Me encanta cuando los fics surgen de la nada. Este, simplemente, apareció el primero de la nada en mi mente y de ahí, tirando del hilo, se me ocurrió ir haciendo la tabla de pecados de musa_hetaliana así que... aquí está. Prometo ir avanzando rápido que me ha inspirado. El primero va dedicado a Nico, que siempre se me queja de que tengo muchas ideas y luego no las escribo ¬¬ tsk. No sé mucho más que decir ahora, así que... os dejo con ello.
Son capítulos sueltos, de modo que no tenéis que leerlos en orden si queréis :3
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Pecados en el Hielo
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1# Envidia
A veces Noruega envidiaba a Finlandia. En ocasiones como aquella, cuando coincidían los cinco por cuestiones del destino, no podía evitar que pensamientos envidiosos apareciesen en su mente. Por supuesto no dio a entender nada en su rostro, ni estos pensamientos ni la rabia que le evocaba el que apareciesen de pronto. Ni siquiera tenía que esforzarse en esto, actualmente parecía costarle más la idea de esbozar una sonrisa que de contenerla, pero ese no era el tema…
Se los veía tan felices. Por supuesto Finlandia le replicaba, con un dedo en alto, al otro que no le llamase "esposa", ni que le llevase en brazos en cuanto decía que estaba cansado. Pero, igualmente, mientras le decía aquello, había una clara sonrisa en sus ojos. Las manos de Suecia eran amplias y toscas por el trabajo de carpintería y el aire frío, pero a la vez eran sumamente cariñosas y suaves cuando se trataba de coger al finlandés. Se notaba casi físicamente la devoción que el de gafas sentía hacia su compañero.
Noruega apartó la mirada, incómodo ante la visión, ahora, de cómo Suecía le servía el agua y la comida a Tino.
Al apartarla sus ojos cayeron sobre Dinamarca, sentado a su lado. El danés ya se había servido una generosa jarra de cerveza. Ahora propondrá un brindis, pensó Noruega y, en efecto, no tardó en hacerlo, levantándose de la silla, alzando la jarra por encima de sus cabezas.
Con un gesto lánguido y desinteresado el noruego levantó su copa y bebió, como hicieron todos.
Empezada la comida por toda la mesa los países hablaban, reían –Dinamarca el que mas-, comentaban, de todo… Noruega comenzó a comer, callado. Había más parejas en la mesa, por supuesto, pero no dejaban de escapársele miradas hacia Finlandia y Suecia. Seguramente por que los conocía más.
Intentaba evitar, a propósito, al danés. Por fortuna, al estar tan aborrajada la sala, éste se divertía con todos. De cuando en cuando le abrazaba, le hacía algún comentario, pero le dejaba tranquilo la mayor parte del tiempo.
Suspiró, frustrado.
Era envidia, si. No era tan tonto como para intentar negárselo. Y eso lo hacía más frustrante. Ni siquiera quería –se dijo- los besos y abrazos de Dinamarca. Solo quería que por una vez le tratase con aquella amabilidad… Mientas Finlandia y Suecia habían escapado de casa tanto tiempo atrás él se había quedado. Parecían ahora tan felices, riéndose juntos…
Dio un sorbo más a su bebida. ¿Por qué Dinamarca no podía ser un poco más como Suecia? Se odiaban pero no estaría tan mal que aprendiese un poco más de él… a tener en cuenta a los demás. Aquello era lo que más le molestaba del danés: parecía incapaz de asumir una sola palabra que no encajase con su pensamiento. Quizá por eso era tan feliz, por tener un pensamiento tan cuadrado a veces, por creer que todo es maravilloso, que Noruega le quería de verdad y que Islandia casi lo veía como un padre.
Cerró los ojos. Mejor no pensar demasiado en aquello. Al final del día cada país regresaría a su hogar y, con un poco de suerte, no tendría que ver a Finlandia y Suecia hasta la próxima reunión; con un poco de suerte podría olvidarse un poco de cómo era Dinamarca y mantenerlo a buena distancia de una colleja o una orden a su ogro, y simplemente ocupar su tiempo en cosas mejores.
Pero antes de poder lograr su propósito, como si tratase su propia mente de boicotearlo, pensó en cómo Suecia y Finlandia habían huido de casa de Dinamarca en la noche. Noruega se lo esperaba, y podría haberles seguido, haberse unido a ellos. Y aquí estás, sin embargo, se dijo en silencio.
Bueno, alguien tenía que cuidar de que Dinamarca no hiciese daños irremediables.
