Pasión y color
Buenas! Me tomo un descanso en Kitsune no Kibo para hacer otro NaruSaku, que ya echaba de menos hacer otra historia. Y, aprovechando carnaval y san Valentín… la temática sale sola. Disfrutad este oneshot, y recordad divertiros estas fiestas y aseguraros de que a vuestras novias les guste el chocolate antes de regalarles bombones!
-aaaaaaaaa- personaje hablando
-aaaaaaaaa- personaje pensando
-aaaaaaaaa- ser sobrenatural hablando
-aaaaaaaaa- ser sobrenatural pensando
Obviamente, los personajes y el mundo Naruto pertenecen a Masashi Kishimoto, yo solo aportó la historia y entierro a boruto en lo más profundo del infierno para que no vuelva a salir. No autorizo el plagio de mis obras.
Finales de invierno en konoha. La fría nieve ya comenzaba a dar una tregua a la aldea oculta, y las actividades y eventos volvían a poblar la tradicional aldea, después de un par de meses donde el frío había condicionado cualquier plan al aire libre. Y, con el deshielo, llegaba algo que muchos estaban esperando: las fiestas. Muchos, y en especial una persona: Ino yamanaka. Dos meses sin eventos sociales, sin cotilleos, sin poder presumir… dos meses infernales para la rubia. Así que, la joven había aprovechado estos dos meses para organizar la madre de todas las fiestas: un carnaval de verdad, con todos sus amigos y conocidos, un evento que se recordase durante años. Había puesto mucho esfuerzo en organizar esta fiesta extranjera que había calado hondo en los habitantes de la hoja, y además había contado con la inestimable colaboración de amigas como Sakura. Bueno, colaboración no, más bien rendición incondicional ante los continuos reclamos y persecuciones de la ojiazul. En particular, Sakura había barajado seriamente dejarla fuera de su casa en medio de una de esas tormentas de nieve y esperar a que la naturaleza hiciese lo suyo, pero el hecho de que la yamanaka era su mejor amiga y seguro que acababa sobreviviendo y volviendo más fuerte y con aún más ganas la acabo convenciendo de que una rendición a tiempo era una buena opción.
Y ahora tenía que admitirlo: la rubia sabía preparar fiestas. Vamos, se notaba que enfocaba su perfeccionismo, amor por el detalle y gusto por la estética en esa clase de eventos. La haruno no podía evitar pensar que si hubiese destinado la mitad de esa atención a su carrera ninja, actualmente la villa tendría una nueva hokage rubia con un cerebro para la táctica mayor que el de Shikamaru y unas dotes organizativas al nivel de las de kakashi hatake. En la residencia yamanaka, el alcohol, la música y la diversión se entremezclaban con los decorados de múltiples colores, creando un ambiente perfecto. Un ambiente… carnavalesco. Aunque la pelirrosada no dejaba de gruñir de vez en cuando porque todavía no veía a su objetivo. Que vale que no fuese muy de celebrar los carnavales o san Valentín (que, por obra y gracia de Ino, coincidían en su fiesta), pero eso no significaba que quisiese que su novio la dejase sola. De eso nada. ¿Dónde estaría ese baka? ¿Se habría disfrazado tan bien que no era posible encontrarlo? Eso era imposible, era el ninja número uno en sorprender, solo había que buscar el disfraz más… llamativo.
Como parte del plan de Ino, los 10 novatos de su generación (10 porque Sasuke, para no variar, ni se había presentado por la aldea a pesar de la invitación, como si esas fiestas le produjeren alergia; y neji lamentablemente no había sobrevivido a la guerra) habían acordado disfrazarse de algo concreto: de animales, y sin usar caretas. Solo pintura corporal y vestimenta. A su lado, Ino se movía bailando sensualmente en su disfraz de gato con la cara pintada de blanco con notas grises y unos bigotes negros, con una diadema para las orejas y todo. Puerca… seguro que por eso había insistido en ir todos así, ya tendría ese disfraz pensado, y le quedaba perfecto. Bailando con ella, un apurado e inexperto Sai intentaba seguirla el ritmo disfrazado de pájaro, predominando los colores negro y rojo. Objetivamente, era el que mejor había diseñado su disfraz, se notaba que era un artista. Pudo también distinguir a Chouji disfrazado de panda, a Shikamaru de koala (y se había metido MUY bien en el papel de imitarlo), a lee de gorila, a Kiba de perro (como no…), a Hinata de conejo e incluso a Shino de escarabajo. Pero nada de su baka.
