(N/a) ¡Hola a todos! Aquí me tienen nuevamente con éste nuevo fic… ¿y adivinen qué? ¡¡ESTA TERMINADO!! Lo se, ¡es tan sorprendente! Año Nuevo, Vida Nueva, Fic Nuevo recién salido del horno y terminado para ustedes.
¡Me siento tan genial! (si amigos, y en verdad me avergüenza que casi nunca termine lo que hago, ¡pero ya me autosuperé! ¡Siii! Este logro algún dia se lo contaré a mis hijos, si señor). Me di cuenta que lo mío no son los fics largos…por alguna extraña razón (está bien, por la pereza, la falta de tiempo y la escasa imaginación que tengo) nunca los llego a terminar… Pero bueno, he aquí el fruto de tanto trabajo… (si, sobre todo) y de tantas neuronas fundidas. Originalmente esto iba a ser un Oneshot, pero viendo el (poco habitual) flujo de ideas en mi cabecita, y viendo que son bastantes hojas para un Oneshot (a mi parecer), decidí entonces agruparlo en 3 capítulos.
Este fic va dedicado a Saint Lune, mi amiguita que siempre me ha seguido en cuanto a Saint Seiya (y a veces Inuyasha) se trata. Aquí te dejo este fic pequeña, sea donde sea que estés, ¡Es sobre Kamus, tu favorito! Jeje
Ahh por cierto, para los que conocen exactamente la estructura arquitectónica del Santuario de Athena, creo que le hice una pequeñísima modificación: La mansión Kido (que es la residencia original Sahori) la trasladé (con los superpoderes de teletransportación que me prestó mi amigo Gokú) y ahora queda justo detrás del templo de Athena.
Y para los que no conocen donde coño queda ese famoso templo, les comento que queda en el país de Grecia, ciudad Atenas, te alejas de la civilización (si, hasta que te salgas del mapa) y pasas un camino largo y agotador hasta subir a una montaña en donde se alzan orgullosas las 12 casas zodiacales (cada una con uno que otro hermoso caballero dorado), pasas por todas las casas (como perro por su casa), subiendo esas escaleras sin fin, hasta llegar a la última casa que es la de Piscis. Al llegar allí pasas el gran salón en el que se encuentra el Patriarca y justo detrás está majestuosamente ubicada la estatua de la diosa Athena, reverenciada por su sabiduría, castidad y justicia (todo lo que le falta a su tonta reencarnación…lo siento no puedo evitar hablar mal de Sahori, la odio XD). Bueno, justo detrás de la estatua está el templo de Athena. Dios, demoro mucho dando direcciones, aunque no se ni porque lo hago ahora, la verdad no es necesario pero bueno, por si las dudas aquí les explico.
Y no se extrañen si ven cambios de descripción de un momento a otro, así como puedo describir una situación tensa, no dudaré en meterle algo de humor, ingenuidad, tal vez ira, tristeza, misterio, romanticismo (bueno, eso último no)…Y obviamente, mucho lime y como no, ¡también Lemmon! Prácticamente es la base del fic, ya verán más adelante el por qué Muahahahaha.
Está de mas decir que ninguno de los personajes me pertenecen, al igual que las marcas o personajes que por X o Y motivo los termino mencionando… Creo que los personajes que escogí son bastante conocidos por todos, a pesar de que solamente los menciono en una pequeña línea (no hay que quitarles el protagonismo jeje)
Indicaciones:
--Diálogo de personajes—
"Pensamientos de los personajes"
**Flash Back**
……… Cambio de escenario o personaje
Título: Encierro Infernal
Autora: La Gran Hana
Todos los derechos reservados: Ninguno de los personajes que aquí se mencionan de Saint Seiya me pertenecen.
Advertencia: [CamusXOc] [Hetero] [Lime] [Lemon]
CAPITULO 1:
***La vida no se mide por el tiempo que respiras, sino por los momentos que te dejan sin respiración***
……………..
Pegado contra la pared, apoyado en un bordillo, sostenido por unas enredaderas, justo al lado de la ventana de los aposentos de Sahori y escoltado por la noche, Camus comprobó que no hubiera nadie dentro de aquella habitación para poder entrar. Miró hacia abajo y controlando la sensación de vacío en su estómago, pudo ver que si hacía un movimiento en falso, caería de aquel cuarto piso. Y aunque la caída elementalmente no afectaría a un caballero dorado como él, sí produciría mucho ruido, alarmando a los habitantes de aquella mansión.
Y eso era lo que menos quería.
Ser descubierto.
