Prologo.

El mundo resulta enigmático, de alguna manera, los seres humanos creen que el mundo es tal como lo vemos, como lo percibimos, pero hay más cosas en el mundo algo más profundo a lo que nuestros sentidos son limitados, que no llegamos a ver a lo más profundo del mundo.

Los cielos son gobernados de manera pacífica y justa, en el cielo, ángeles son los que resguardan de la soledad a los humanos, bellas criaturas que llevan alas y vuelas por los cielos, seres de pureza extrema e imposible de alcanzar, realizan los mandados del Creador, el observa con ojo benevolente a la humidad.

El cielo es el lugar al que un humano desea llegar, un pacífico lugar donde la eternidad es magnífica a la perfección, donde la pureza es la mayor felicidad, allí había una joven sentada al lado del Creador, ella era rubia de largos cabellos dorados, miraba el plano terrenal balanceando sus finas piernas , sus achocolatados ojos miraban con atención a un humano, el humano caminaba cargando unos barriles, sus ojos azules miraban el cielo como si pudiera verla atravesar de la nubes, sus dorados cabellos se balanceaban con el viento terrestre , el caminaba a medida que seguía con sus labores.

-solo tienes que protegerlo - le dijo el Creador - en sus ojos puedo ver el dolor de la humanidad.

-por qué me manda usted a esta misión - pregunto el ángel

-porque todo humano merece un guía -le contesto con una sonrisa, el ángel miro nuevamente los azules ojos del humano -se llama StingEucliffe, hijo renegado del duque, es un joven dolido, temo que caiga en manos de la maldad

-no soy quien para desobedecer órdenes de nuestro Creador - dijo el ángel

-sálvalo Lucy - le pidió el Creador. El mundo desconocido, donde la pureza es devastada…¿desde cuándo los humanos, aman la maldad, la envidia, la indiferencia?, Lucy apenas llego al mundo humano, busco al humano que el Creador había pedido que cuidase.

La humanidad es algo contagioso, nadie puede quedar inmune a sentimientos humanos, el primer encuentro de Lucy y Sting, fue algo casual, primero lo ayudo a conocer su amistad, y así Lucy se hizo pasar por una humana, vistiendo humildes vestidos había comenzado a vivir en el animado pueblo donde a altas mañanas se levantaba para ayudar a Sting preparar sus matutinos panes caseros, ya habían pasado como un año desde el encuentro de ambos, los sentimientos son algo que nadie tiene bloqueado.

El amor es algo enigmático, misterioso, te llena, te emociona, te hace sentir amada, porque no hay más hermoso que la capacidad de amar con el alma y el corazón.

-Rubia - llamo el joven - ¿alguna vez sentiste algo por alguien? - pregunto algo nervioso, Lucy contesto de inmediato

-no - contesto, pero llevo su mano en su pecho y le dijo - solo me pasa cosas raras cuando estoy contigo_ le contesto, vio como Sting sonreía y la tomaba entre sus brazos, el amor era entregar, Sting le dio un puro y casto beso, Lucy exploto de sensaciones nuevas…¿en el cielo, hay algo así?.

Lucy y Sting, compartieron esa calidez de mutuo amor, nada lo arruinaría, tal vez ese era el pensamiento de ambos.

-¿Loke? - pregunto sorprendida la rubia

-el Creador, desea una audiencia contigo - le dijo serio - ahora… - El cielo estaba grisáceo se despidió de Sting por un momento, pero el rubio solo atinó a decirle lo tanto que la quería. Lucy llego al cielo donde el Creador la esperaba sentado, Loke se paró al lado del Creador.

-Lucy… ¿sabes el por qué te llame?

-Creador, yo ya se,

-el amor entre un humano y un ángel es prohibido - le advirtió - sabes cuales son las consecuencias

-Mi Creador, ruego que sea flexible con Sting, amo a ese humano

-no debiste - le dijo - ya tenía un destino para él, y eso ya está en proceso - dijo con pena, el ángel solo miro atónita, visualizo el plano terrestre y en él, vio a su amado Sting siendo asesinado - el duque no quería a un hijo bastardo

-Sting….- susurro entre dolorosas lágrimas, Lucy se cayó y cerró los ojos, sus alas se extendieron y sus lágrimas dejaban un camino en medio del cielo, Loke miraba con pena a su amiga, el Creador, ayudo a Lucy a caer al plano terrenal sin tener rasguño alguno, de repente su vestido humilde cambio a uno blanco largo y fino, sus alas desplegadas le dieron la habilidad de llegar al suelo en medio de un frondoso bosque, la rubia aun llorosa se levantó de la tierra.

