Nihaaaao! Aquí yo reportandome :x bueno bueno .. unas pequeñas cosas antes de partir... Solo decir que soy nueva en todo esto de fics .. pero trato de hacer mi mayor esfuerzo, lo juro D: Este capi no será tan largo... porque tenía ansias de subirlo :$ pero los demás si serán más larguitos ¿Ok? Espero que les guste.. sin más rodeos aquí va... *Hetalia no me pertenece (o si no Yao sería el presonaje principal 3), si no que a Himaruya Hidekazu*
La plaga.
Introducción
Sequía en todo el mundo. Vuelve una gran escasez, de las que no se habían visto desde el año 1315, lo que había sido un pequeño antecedente, aunque importante, en la temida peste negra. Esa peste que había matado a un tercio de la población europea. Claro que lo que ayudó a esa plaga a expandirse no solo fue esa, fue más que todo la falta de higiene, pero las enfermedades se hacen más fuertes e inmunes con el pasar del tiempo ¿No es así? Y ahora había pasado mucho, mucho tiempo.
● Italia, salón de reuniones.- 2013.
Todos los países yacían sentados en sus lugares, nadie discutía y a penas podían hablar, lo que era raro en una reunión mundial. La escasez de comida debilitaba a toda una nación. Ni siquiera Alfred, el representante de EEUU, que era siempre el más energético de todos, tenía fuerzas. Sus hamburguesas ya se habían acabado, al igual que sus bebidas, y solo tenía para comer una especie de "engrudo" que hacía con sobras (si es que había). Para empeorar las cosas, el frío que había en Italia (y en casi todo el mundo) hacían que lo que les quedaba de energía la usaran para calentar sus cuerpos.
- A ver.- Dijo el alemán, apoyándose en el mesón que estaba en medio de los representantes nacionales. No le alcanzaba la energía que tenía para levantarse.- Debemos pensar algo serio y realista para esta escasez de alimentos. Es algo preocupante. Pronto todos nos quedaremos sin energía y la gente que vive en nuestros países, incluyéndonos, comenzarán a morir.
- Ve~ ¡Yo quiero pasta y no hay en ningún lado!- Exclamó, no muy fuerte y al borde de las lágrimas, Feliciano, quien estaba sentado junto al rubio.
Al otro lado de la mesa se encontraban Antonio y Lovino, éste último apoyado en el Español con un gesto de enojo en su rostro.
- En mi casa no hay tomates. Todo se ha quemado con los cambios de temperatura.- Dijo el representante de España.
- Ma… maledizione, Antonio… esto es tu… tu culpa…- lo inculpó, lentamente, Lovi.
- ¡QUIERO PASTA~! – Exclamó su hermano, forzando un poco la voz para que le saliera tanto más fuerte, pero nadie parecía hacerle caso.
Un poco más allá estaban el Suizo y su pequeña hermana de Liechtenstein. Lily pidió la palabra con algo de timidez, la cual le fue cedida por Ludwig.
- Disculpe, señor Ludwig, pero en casa las cabras aún están dando leche, que podría servir, y si onii-sama lo permite, para alimentarnos por un lapso pequeño de tiempo.- Dijo, inocentemente.
- Mademoiselle… Aunque lo diga con la mejor intención del mundo y suene tan maravilloso como lo ha hecho, me temo que sería casi imposible cubrir toda la demanda de comida, de todo el mundo, con un poco de queso de cabra.- Le explicó el Francés, quien estaba sentado junto al caballero inglés. Sacó de entre sus ropas una rosa color rojo y la extendió hacia ella, regalándosela.- Pero por favor, acepte esta rosa, para demostrarle que nada de lo que he dicho la ha afectado en lo más mínimo.- A este gesto, la joven se sonrojó y, antes de que pudiera siquiera moverse a alcanzar la rosa ofrecida, se interpuso su hermano, Vash.
- Lily, ni se te ocurra aceptar algo de este pervertido…- Exclamó el suizo, tomando la flor y lanzándola lejos.
- C-como digas, onii-sama.- Le respondió la liechtensteniana, encogiéndose en su asiento. Entonces su hermano se "relajó" acomodándose en el lugar que le correspondía y cruzó los brazos.
- ¡Deberíamos traer a un hero! – Dijo Alfred, apoyado en el hombro de su ex-tutor inglés, casi sin energías, pero con la sonrisa más grande que podía tener en ese momento.
- Si todos se unen a mi podríamos encontrar fácilmente una solución.- Comentó Iván, con su típica sonrisa inocente en el rostro. Al parecer a él no le afectaba el frío, pues estaba acostumbrado por sus inviernos, que eran muchos más helados que este. Pero de todas formas esta falta de alimentos le había afectado de igual manera.
- ¡No digas cosas tan sin sentido en este momento-aru! Aunque nos unamos a ti, este problema de escasez continuaría-aru…- Respondió Yao en la defensa de todos, pero claro que más para él que estaba sentado junto al Ruso. Éste lo miró, musitando su tan conocido «kolkolkol~» y con un oscura aura a su alrededor. El chino tembló, no por el frío. Iván de verdad le daba miedo.
