―Oh Sai ¡más duro! ―Resoplo hundiendo mi cabeza en la almohada al escuchar a mi compañera de piso gemir como una perra mientras su novio se la folla como un animal ¡Es que no tienen consideración, joder! Aquí estoy yo, cachonda, sudando, con los pezones duros y tensos, y las bragas mojadas imaginando miles de escenas que quiero para mí, pero que no puedo tener. ¡Jesús! Es que ni siquiera les importa que yo esté escuchando como se revuelcan como conejos en celo al otro lado de la pared ¡Es tan injusto!

― ¿Quieres que llene tu coño de semen, gatita?

― ¡Oh sí, lléname con tu polla Sai!

Suficiente.

Estoy harta de esto.

Pateo las sabanas lejos de mi cuerpo y tiro de mis pantalones de pijama hacia abajo. Lleno mi mente de imágenes donde un rubio sexy, escultural y de ojos azules penetra mi coño mientras susurra esas obscenas palabras en mi oído. Sí, patética. Estar enamorada de tu mejor amigo, que por cierto tiene una relación seria, y que te ve como su hermana menor puede ser la peor de las desgracias, pero no tanto como masturbarse imaginando lo que en estos momentos él puede estar haciéndole a la perra de su novia.

Alejo esos pensamientos, chupo mis dedos y los deslizo por mi vientre, mientras meto la otra mano en mi camiseta y alcanzo mis pezones duros y excitados. Gimo cuando tiro de ellos, imaginando que son los dientes de Naruto y no mis dedos, y paso toda mi mano por el interior de mis muslos, arrastrando mi humedad hasta mi clítoris duro y palpitante, dueño de su propio latido, al mismo ritmo del de mi corazón. Curvo los dedos, masajeándolo en círculos, erizándome los poros y haciéndome temblar, mientras continúo pellizcándolo y rodándolo como una pequeña perlita dura anhelante de atención.

―Me encanta ver como tocas tu coño, Hinata ―susurra él y yo muerdo mi labio cuando lo veo delante de mí, con la mano en su polla, acariciándose mientras me mira masturbándome por él. Abro mis labios superiores y le muestro todo de mí, sus ojos azules brillan de excitación―. Tan pequeña, mojada y rosa.

―A mí me encanta ver tu polla, Naruto ―digo y chupo mi labio inferior. Él se masajea con mayor ímpetu, al ritmo de mis caricias y cuando hundo dos dedos en mi apretado interior veo una nacarada gota de pre-semen mojar la punta de su grueso eje.

Gime... oh sí, música para mis oídos.

―Toda para ti, nena ―Aprieto mis pezones y masajeo mi mojado coño, balanceando las caderas en un desesperado intento de aumentar las gloriosas, pero frustrantes sensaciones de querer llenar un vacío con fantasías imposibles y mis dedos mojados de mi propia excitación.

Saco la mano de mi camiseta y a tientas abro el cajoncito de mi mesita de noche, atrapo el pequeño huevo vibrador y lo enciendo con rapidez antes de ponerlo en mi coño, justo sobre mi clítoris. Las vibraciones envían electrochoques por todo mi cuerpo y gracias al cielo el cabecero de la cama de Ino choca estruendosamente en el mismo instante en que chillo con la espalda arqueada, las caderas en el aire y los ojos hacia atrás mientras el orgasmo me atraviesa como una poderosa tormenta de verano.

Dejo caer mis manos, con las piernas todavía temblando, sintiéndome un poco saciada y abro los ojos, suspirando. La realidad de mi situación me golpea como un mazo cuando mi fantasía se desvanece y Naruto y su polla ya no están frente a mí. Estoy sola, frustrada, harta de ser como una virgen cicatrizada, de recurrir al porno y la masturbación para satisfacerme, deseosa del calor de un amante, los besos y la adoración de un hombre que no puedo tener. Sí, sé que podría conseguirme un revolcón de una noche y obtener lo que tanto quiero. El problema es que no puedo, la única vez que lo intenté terminé terriblemente lastimada, y volver a pasar por algo así es lo que menos deseo.

Era joven, mi mejor amigo se había conseguido una novia hermosa y estaba sola. Que de repente este chico guapo, Utakata, se fijará en mí a vísperas de la graduación fue como una bendición caída del cielo. Me invitó a citas, me llevó a pasear en su moto, me robaba besos y me llevaba de la mano como si fuese su novia, hasta que lo fui. Llevábamos dos meses saliedo cuando me pidió la dichosa "prueba de amor" al principio me negué, pero cuando Naruto me contó que había tenido su primera vez con Shion y mi mundo se derrumbó; acepté por mero despecho, por creer que gracias a esa experiencia podría superar los sentimientos que tenía por mi mejor amigo.

