HOLA! gracias por clickear en mi historia. significa muhco para mi. esta historia la escribí hace tiempo. es una tragedia total. espero que les guste. y viso de antemano que es sobre un suicidio, asi que si no les gusta leer acerca de eso, aconsejo no leer esta historia.

- A veces pocas palabras bastan para impactar.

Esa es la excusa que tengo para escribir tan poquito. :)

El silencio era perfecto. Justo lo que necesitaba. Miraba por el horizonte desde el acantilado junto al mar. El sonido de las olas golpeando las peñas le era celestial. El viento jugaba con su pelo acaramelado, y la brisa fresca de la manana acariciaba su piel.

El vacio que llevaba dentro se iba opacando con los rayos del sol. Sentia que tendria otra oportunidad. Que podria hacerlo bien esta vez.

Las gaviotas volaban sobre ella. Cerraba los ojos color canela y recordaba cuando intento marcharse y no pudo dejar este lugar. Se sentó en el suelo, aclaro su mente y pensó en una forma de irse sin arrepentirse y no volver. Al poco rato se levanto y miro al cielo azul. Se paró al borde del acantilado. Y mientras se aproximaba una gran ola, dejó caer pesadamente al mar.

Mientras caía, sentía el viento presionando su pecho fuertemente. Pensó en varios momentos felices que había vivido. De pronto te recordó. Una sonrisa siniestra se dibujo en su rostro. Su cuerpo golpeo violentamente las peñas, las sangre teñía las aguas de rojo, de pronto te vio.

Al pie del acantilado. Viendo su cuerpo hundirse en aquellas aguas de muerte. Notaste su sonrisa, y lloraste de felicidad. Por fin se había librado de ti y tú de ella.

Miraste al cielo, y te diste cuenta. Sentiste un vació en tu pecho. Pensaste en la sangre y en las peñas. Sentiste como tu corazón se comprimía. Te dolía, Matt. No entendías que pasaba. Tus lágrimas de felicidad se esfumaron y comenzaste a llorar desesperado. La extrañabas. Se acababa de ir y la extrañabas. Pensaste todo lo que habías hecho mal, en todo lo que no pudiste decir; en como la hiciste esperar. Pensaste en el cuerpo hundido en el mar. Estático, sin poder salvarse de descomponerse y ser comido poco a poco por los peces. El sol se ocultaba, ya iba a anochecer.

Que rápido pasaba el día. Que rápido se pasaba la vida.

Te dejaste caer sobre el pasto del acantilado. La brisa te arropó mientras de tanto llorar, exhausto, te dormiste.

Y ahí estabas. Con tu esmoquin negro y con lirios en la mano. Mirabas el ataúd cerrado mientras lo bajabas para ser enterrado. En aquel mismo acantilado. Antes de que lo cubriesen con tierra, dejaste caer unas rosas sobre el ataúd. Luego sacaste una cajita negra y de el, un anillo. Lágrimas bajaron silenciosamente por tu mejilla. Tomaste el anillo y hacia el acantilado te dirigiste. Con un lirio en la mano y el anillo en la otra, mirando al cielo se lo preguntaste. Antes de esperar por una respuesta que nunca llegaría, te lanzaste al mar. –Ahí voy, Mimi- le dijiste al viento- espérame-.

¿Que tal estuvo? Es la primera historia que cuelgo en castellano. ¡Espero que les haya gustado!

¡Gracias por leer! Por favor, mandenme una pequeña critica constructiva para mejorar.

-M