Título: Posesión

Categoría: M (sexo (muy) explícito)

Pareja: Sherlock/Molly

Argumento: Por una vez en su vida, Molly Hooper quería hacer algo salvaje y decadentemente sexual antes de que los años consumieran su vida. No imaginaba que la fuente de sus demonios e inseguridades descubriría su más vergonzozo secreto.

Descargos: Hace poco estuve leyendos varios fanfics (en ingles) Sherlolly con una temática bastante interesante. Poco después, en un corto viaje en bus me puse a leer una de mis novelas favoritas: Posesión, de Jaid Black. Y me di cuenta que la historia era perfecta para esta pareja dentro de aquella temática interesante.

Así que esto es, básicamente, una adaptación de dicha novela con los personajes de Sherlock. Y sí, sé que agarrar una obra hecha por alguien de tan buen nivel de escritura como Jaid Black, y modificarla levemente para un fanfiction no requiere talento ni verdadera capacidad creativa. Pero acá me tienen, tratando de hacer mi mejor esfuerzo con algo que creo que les gustará. Algunos nombres se han cambiado para ajustarlos mejor a la trama (y para que no creen confusiones con los personajes de la serie).

El canon original de Sherlock le pertenece a Sir Arthur Conan Doyle. La versión moderna le pertenece a la BBC, y la trama de esta historia le pertenece a la excelente escritora Jaid Black. Por lo tanto, NADA de esto es mío. Pero con esto no busco dinero, ni reconocimiento por algo que no escribí yo. Simplemente me quiero sacar un empacho y darles una buena historia Sherlolly.

Además estoy cesante, por lo que si alguien quisiera demandarme lo único que logrará será una colección de crochets compradas a 4 dólares por Ebay (compradas a Hong Kong, tardan un siglo en llegar pero son baratos), un poco de lana y un par de dragones amigurumis.


Sherlock se sentaba tranquilamente en su sillón, el violín en su regazo, mientras ignoraba los continuos mensajes que su hermano insistía en enviar. Llevaba ya tres meses desde su regreso a la vida, y su día a día comenzaba a establecerse en un nivel de monotonía realmente insoportable.

Que John hubiera avanzado con su propia vida durante su ausencia no ayudaba. Como no ayudaba el que abandonara el 221B de Baker Street para casarse con su última conquista (cuyo nombre había borrado de su memoria casi al instante),o el que aún guardara cierto nivel de rencor por su falsa muerte y posterior desaparición por casi 3 años.

Pese a que la verdadera historia de Moriarty y sus crímenes había sido revelada (gracias a cierta desclasificación de documentos gubernamentales de la que su hermano juraba no saber nada), los casos no llegaba. Lestrade apenas si le había confiado un par de asesinatos en tres meses, más un robo de diamantes que resolví en menos de 30 minutos. Y sin John a su lado y actualizando su blog ni siquiera los aburridos casos comunes golpeaban su puerta.

Tres años atrás no hubiese dudado en acabar con su aburrimiento irrumpiendo en Barts para inspeccionar algún cuerpo fresco o realizar alguna investigación en sus laboratorios. Pero en la actualidad, prefería no ir durante el turno de Molly a menos que fuera estrictamente necesario (o estuviera en un estado de aburrimiento desesperado).

Todo había cambiado tras su muerte. Molly, con toda su actitud de ratoncito enamorado, había aceptado ayudarle a fingir su suicidio, y le permitió ocultarse en su departamento durante poco más de una semana, mientras reunía la información necesaria para cazar a la red criminal que Moriarty había dejado detrás. Aunque tenía claro que había cambiado en él durante esa semana, aún no lograba entender qué había cambiado para la doctora Hooper.

Realmente era incapaz de entender a las personas (vivas).

La única manera de lograr acceso total a las instalaciones que le interesaban era a través del nuevo director de patología de Barts. El doctor Mallard, una figura reconocida a nivel internacional, había comenzado una especie de relación con su querida casera poco antes de volver a la vida y regresar a su piso. Ganando su confianza rápidamente, el viejo patólogo se convirtió en su llave maestra para el uso de los laboratorios del hospital.