Asomando su cabeza y haciendo que sus cabellos azulados se menearan por la brisa de la noche, abrió con cuidado la ventana y entró con cautela y sigilo, como cuando un tigre acecha a su presa con determinación y cálculo. Agudizó sus oídos y no escucho nada. Buscó con cuidado un interruptor para iluminar la habitación, ya que si bien sus movimientos eran felinos, su vista nunca sería como la de ellos. Lo encontró muy cerca de él, y al prender la luz puso en marcha su plan.
Al ser el guardián de la una de las últimas casas del zodiaco, la casa de Acuario, fue solo cuestión de minutos escabullirse en las demás casas, pasar por el Gran Salón y el templo de Athena, para llegar sin ser detectado a su destino final…
La Mansión Kido.
Apenas entró a aquella habitación, sintió la rabia, la indignación y la ira hervirle la sangre. Estaba furioso… había dedicado casi su vida en defender una utopía y ahora que estaba a punto de descubrir la verdad, solamente podía regañarse mentalmente por ser tan leal. Aunque gracias a Zeus se quitó la venda de los ojos a tiempo y pudo ver lo que ocurría en esos momentos.
Había descubierto que Sahori Kido era una rata embaucadora. Lo era, por cosas del destino se enteró que Sahori tenía un plan entre manos…
La fundación Graude y el Santuario eran solo una fachada para encubrir y justificar su lavado de activos que pasaba de generación en generación en esa sucia familia. Se habían aprovechado de él y de todos sus compañeros para involucrarlos inconcientemente en un juego peligroso. Maldición, si por algún motivo llegaran a descubrir los negocios ilícitos de Sahori, de seguro ella escaparía ilesa y todos los caballeros quedarían como los culpables cómplices, a pesar de desconocer el tema en su totalidad.
Dudó un poco si lo que escuchó por boca del Señor Mitsumasa Kido era verdad. Está bien que Sahori era tan bruta que de seguro se perdería pasando un puente, pero aún así había dos cosas en las que ahora estaba más que convencido de que ella no era para nada inútil: en ser una ninfómana en serie, y en ser fiel heredera de un legado ilegítimo, siendo una arpía manipuladora.
Malnacida Sahori Kido que por coincidencias de la vida fue la reencarnación de su adorada diosa Athena, haciendo alarde de tan honorable título, manchándolo con su ambición. "Maldita Suertuda".
Y lo peor era que nadie le creía, a él, un honorable Caballero Dorado.
Ni siquiera Mu de Aries que se supone que es el caballero más racional de todos.
Ni Milo de Escorpio que es su mejor amigo.
Y no los culpaba, seguramente si él mismo no lo hubiera escuchado en vivo y en directo, de seguro no lo hubiera creído.
Y ahora Camus temía por su futuro, por su valiosa libertad, y por su inocencia. El solo pensar en estar extraditado en una cárcel de máxima seguridad, juzgado por algo que ni siquiera cometió, encerrado hasta pagar 40 cadenas perpetuas y 3 penas de muerte lo hacían temblar.
Sea como sea, debía hurtar un portafolio de cuero negro en el que estaba toda la información personal acerca de cada uno de los caballeros de la Orden de Athena, antes que los hicieran responsables de cualquier acto. Aunque debía agradecer algo y era que Sahori no dejaba de ser descuidada, y dentro de aquel portafolio también tenía todo lo referido a su negocio clandestino, descubriría quienes estaban detrás de eso y los haría pagar caro por su traición…
Y aquel portafolio estaba seguramente guardado en la habitación de ella. Y solamente debía entrar, encontrar el bendito portafolio y salir lo más rápido posible por donde vino.
"Será como pan comido"
Su plan no podía fallar…
Aunque no debería confiarse, por mas fácil que pareciera.
Procedió entonces a revisar entre todos los cajones que encontró en la habitación. Todos esos muebles y armarios finos confirmaron el despilfarro de dinero que tenía la malcriada caprichosa heredera Kido. Hurgó aquí y allá, sin encontrar mas que cosméticos, joyas, objetos electrónicos, películas en Dvd, y frascos de perfumes. No desistiría de su labor hasta encontrar lo que quería.
………………
En otra habitación de esa misma Mansión, una joven de cabellos negros azulados husmeaba entre un escritorio de fina madera extranjera. Su instinto femenino la había llevado como un imán a aquel lugar, por lo que no demoró mucho escudriñando.
--Perfecto—en su femíneo rostro se dibujó una sonrisa de satisfacción. En realidad no fue tan difícil entrar a la Mansión, debido a la poca seguridad que había. Bueno, sin contar a los caballeros dorados, no había nada de alambre de púas, ni perros cancerberos, ni cámaras ocultas, ni rayos infrarrojos.