Hasta que lo vio. Y vaya que si lo vio, su instinto estaba en lo cierto: el más llamativo de la fiesta. Y no en el mal sentido, todo el contrario. No solo por su altura, seguramente era de los más altos de la fiesta junto a kiba y kakashi, también porque había acertado plenamente con su disfraz de zorro rojo, y sacado el máximo partido a esos zafiros azules que la habían conquistado y a esas marcas de bigotes de nacimiento tan lindas. Con su rostro pintado de un rojo suave, casi marrón, y sus párpados pintados de negro con dos líneas desde los ojos hasta sus orejas, el uzumaki daba una sensación de salvaje atractivo, vestido con esa chaqueta negra que le había regalado la ojijade por su último cumpleaños, esos jeans azul marino ajustados que remarcaban su cuidado físico y unas zapatillas blancas con cordones naranjas, fruto de su necesidad de llevar siempre algo naranja encima. Sabía, por lo que le había contado el rubio la semana anterior, que por ese disfraz se había ganado insultos, amenazas e incluso un intento de forzar el sello y devorar su alma por parte del bijuu, pero el resultado era magnífico. Ella había optado por otro disfraz a ese disfraz recatado que tenía pensado, tras las continuas peticiones del rubio, y se encontraba algo cohibida, hasta que se fijó en que estaba haciendo el rubio.
Alrededor de Naruto, como moscas, un grupo de chicas jóvenes, de apenas dieciocho años de edad, rodeaban al Kitsune, buscando su atención. Todas ellas con esas cabelleras rubias o castañas claras y esos disfraces de gatas demasiado sugerentes. Un poco más ajustados y podría decir la haruno hasta qué habían comido. Y ese hentai rubio riéndoles las gracias, mostrando esa hilera de dientes blancos que formaban esa sonrisa única. En esos momentos la ojijade lamentaba no haberla destrozado un poco de un puñetazo, era un imán para busconas… Si el muy desgraciado seguro que estaba encantado con esas babosas arrastradas rondándole, fijándose en sus cuerpos y pensando en qué hacer con ellas. Si besarlas a las cuatro a la vez, si irse con ellas a algún rincón a sobarlas y probarlas… ese ero baka (pervertido imbécil) estúpido e imbecil, ese batracio de cabellera rubia… Sakura tuvo que hacer un esfuerzo por controlarse y evitar montar una escena como la ultima que le montó por celos en el hospital… todavía estaban reconstruyendo el ala este y prestando ayuda psicológica a los aterrorizados testigos que vieron un demonio de cabellera rosada perseguir con sus orbes verdes iluminados por la ira al héroe del mundo a grito limpio, mientras este corría por su vida…
Ella realmente no era así, destacaba por ser una persona meticulosa, de reacciones estudiadas, con una buena educación y decoro. Pero es que era entrar Naruto en juego y perder hasta los buenos modales. En serio, era una especie de súper poder del rubio, romperla sus esquemas, mandar a la mierda todas sus reacciones comedidas junto con su timidez. ¿Qué tenía pensado insultarlo? Él decía una de sus frases sentimentales y la sonrojaba. ¿Qué quería halagarlo? Hacia una estupidez y la haruno estallaba. Y así había sido toda su vida: delante del resto, en su infancia y adolescencia, se mostraba dialogante y respetuosa, salvo por su competitividad con Ino y sus comprensibles reacciones a los insultos de Sai; incluso con Sasuke se mostraba sumisa, todo lo contrario a lo que era. Pero era llegar ese payaso del mono naranja y encenderse algo en ella, como si no pudiese despegar sus orbes jade de él. En un principio, lo atribuyó a manía, a no soportarlo, pero si eso fuera cierto solo lo hubiese ignorado y ya, como hacia con todo lo demás que le desagradaba. Pero no podía dejar de prestarle atención, y actuar como una loca cada vez que hacia una trastada, o estaba en peligro. Se descubría esforzándose en prestar atención a Sasuke para conseguir enamorarle cuando con Naruto era algo automático, como si fuese natural. Porque Naruto la encendía, sacaba ese lado pasional de la pelirrosada hasta incluso hacer coincidir su opinión con su inner, ya fuese para llamarle baka o para besarlo sin control.
Y ahora despertaba en ella otra reacción: ira. Bueno, o más bien celos, pero furia desde luego. Se había prometido controlarse un poco, dejar de comportarse como un animal cuando ese rubio hacia algo, ya fuese para bien o para mal. Seguro que su reacción era desmedida y solo estaba siendo amable, Naruto era un sol y la había dado muestras infinitas de que la amaba con toda su alma, que no había más mujer en su vida que su Sakura chan. Y entonces, cuando la haruno tenía pensado actuar de manera civilizada y alejarle disimuladamente de esas descaradas, el rubio volvió a usar su súper poder. Río con fuerza, y todas ellas con él en un coro repugnante. Y una de ellas se atrevió a halagarlo POSANDO SU MANO EN EL PECHO DEL UZUMAKI. De SU uzumaki. Sakura, ignorando su plan, se dirigió al grupo con una forzada cara amable, forzada porque por dentro solo faltaba que le saliesen garras y colmillos.
