Disclaimer: Bleach no me pertenece, porque o sino...


Destiny

Había salido: bien peinado y con la corbata algo desarreglada. Caminó lo más rápido que pudo acomodando mejor el portafolio antes que se le cayera y los libros se regaran. No lo hicieron, afortunadamente. Siempre salía con quince minutos de anticipación al autobús y ahora pudo comprender a las personas que salían a las calles corriendo y empujando a medio mundo con tal de llegar a tiempo, él no hizo eso, pero era algo más o menos parecido.

Cuando llegó al autobús respiró relajado y se acomodó los lentes que se habían movido de su lugar. Ishida se permitió un momento de paz en ese instante y como era costumbre, sin ni siquiera proponérselo o darse idea de ello, a lo lejos seis personas más o menos de distancia pudo ver a una chica de largos cabellos bonitos, de ojos grandes y vivos y una sonrisa de niña que lograba llamarle la atención de momentos. O veía por la ventana cantando una canción o simplemente se ponía a jugar con el celular que tenía en las manos, sonriendo ella sola de seguro por algo divertido que le haya ocurrido.

Ishida había suspirado. Y es que, siempre la encontraba, siempre la veía, incluso un día que si había llegado tarde y con las últimas alcanzó al autobús, jadeaba y se peinó rápido los cabellos… y esa chica había llegado justo con él, sonriendo mientras trataba de recuperar el aire por el seguro recorrido largo que hizo, ella había alzado la mirada y le había sonreído e Ishida se había sonrojado sin proponérselo desviando la mirada rápidamente.

¿Karma? No, eso era algo distinto, se le había olvidado la palabra que realiza todo eso, ¿casualidad?... no, esa tampoco.

Y otro día, cuando el autobús estaba lleno, ella se había levantado para darle el asiento a una mujer con hijo en brazo, cosa que agradeció y ella solo le pudo responder con una sonrisa. Ishida la vio y la chica lo notó, después de verle un momento a los ojos ella le sonrió.

—Soy Inoue Orihime, gusto en conocerte.

—¿Eh? Ishida Uryuu, un placer —respondió no muy seguro, para después sentir un nudo en su garganta.

Y después de un momento Uryuu recordó como se le decía.

¿Cuál era esa palabra? Ah, claro:

Destino.

Fin