Rapto de la noche eterna.

Kyle Broflovski de 17 años estaba sentado junto a la ventana de su habitación; estando solo en casa, él meditaba sobre sus ides y venires de su relación con Stan Marsh, su ex novio. El pelinegro siempre le botaba cada vez que Wendy Testaburger, su "eterna" novia le tronaba los dedos, hiriéndolo emocionalmente.

Pero esa noche ya sería la última qué pensaría en él.

Esa noche su límite de heridas emocionales llegó a su tope, por lo que decidió irse a algún bar a beber hasta morir y, si se revolcaba en una orgía, morir de SIDA.

De repente, escuchó tocar el timbre.

Kyle salió de sus pensamientos y salió de su habitación.

De seguro era el comprador del colchón que estaban vendiendo a través del periódico; el colchón pertenecía a a Ike cuando aún era un bebé, aunque éste ya había crecido y tenía ahora 10 años.

- ¡Voy! – exclamaba el joven al notar que el timbre se tocaba con insistencia.

El joven pelirrojo abrió la puerta. En el umbral aparecía un tipo de cabellos negros, lentes oscuros y bigote estilo mexicano con un sombrero y gabardina caquis.

- Buenas noches – saludó el hombre - . ¿Esta es la casa de la familia Broflovski?

- Sí, señor – respondió Kyle muy extrañado.

- ¡Oh, gracias a Dios! – exclamó el tipo con alegría mientras se quitaba los lentes, dejando entrever unos ojos azules cielo - ¡Pensé que me había perdido!

Kyle sonrió.

El hombre entró a la casa luego de que Kyle le invitara a pasar.

- Tiene usted una casa muy bonita, señor Broflovski – comentaba el hombre mientras echaba un vistazo a la casa por curiosidad.

- Uhmmm… Gracias – respondió el aludido un poco extrañado ante la actitud del tipo -. ¿Quiere que le muestre el colchón?

- Sí, claro.

- Bien… Sígame.

El hombre siguió a Kyle hasta el sótano, en donde estaba el colchón envuelto en una sábana. Al verlo, el tipo empezó a inspeccionar de que no tuviera ningún defecto; la inspección tomó un rato, aunque Kyle esperó pacientemente a que el tipo terminara de inspeccionar el objeto.

- Bueno, no tiene ninguna descostura. Muy bien conservado. ¿Cuánto dice usted que pide por él?

- 200 dólares.

- Bien – y dicho esto, el hombre sacó de sus bolsillos un billete de 200 dólares -. Aquí tiene.

Kyle recibió el dinero y se lo guardó en los bolsillos.

- ¿Le ayudo? – inquirió el joven.

- ¡Oh, sí, muchas gracias! – exclamó el pelinegro.

Kyle estuvo a punto de ayudarle a cargar el colchón; sin embargo, el pelinegro lo tomó de la muñeca con fuerza y lo aprisionó en la pared.

- ¡¿Pero qué…? – estuvo a punto de exclamar el joven, mas el pelinegro le tapó la boca y, acercándose a su oído, le susurró:

- No puedo olvidar esa hermosa noche eterna entre tú y yo… Kyle.

El pelirrojo abrió los ojos como platos.

Y antes de que pudiera decir algo, el pelinegro ya había aprisionado intensamente sus labios con los suyos; por segunda vez el pelirrojo se sintió confortado y derretido ante el beso de aquél hombre que jamás pensó que volvería a ver en su vida.

Le correspondió con entusiasmo al mismo tiempo que pasaba sus brazos al cuello del pelinegro.

Luego de aquél beso inesperado, ambos rozaron sus narices y cerraron los ojos en señal de reconocimiento mutuo.

- Trent – susurró el pelirrojo mientras empezaba a besar la mejilla y a oler la esencia del visitante.

Éste se apartó del joven y, acto seguido, se quitó la peluca y el bigote negros, dejando ver una larga cabellera rubia.

- ¿Me extrañaste? – inquirió el rubio en voz baja mientras besaba tiernamente la frente de Kyle.

El joven no respondió.

Trent se echó a reír.

- Veo que sí me extrañaste… Cabellos de fuego.

- Creí que estabas en prisión purgando cadena perpetua por… Por…

Los labios del joven temblaron de miedo.

Trent sabía a qué se refería el pelirrojo.

- ¿Por los múltiples asesinatos que cometí? – terminó de completar el rubio mientras acariciaba el rostro del pecoso – Kyle, habré cometido todo eso, pero lo hice porque tenía cuentas pendientes que saldar con ellos. Y tú... Lo sabes mejor que nadie.

Dicho esto, Trent llevó una mano a uno de los glúteos de Kyle, con la cual metió su mano dentro de la ropa y empezó a acariciar la tersa piel con suavidad. El pelirrojo soltó un gemido, por lo que Trent sonrió satisfecho.

Tres años de no sentir aquella piel contra la suya habían sido una tortura para el criminal más buscado de Colorado. Literalmente, había extrañado aquella noche que parecía ofrecerle un escape de una realidad dolorosa para ambos… Un escape que les había ofrecido la redención de un amor escrito en el marco de lo extrañamente legendario.


Emm... Otro fic se me ocurrió en mi mente producto de una bendita epifanía de inspiración un tanto, ammm... depravada. No obstante, espero que este fic sea sólo de 3 a 4 capítulos, no más, porque lo mío creo yo que es algo cortito. Jajajajaja.

Por otro lado, sé que varios se ofenderían y me lincharían porque nunca se imaginaron a Trent Boyett con Kyle. Por mi parte, creo que había qué redimir un poco a Trent, ¿no creen? Digo, tratar de que el tipo escape un rato de su pasado...

Saludos y abrazos a las yaoistas ^_^