-¿Me disculpáis un momento chicas?- preguntó con un falso tono meloso, mientras le ponía su vaso en la mano a la buscona que había tocado a su rubio. Y, delante de ellas, le plantó al uzumaki un fuerte beso en los labios, uno pasional, ardiente. No era solo por marcar el territorio delante de esas arrastradas, era también por sí misma: eso despertaba Naruto en ella, reacciones volcánicas, pasión. Sakura JAMÁS en su vida habría hecho eso por nadie, mostrarse en público tan desinhibida, se moriría de vergüenza. Pero era entrar Naruto uzumaki en la ecuación y…. Su beso se mostró firme en un principio, con las manos apoyadas en su nuca e incluso con su lengua batallando contra la de Naruto, dejándose el ojiazul conducir encantado, y, cuando hubo calmado esa ansia de su Naruto, se dejó ella conducir, marcando el ojiazul el ritmo mientras la envolvía con sus fuertes brazos. No supo cuanto tiempo estuvo besándolo, pero cuando se separaron, las arrastradas habían captado el mensaje y se habían ido. La haruno, todavía algo molesta, se dirigió al baka de su novio.- ¿te importa que hablemos un poco en el jardín?
Naruto siguió a su novia con una mueca curiosa hasta un lugar apartado en el jardín de la mansión yamanaka. Una vez estuvieron lejos del resto, el joven la sonrío con esa sonrisa zorruna que combinaba perfecta con su disfraz de Kurama, y ella tuvo que hacer un buen esfuerzo para evitar sonreír también. Otra vez, cuando tenía pensando abroncarlo, volvía a romperle sus planes. Pero ese baka no se iba a librar tan fácilmente, ah no… Sakura, mostrando esa sonrisa artificial para camuflar su enfado, una que atemorizaba al gran héroe del mundo, se acercó hasta estar peligrosamente cerca del uzumaki.
-¿Quieres dejar de ser tan… encantador… con todo el mundo?- preguntó, con un claro tono celoso, arrancándole una ligera risa a Naruto.
-¿Co… como? ¿No se supone que eso es algo bueno, tebayo?- repreguntó el rubio, siguiéndola el juego
-No cuando te conviertes en ero baka para atraer a un montón de arrastradas…- contestó con un mohín ofendido la ojijade, mientras le daba la espalda.
-"Se está empezando a ablandar"- pensó para si el uzumaki, para darle un nuevo repaso a la joven.
Sakura haruno, la primera y única mujer en la que se podía fijar. Ese pelo rosa, esos ojos verdes… Sakura era color. Y a Naruto le encantaba el color, era como veía la vida, como un mundo lleno de colores, siendo sus favoritos ese verde y ese rosa junto a su amado naranja. Sakura le aportaba eso, color, vida, lo mejor de sí. Solo tenía que pensar en ella y se esforzaba hasta superar sus límites, como pudo constatar en su lucha contra el Ichibi. Y, fuera de esas amenazas ineludibles de muerte, ella seguía aportándole color: colores suaves y colores cálidos, todo dependía. Suaves cuando le conminaba a ser más responsable, a madrugar en sus días libres para hacer algo de provecho, a cuidarse, a comer sano… Naruto sería un naranja tan intenso que dañaría la vista si su amada haruno no se encargase de suavizarlo lo justo como para brillar sin excederse. Y cálidos cuando le motivaba para esforzarse, y sobre todo, cuando tenía esos arranques de… carácter. No veía algo malo ahí, todo lo contrario: veía amor, veía necesidad de tenerle. Veía un color fuerte, uno incluso más fuerte que el suyo. Y adoraba ese color, renovaba su naranja cuando el tiempo o la vida lo horadaban.
En resumen, ella le apagaba o encendía según fuese necesario, y por ello era feliz. Naruto era un uzumaki, y un uzumaki adoraba que le pegasen un par de gritos de vez en cuando, ya fuese para evitar que fuese un baka o para provocarle ser un baka. Y en ese momento, la haruno le estaba encendiendo. Había escogido su disfraz, y había logrado convencerla de que lo llevase. Incluso sospechaba que entraba en los planes de la kunoichi dejarse convencer, aunque no lo mostrase. Su disfraz consistía en una falda hasta las rodillas de color negro, algo holgada, junto a una blusa blanca, esa chaqueta de color vino que evitaba que el tiempo de fin de invierno la atacase, y su cara pintada con tonos de pintura naranja y con rallas negras. En definitiva, un tigre. O tigresa, mejor dicho. Una vestimenta que, a pesar de su abrigo, resaltaba su figura, con ese cuerpo curvilíneo que le era imposible no adorar. Puede que a muchos no le pareciese la mujer más guapa de la aldea, y que pusiesen por delante a Ino o Hinata, pero para Naruto estaba claro: era la mujer más bella del planeta. Y lo era porque no sólo era un cuerpo, era también una forma de ser. Se acercó a ella y la abrazó con suavidad por la espalda, asegurándose de que no tuviese frío. Y oliendo ese perfume mientras tanto.