Tomó aquel portafolio negro y lo guardó en su bolsa rosada, cerca de su máscara de Amazona y unas herramientas que cargaba por si necesitaba irrumpir abruptamente algún cerrojo o vidrio.
"Debería escribir 'Cómo entrar a la mansión de una reencarnación griega y robar unos papeles importantes… For Dummies'. Soy muy buena en esto…Aunque no tan buena para los títulos jeje"
Aquella chica había planeado con anticipación la forma en la que entraría a esa mansión. Sus ropas ligeras facilitaron su labor de entrar a la casa y sus cabellos negros fueron camuflados a la perfección por la oscuridad de la noche. Había subido por aquellos matorrales y firmes enredaderas que rodeaban la ventana de la Biblioteca de Sahori Kido en el cuarto piso, y escogió la hora perfecta en la que la aludida no estuviera presente. Había estudiado sus inmortales rutinas diarias, que ahora todo lo tenía fríamente calculado.
Sahori era a pesar de todo, una persona bastante previsible. Seguramente no escondería unos papeles tan importantes en su habitación, ni en su caja fuerte, ni en el sótano de su casa… 'Papel' es sinónimo de Biblioteca, y un portafolios que contiene papeles importantes tiene que estar en una Biblioteca, ¡Sahori era tan obvia!
Tenía en su bolsa la prueba para hundir a aquella delincuente y hacerla pudrir en la cárcel. Era injusto que esa caprichosa que se creía la dueña del mundo, fuera tan insensata al utilizar a gente tan noble y leal como las Amazonas. Si, por algún motivo su maestra Marín, Amazona de Águila, había confiado en ella para desenmascarar a esa usurpadora, sabiendo que ella estaba en las mejores condiciones para hacer su labor y que era una de las pocas Amazonas que le creía.
¡Quien creería que estaban siendo utilizadas para disimular sus negocitos!
La pelinegra sacó de su bolsa un celular y marcó solo tres dígitos.
--Objetivo conseguido, me preparo para la retirada—susurró monótonamente, para después guardar el aparato comunicador. Miró la hora en el pequeño reloj dorado que estaba en el escritorio y vio que aún tenía tiempo de sobra hasta que Sahori volviera a la Mansión.
De repente le llegó un chispazo al recordar un leve encargo que le había hecho una de las pocas amazonas con las que logró entablar conversación en el poco tiempo que llevaba formando parte de ese grupo de guerreras.
****Flash Back****
--Oye Kaoru, necesito un favor—comentó una amazona de cabello verde sedoso, dirigiendo su mirada oculta tras esa máscara de hierro, negando cualquier gesto de su parte.
--Oh valla, Shaina pidiéndole favores a una 'infiltrada' como yo—respondió la chica de cabello negro-azulado con ironía y sonrió a pesar de que su rostro no se podía apreciar por esa máscara. --¿Qué se te ofrece?—comentó en un tono dulce y sereno
--Ahórrate las ironías porque el favor no es para mi, es para June—respondió Shaina, dirigiendo su rostro hacia una bella chica alta y rubia cerca de ella. La rubia se estremeció al sentir las miradas posarse sobre ella y esperó alguna explicación. –Cuando entres a la Mansión de esa timadora de Sahori…-- pronunció aquel nombre con rencor, empuñando su mano y lastimando su palma con sus largas uñas. La pelinegra la escuchó con atención -–…En su habitación hay unas revistas hentai que le decomisó a June hace tiempo y…
--¡Eso no es cierto!—chilló la rubia, sonrojándose exageradamente. Por primera vez supo que aquellas máscaras eran bastante útiles de vez en cuando. Kaoru sintió que iba a irse de espaldas por el comentario. '¿Un Manga Hentai? ¡Que tontería!' Si, claaaro, como si ella fuera muy madura. ¿Apoco antes no había visto un manga de esos por simple curiosidad?
--Bueno, es que me parece injusto que esa hija de puta las halla decomisado solo para leerlas…-- comentó nuevamente enojada la amazona de cabello verde
--Seguro la debe estar compartiendo con su amante Pandora—comentó ahora la amazona rubia, para no sentirse tan avergonzada y hacer reír a sus compañeras. Efectivamente, lo logró
--Kaoru, no olvides traerlas de regreso—se levantó del asiento la peliverde y le dio un leve golpe en el hombro.
****Fin Flash Back****
Bueno, aunque bien podría no hacerle caso a Shaina solo para hacerla enojar, decidió salir de la Biblioteca y entrar a la habitación de Sahori, la noche era joven y larga y mañana sería un día donde triunfaría la Justicia y la Verdad.
