Holaa! Esta nueva historia tan genial es original de NikkaFuza y LuenePetris.
Con Vaana nos tomamos el lindo trabajo de traducirla para que puedan disfrutarla en español
Muchas gracias a NikkaFuza y LuenePetris por dejarnos tomar esta historia y a IsyRoseBelikova por presentarnos a estas escritoras!
Esperamos que los disfruten mucho.
Sinopsis:
Dimitri es el famoso quarterback de los Bucaneros de Tampa Bay. Recién divorciado y a punto de iniciar una temporada decisiva para el equipo, se ve completamente perdido al obtener la custodia de su hija de siete años que no es exactamente el retrato de un ángel.
Su gran amigo Iván viene en su ayuda y le trae una solución: Rose Hathaway. O eso espera él.
Rose y Dimitri simplemente no se entendían y raramente concordaban en algo. Pero, a pesar de las diferencias, algo en común nació de esa relación tumultuosa: una gran pasión.
Capítulo 1 - Welcome To Wherever You Are
Welcome to wherever you are
This is your life, you made it this far
Welcome, you got to believe
That right here, right now
You're exactly where you're supposed to be
Welcome to wherever you are
Bon Jovi
Estaba parada frente al gran edificio de vidrios espejado del centro de Tampa, tomando el coraje para entrar. Iván Zeklos sin duda se había convertido en una de las personas que más me gustaba, pero detestaba ir a su oficina. Cada vez que eso era necesario me recordaba por qué él había entrado en mi vida para empezar y ese era un recuerdo que me gustaría borrar.
Él sabía de mis sentimientos en relación a aquello y siempre intentaba concretar nuestros encuentros en otros lugares, pero ese día él debía estar especialmente ocupado para haberme pedido ir allí. Y tampoco podía exigir mucho. Iván estaba tratando de ayudarme a conseguir un trabajo y yo debería estar más que agradecida. Era otra de las deudas que tendría con él, que se acumulaban en la gran lista que ya tenía.
Tomando coraje entré en el vestíbulo imponente y me identifiqué en la recepción antes de subir al ascensor que me llevaría al piso de las oficinas de Zeklos & Ivashkov Abogados Asociados.
Me miré en el espejo que había al fondo de aquella gran caja de metal y respiré hondo. Estaba un poco pálida lo que era muy visible gracias a mi piel morena, que es del color del interior de una almendra; apreté ligeramente mis mejillas para poner un poco de color allí. Acomodé mis largos cabellos castaños oscuros con mis manos y observé la profundidad de mis ojos casi negros.
Olvídate de eso, Rose. El pasado es el pasado, pensé.
Pero era inevitable olvidar el primer día en el que subí en aquel mismo ascensor, meses atrás, atemorizada y desesperada por encontrar una solución a mi situación.
Iván era un conocido abogado criminalista y me lo había recomendado Christian Ozera, novio de mi mejor amiga y compañera de cuarto Lissa Dragomir. Yo esperaba que él pudiera traer una solución que hasta entonces la policía se negaba a darme.
Hace algún tiempo, venía siendo perseguida por un chico en el campus de la Universidad. Esa situación comenzó a asustarme.
Coincidí con Nathan en una de las innumerables fiestas de la fraternidad, pero hasta entonces no sabía que él era un completo psicópata. Lo que para mí era sólo una noche de coqueteo inocente, tuvo algún significado enfermo dentro de la mente de aquel loco y él comenzó a acosarme en todos los lugares que a los que yo iba, siendo incluso agresivo con las personas que me rodeaban.
El sonido del ascensor y las puertas abriéndose me hicieron dispersar aquel recuerdo inoportuno y me enfadé con el hombre rubio de hermosos ojos azules que me aguardaba en el exterior.
- No necesitabas haberte molestado en esperarme aquí - hablé mientras mostraba una sonrisa a Iván. - ¿Qué pensarán otros clientes si me das trato especial? -
- Tú sabes que eso no es un inconveniente para mí y ellos no tienen que pensar nada, eres mi amiga. - Él dijo sonriendo igualmente.
Realmente nuestra relación cliente-abogado había evolucionado hacia una amistad, pero yo sabía que, en el fondo, Iván venía alimentando una pequeña esperanza de que se volviera algo más.
Evitaba a toda costa alimentar ese sentimiento, pues no me veía preparada para encarar cualquier tipo de relación, aún más con un chico tan mujeriego como él. En aquel momento, todas mis energías estaban enfocadas sólo en sobrevivir.
Obviamente, yo no tendría que preocuparme por eso, si diera mi brazo a torcer y pidiera ayuda a mis padres, pero jamás les daría la oportunidad de decirme "Te lo dije".