-tuya será la decisión Creador - susurro la rubia

-un ángel que se enamora de un humano, deja de ser puro - dijo el Creador - las puertas del cielo le son cerradas - dijo - Lucy, vagaras por la tierra llevando una vida inmortal, serás un ángel, pero uno caído, volverás cuando me enseñes el amor más puro y hermoso, un amor que pueda atravesar las puertas de la inmortalidad.

-acepto el castigo Creador - dijo llorosa la rubia ángel. El mundo cambiaba ante sus ojos, ella fue testigo de la historia, ver humanos morir, vivir, matarse, unirse, Lucy poseía los conocimientos de la humanidad, su cuerpo se movía con el pasar de los inminentes siglos, llevando consigo la voluntad del Creador, en su corazón llevando un vacío por lo perdido.

Los años son severos y cambiantes, los tiempos son rápidos y fluyen en silencio, el tiempo es cruel y sabio, pero Lucy observaba como el mundo había cambiado, edificios grandes y abrumadores, tanto le costó llevar una vida en ella, que se internaba en bosques, Lucy bailaba delicadas danzas que le había enseñado siglos atrás una aldea donde el baile era la expresión del alma.

El mundo actual era abrumador, para ella, tanto así que sus danzas en medio del bosque eran diarias y cotidianas.

-¡NATSU ESPERAME! - grito una niña albina, corriendo tras el pequeño escurridizo de cabellos rosados, el niño corría con rapidez entre las ramas secas, pisaba las secas hojas de los árboles, y el crujir era el sonido que se percibía, Natsu seguía corriendo con más rapidez - ¡NATSU ME VOY PERDER! - grito la niña

-¡NO TE PERDERAS LISSANA! - Le grito entusiasmado mientras seguía su rápida corrida, pero el niño a medida que corría sintió algo diferente, vio una hermosa luz blanca y pura, le lleno de curiosidad y el niño camino siguiendo a unas blancas mariposas que habían aparecido, parecían como si lo guiaran y eso hizo - Lissana….- llamo pero no contesto, Natsu miro de un lado a otro, pero luego pensó que la pequeña albina si volvería, ya que no era la primera vez que visitaban ese lugar. El viento de repente corrió reboleando sus rosados cabellos, el niño por más que fuera pequeño pasaba los obstáculos con facilidad.

Natsu paro al sentir algo cálido en su pecho, sonrió y continuo siguiendo a las mariposas que habían detenido su vuelo en un punto determinado.

-¿qué me quieren enseñar? - les pregunto sonriente, las mariposas volaron un momento más y luego de unos segundos las mariposas, volaron en dirección de alguien, Natsu se ocultó tras un árbol, miro atento a una joven, era rubia de cabellos dorados largos, tenía un delicado vestido blanco que se movía al compás de sus suaves movimientos de baile, Natsu jamás había visto a alguien bailar tan hermosos, ver sus movimientos mientras la mariposas volaban a su alrededor lo hizo sonreír - es muy hermosa - susurro para sí, la joven rubia extendía sus manos en medio de su delicado baile, el niño quedo mirando minutos largos, de alguna manera se sonrojaba al verla bailar, su corazón latía con fuerza, su respiración se volvía agitada, pero se desconcertó al ver las lágrimas de la joven rubia, sus achocolatados ojos reflejaban soledad y dolor, él lo noto, sus lágrimas adornaban sus blancas mejillas - se siente sola - murmuro bajo y con voz apagada, las mariposas rebotaban y bailaban con la joven.

-¡AQUI! ¡ESTABAS! - grito Lissana, viendo a Natsu en el árbol. Lucy oyó el grito de la niña y de repente paro su danza, Natsu se percató de ello y con un rápido movimiento callo a Lissana tapándole la boca

-sshhh - le pidió el peli rosa, volvió su vista al lugar para darse cuenta de que ya no estaba allí, el niño suspiro triste - no está… - dijo desilusionado al ver que ya no estaba allí, las mariposas estaban yéndose esparciéndose por los alrededores.

-¿qué hacías? - le pregunto curiosa - estaban escondido…¿Qué viste?

-un Ángel - dijo con una cálida sonrisa mirando el lugar donde la había visto bailar, esa danza que jamás olvidaría, ni a aquella joven de cabellos dorados que le pareció la más hermosa de todo el mundo.