………………
Camus se encontraba agachado observando debajo de la enorme cama de Sahori, y solo vio que debajo de ella había millones de zapatos, peluches y cosas sin importancia.
"Maldición"
Cuando estuvo a punto de levantarse del suelo sintió la puerta de la habitación abrirse y cerrarse rápidamente.
"Mierda"
Se quedó quieto mientras ideaba mentalmente que diablos haría. Si era Sahori podía sorprenderla y amarrarla para después torturarla a que le dijera la verdad.
"Mmm, no es mala idea"
Y si era otra persona, no le quedaba otra opción más que hacerle perder el conocimiento. Se levantó levemente del suelo y alzando la cabeza sobre la cama pudo ver que la persona en cuestión era otra. Era una chica de cabello negro y leves destellos azules como los de él, resplandecían como si de tornasol se tratara. Llevaba una falda blanca de pliegues arriba de la rodilla, y una blusa rosada bastante ceñida al cuerpo. Tuvo el presentimiento de haberla visto en otra parte, pero no recordaba exactamente en dónde. Fue entonces cuando vio el reflejo de la chica en el enorme y largo espejo en el que se estaba viendo, que comprobó de quien se trataba.
"¿Qué diablos hace ELLA aquí?"
No podía olvidarlo, aquella chica era Kaoru, una problemática e ingenua Amazona novata que apenas hacía unos meses atrás había ingresado al Santuario para ser entrenada. ¡Cómo podía olvidar a un personaje como ella!
***Flash Back***
Camus caminaba por los corredores cerca del coliseo en el que solían entrenar las Amazonas. No estaba del mejor genio ese día, y por ahora solo quería entregarle ese estúpido Sobre perfumado a Marín, todo por ayudar a ese imbécil enamoradizo de Aioria. Desde que el caballero de Leo era el amante de aquella amazona pelirroja llamada Marín, no había hecho mas que quejarse de que la distancia le afectaría el corazón y otras idioteces mayores que por ahora no quería recordar.
No soportaba que nadie le diera órdenes y aunque Aioria tan solo era un compañero más, decidió hacer lo que estuviera dentro de sus manos para hacerlo callar de una buena vez… si había algo que odiara era a las personas que hablaban y hablaban y peor si se trataba de cosas inútiles como el romance, el amor eterno…
"Bah'" pensó con asco y fastidio, buscando con la mirada a la moza de Aioria. Solo accedió esta vez por motivos extremos, pero que ni pensara ese león desnutrido que sería su mensajero por siempre. Eso le pasaba a él por ser tan humanitario.
Divisó a lo lejos a la famosa Marín, que ya varias veces hacía visto frecuentando a altas horas de la noche la casa de Leo. Estaba lo bastante alejado como para que esas amazonas no notaran su presencia, pero ahora debía hacer que una en especial se acercara a él. ¿Qué haría ahora? No tenía todo el tiempo del mundo para esperar a que la Amazona de Águila se desocupara.
Salió abruptamente de sus pensamientos al sentir unos fuertes pasos en el corredor acercándose peligrosamente hacia él, y fue entonces que sintió algo golpear abruptamente contra su espalda y caer contra el suelo, seguido de una mala palabra dicha entre dientes por una voz bastante fina. Camus se giró sobre sus talones y miró indiferente lo que yacía en el piso.
Una joven de cabellos negros se tocaba la cabeza con torpeza, apartando con su mano parte de su flequillo que resaltaba sobre su piel con fulgor. Era una imagen exótica e hipnotizante, que le quitó el aire unos segundos. La joven alzó el rostro y fue tal su impresión al ver al hombre de armadura dorada frente de ella que abrió la boca para pronunciar algo y ningún sonido salió. La penetrante mirada de aquel caballero la acobardó de sobremanera.
--Lo..lo…s-siento…-- susurró la chica sonrojada, mientras reía tonta y nerviosamente. El caballero frunció el ceño y ella se sintió intimidada… "¿Que diablos hice ahora?"
--Amazona, ¿Dónde está tu máscara?—demandó con cierto tono de odio en su voz. La chica alzó el rostro intrigada, como si le estuviera hablando en otro idioma y no lograra entender.
"¿Es retrasada o se hace?"
