En mi tercer partida de Dragon Age 2 y con los ojos fijos en Inquisition, me pare un segundo a pensar en las relaciones entre magos y templarios. Mas específicamente en medio del juego, cuando la hija de Ser Thrask se convierte en una abominación. Este drabble es el resultado, y el primero avance de una serie de trabajos en los que deseo explorar este concepto lejos del argumento principal del juego.
Espero lo disfruten.
Despair
No supo si eran sus pies o el empujón del mercenario lo que la había llevado al suelo, pero allí estaba finalmente. De rodillas y pegando sus manos al pecho para evitar que las tomasen.
Su garganta dolía y estaba seca por los gritos pidiendo auxilio, aunque sabía que por la noche en los puertos solo había criminales y contrabandistas. Esclavizada ¿Cómo había terminado así su vida?
Todo lo que había querido era aliviar el peso de su padre. Como hija de un templario, si era descubierta el seria quien pagaría lo peor de las consecuencias, pero acabar así… Todos esos días en los que su padre había forzado su magia a desaparecer durante su aprendizaje para ponerla a ella y a otros fuera de peligro, todos esos tomos robados de Circulo que le habían enseñado a manejar su poder, el bastón que le habían arrebatado de las manos cuando la atraparon.
Pero ya estaba cansada de esconderse y de huir. De los Templarios, de los demonios, de los mismos magos quienes podrían identificarla. Y esa voz prometía una salida, la última que le quedaba.
La carta que nunca había tenido tiempo de mandarle a su padre le pesaba en el bolsillo interior de su túnica de maga mientras la desesperación la devoraba por dentro. Su ser entero temblando ante la decisión que acababa de tomar. Abrió su mente al Velo, a la voz y susurro con la mente.
Soy tuya.
El calor abraso su cuerpo mientras con un quejido de triunfo el demonio se abría paso a través de su mente hasta su cuerpo, corrompiéndolo y tomándolo todo para sí. Abrió los ojos al mundo una vez más y se sintió parándose en llamas, más alta que antes ante los esclavistas. Su voz fue grave con lo último de su voluntad enlazándose en las palabras.
— ¡Ustedes no saben nada sobre magia!
Y después, la oscuridad y el olvido.
