¡Hola, Gente!
Este drabble lo hice para makesomenoiise en livejournal con mucho cariño y dado que no conozco sus fandoms de los chicos coreanos.
Disclaimer: Soul Eaterno me pertenece, su mangaka es Atsushi Okubo y, por eso, mi gente, es el porqué del que el Tsubaki/Mifune no sea canon.
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Su hijo
A veces, Shinigami-sama veía a su hijo, desde su espejo y diciéndose que, por más que no sentía que lo estaba espiando, jamás le diría que él lo había visto quitándole los pelos de las cejas a las dos muchachas con las que vivía, por ejemplo.
En algunas ocasiones, cuando lo hacía y como todo buen padre, no podía dejar de recordarlo y sentirlo como si fuera ese mismo bebé que su madre y él vieron nacer, y oyeron gritar con gran furia y estruendo, mientras él lo tenía en una de sus manos con facilidad, viéndolo feliz. Cuando se lo dio a ella, y se lo puso en su pecho, su madre había reído, acariciando su cabecita con mucho pelo y dicho:
—Mi niño, mi precioso… ¡tiene mis mismas líneas continuas en la cabeza! —y luego, lo había vuelto a ver y, aunque estaba cansada, dolorida y henchida de amor, claro que tenía que molestarlo— ¡Cómo agradezco que se parezca a mí!
Shinigami-sama no le dijo nada. Él también lo agradecía, aunque tenía la idea de que, mientras lo acariciaba con uno de sus dedos y él no dejaba de llorar, que hubiera sido como hubiera sido, a él le seguiría pareciendo perfecto.
Y, por más que su hijo estaba en ese momento tirando en el suelo haciendo un berrinche, porque no podía recordar con toda certeza que el refrigerador estaba bien organizado, mientras una de sus armas reía y la otra lo veía con exasperación; Shinigami-sama volvía a sentir ese gran amor pero, a la vez, una desazón. Su hijo ya no tenía a su madre, sus líneas blancas en el cabello se habían descolorado por eso y, desde ese día, parecía que sólo lograba conseguir la felicidad al tener todo a su alrededor perfecto…
Bueno, se dijo Shinigami-sama, Death the kid, desde que encontró a sus armas y a su equipo, sonreía más, se tranquilizaba más. Sí, a como iba, tal vez un día sus líneas se encontrarían de nuevo en su cabello y estaría verdaderamente feliz, como él y su madre también lo estuvieron al traerlo y tenerlo en su vida.
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