Camus suspiró hastiado, no era para nada bien el hecho de que un hombre (y menos un caballero) le viera el rostro a una Amazona. Según tenía entendido, era la humillación mas grande que podía sufrir una guerrera, era el equivalente a cortarle el cabello a Sansón o quemar la bandera de algún país, solo que más extremista. Antiguas reglas del Santuario afirmaban que si una guerrera Amazona era vista sin su máscara, tenía dos opciones: la primera que se enamorara del osado que se atrevió a verla, y la segunda que matara al hombre en cuestión. Aunque pelear con un caballero dorado era lo mismo que un suicidio…
Si hubiera sido otra amazona, de seguro ya estuviera enloquecida, jalándose el cabello y maldiciendo su ineptitud, escogiendo entre enamorarse de un Caballero Dorado que elementalmente jamás se fijaría en ella, o lanzándose a una muerte asegurada.
Pero esta chica era distinta… ni siquiera parecía inmutarle el hecho de estar sin máscara. Ni siquiera parecía importarle esas reglas… (Como a él) o bien, era totalmente ignorante a lo que estaba pasando…
¡Esto era el colmo!
¿Desde cuando la Orden de Athena tenía guerreras tan ineptas?
Bueno, por ahora lo dejaría pasar. No le convenía tener a una molesta mujer detrás de él todo el tiempo, y tampoco quería desperdiciar tiempo para matarla.
--Oh…jeje…lo había olvidado—contestó con inocencia la chica, buscando entre su bolsa rosa la máscara plateada y colocándosela como si de un adorno para el cabello se tratara. Eso era tan…insolente de su parte. –Espero que mi maestra no lo halla notado, sino me castigará—rió nuevamente detrás de su máscara en esa risita estúpida y fastidiosa. --Gracias, caballero…
--…Camus de Acuario—respondió rápidamente intentando callarla antes de que siguiera atormentándolo con sus comentarios innecesarios, aunque aún estaba sorprendido por el descuido de la chica de cabellos extraños. Si los miraba detenidamente se asemejaban mucho a los de él, solo que los de ella poseían un brillo único, como si estuvieran bañados por diamantes y luces de estrellas.
--Mucho gusto soy Kaoru, amazona de…de Armiño-- esto era definitivamente el tope, una amazona que dudara de su representación era tan imperdonable como el que un cantante famoso olvide su nombre artístico. La observó con una de sus glaciales miradas que congelaban del temor y volteó, dándole la espalda para irse. Él no estaba allí para hacer amistades con locas atolondradas. La chica hizo una expresión perturbada.
"¡Que tipo tan grosero!, primero me mira como si fuera basura…"
--Ten mas cuidado la próxima vez—dijo mas como un regaño que como un consejo –Tonta—masculló por lo bajo con tan mala suerte de ser escuchado.
"… ¡Y encima de eso me insulta!"
--Oye, no he sido grosera contigo como para que me trates así—comentó afligida la chica, ella solo había tratado de ser agradable y él le respondía de mala gana. Esperó tal vez alguna disculpa por parte del caballero…pero solo la ignoro y siguió caminando.
"… ¡Y me ignora!"
--Antipático congelador con patas—pensó Kaoru en voz alta, haciendo que Camus se detuviera en seco.
¡Pero quien demonios se creía esa mujer para referirse a él de esa manera!
--¿Qué dijiste mujer?—se volvió enojado el caballero y la chica se cruzó de brazos.
--¿Acaso estas sordo?—Diablos, cómo detestaba que le contestaran con preguntas, y encima de eso que se permitieran tantas confianzas con su persona. Y menos si se trataba de una molesta mocosa inexperta.
Bien, ella no quería parecer grosera, pero es solo que no toleraba la descortesía y las ofensas sin razón aparente. Si lo que quería era un enfrentamiento verbal, pues eso tendría ese grandulón peliazul. El título de caballero dorado se le había subido a la cabeza, ella no era menos que él… bueno, tal vez en cuanto a poder y cosmos, pero seguía siendo humana al igual que él.
--No te permito que te refieras a mí de esa forma, mujer—amenazó el hombre
--Ahh… ¿y yo si tengo que someterme a tus insultos sin razón?—Kaoru sentía que iba a estallar en cualquier momento, esto era lo mas injusto que le había pasado en mucho tiempo… ¡Si ella no había hecho nada! ¿Por qué ese presumido la reprendía de aquella manera?
--Tenía que reprender tu torpeza y falta de sentido moral de alguna forma—acusó Camus y sonrió mentalmente, notando como el débil cosmos de la mujer se incrementaba.
Suficiente…
¡Ya no lo soportaba mas!
Lo abofetearía, sin importar que ese caballero la matara después.
"Uiiich, tonto egocéntrico"
Kaoru se acercó furibunda, para cerrar la distancia que los mantenía alejados, pero a medida que se acercaba sentía un frío helado carcomerle los huesos. Ese peliazul estaba probando en ella uno de sus ataques.