Fue... no lo voy a negar. Fue bastante agradable, a pesar del dolor inicial, pero yo suspiré por él, gemí por él, alcancé el orgasmo por él, y pronto supe que aquella fue la peor decisión que pude haber tomado. Todo había sido una apuesta entre Utakata y sus amigos. Días antes del baile hizo publico el jugoso premio que ganó por llevar a la sosa y desagradable Hinata Hyuga a la cama. Burlas, insinuaciones, insultos, fue lo que me gané gracias a esa estúpida decisión. Pasé días llorando y solo Naruto estuvo a mi lado, dejando a su novia tirada en el baile de graduación para estar junto a su mejor amiga.

Estúpida de mí... sí, y estúpido él, que lo cortaron por anteponer los sentimientos de su mejor amiga antes de los de su novia. Sarcasmo...

Mi madre nos abandonó cuando yo tenía ocho años, mi padre la tomó contra mí por el parecido que tengo con ella. Nunca me fijé en mi aspecto, nunca me vestí como una puta según el criterio de mi padre, y sí, mi autoestima empeoró después de ese desagradable episodio de mi vida. No soy atractiva, lo sé. Tengo muchas curvas a pesar de ser algo alta, mis pechos son muy grandes, cosa que oculto con mis enormes camisas, y mis caderas son bastantes redondeadas ―cosa que un pantalón holgado oculta perfectamente― y para rematar, soy tan ciega como un topo por lo que debo usar lentes, enormes lentes. Pasar desapercibida ha sido la norma estricta que me he impuesto, si no te notan no pueden humillarte y hasta el momento me ha funcionado.

Pero el precio a pagar ha sido demasiado alto: Naruto.

Subo mis pantalones de pijama y me dirijo al baño. Ahora se escuchan ronroneos post orgásmicos de Ino y su novio, por lo que, después de una ducha fría, podré dormir tranquilamente, algo saciada después de ese orgasmo, pero nunca satisfecha del todo como me gustaría.

Naruto es un buen chico, algo tonto, algo despistado, pero el mejor partido para una mujer si lo que quiere es un chico que le sea fiel y la respete. No es un playboy, es aplicado y responsable, solo que... jamás se fijará en mí, somos mejores amigos, nada más, y eso es algo con lo que he tenido que aprender a vivir.


Bajo las escaleras con una tostada en la boca después de que mi despertador no sonara, maldiciendo entre dientes porque el maldito elevador es más lento que un puto caracol. Subo a mi pequeña camioneta y parto rumbo a la universidad, clamando al cielo poder llegar a la segunda clase porque sí, la primera ya la perdí. Estudiaba medicina en la universidad estatal de Portland junto a Naruto, Sasuke y Sakura; nuestros amigos de toda la vida. Estaciono en la entrada y me dirijo a mi salón, rogando porque la señorita Tsunade no haya cerrado la puerta en el minuto exacto en que iniciaba su clase.

Gracias al cielo no.

― ¿Vamos a almorzar juntos? ―pregunta Sakura mientras caminamos por los concurridos pasillos de la facultad de medicina. Sasuke se encoje de hombros, yo guardo silencio porque Naruto ha estado extraño hoy. No ha dicho absolutamente nada en clase, ha estado distraído, taciturno y eso es extraño para alguien tan hiperactivo como él.

―Yo... estoy cansado, nos vemos después ―Apresura el paso y se aleja rumbo a la salida, Sakura, entretenida con Sasuke, ni siquiera se percata de que él normalmente no se comporta así. Deambulo mi mirada entre la multitud y alcanzo a ver a Sara, su novia, riendo con su grupo de enfermería más adelante. Arrugo la frente cuando Naruto pasa de ella y camina sin mirar atrás.

Okey, ahora sí estoy intrigada.

Avanzo dejando atrás a los tortolitos y trato de alcanzarlo, hace dos semanas que su auto se averió por lo que debe utilizar el transporte público para poder desplazarse. Lo encuentro de pie en la acera así que me ubico a su lado y toco su hombro, su rostro desolado me parte el alma.

Algo sucedió, estoy segura.

―Hina ―susurra sorprendido de ver que lo seguí. Sonrío.

―En las malas, las buenas y las peores ¿lo olvidas? ―Señalo el estacionamiento con un ademán de cabeza―. Vamos.