Decidí informarles que viviría por mi propia cuenta el día que me mudé a Florida con Lissa en lugar de ingresar a Lehigh, como ellos deseaban. Claramente no tuve mucha elección en un primer momento, ya que Janine dejó en claro que ellos no me darían un centavo para sostener aquella locura. Ella tenía esperanzas de que con eso volvería corriendo a casa.
Sin embargo, pasados algunos meses en los que quedó claro que yo no me doblegaría a su voluntad, el viejo se echó atrás en esa decisión y se ofreció a depositar una generosa mensualidad en mi cuenta, la cual inmediatamente rechacé. Yo venía haciéndolo muy bien hasta allí sin su ayuda y ahora probaría que podría sostenerme por mi cuenta.
Pues sí. La palabra "terca" no comienza ni a describirme.
Lo máximo que aceptaba de ellos eran sus frecuentes visitas - en las que mi madre no perdía la oportunidad de criticar mi estilo de vida - y yo a cambio concedía el honor de mi presencia en su casa el día de Acción de Gracias.
Dejé a Iván guiarme hasta su despacho. Yo nunca me cansaba de admirar la belleza de aquella habitación y siempre me preguntaba si fue él mismo quien la decoró. Las paredes tenían un tono arena con algunas obras de arte sin sentido colgadas al azar y algunos paneles de madera, sofás de cuero negro a un lado y, en el centro, la imponente mesa de madera maciza completaba el diseño.
- Siéntate Rose. - Iván sonrió, apuntando hacia el sofá y sentándose a mi lado. - ¿Quieres algo? ¿Café, agua? -
- Estoy bien, gracias. - Rechacé rápidamente la oferta. Cuando me llamó diciéndome que tenía una posible oportunidad de empleo me animé, pero en este momento, estaba más que ansiosa por saber de qué se trataba.
- Lo siento por pedirte venir hasta aquí. - Sonrió abiertamente. - Pero es que hoy realmente no podía salir de la oficina, sucede que luego tendré una reunión. -
- No te preocupes por eso, la realidad es que tengo que darte las gracias por ayudarme tanto. - Miré hacia abajo por un instante. - No me imagino cómo podré retribuirte algún día. -
- Oye - Iván llamó mi atención. - Ya hablamos de eso. No estoy esperando ninguna retribución, Rose. Lo hago porque eres mi amiga, y lo sabes. Haría cualquier cosa por ti. -
- Entonces... - Sonríe sin gracia, buscando cambiar de asunto. Siempre me sentía incómoda y culpable cuando él hacía ese tipo comentarios. - ¿Me comentaste algo sobre una oportunidad de empleo? -
- Sí. - él inmediatamente volvió a su tono de negocios. – Bueno Rose, voy directo al asunto. Desafortunadamente es difícil conseguir algo en tu área. En realidad, en todas las áreas, tú sabes cómo está la situación. Pero surgió una oportunidad con un gran amigo mío. Él está buscando una niñera para su hija y, bueno, él no quiere poner a una total desconocida en su casa y me preguntó si yo conocía a alguien. -
- ¿Niñera? - pregunté sorprendida. Él sólo puede estar de broma conmigo. No estudié siete años de mi vida para convertirse en niñera. ¿Voy a cuidar de un bebé? ¿Cómo? ¡Nunca he visto a un bebé desnudo! ¿Cómo espera que cambie pañales y cosas de ese tipo? - Iván... -
- Rose. - me interrumpió. – Antes de que te niegues, escucha lo que te tengo que decir. -
- Está bien. - suspiré. No me cuesta nada oír la propuesta.
- El nombre de mi amigo es Dimitri Belikov. - Iván me habló de forma significativa, como si ese nombre quisiera decir algo. Como no tuve la reacción que parecía esperar, continuó explicando. - Él acaba de divorciarse y se quedará con la custodia de su hija, pues la madre de la niña viaja mucho por trabajo. Ella tiene siete años, entonces no te desesperes, tú no tendrías que cuidar de ningún bebé ni cambiar pañales… Menos mal. - dijo Iván eso último pensativo.
¿Será que valdría la pena intentarlo? Hace semanas que hice mi última entrevista y, como Ivan mismo dijo, la situación estaba muy complicada. Sabía de muchos colegas que se habían graduado un año antes y hasta ahora no habían conseguido nada.
- Pero hay una condición. - él vaciló por un momento. - Tendrías que vivir en su casa. -
- ¿Qué? ¿Por qué? - pregunté confusa. - ¿No voy a quedarme con la niña sólo mientras está trabajando? -
- Esa es la cuestión. - Iván trató de explicarme. - Como él es un atleta también acaba viajando bastante y puede terminar trabajando en horarios diversos. Pero tú no te quedarías completamente sola en la casa. Hay otros empleados, incluso una ama de llaves. -
- No sé Iván... Parece ser una situación muy complicada. ¿Voy a poder tener tiempo libre? ¿Voy a vivir en la casa de un total desconocido? ¿Y esa chica? Si la madre viaja y el padre también ¿Cómo está la pobre niña de la cabeza? -
De ninguna manera me sometería a eso ganando el salario de una niñera.