--Tramposo abusivo—susurró, sintiendo los dientes chocarle del frío. Camus rió, solamente estaba usando el 20% de todo su cosmos en ella.
--Debilucha insolente—se expresó divertido, viendo a la chica temblando bruscamente –Si no puedes aguantar este insignificante frío, no podrás verme en mi máximo potencial—
--Como si hubiera mucho que admirar…y 'ver'—pronunció la chica, haciendo énfasis en esa última palabra, dándole doble sentido. El caballero dejó las risas y frunció el ceño molesto. Esa tonta aprendería por las malas, que nadie se burla del Caballero Dorado de hielo. Estuvo a punto de incrementar su ataque cuando sintió un cosmos acercarse a aquel lugar. Frenó el ataque hacia aquella mujer y fijó su mirada en la Amazona de cabellos de fuego enfrente de ellos.
--¿Pasa algo aquí?—preguntó Marín, notando los leves temblores que emanaba el cuerpo de su aprendiz, Kaoru.
--No, en lo absoluto maestra jeje—rió aparentando naturalidad, y Marín volvió su mirada hacia el hombre. Camus por su parte se mostraba sereno y tranquilo, sin ganas aparentes de responder, por eso Kaoru decidió hablar nuevamente –Es solo que el 'Honorable' (nótese la ironía) Caballero Dorado de Acuario, deseaba hablar con usted—mintió intentando sonar convincente, sin saber que de verdad eso era lo que Camus principalmente iba a hacer… no exactamente hablar, pero que mas daba.
--Claro, espérame unos segundos mientras doy la última orientación a las guerreras—comentó dirigiéndose al caballero. Luego de ver al hombre asentir al parecer satisfecho, se dirigió hacia la pelinegra –Es la segunda vez que te ausentas en el entrenamiento, Kaoru—la chica agachó la cabeza, simulando una leve disculpa. –Ve al coliseo, hablamos en la cena—susurró, alejándose de la pareja por unos instantes. Kaoru alzó el rostro al sentir unas risitas burlonas, y no pudo evitar sentir gastritis en el estómago.
--Esto no se queda así—dijo la chica, ese presumido se estaba burlando de ella.
--Hmph, no sirves ni de mal ejemplo—elementalmente, el caballero aún tenía ganas de provocarla
--Vete al diablo— gruñó molesta, para irse pronto al enorme coliseo.
--Terminarás reemplazándome, tonta mujer—parecía que aquel hombre se divertía viéndola enojada, bien, había ganado esta batalla, pero la guerra aún no acababa.
--Mi nombre es Kaoru, KA-O-RU, apréndelo porque lo estarás gritando después, cuando te estés derritiendo en el infierno—dio media vuelta, alejándose de Camus
--Eso está por verse… 'tonta'—repitió ignorando lo primero que le había dicho, y logrando conseguir un bufido de ira por parte de la mujer.
***Fin Flash Back***
Después de aquella fugaz presentación, siguieron unos leves encuentros, no mas de 4 veces, en las que siempre terminaban enfrentándose en una interminable lucha verbal. A veces la veía frecuentando los lados de las 12 casas doradas, a veces Marín le tenía bastante confianza y la enviaba de mensajera a la casa de Leo. Kaoru era terriblemente molesta, y a pesar de que su sola presencia le era fastidiosa, la idea de tener otra pelea verbal con ella le gustaba, pues a pesar de todo, aquella chica sabía dar muy buenas respuestas. Aquellas discusiones eran todo el contacto que se permitía mantener con ella, ambos guardaban distancias y sabían donde estaba el límite del otro.
Y allí estaba aquella chica, nuevamente sin su máscara. No recordaba con exactitud cómo estaba tallado su rostro, pero si conocía como la palma de su mano los destellos luminosos de sus cabellos.
Esa tonta distraída de seguro había olvidado su máscara.
"Errar es de humanos, pero insistir es de necios… como esa tonta de Kaoru"
………………
Kaoru se escabulló en los pasillos y llegó rápidamente a la habitación de Sahori. Admiró cada uno de los lujos y finas decoraciones que reflejaban su buena riqueza. "Riqueza ilícita". Posó su vista detenidamente por el amplio salón, notando un enorme espejo que se alzaba majestuoso en medio del cuarto. Y como todo objeto reflector y brillante es una debilidad para cualquier digna mujer, se movió hasta quedar situada enfrente de el. Peinó su flequillo a un lado e hizo caras, miró con seducción, frunció los labios en modo de beso, sonrió divertida y se miró de perfil.