Lamentablemente se encontraba en una conferencia en Estados Unidos y no volvía hasta el viernes, lo que lo mantenía alejado de lo único que podía calmar su mente en la ausencia de casos.

Su teléfono volvió a vibrar mientras la escalera crujía bajo el peso de una persona subiendo.

Hombre, no demasiado alto y con peso acorde a la estatura, con una leve cojera (posiblemente psicosomática), arrastre de los pies indica cansancio, probablemente ha pasado toda la mañana de pie o caminando. Carga un bolsa plástica, un paquete envuelto de mala manera y una bolsa de tela. El papel barato que envuelve el paquete cruje levemente al rozar una vieja chaqueta de cuero: encomienda, retirada directamente en la oficina de correos. Leve aroma a frituras y especias, la bolsa plástica está llena con comida para llevar, mientras la bolsa de tela carga algunos artículos básicos comprados en el supermercado que está a pocas cuadras.

- Buenos días doctor Watson, ¿puedo preguntar que lo trae durante esta hermosa mañana a esta oscura cueva de melancolía y aburrimiento - saludó, sin quitar la vista del punto en la pared que había observado toda la mañana. Su visitante resopló una respuesta desganada.

- Mi conciencia. Por mucho que me moleste, no puedo dejarte sólo sabiendo lo incapaz que eres de mantenerte vivo y alimentado por tí mismo - le dijo mientras sacaba una carta de uno de los bolsillos de su chaqueta y la dejaba cerca de su amigo. - Eso sin contar las 5 llamadas que Mycroft me ha hecho durante la mañana, para saber por qué no contestas sus mensajes - agregó caminando hacia la cocina.

- Ignoralo, es lo que he hecho toda la mañana - respondió mientras tomaba el sobre. Sobre común de oficina, datos impresos por inyección de tinta. Una carta aparentemente de carácter profesional e impersonal.

Excepto por su contenido. Escrita a mano en papel especial. Aunque llevaba años sin ver aquella exquisita caligrafía femenina, era difícil de olvidar.

Sherryl, la hermana menor del único hombre que había considerado su amigo hasta la llegada de John. Su existencia oculta estratégicamente para todo el mundo (incluyendo Mycroft y Moriarty).

Un mensaje corto y preciso, pero impregnado de aquel cariño fraternal que sólo una mujer como Sherryl era capaz de dar. Una sencilla invitación a celebrar su regreso a la vida al estilo Dankworth, junto a un nuevo número (privado) para contactarlos.

Oh, esa podía ser una excelente idea. La última vez que los había visitado fue durante un después de un caso por el cual viajó sin Watson, poco antes de la caída. Y sin un verdadero caso en el cual trabajar, una corta visita a sus viejos amigos puede ser exactamente lo que necesitaba para que su cerebro no estallara de aburrimiento.

Se levantó de un salto ante la atónita mirada de su ex compañero de piso. Rápidamente se dio un baño y se vistió, para salir en busca de su hermano. Si no quería que Mycroft monitoreara su trasero cada minuto tras salir de Londres, lo mejor era atender esa molestia por el cual insistía en llamarlo antes de preparar sus maletas.


Este capítulo no está dentro de la novela original que estoy adaptando. Simplemente una breve introducción para que se ubiquen en la línea temporal con algunos datos extras.

Esta historia está casi lista, y creo que publicaré un capítulo cada uno o dos días. Y para las posibles lectoras que estén esperando actualizaciones de mis otros trabajos: esto me entusiasmó y estoy escribiendo nuevamente. Pero quiero tener al meno capítulos listos de Desatados antes de ponerme a actualizar.

La imagen bonita que ven arriba junto a la descripción básica del fic le pertenece a una increíble artista bajo el nick de Sempaiko y la pueden ver en el siguiente enlace (quiten los espacios) goo. gl /Kx1yk