- Rose, la oportunidad es única. - Iván suspiró, probablemente sabiendo que tendría exactamente esa reacción. - Antes de tomar tu decisión, este es el salario que está ofreciendo. -
Tomé el pedazo de papel que me pasó y... ¡LA PUTA QUE PARÍO! ¿Qué tipo de hombre paga todo esto por una niñera?
- Y puedo casi garantizar que la vacante será tuya. Dimitri confía en mi juicio. - continuó mientras yo todavía miraba aquella cifra con tantos ceros juntos.
-No puedes estar hablando en serio - dije mirándolo.
-Lo estoy Rose. Puedes no creerme, pero siendo un abogado, aun muchas personas confían en mí. - Iván dijo con una sonrisita de lado, sabiendo exactamente que no era a eso a lo que me refería. - Mira, ¿Por qué no te tomas la noche para pensarlo y me respondes mañana? Pero analiza la situación… Esto puede acabar con tus problemas económicos sin tener que recurrir a tus padres y de paso te sales de la casa de Lissa. Tu misma te quejas que no aguantas más oír sus gemidos y a su novio. -
Él comenzó a reír al instante de recordar mi relato sobre cómo Liss y Christian estaban transformando mi vida, en aquel apartamento, en una eterna película porno. Por lo que me limité a revirar los ojos.
- No deberías utilizar las historias que te cuento contra mí. ¿Qué tipo de abogado farsante eres? - dije.
- Sabes que tu secreto está seguro conmigo. - dijo Iván mientras me guiñaba un ojo. - Entonces ¿Vas a pensar al respecto? -
- Todavía no sé... No es eso lo que esperaba hacer después de estudiar tanto para convertirme en fisioterapeuta. -
-Todavía podrías buscar algo en tu área, Rose. No es algo para toda la vida. Por lo menos esto resuelve tu situación por ahora. -
Pensé por un instante. No era del todo malo lo que él me estaba proponiendo, pero sería dar un gran paso. Uno muy lejos del camino que quería seguir.
Era una decisión sobre la que necesitaba reflexionar bien antes de aventurarme.
- Ok. - acabé cediendo. - Prometo que voy a pensarlo, Iván. Mañana tendrás tu respuesta. -
- Bien. ¿Quién sabe? Quizás me puedes decir tu respuesta mientras desayunamos juntos. - preguntó esperanzado mientras se levantaba del sofá. Odio cuando lo hace, sólo me hace sentir más remordimiento al rechazarlo.
- Tengo un compromiso por la mañana. – dije al levantarme para acompañarlo fuera de la sala. Era una pequeña mentira, pero necesaria. No puedo animarlo, no sería justo para él. – Tendrá que ser para la próxima. -
- Es una pena. – Iván me habló acompañándome hasta el ascensor. - ¿Quién sabe? Si aceptas el empleo, puedo ir a tomar el desayuno contigo en la casa de Belikov. -
- ¿En mi lugar de trabajo? Nunca. -
- Voy a esperar tu respuesta, Rose. Te veo mañana por la mañana. - Él sonrió por última vez antes de que el ascensor se cerrara, no me dio tiempo para contestarle. ¿No acabo de rechazar la invitación para el desayuno? Estoy confundida.
Salí y cogí un taxi para volver al apartamento de Lissa. Nos conocemos desde el jardín de infancia y nos volvimos inseparables desde entonces. Yo amaba a Liss y a su familia como si fuera parte de mi propia familia.
Ella vivía relativamente cerca del refugio en las montañas de Abe Mazur, como yo solía llamar a nuestra casa, pues detestaba estar aislada en aquel lugar remoto sin nada interesante cerca.
Por eso las dos decidimos a los trece años que nos mudaríamos a un lugar con muchas fiestas y diversión, preferentemente cerca del mar. Florida pronto se convirtió en una opción atractiva, después de ver una película cualquiera que ocurría en Miami.
No conseguimos entrar en la universidad de Miami, pero luego de que Lissa me dijera, en el último año de la escuela, que había sido aceptada en la Universidad de South Florida, en Tampa estuve esperando recibir mi carta de allí también. Nosotras nos inscribimos en las mismas universidades, a pesar de que mis padres insistían que yo fuera a Lehigh.
Lehigh estaba a sólo cuarenta minutos de nuestra casa y mi padre insistía que debía ir allí para seguir viviendo con ellos. Si fuera por él, yo habría pasado el resto de mi vida debajo de su ala.