Movió los brazos al compás de una canción inaudible que solo resonaba en su cabeza, situándose ahora de lado para mirarse en el espejo. Flexionó un poco las rodillas, moviendo solo su trasero en vaivenes periódicos, al tiempo que movía sus brazos adelante para llevar el ritmo.
--'Baaabyy... don't you wanna dance upon me?...to another time and place...Ohh Babyy'— Cambió luego moviendo su trasero en un meneo rápido y ligero, para después moverlo de una forma lenta y sensual, dibujando círculos en el aire, intercalando los movimientos con sus caderas y cintura, mientras la canción salía en murmullos de sus labios.
--'I'm a... slaveee... for yoouu… I cannot hold it...I cannot control it...'-- Camus estuvo a punto de soltar una carcajada. Dioos, no sabía que fuera tan cómico espiar a una mujer y más si presentaría esa clase de Show mediocre. Se veía tan agraciada musitando aquella canción, pero que de seguro era tan sensual como Kaoru 'supuestamente' intentaba imitarla. Rió por lo bajo, para no ser escuchado, viendo a la chica tomar un cepillo entre sus manos a modo de micrófono. Estaba tan concentrada en hacer el ridículo, que no había notado su presencia en la habitación, a pesar de que su escondite era pésimo.
-- Get it, get it…ohh… get it, get it…Woow...—el meneo continuo y rápido de su trasero hizo que la falda se levantara sin querer, y Camus no pudo evitar escanear aquella imagen de una falda elevada en su totalidad, ni tampoco de aquellos movimientos… eran graciosos solo porque provenían de Kaoru, pero no por eso dejaban de ser sensuales y atrevidos… y ese tono de voz que usaba para cantar aunque no era el mejor, si era bastante insinuante. Mordió su labio, ahogando un gemido inconciente.
"¡¿En que coño estoy pensando?!"
'En el de ella, por supuesto'
"¡Joder! ¿Qué fue eso?"
'Tu inconciente querido amigo'
"Bah''
………………
Cuando se cansó de cantar, o mejor dicho, cuando la canción terminó, dejó el cepillo donde lo había encontrado y su vista se posó en una fotografía que estaba en un portarretrato. La tomó entre sus manos y observó la imagen de Seiya y Sahori en vestidos de baño, con una bonita playa de fondo. Seiya salía distraído mirando un cangrejo que pasaba cerca de él, mientras que Sahori salía mirando a la cámara, con un pequeño bikini que apenas le cubría lo necesario.
Según había investigado (o mejor dicho, chismoseado) Sahori tenía una obsesión extraña con aquel caballero de bronce. Bueno, la entendía perfectamente, Sahori era algo bruta pero no era del todo tonta y sabía que debía escoger a un hombre que se dejara manipular a su antojo, y que no fuera tan inteligente para juzgarla a ella por su falta de conocimientos, y que la complaciera en todos sus estúpidos caprichos y le alabara sus idioteces, y que fuera gracioso. Realmente había hecho una buena elección… eran tal para cual. Aunque bueno, comprometerse con Seiya era casi lo mismo que involucrarse con Mister Bean o con Patricio Estrella.
Evitó reír estruendosamente, y miró la imagen nuevamente. Sahori era una mujer de bastantes proporciones, que afirmaba tener 13 años (desde hace como 6 años atrás) a pesar de que ni el propio Seiya lo creía. Sus protuberantes senos se aplastaban en su pequeño bañador rojo, y su cabello rosado largo la hacían ver simpática.
No podía negar que esa maldita puta era atractiva. Lo que los dioses le dieron de belleza, se lo quitaron en cerebro. "Bueno, nada en esta vida es perfecto".
Y ella tampoco era perfecta.
Miró la imagen y bajó la mirada hacia sus propios pechos. Se miró al espejo nuevamente, dejando la fotografía en su lugar, enderezando la espalda lo máximo que pudo para sacar pecho, y no contenta con el resultado frunció el ceño. Tomó sus senos y los acopló entre ellos, para hacer ver mas marcada la hendidura que los separaba.
Su pecho no era plano, pero tampoco era abultado como lo deseaba. Sus pechos eran relativamente normales, aunque ella siempre los viera pequeños.
"Mírame nada mas, tiene mas pecho un jorobado" Suspiró retraída y entristecida.
………………
La observó escudriñando su cuerpo con tanta inconformidad y se preguntó mentalmente por qué las mujeres eran tan complicadas y acomplejadas. Personalmente le gustaban las mujeres pechugonas, pero aún así preferiría los senos de Kaoru por encima de los de la zorra gonorréica de Sahori. Además, mirándola detenidamente, los de Kaoru no estaban del todo mal, buenos para una chupada…
"Y dale otra vez con lo mismo, pervertido" se regañó mentalmente. Esa amistad con Milo le estaba afectando el cerebro.
