Hey a todos!

Bueno, esto es algo que escribí movida por el aburrimiento más espantoso, y en ningún momento llegué a pensar que podía terminar aquí.

A los que quieran aventurarse a leer esta historia en la que el Dios del engaño pierde los nervios -y la consciencia- más de una vez, les advierto que esta primera parte ha quedado súper extensa, aburrida y con muy poco diálogo, pero tenía que ser así para poder explicar la situación que vivía Loki correctamente. A la próxima todo será mucho más marchoso, lo prometo.

Loki, así como los personajes de SHIELD y Los Vengadores pertenecen a Marvel, yo los tomo prestados para matar el aburrimiento.


A Loki le había resultado muy fácil escapar del castigo que Odín iba a imponerle como consecuencia a el comportamiento que había demostrado en Midgard en su enfrenta con los Vengadores. Demasiado fácil, en realidad. Estaba convencido que el insensato y confiado del que fuera su padre no había extremado la vigilancia sobre él porque pensaba que se encontraría arrepentido de lo que había hecho y que no intentaría escapar. Pobre viejo sentimental, había dejado que el amor que sentía hacia su hijo -aunque no fuese biológico- eclipsara el hecho de que se había convertido en una seria y peligrosa amenaza para él, para Asgard y para el resto de Los Nueve Reinos.

Sólo había sido necesario manipular algunas de las sencillas mentes que poseían los guardas a los que habían encomendado su vigilancia, lo cual no resultó complicado en absoluto gracias a los grandes conocimientos que Loki tenía en la magia y hechicería. Aquello demostraba que era mucho más útil ser inteligente y perspicaz que poseer el cuerpo de un fornido guerrero como Thor que, por cierto, tenía un cerebro tan diminuto como el de aquellos humanos a los que defendía.

Una vez se libró de su castigo, Loki viajó de nuevo a Midgard. Por supuesto no escogió este destino al azar, ya que sus actos siempre habían sido calculados y escrupulosamente premeditados. El motivo de decidir regresar a la tierra de los humanos era simple: probablemente nadie pensaría que había escapado allí, donde habitaban los Vengadores y donde ya había fracasado una vez. Pero estar expuesto era paradógicamente la mejor forma de ocultarse, sobretodo teniendo en cuenta que podía camuflarse entre los cientos de miles de humanos que habitaban Midgard y pasar desapercibido, por lo menos hasta que decidiera volver a alzarse para conseguir de una vez por todas ocupar el trono que por derecho le pertenecía y someter a toda la raza humana bajo el yugo de su poder. Después de todo él era Loki, el Dios del engaño, el hijo adoptivo de Odín Padre de Todos, y el biológico de Laufey, el rey de Jotunheim.

Cuando el dios pisó la tierra de los humanos buscó un lugar donde vivir, uno que fuese lo suficientemente modesto como para no llamar la atención. No tardó en encontrar un pequeño apartamento de renta que cumplía sus exigencias y que pese a no ser ni remotamente adecuado a una deidad como él sí era suficiente para vivir sin molestias. En cuanto al pago, tampoco le costó conseguir dinero rápidamente: los engastes de oro y joyas preciosas que poseía su atuendo asgardiano tenían el valor suficiente como para vivir veinte vidas en aquél lugar.

Las primeras semanas que pasó en Midgard fueron para Loki algo desconcertantes, ya que eran muchas las cosas que desconocía de aquella tierra, sobretodo teniendo en cuenta que la última vez que había estado allí le había prestado muy poca atención -por no decir ninguna- a todo cuanto le rodeaba, sumido como estaba en el deseo de conquistarla. Sin embargo, aquella ve se concedió tiempo para estudiar todo lo que incumbía a los humanos y a su extraño mundo, ya que creía fervientemente que cuanto más conocimiento se tenía sobre algo más fácil de dominar resultaba después.

