Desde que había iniciado la universidad, su compañero de habitación le había hecho la vida imposible y solo habían pasado apenas un mes con una semana.
John Watson estuvo a punto de tirarle un puñete por ser tan hijo de puta, pero no se había atrevido a hacerlo por miedo. Sí, no podía negarlo, tenía miedo de que Sherlock Holmes, su insufrible, rebelde, punk e irritantemente inteligente compañero de habitación se la devuelva peor.
El problema no acababa ahí, John se quejaba de que Sherlock era un hijo de puta, pero cuando le preguntaban qué era lo que le hacía, su rostro se ponía a mil colores y siempre terminaba diciendo lo mismo: "Ya no quiero hablar de ese imbécil". Y es que las acciones de Sherlock eran, para palabras más exactas: acoso sexual.
Estaba mortificado, quería cambiarse de habitación, pero solicitarlo exigía decir el por qué y aunque siempre estaba la opción de mentir, temía que hacerlo pueda despertar el enojo de Sherlock y que, nuevamente, le devuelva el "favor" con un golpe peor.
Entonces su cerebro, tal vez por la furia del momento, decidió que se encargaría de poner a Sherlock Holmes en su lugar él mismo, y si llegara a golpes, entonces le daría una paliza tan fuerte que le inspiraría respeto.
—Aléjate de la puerta, Sherlock—
John tenía su maleta colgando en su hombro, ya llevaba dos minutos retrasado para la primera clase y, viendo las greñas de su compañero junto con la misma ropa que llevaba el día anterior, este no tenía planeado asistir a clases como casi siempre.
—No quiero que te vayas, Watson. Quiero acurrucarme contigo en la cama—
Esos ojos de color indefinido lo escaneaban de pies a cabeza, John se sentía desnudo cada vez que eso pasaba.
—Déjame… déjame en paz o no respondo— arregló sus lentes mirando desafiante a su compañero a pesar de ser jodidamente bajo en comparación
—Oh, eso es nuevo— Sherlock sonrió de lado
—Te partiré la cara, ¿entiendes? —
John había subido el tono de su voz, eso sorprendió tanto a Sherlock como a él mismo.
—Lo haré— volvió a amenazar, aunque no con la voz autoritaria anterior
Sherlock se echó a reír como si de un chiste se tratara.
—No lo creo. A ti te gusta esto—
— ¡¿Qué?! —
Eso fue inesperado para él, ¿cómo podría gustarle que lo acosaran? Además, él no era gay.
—Vamos, Watson, no lo reprimas. Nunca has follado con un chico, ¿verdad? —
— ¡¿Estás loco?! ¡Yo no soy gay! —
Su cara empezó a arder al instante, pero no sabía por qué sentía tanta vergüenza. Ni que le hubieran descubierto un secreto, él era enteramente heterosexual.
—No sabes cuántas veces he escuchado eso justo antes de que los tuviera mordiendo la almohada—
— ¡Ya basta! — John sintió la furia emerger dentro de sí — ¡Estoy harto de ti! ¡¿Quién te crees que eres?! —
John dejó caer su maleta y volvió a arreglar sus lentes, apretó los puños con fuerza. Era ahora o nunca, le daría la golpiza de su vida.
—Soy el tipo que le quitará lo virgen a tu hermoso trasero—
Su puño entonces viajó rápidamente hasta chocar contra el rostro de Sherlock Holmes. Un golpe lleno de furia y de ira contenida.
Su cabeza se puso en blanco por unos segundos y el dolor apareció de repente haciendo que cerrara los ojos con fuerza mientras llevaba instintivamente sus manos hacia sus labios sangrantes.
John Watson lo había golpeado.
Sintió la furia aparecer, pero esta se desinfló apenas apareció, ver a su oponente hacer gestos de dolor por el golpe que había propiciado no era nada alentador para activar su lado de peleador callejero.
Sin embargo, y solo porque Watson le había provocado incontables erecciones en las noches con buenísimos sueños húmedos, decidió que le devolvería el golpe, pero de una manera muy diferente.
—Hijo de puta—
Su insulto confirmó lo que suponía que pasaría, John Watson se asustó. Podía ver el terror en sus ojos y en sus balbuceos sin sentido.
—Nadie me golpea sin que yo se los devuelva de la peor manera, Watson—
—Yo… yo… ¡te advertí! ¡te lo dije! —
Sherlock puso su pie en la puerta evitando que John la abriera, limpió la sangre con la manga de su chaqueta y caminó directo a John haciendo que este retrocediera paso a paso.