Asiente y me sigue, subimos a mi camioneta y él pierde la vista en las calles cuando salgo de la universidad. Normalmente estaría picando los botones de la radio en busca de algo que le agradase, pero hoy no lo hace y eso me preocupa. Puede que me resignara a su amor, pero eso no quiere decir que permitiré que una perra lo lastime, primero le arranco las mechas antes de que eso pase, y pobre de Sara si descubro que le hizo algo porque... quedará calva para toda la vida.

Llegamos a mi departamento, subimos al ascensor, presiono los botones de mi piso y las puertas se cierran, todo en absoluto silencio. Saco las llaves una vez estamos frente a mi departamento, abro y entramos.

Soledad, hermosa y bendita. Ino y Sai ya no están.

― ¿Tienes hambre? ―pregunto yendo a la cocina.

―La verdad es que sí, perdona.

―Tranquilo ―Me encojo de hombros.

Saco la pizza de la nevera y la pongo en el microondas, agarro dos latas de gaseosa y las coloco en la mesa frente a él. Abre la suya y la inclina, bebiendo un enorme trago, mis fijos en su nuez de adán y los músculos de sus hombros y cuello.

Carraspeo, tomo asiento y decido ir al grano.

― ¿Qué pasó?

Naruto suspira.

―Encontré a Sara rebotando en la polla de Deidara ―Se encoge de hombros, restándole importancia―. Nada grave como verás.

―Santo jodido infierno, Naruto ―exclamo, aunque por dentro estoy feliz. Nunca me lleve bien con esa perra, algo en sus ojos me dijo que estaba jugando con él, pero como yo no debía entrometerme dejé que él lo descubriera por sí mismo. Acerté, por cierto. Mi intuición nunca falla.

Él bufa, rodando los ojos.

―La verdad es que eso no me importa, lo que me duele fue todo el maldito drama, los celos, las discusiones y manipulaciones que soporté, ah y los dieciocho meses de abstinencia porque la muy perra "no estaba lista" ―Imita su voz con una mueca y yo río―. No te burles, Hina.

―Ya, lo siento. Así que... llevas dieciocho meses sin follar, pero ella te engaña.

Suena tan estúpido que él se ríe. No puedo creer que no la haya tocado. Dios, es como... JODER.

―Sí, es estúpido, pero bueno, cuando ella dijo eso dejé de insistir. Supongo que quería que lo hiciera, nunca la presioné ni lo volví a mencionar. Joder ―Se pasa una mano por el pelo―. Me siento estúpido, nunca volveré a tener novia, lo juro. Maldita pérdida de tiempo.

Asiento en silencio.

―Ahora lo que quiero es follar, puede que salga esta noche a cazar algo. Aunque no quiero llevarme a cualquiera a casa. Jesús, ese tipo de mujeres tienen pollas adentro todas las malditas noches y como que me da asco. Así que como ves... estoy cachondo y no sé qué hacer. Sexo sin compromisos; únicamente con prostitutas, y como que mi presupuesto no alcanza para eso.

Chupo mi labio. Escucharlo hablar de sexo ha hecho que mi temperatura ascienda unos cuantos grados. Observo su rostro masculino, con barba de un día, sus pómulos fuertes, sus cejas pobladas, sus largas pestañas color canela, sus labios llenos, regordetes, que moriría por besar. Lleva camisa y una chaqueta, pero puedo adivinar los fuertes bíceps y anchos pectorales que toda esa tela oculta. Nunca he visto su polla, pero sí es a como la imagino... humedad caliente acaba de acumularse en mis bragas al recordar la fantasía de anoche.

Me pongo de pie bruscamente y voy por la pizza.

Debo estar loca, definitivamente... estoy loca.

― ¿Sabes, Naruto? ―musito en voz baja, colocando las rebanadas frente a él―. Yo... ¿has escuchado hablar de los follamigos?

Él muerde la pizza y mastica, lamiendo la salsa de sus labios. Dios, lo que podría hacer con esa lengua.

― ¿Amigos que tienen sexo sin compromisos? Sería genial tener una amiga así, tendría la seguridad de que no se come una o dos pollas por noche, solo la mía.

―Yo puedo ser la tuya.

Y la expresión perpleja que me dedica me confirma que sí... efectivamente; estoy loca.


¡SORPRESA!

Jaja, sí, nuevo fanfic ¿qué creían que no habría más NH? Aquí lo tienen, todo suyo :)

Este fic será cortito, con muuucho lemon y un ligero drama como para darle emoción, pero no se preocupen, será pequeñísimo.

Espero que les guste ¡nos leemos!