Así pues, Loki se forzó a vivir como un humano durante un tiempo, prometiéndose a si mismo que algún día conseguiría aplastar sus sencillas e inútiles mentes y hacer uso de su abusivo poder para demostrarles su evidente superioridad. Lo único que necesitaba era trazar un nuevo plan, uno que fuese eficaz y que no precisara el poder de algo como el Teseracto o el cetro de los chitauri. Tal vez aquello le llevara más tiempo, pero su plan sería tan perfecto, tan superior y premeditado que para cuando aquél grupo de estúpidos superhombres llamados Vengadores se percatara, él se encontraría ya con el poder del mundo en la palma de la mano.

Aquella noche el Dios del engaño había estado repasando la historia de los humanos en los últimos tiempos. Le parecía terriblemente divertido el hecho de que a lo largo de los siglos se hubiesen dedicado a combatir entre ellos, a matarse en búsqueda de un poder mayor. Aquellos ridículos seres poseían una ambición nata, eso estaba claro, pero sus pequeñas mentes no les permitían comprender que incluso el más poderoso de los miembros de su raza era un simple insecto al lado de un Dios como él.

Loki esbozó una cínica sonrisa mientras cerraba el último de sus libros antes de echar un vistazo a través de la ventana. El sol había abandonado el cielo hacía horas, y ahora la silueta de los enormes edificios quedaba dibujada por la luz artificial que se adueñaba de la cuidad todas las noches. En aquél momento el dios sintió sobre él el cansancio acumulado y decidió retirarse del pesado escritorio sobre el que había estado trabajando para dirigirse a su habitación. Sus pasos sobre la madera que cubría el suelo rompieron el asfixiante silencio de la vivienda. Loki se había acostumbrado a él, ya que había pasado mucho tiempo en soledad, escuchando únicamente la voz de sus pensamientos y los ruidos que él mismo producía. En algunos momentos el hecho de estar totalmente solo le producía una extraña opresión el el pecho.

-Tonterías -se obligaba a pensar en aquellos momentos- Un Dios no necesita de nadie más que de si mismo.

De todas formas, ¿Quién iba a acompañarle? Para los asgardianos él no era más que un traidor, y los humanos eran demasiado insignificantes para poder disfrutar de su compañía. Además, no podía permitirse confiar en nadie.

El joven dios no tardó en conciliar el sueño después de ponerse el pijama -se había acostumbrado a llevar las ropas de los humanos incluso para dormir, aunque no las encontraba nada dignas- y meterse en el lecho. A pesar de todo lo que había hecho, de la gente que había perecido bajo sus actos, Loki no tenía remordimientos que le impidieran dormir por las noches. Lo único que dificultaba su sueño era el incipiente deseo de vengarse de aquellos que habían frustrado sus planes y de demostrar de una vez por todas que era infinitamente superior a Thor, el hermano al que todos amaban.

Loki llevaba ya unas cuantas horas perdido en el mundo de los sueños cuando sintió como repentinamente su cuerpo era sacudido por un escalofrío tan brusco que consiguió despertarle. De repente se sentía extrañamente tenso, como si todos sus sentidos se hubiesen puesto alerta. El bello de sus brazos estaba erizado, y su mente zumbaba advirtiéndole de un peligro inminente. Al instante supo lo que ocurría: había alguien allí, con él, en su habitación, oculto por la oscuridad de la estancia.

Escrutó las sombras a la vez que se incorporaba lentamente y llevaba la mano bajo la almohada, donde siempre tenía oculta una daga para casos de emergencia. Sin embargo, antes de que pudiese emplearla advirtió que la presencia del extraño se movía repentinamente en su dirección, saltando sobre él de forma amenazadora.

Su agilidad le permitió esquivar el peso que cayó sobre la cama y aprovechar el momento para lanzar su daga contra él. Jamás había tenido interés por la lucha siempre y cuando no empleara la magia, pero tenía unos conocimientos básicos gracias al entrenamiento que le habían dado cuando era un niño. Sin embargo, el reducido tamaño de la habitación y la falta de visibilidad ponía las cosas en su contra, así que se apresuró en alcanzar la puerta que conducía fuera del dormitorio y que daba al salón. Allí la luz artificial que entraba por las ventanas era más que suficiente como para que pudiese presentar batalla, ya que tenía claro que no iba a huir. Su orgullo y su furia en aquellos momentos era demasiado grande como para hacerlo.

