Niños… pequeños niños.
Quieren ser alquimistas ¿No es así? Su vida acabó rápido… pero sus sueños y conocimiento son interesantes. Hagamos un trato… su inmortalidad, alquimia, y sabiduría serán inigualables en este mundo. Les daré nueva vida… Creo que podrán entretenerme y agregar la comedia que hace falta en este mundo.
El inicio de cada historia es distinta. Dependiendo de los personajes, pero todos están de acuerdo que siempre es repentino. En este caso se iniciará con la primera vez que los Elrics conocieron a una de las hijas de Truth.
Una junta se había hecho con todos los alquimistas llamados por Roy Mustang. Todos creyendo que el pelinegro tenía una misión extraña, extrema o estúpida para ellos. Ninguno pareció notar una presencia fuera de lugar, todos muy ocupados preguntándose de qué se trataba esto, hasta que el Coronel Mustang comenzó a nombrar alquimistas estatales.
"...Tiny s-"
"A quién llamas tan pequeño que si lo pones en una playa se va a per-"
"¡Tiny Sweet Alchemist aqui Coronel Mustang!" La voz le sonaba familiar a Ed.
Su rant había sido interrumpido por la dueña del título más ridículo que había escuchado. Tan solo voltear le presentó con alguien extraña. Cabello teñido en colores morados y rosas de todos sus tonos posibles. Desde intensos hasta pastel. Su atuendo era también fuera de lo comúnmente visto en el ejército (no que Ed pudiese juzgar). Par de shorts negros, calcetas largas, una blusa rosa y una capa similar a la Ed pero de color blanco y un símbolo distinto no tan reconocible por el.
No solo tenía un aspecto extraño, pero si mirada parecía estar llena de secretos, miedos al igual que algo de burla. Ella sabía algo más que los demás no, obligando al joven alquimista a fruncir el ceño.
"Führer Tiny Sweet alchemist Doloris Bradley" dijo el coronel parándose junto con sus compatriotas haciendo el saludo official.
Este título hizo que Ed se confundiera aún más. ¿Führer? ¡Pero ella era más joven que el! ¿Como era eso justo?
"Lolita está bien Roy." Dijo amablemente la chica sonriendo.
"Claro…¿Usted hizo esta junta por alguna razón en particular?"
"Si, como saben, tenemos un nuevo alquimista en nuestras defensas, no pude estar presente en su examination así que quiero conocer al famoso Edward Elric, Fullmetal alchemist"
Su respuesta era simple, explicando a la perfección por que nunca la había visto antes.
"Tiny Sweet Fuhrer Alchemist Doloris Bradley, soy Edward Elric, Fullmetal alchemist" Dijo obligándose a hacer el saludo formal que tanto detestaba. Ella volteó a verlo, sin dudas, sin confusión o incredulidad...solo una mirada divertida como la de el Coronel Mustang. Algo le decía que esto no iba a acabar bien.
"Un gusto conocerle Major Ed. Por favor solo llámame Lola o Lolita. Mi nombre no me gusta del todo." Dijo tranquilamente haciéndolo sentirse algo estúpido por alzar sus defensas. "Bien, ahora al asunto principal. Quiero que los demás se retiren de la habitación. Nadie escuche nada. Solo deseo que Roy, Ed y Alphonse se queden aquí. Necesito una plática privada"
Sin duda delo los alquimistas se retiraron, dejando pasar al menor de los Elrics al fin.
"Tengo entendido que buscan la piedra filosofal" su tono se volvió serio, casi frío. Obligando a todo que lo escuchara a temblar internamente.
"Así es" afirmó Ed ignorando la preocupación de su hermano o la mirada extrañada de Mustang.
"Recomendaría que no la buscarás. Pero se bien que no me harás caso hasta que descubras sus ingredientes. Varios ingredientes en muchas teorías alquimicas están mal. O prácticamente no son éticos. Te daré una pista de lo que los que ignoran lo ético y se basan puramente en la ciencia hacen. Quiero que vayan a la casa de Shou Tucker. Su misión es proteger a Nina Tucker a cualquier costo. No la dejen sola. Y revisen todos los libros en el sótano de ese hogar. Escuchen todo lo que ese hombre diga sin importar que tan lindo sea...es objeto de sospecha. Se lo que ha hecho, pero sin evidencia no puedo mandar a hacerle nada. Una vez que logren su objetivo, traigan a Nina, los libros, y por supuesto toda la evidencia que junten. Roy, en cuanto lleguen y lo revises, llama a mi padre y dile que yo ordene esto. Necesito su ayuda, es una orden, a cambio les revelaré una verdad por cada uno de ustedes"
No podían negarse, era su trabajo. Tenían que obedecer, además que el trato equivalente no era tan malo. Sin dudarlo los tres aceptaron la misión.
Al salir ninguno se dio cuenta de la sonrisa que solo podía pertenecer a truth en los labios de la alquimista extraña.
No tomo mucho para que leyeran todo lo que tenía la mansión Tucker.
Lo que descubrieron los hermanos Elric eran cosas dignas de las pesadillas más intensas de los niños. Shou, por su parte, era perturbador en sí mismo.
Una voz calmada y nerviosa, pero nunca revelando sus secretos. Parecía adorar a su hija Nina pero también no decirle nada. Por dentro podía sentirse su ambición hacia su meta, algo que ellos podían comprender. De repente un día llegó Doloris, sonrisa dulce, frialdad en los ojos, al igual que alarma, preocupación, y miedo. Al verlos inspeccionó su alrededor, aliviada de ver a Nina jugando a su lado.
"Deben irse ahora, los tres, pueden llevarse al perro si quieren" fue lo primero que dijo. Una orden clara en su voz.
"¡Führer! ¡¿Qué pasa?!" Demandó Ed confundido y desconfiado, al instante estaba en una posición defensiva.
"Tucker va a hacer algo terrible. Y no quiero que da-" no logro terminar, escuchando al hombre llamar a su perro y su hija. La niña estaba a punto de obedecer. Sin embargo, Doloris no se lo permitió, interponiéndose en su camino y corriendo hacia el responsable de un futuro horror.
No supieron mucho de los detalles, solo obedeciendo el grito de la chica de que contactaran a Roy. Entre los militares existía el rumor que Shou Tucker había sido abandonado en la calle...coincidentemente siendo asesinado al hacer su cabeza explotar de dentro hacia afuera. Un método no visto frecuentemente. Ed y Al podrían haber jurado que una risa familiar dentro de sus mentes resonaba por todo su cuerpo.
"El show estaba comenzando"