Sólo que Abe no podía entender que tenía otros planes para mi vida. Además, necesitaba tener mi espacio. Yo estaba creciendo y no viviría con él para siempre. Fuera de que vivir cerca de mi padre era correr el riesgo de ver a todos los chicos interesantes, en un radio de doscientos kilómetros, huyendo despavoridos lejos de mí por las amenazas del viejo.
Al final, conseguí convencerle de dejarme al menos vivir en el campus de la universidad, lo que fue muy difícil, dígase de paso, pero conté con la ayuda de mi madre en esa parte. Ella me defendió y convenció a mi padre que necesitaba aprender a tener responsabilidades.
Todavía recuerdo lo mucho que Janine gritó cuando llamé el primer día y les conté que finalmente estaba instalada en el campus. Sólo que de una universidad en Florida. Mi padre tomó el primer vuelo disponible hasta entonces convencido de que lograría arrastrarme de regreso a casa. Pero, al fin y al cabo, ellos no tuvieron otra opción que respetar mi decisión, ya que todos sus artificios para convencerme a volver atrás no habían funcionado.
Bajé del taxi y subí la escalera hasta el apartamento que por el momento comparto con Liss. Supuestamente, porque para que compartiera ese lugar con ella, debería ayudar con el alquiler y, gracias a mi falta de empleo, ella ha cargado con todos los gastos sola. Ella tuvo suerte y consiguió ser aceptada en un hospital para comenzar su residencia poco después de la graduación. Liss no ganaba tan bien, pero sus padres aún le daban una ayuda mensual para mantenerla.
Tal vez no debería ser tan resistente en aceptar la propuesta que Iván me había hecho. Esa situación me estaba resultando realmente muy incómoda.
A pesar de esos pensamientos, abrí la puerta del apartamento y fui sorprendida por la peor escena que he visto en mi vida.
Lissa estaba prácticamente acostada en la mesa de la cocina con Christian, su novio idiota, prácticamente encima de ella. Y Dios, el culo de Ozera no es nada que quiera volver a ver en mi vida.
- ¡Rose, oh Dios mío! - Lissa lo empujó mientras él intentaba cubrirse como podía. Yo estaba congelada en la puerta, aún con la mano en la manija. ¿Por qué en la cocina? ¿Por qué no pueden hacer esto como personas normales en la habitación? Ya era lo suficientemente malo tener que oírlos a los dos haciéndolo siempre que él duerme aquí ¿Ahora tengo que verlo también? - Perdóname Rose, no pensé que volverías tan pronto. -
- Podría no volver. - Christian murmuró terminando de ponerse los pantalones.
- Dios, ¿Por qué en la mesa? Yo como allí. - dije con disgusto desviando los ojos de aquella escena bizarra y cerrando la puerta. - Quiero decir, comía, porque nunca más voy a poder hacerlo ¡Qué asco! -
- Exagerada. - Christian volvió los ojos.
- Voy a estar en mi cuarto por el resto del año para no verlos a los dos de nuevo. - hablé en voz alta siguiendo por el pasillo, sin darles la oportunidad de dar más excusa. No es que Ozera estuviera interesado en dar alguna, pero sabía que Lissa iba a empezar a llenarme de excusas pronto. - Cualquier conversación que estés pensando en tener conmigo Lissa, puede esperar hasta mañana. O incluso nunca. -
Cerré la puerta y me tiré en la cama colocando la almohada para cubrir mi cabeza. Mierda, deseaba tanto poder caer de cabeza y tener una amnesia para olvidar lo que acabo de ver.
Fue inevitable no volver a pensar en mi situación de mierda. Y en la bendita propuesta.
Cuando ingresé a la Universidad de South Florida había conseguido una buena beca parcial y una financiación estudiantil para costear el resto. Conseguí hacerlo bien hasta que me gradué pero después de dos meses y con el financiamiento a punto de ser cobrado, con ningún empleo a la vista, viviendo gratis en el apartamento de Lissa y viendo una escena como esta cuando llego a casa, está más que claro que debo aceptar ese empleo. De esa forma Lissa va a conseguir privacidad con su novio anormal y yo conseguiré tener suficiente dinero para pagar mis deudas y sostenerme sin tener que contratar a un psicólogo para librarme de un trauma por más escenas como aquella.
Además, no podría ser tan malo. El salario era realmente atractivo y por lo que dijo Iván apenas vería a mi jefe. ¿Qué podría ir mal?
Con ese pensamiento tomé mi celular, buscando el número de Iván, y mandé el mensaje.
"Acepto."
¹ Tampa es una ciudad ubicada en la costa oeste de Estados Unidos, en el estado de Florida. Ubicada en la Bahía de Tampa, la región alberga un gran puerto y estuario natural a lo largo del Golfo de México. La ciudad es el hogar del equipo de fútbol americano Tampa Bay Buccaneers que forma parte de la NFL (National Football League).