—Te fregaste conmigo, John Watson—
—Espera, espera… yo solo… yo… —
John se tropezó y cayó en la cama, Sherlock sonrió ante eso y se apresuró a colocarse encima de él. Dios, John se veía tan delicioso debajo de su cuerpo, tan hermoso y tan inocente, tan… fácil de corromper.
—Te perdonaré sólo si aceptas que te gusto—
Presionó sus caderas hacia abajo sintiendo el estremecimiento del cuerpo de John como respuesta.
—No me gustas— susurró asustado John
—No seas tímido conmigo, Watson—
— ¡Que no! ¡No me gustas! ¡Yo soy gay!... ¡No! ¡Que diga…! ¡Soy hetero! ¡Hetero! —
Sherlock no pudo evitar empezar a reír con ganas, especialmente al ver el rostro de John rojo hasta las orejas.
—Joder, Watson— dijo entre risas —Eres malditamente adorable—
— ¡Déjame en paz! ¡Déjame ir! —
John tenía la reputación en el piso y su dignidad perdida y Sherlock sabía exactamente qué hacer con eso: definitivamente se aprovecharía de la situación.
—Déjame poner en claro esto— dijo mientras inmovilizaba a John tomándolo de las muñecas —Nunca te has acostado con chicos, pero lo has pensado… —
— ¡Claro que no! — se defendió John
—Claro que sí, pero supongo que reprimir esas ideas nada decorosas es mejor que dejarlas salir, ¿verdad? —
La mirada sorprendida de John le dijo la respuesta.
—Tu familia es muy religiosa y has tenido una educación tan recta como castrante— continuó él —Anhelas romper las reglas, pero no te atreves y envidias a las personas como yo porque tuvimos los huevos para elegir hacer lo que se nos venga en gana—
—Detente, déjame ir… —
Los ojos de John se llenaban de lágrimas, pero a Sherlock realmente no le importaba tener piedad, no cuando una de sus más grandes fantasías sexuales estaba por cumplirse.
—Mueres por sentir la adrenalina correr por tus venas, por mandar todo a la mierda y por primera vez, sentir que no te importa lo que tu familia piense de ti—
— ¡No es verdad! —
— ¡Lo es! La razón por la que te molesta mi acoso no es porque lo veas incorrecto, ¡es porque te asusta que te guste tanto! —
La fuerza de John entonces se duplicó haciendo que se libere de su agarre fácilmente, Sherlock no esperaba un golpe o una patada ni nada por el estilo, por eso, el beso que recibió como respuesta no lo sorprendió.
John Watson besaba con pasión, con fuerza, con anhelo. Oh, y Sherlock lo disfrutaba tanto, amaba haber quebrado ese caparazón para dejar salir a ese chico que se ocultaba detrás de esos lentes (las cuales tomó y tiró la piso para que no estorbaran). Su hombría despertaba ansiosa mientras ambos movían sus caderas con necesidad, las manos de John recorrían su cuerpo con desesperación e inexperiencia, deseoso por más y más. Sherlock se estaba volviendo loco.
Su cerebro había hecho corto circuito, todas las palabras de Sherlock lo habían golpeado tan duro que dolía y ardía en su interior. Ni siquiera sabía que sentía todo eso hasta que lo escuchó, la verdad le había caído encima como un balde con agua helada.
Pero ya no importaba, ahora se estaba besando con Sherlock totalmente desnudo y se sentía jodidamente bien. Decidió no prohibirse nada, al menos no esta vez. Se restregó con urgencia contra su compañero y sentía su propia erección rozar con la de Sherlock… mierda, era tan liberador no reprimir su deseo, lo quería todo, quería tener un orgasmo, uno verdadero, no uno con sabor a culpa en el baño de su casa.
—Dime que eres virgen, Watson... Oh, por Dios, por favor dime que lo eres—
La voz de Sherlock sonaba tan grave, tan sexy…
—Lo soy—
Fue lo único que logró pronunciar, lo demás fueron solo gemidos y sacudidas involuntarias cada que Sherlock tocaba un punto sensible en su cuerpo que él mismo no sabía que tenía. Los besos de su compañero recorrieron todo su cuerpo y cuando llegó a su miembro, maldita sea, joder, madre santa, ¡por Jesucristo!, viajó por todo el espacio, recorrió el sistema solar, llegó a nuevas galaxias y se corrió en la boca de Sherlock en nombre de todos sus antepasados.