Pensándolo bien, comprobó que la causa principal por la que existe tanta inconformidad en las mujeres, son los hombres. Por crear un estereotipo de mujer exuberante con medidas perfectas, muchas maravillosas mujeres no tan perfectas se sienten retraídas a causa de ello. Por buscar siempre unas enormes tetas, un redondo trasero y una cara bonita a la vez, por ser siempre tan superficiales. Bueno, la primera impresión y la primera imagen siempre cuentan para el resto, pero no lo son todo en su totalidad. Y comparando todo esto con Sahori, se dio cuenta que jamás estaría con una mujer como ella, ¡Ni borracho!
Su pensamiento se vio interrumpido violentamente al sentir unas voces afuera. Y no era cualquier voz…era la de Sahori y al parecer no venía sola.
"Maldición, demasiada gente como para golpearla"
Volteó su mirada hacia el lugar donde se encontraba Kaoru y notó como ella se asustaba. Eso era tan extraño. Al parecer Kaoru también estaba de intrusa en la habitación. Decidió entonces levantarse del piso y encarar a la chica.
La pelinegra sintió una enorme presión en el pecho al ver a Camus aparecer de quien-sabe-donde delante de ella…sin camisa. "Esto es una pesadilla" pensó Kaoru, maldiciendo su suerte, mejor no hubiera sido tan gentil en hacerle aquel favor a Shaina y se hubiera ido por donde llegó una vez que obtuvo lo que quería. Abrió la boca para gritar pero se contuvo a tiempo, al sentir las voces más cerca de donde estaban.
"¿Acaso Camus era amante de Sahori?" sintió que el pánico se convertía en ira. El solo imaginar a Camus besando a Sahori le revolvía el estómago y le quemaba la sangre… Y no, NO estaba celosa, era solo que… que despreciaba a Sahori y obviamente tenía que aborrecer todo lo que estuviera relacionado con ella, si…era eso, nada mas, nada de celos, nada de nada.
--¿Qué demonios haces aquí?—chilló Kaoru lo mas bajo que su miedo y su voz le daban.
--Lo mismo te pregunto, tonta—respondió Camus sintiendo una gota de sudor caerle en el pecho. "Rayos" no lo había notado hasta ahora, pero por cosas de la vida no tuvo tiempo de entrar a su casa y colocarse una camisa, ya que estaba entrenando afuera y la oportunidad de llegar rápidamente a la Mansión Kido le llegó en un haz de segundos, que seguro sería un error desaprovecharla. Ahora de seguro Kaoru se imaginaba quien-sabe qué cosas telenovelísticas paranoicas.
………………
Por los amplios pasillos, Sahori caminaba con la compañía de Pandora, acercándose a su preciosa y tranquila habitación.
¿?—Si amiga, la mascarilla de pepino rosado y café es buenísima para conservar el color de piel—
Camus sintió que no tenía escapatoria, no podía botarse por la ventana, así que inspeccionando rápidamente con la mirada divisó en una esquina un armario lo bastante grande como para esconderse. Agarró con fuerza a Kaoru y jalándola del brazo la llevó hacia el armario. El movimiento tomó desprevenida a la chica que estuvo a punto de gritar, pero Camus fue más rápido y le tapó la boca, metiéndola con él dentro del armario. La puerta se cerró y Camus apretó la espalda de Kaoru contra su torso desnudo, aún tapándole la boca con su mano. Kaoru por su parte sentía que Camus le tapaba la boca con mucha fuerza y estaba segura que si no soltaba su agarre, de seguro se ahogaría.
A los pocos segundos escuchó a ambas mujeres entrar a la habitación y alojarse con comodidad en la cama.
--¿Y la hermosa mesita de noche color canela que ibas a comprar?—preguntó Pandora, acomodando su larga cabellera negra y doblando las piernas mientras se sentaba.
--No la compré porque no supe donde ponerla de día—respondió Sahori sinceramente, a pesar de que Pandora se partió de la risa, y no entendía muy bien el por qué.
Mientras, dentro del armario, una pareja intentaba acomodarse en aquel incómodo, estrecho y caliente lugar.
…………CONTINUARÁ……….
(Notas Finales): Muchisisisisimas gracias a todos por pasarse a leer mi fic… como verán, lo que viene va a estar bastante bueno Muahahahaha.
Dejen Reviews y me harán aún mas feliz jeje
¡Salu2 y Bsos!
