus hilos, ahora controlo el espacio a voluntad —dijo Diark orgulloso.
—No permitiré que le hagas daño a nadie —Yellow se lanzó con rapidez a por Diark.
Aunque la velocidad de Yellow era admirable, Diark simplemente se teletransportaba cada vez que el ángel estaba a punto de golpearle. Aunque Diark apenas había recibido ese poder, no tardó mucho en aprender a usarlo correctamente.
Yellow se cansó de atacar, pero Diark estaba decidido a seguir peleando. A continuación, el chico abrió un portal enfrente de el para poder golpear a Yellow desde el frente mediante otro portal que se abrió justo a un lado del ángel. Una y otra vez golpeó al ángel usando portales que abría y cerraba a voluntad.
El ángel comenzó a cansarse pero no pensaba ceder, si lo hacía miles de vidas morirán a causa del enemigo. El ángel se lanzó en contra de Diark una vez más, lista para darle un puñetazo en la cara, sin embargo, Diark se teletransportó en el último momento, tomó a Yellow por el rostro y abrió un portal para estrellarla contra una montaña. Cuando el chico terminó su golpe, decidió usar al ángel cual excavadora y perforar la montaña con su cuerpo, al llegar al otro lado abrió otro portal para repetir el proceso.
—Esto no es divertido, es triste —Diark seguía impactando el cuerpo de Yellow contra la roca—. Tú eres una curandera, no una guerrera capaz de hacerme frente.
Después de perforar seis montañas, Diark lanzó a Yellow hacia el suelo de la casa abandonada gracias a otro portal. El ángel estaba seriamente lastimada, sus ropas estaba casi rotas y su hermosa piel estaba manchada por sangre y tierra. Diark se burló del patético intento de Yellow por tratar de detenerlo.
Con sus múltiples heridas Yellow se levantó y comenzó a almacenar energía en sus manos.
—N-no permitiré que te salgas con la tuya —dijo débilmente para después lanzar una poderosa bola de energía hacia Diark, pero él abrió un portal para que el daño fuese anulado. Otro portal se abrió justó sobre Yellow y la poderosa energía impactó contra su creadora. Una gigantesca explosión tuvo lugar, dejando destruida un veinte por ciento de la ciudad de Jubileo. En medio del inmenso cráter creado yacía Yellow, completamente debilitada.
—¿Esto es lo mejor que tiene que ofrecer la poderosa ángel de la vida? —dijo Diark, apareciendo repentinamente a un lado de la débil Yellow—. Aun sigues siendo una niña que no sabe utilizar sus poderes apropiadamente.
Aquellas palabras hicieron eco en su cabeza, desde que adquirió sus habilidades jamás las había utilizado de manera significativa, era inexperta en ello. Sentir el peso del pie de Diark apretando su pecho fue una forma de castigo por nunca haber aprendido a usar todo su poder.
—Me encantaría acabar contigo, pero en este momento no tengo la fuerza suficiente para eliminarte de la existencia —Diark comenzó a alejarse del ángel—. Palkia, quedate en esta dimensión, no queremos que este universo se destruya solo porque no tiene un protector.
Con las pocas fuerzas que le quedaban, Yellow miró la silueta de Diark y el brillo de su piedra.
—Estoy seguro que volveremos a vernos, Yellow —fue lo último que pudo escuchar la rubia antes de finalmente desmayarse.
Diark abrió un portal directo hacia el multiverso y pateó a Yellow hacia el. Posteriormente se teletransportó, dejando en una roca flotante del multiverso a una moribunda Yellow, un ángel que sabía que debía detener a toda costa a aquel sujeto.