—Oh, Jesús… — susurró aturdido
— ¿Te gusta decepcionar a Jesús, Watson? —
Los labios de Sherlock estaban de un hermoso color carmesí y ligeramente hinchadas, prueba del buen trabajo de un experto.
—Sí… — contestó respirando sin control —Me gusta decepcionar a todos los malditos dioses y a todos los malditos santos. Que se vayan a la mierda, ni siquiera creo en ellos, yo me inclino hacia la maldita ciencia—
La risa de Sherlock era hermosa, le encantaba, todo en él era jodidamente hermoso.
—Esas son muchas maldiciones en una sola oración—
— ¡Me importa una puta mierda! —
Gritar esa frase se había sentido… de la puta madre.
—Déjame darte más razones para maldecir entonces—
Recibió los dedos de Sherlock en su boca con gusto, él no había tenido sexo nunca en su vida, pero no era imbécil, sabía qué hacer con los dedos en su boca y lo que eso significaba.
Lo quería, quería todo, quería experimentarlo ya. Quería tener a Sherlock dentro de él cuanto antes.
Entonces sintió un dedo dentro de él y dolió, ardió. Apretó las sábanas y cerró los ojos con fuerza, pero alzó sus caderas con valentía, sabía que había que soportar el dolor primero antes de que el placer se apodere de él.
—Realmente lo quieres, ¿no es así? — preguntó Sherlock al agregar el segundo dedo
—Ah… sí, lo quiero—
El gruñido de Sherlock le dio una descarga de excitación que ayudó a su nuevamente creciente erección.
Eventualmente Sherlock agregó un tercer dígito y su preparación duró por unos minutos más hasta que su compañero abandonó momentáneamente la cama (John había caído en su propia cama) para dirigirse a su lado de la habitación y sacar un condón y una botella de lubricante de su mesa de noche.
John sintió la excitación de la anticipación al ver el gran miembro de Sherlock ser envuelto ágilmente por el látex. Esas manos expertas se movían con gracia y maestría mientras esparcía el lubricante por toda la longitud de su miembro, John sintió envidia por todos los recuerdos que Sherlock podría ser capaz de contar acerca de sus encuentros sexuales.
Sherlock se acomodó entre sus piernas y luego colocó las mismas sobre sus hombros. John debería sentirse nervioso, pero no, él deseaba eso, realmente lo quería.
— ¿Listo? —
Los dedos de Sherlock esparcían el lubricante en su entrada y jugueteaba con él mientras lo hacía, John apenas pudo responder moviendo su cabeza de manera afirmativa.
La botella fue lanzada al piso y unos segundos después, sintió a Sherlock invadirlo lentamente.
— ¡Ah…! —
Dolía, a pesar de que Sherlock se había tomado su tiempo para prepararlo, nada se comparaba al miembro de su compañero. Tres delgados dedos no se comparaban al grueso y largo falo de Sherlock Holmes.
—Si gritas como una puta, simplemente me detendré, Watson—
John se tapó la boca de inmediato, el miembro de Sherlock seguía entrando, saliendo un poco de vez en cuando y volviendo entrar siempre un poco más profundo cada vez.
—Dios, te sientes… mierda, te sientes tan bien— susurró Sherlock
Tenerlo dentro fue un reto, acostumbrarse a esa invasión fue extraño, pero sentirlo entrar y salir fue glorioso. Primero había iniciado lento, pausado; luego se tornó más desesperado, más rápido y violento. John ya no podía amortiguar más sus gemidos, necesitaba su mano para agarrarse de algo, pues no importaba que estuviese echado, sentía que caería de alguna manera abrumado por todo lo que sentía en esos momentos.
Sherlock se inclinó hacia él sosteniéndose sobre sus manos, no le había permitido bajar las piernas, por lo que seguían sobre los hombros de su compañero, haciendo que su cuerpo se doblara de una manera que él jamás hubiese imaginado. Pero no podía quejarse, no podía, porque ahora su disfrute se multiplicaba. Si antes se ahogaba en gemidos al sentir entrar y salir a Sherlock, ahora a ese placer se le sumaba el hecho de que las embestidas golpeaban una y otra vez en su próstata.
No podía con tanto, abrazó a Sherlock fuertemente arañando su espalda, el gruñido de este no hacía más que excitarlo.
— ¡Ah!... ¡Oh, Dios!... ¡Ah... ahh! —
La mano de Sherlock tapo su boca de inmediato mientras que se retorcía de placer debajo de él, estaba por correrse, las violentas embestidas lo estaban llevando al climax a una velocidad vertiginosa.