-Sabes que no se me da bien ser borde…- la susurro al oído. Su nívea piel se puso de gallina al notarlo tan cerca, y eso envalentonó al rubio.- ¿Te he dicho ya que estás preciosa así vestida?
-No… no me intentes engatusar… baka...- dijo, intentando inútilmente contener una sonrisa. Otra vez, sus planes de castigo por la borda. Aunque no se iba a quejar…- lo que no entiendo es… ¿Por qué disfrazarme de tigresa?
-Muy simple, porque quería demostrarte algo. Estuve preguntando a Ino de que irían disfrazadas la mayoría de las mujeres de esta fiesta, y vi que la mayoría irían de gatas. Un animal precioso, pero inofensivo. Tú no eres una gata, pero eres preciosa. Y el único animal que se me ocurrió entonces era el tigre. Y creo que te encaja.
-¿Insinúas que soy un depredador carnívoro de la jungla?- preguntó con una ligera risa la pelirrosada, mientras se daba la vuelta y abrazaba al uzumaki. Él siempre le transmitía calor. O se lo provocaba, dependiendo del momento.
-insinúo que eres la única mujer capaz de acorralarme cuando quiera…- contestó el rubio, dándola un beso en sus labios, un beso cargado de deseo, el deseo que le había despertado tras ese ósculo tan pasional en la fiesta.- que eres preciosa, y no te importa venir a cazarme cuando no me muevo si es necesario. Por eso me gustas tanto… por eso te hacia de rabiar de pequeño, y por eso te hago de rabiar ahora… porque sé que a los dos nos gusta.- finalizó, dándola otro pasional beso, uno que subió de intensidad con el paso de los segundos. Sakura se notaba arder, no sólo por esas palabras que habían roto sus defensas definitivamente, pero todavía conservaba algo de pudor, por lo que intentó frenar lo inevitable.
-Na… Naruto… si sigues así…- respondió sofocada, mientras su novio se centraba en su cuello y la hacia escapar un ligero gemido. No podía negarlo: ese beso motivado por los celos en medio de la fiesta la había encendido a ella también.
-Por supuesto.- contestó el ojiazul con su sonrisa zorruna, para luego acariciar la piel de la espalda de su novia por debajo de la ropa mientras ella abría los ojos y se sonrojaba notablemente.
-¿Aquí? Y… ¿y si alguien nos ve?- contestó, intentando contener la excitación. La idea la encendía, eso lo tenía claro, pero había muchos riesgos…
-Como si nos quieren mirar desde los matorrales.- repuso el rubio, mientras se deshacía de esa molesta chaqueta y seguía devorando a su amada haruno. A su reina de ojos verdes. A su Sakura chan.- llevo queriendo hacerte esto desde que te he visto entrar en esta fiesta.
Sin argumentos, la kunoichi se entregó a lo que Naruto le transmitía. Se dejó romper sus esquemas, se atrevió a arriesgarse. Y no podía negarlo: siempre le había gustado esa sensación. Y Naruto la correspondió gustoso, ansioso por probar ese nuevo color. Ambos lo sabían, se complementaban y encendían plenamente. Tal para cual.
Bien, c'est fini. Espero que os haya gustado este pequeño oneshot de san Valentín. Si, lo se, he hecho trampas, está dedicado más al carnaval, pero no me gusta mucho el día de los enamorados, me parece un poco artificial. Prefiero el carnaval, al menos tiene más trasfondo y ambiente. En cuanto a la idea en si, ya escribo mucho drama, era hora de un poquito de comedia y romance. Y lo de estos dos… en serio, y ya se que lo digo siempre, pero sale solo. Quería hacer referencia a lo que se provocan el uno en el otro, y creo que analizando el canon es así. Ni veo a Naruto chinchando tanto a nadie como a Sakura (y menos a otra mujer… bueno, tal vez a tsunade, pero joder, ahí es por una relación nieto abuela con un rebelde contra la autoridad XD) ni veo a Sakura reaccionar tan pasionalmente con nadie que no sea Naruto (con Ino es rivalidad y mucho menos, y con Sasuke es literalmente inexistente. Es más, con Sasuke se nos convierte en una perfecta ama de casa complaciente de los años veinte, todo muy… liberador y deseable para la mujer…). Nos seguimos leyendo en KnK!