Mientras esta conversación se llevaba a cabo, al otro lado Feliciano remecía a Ludwig, ya con lágrimas en los ojos.
- ¡Lud! ¡Dame pasta~! ¡QUIERO PASTA~! - ¿De donde demonios había sacado esa energía? El alemán no lo entendía, pero trataba de no hacerle caso. Cerró sus ojos y comenzó a pensar, pero sus pensamientos fueron interrumpidos por una discusión que había comenzado en otro lado de la mesa, donde se encontraba el Francés, el Inglés, el suizo y la liechtensteniana que aún seguían con lo que habían empezado hace un poco de tiempo.
Se veía a Arthur, que se había integrado a la conversación. No lo había hecho antes por su falta de energía, pero algo lo sacó de sus casillas. El francés le había tomado la mano a Lily, haciendo que ésta se acercara de a poco, por encima de la mesa, hasta darle un pequeño beso en la boca a la jovencita.
- ¡Maldito idiota del vino! – Gritó. El rubio alemán los miró, y escuchó mejor la conversación.- ¡Deja de pervertir a la jovencita!
- ¡No seas conservador, Arthur! Solo fue un pequeño beso… aunque, si mademoiselle lo desea, podríamos hacer otras cosas...- A este comentario, Lily estaba roja como un tomate. El suizo se levantó de su asiento, ruborizado por la rabia. Encontraba ese comentario demasiado ofensivo para que ese Francés se lo hubiese dicho a su pequeña hermanita. Sin hacerse esperar, sacó su escopeta (que llevaba en la espalda) y le apuntó a Francis. Él lo único que acertó a hacer fue a levantar sus brazos y de su cara se borró esa sonrisa un tanto "pervertida" que tenía en esa "propuesta indecente" que le había hecho el Francés a Lily. A su vez, Arthur también se había asustado y se había hecho a un lado por amor a su vida que, junto al rubio de Francia, corría peligro.
Ludwig, que había estado escuchando todo este tiempo, ya empezaba a impacientarse. Tenía también algo que no ayudaba que mantuviese la calma. Sí, tenía un gran dolor de cabeza italiano llamado Feliciano, quien remecía las ropas del rubio exigiendo pasta con lágrimas en las comisuras de sus cerrados ojos. Encima de todos estos líos podía escuchar también la conversación entre Iván y Yao, que más que una conversación era una aterradora discusión de porque el chino debía ser uno con él. Por otro lado, Antonio hacía enojar a Lovino diciendo lo tierno que se veía hambriento y apoyado en él. El suritaliano le respondía a insultos e improperios que en nada afectaban al español. Finalmente, y en último momento, de vuelta a la discusión Suiza-Francesa, el americano reía con su tan irritante carcajada, que tensaba más el ambiente, apoyando al suizo para que disparara. Kiku, a su vez, intentaba detenerlo. Ya le dolía el estomago por todos los problemas y no quería que pasara algo que luego podrían lamentar. Roderich estaba en una esquina tomando té calmadamente. No había dicho nada en toda la reunión. Solo veía a los demás discutiendo. Elizabeta lo observaba con ojos brillantes y sonreía enormemente al ver la belleza del Austriaco.
- ¡Perfecto! – Musitó el alemán, enfadado, con un tono irónico. No entendía de dónde demonios todos habían sacado tanta energía (ni tampoco de donde había sacado Rode su té, ni porque Arthur no se lo había quitado). Lo único que sabía era que debía encontrar fuerzas para detenerlos a todos de una maldita vez. Entonces tomó aire, se levantó y, de su lugar, comenzó a hablar en gritos, superando el volumen de las demás voces.
- ¡YA BASTA! ¡SIEMPRE, EN TODAS LAS REUNIONES, HACEN LO MISMO, AÚN SIN FUERZAS… DE ALGUNA MANERA U OTRA LOGRAN HACER QUE UNO PIERDA LA PACIENCIA!
- …Ludwig… - Dijo Feliciano, asustado por esos gritos.
- ¡NADA! – Interrumpió el representante de Alemania.- Doy por finalizada esta reunión sin sentido… y sin solución a nuestro problema. Hagan lo que quieran… aún así mueran de hambre…
Bueno .. eso era la intro.. pequeñita... ¿Algún comentario *constructivo*? *w* !
¿Vale la pena continuarlo? Aún no he dado casi casi ninguna pista.. espero que funcione.. de todas formas seguiré con esto, que me gustó, pero necesito sabeeeer si vale la pena ocupar mi pequeñita mentecilla para poder continuarlo ¿Qué dicen?
Yao: Yo digo que está bieeeeen , Fabi-aru.
Fabi: Ay, Yaao 3 tu siempre taaan tierno .. pero es que ya sabes que aparecerás mucho así que es obvio que vas a querer que continúe, pero *susrra* quizás ellos no...
Yao: ¡Aiya! Sería muy feo de su parte-aru *sus ojos se ponen brillosos a punto de llorar* ¡Hey, Fabi! Mejor vamos a comer bambú con paanda-aru ! *w*!
Fabi: Te sigo, Yao 3