El intruso siguió sus pasos, presentándose también en el salón. Loki pudo ver entonces que el cuerpo de su atacante -que, por cierto, cubría su rostro con algo parecido a un pasamontañas- era mucho más pequeño y débil de lo que había supuesto en un primer momento, aunque sabía que no debía menospreciarlo. Después de todo, había entrado en su casa sin que él se hubiese percatado de ello.

Se preguntó si sería algún Vengador o alguien de S.H.I.E.L.D, pero antes de poder meditar nada más al respecto el intruso le lanzó su daga de vuelta. Loki la esquivó en un gesto rápido antes de escuchar cómo el arma se clavaba en una de las paredes de yeso del otro lado de la sala.

-Vaya, y yo pensé que esto sería fácil -murmuró el extraño, haciendo uso de un tono de voz suave que se distorsionaba a causa de la tela que cubría su boca.

-Te has equivocado de persona. Ahora conocerás el castigo que conlleva amenazar a un dios -respondió Loki en tono severo a la vez que alzaba la barbilla con orgullo.

-No lo creo.

El intruso sonrió antes de lanzarse contra Loki, que no tardó en conjurar un escudo que frenó de golpe a su adversario. Éste cayó al suelo bruscamente a causa del impacto, y el dios del engaño aprovechó para tomarlo por detrás y estamparlo de cara contra una pared cercana, sujetando uno de sus brazos por la espalda para que no pudiese volver a moverse. Sonrió de forma algo cruel al notar como el intruso siseaba de dolor cuando le retorció el brazo.

-Ahora me dirás quién te envía. -murmuró, amenazador.

-Tienes... una casa muy bonita -respondió el otro, con una sonrisa burlona.

-Está bien... -Loki siseó de rabia cuando su orden fue ignorada- lo averiguaré por mí mismo.

-Eso... tampoco lo creo- de nuevo, una sonrisa burlona que hizo que Loki se decidiera a poner fin a la vida del desconocido.

Descargó sobre él un hechizo mortal que hizo que su cuerpo se convulsionara violentamente antes de caer al suelo sin vida. Loki lo observó a la vez que esbozaba una sonrisa de satisfacción. Aún sin el Teseracto, sus poderes eran lo suficientemente fuertes como para eliminar a alguien de aquella forma tan simple. Sin embargo, antes de que continuara elogiándose a si mismo, la sonrisa desapareció de sus labios repentinamente. La imagen del cadáver en el suelo comenzó a parpadear como si se tratara de una simple ilusión. Loki abrió los ojos, sorprendido, pues conocía muy bien aquél tipo de trucos, ya que de hecho solía utilizarlos frecuentemente. No obstante, para cuando descubrió que había caído en un engaño ya fue demasiado tarde: el verdadero intruso apareció por su espalda y le rompió un jarrón en la cabeza.

Mareado y terriblemente dolorido, Loki cayó al suelo con todo su peso. Sabía que aquél golpe le había dejado fuera de combate, pero antes de que las sombras se cernieran sobre él para arrastrarlo a la inconsciencia dirigió una última mirada a su atacante, que le observaba detenidamente desde arriba esbozando una sonrisa de triunfo en su rostro ahora descubierto.

Y, entonces, antes de cerrar los ojos, Loki se dio cuenta de algo: el intruso era una mujer.


Y fin. La verdad es que no sé si merece la pena continuar, eso es algo que no debo decidir yo, sino los que se han atrevido a leerlo. xD

Espero opiniones, y no sólo para elogiarme -todos sabemos que nadie hará eso- sino también para decirme qué está mal.

Gracias a todos y nos leemos pronto! :3