—Joder… mierda—
Sherlock susurró, él se esforzaba en controlar el volumen de su voz y John solo lo miraba con sus ojos brillosos, hasta que, un minuto después, sintió su cuerpo temblar y sus caderas sacudirse mientras se corría una, dos, tres veces sobre su abdomen. Destellos blancos cruzaron su vista y su consciencia se nubló por un momento mientras su cuerpo seguía con sacudidas involuntarias.
Su boca fue liberada y casi al mismo tiempo, las embestidas se volvieron aún más rápidas, más violentas, Sherlock escondió su rostro en su cuello susurrando su nombre varias veces. John sentía que empezaba a ser demasiado, la hipersensibilidad era algo con la que no había contado, pero quería que Sherlock se corriera, quería escucharlo en su orgasmo.
Finalmente llegó, Sherlock ahogó un grito casi gutural en su hombro mientras daba las últimas cuatro embestidas hasta simplemente desplomarse encima de él, liberando sus piernas primero. John lo rodeó con sus brazos sintiendo la respiración de su compañero chocar contra su cuello. Sus latidos pronto se sincronizaron mientras permanecían así por un rato disfrutando del estado post coital.
¿Cuánto tiempo había durado? Dios, se sentía como un chiquillo primerizo, se había corrido considerablemente rápido. Él, el que se jactaba de haberse tirado a los chicos y chicas más sexys del submundo punk londinense, se había corrido al mismo tiempo que un jodido e inexperto virgen. Pero, mierda, tal vez había sido rápido, pero tuvo uno de los mejores malditos orgasmos de su vida.
Sherlock siempre disfrutaba de corromper almas buenas y casi siempre terminaba en la cama con ellos, era una fantasía sexual, además de follarse vírgenes, pues el simple hecho de ser tan escasos era lo que le atraía. Si combinabas ambos requisitos (algo que nunca había encontrado) entonces Sherlock estaría ante su más grandiosa fantasía sexual. Por eso John Watson captó su atención desde el principio, desde que le puso los ojos encima y decidió que se lo follaría, nada podría hacerle cambiar de opinión.
Sherlock siempre conseguía lo que quería y estaba acostumbrado a eso.
— ¿Watson? —
Los balbuceos sin sentido y los ojos cerrados de John fue todo lo que necesitó para saber que el chico no estaría disponible de aquí a un buen rato.
Se levantó y entró a la ducha, en diez minutos volvía a salir con una toalla alrededor de su cintura y otra secando sus rizos. John seguía dormido, pero este se había movido, ahora estaba sobre su costado izquierdo mirando hacia la pared. Sherlock sonrió viendo su trasero, podía alcanzar a ver un pequeño rastro de sangre, pero no le importó. Además, tampoco lo había limpiado, así que John se encontraría a sí mismo cubierto por sus propios fluidos seminales cuando despierte.
Sherlock podría ser capaz de provocar grandiosos orgasmos, pero nunca le importará si su amante termina hecho un desastre, mientras estos tengan manos y pies, no necesitarían de su ayuda para limpiarse.
Terminó de vestirse, tomó su chaqueta de cuero y enganchó sus llaves a su cadena colgando de la cintura de su pantalón. Se aseguró de llevar su billetera, su encendedor y algunos cigarrillos "recreativos" para más tarde. No iría a clases, odiaba estudiar Medicina, se cambiaría de carrera a Química en unos meses. Solo terminó ahí para poder joder por completo la compostura de su hermano mayor al decirle que ya no quería esa carrera y que ahora deseaba otra.
Cuando estuvo a punto de cerrar la puerta tras de sí, un pensamiento lo detuvo, uno muy extraño vale decirlo. Volvió a entrar y cubrió el cuerpo de su compañero con la sábana. Se sintió extraño luego de hacerlo, pero decidió ignorarlo. Se volteó y salió de la habitación con una sonrisa de lado, ya quería que fuera de noche para volver a follarse a John, porque sí, el tiempo que estaría en la facultad, lo aprovecharía al máximo para corromper cada centímetro del delicioso cuerpo de John Watson.
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Mientras escribía mi primer punklock, este surgió en el camino. Tiene un capítulo más, así que lo publicaré en estos días.
El punklock que prometí ya está listo, solo estoy esperando a que la colaboración especial termine su parte. Esperenlo tantito para leerlo :)
