De nada sirve

AnneNoir

ººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººº

Disclaimer: Los personajes y la historia de Gundam Wing, pertenecen a… .¡… no me pertenecen. (No recuerdo el nombre del estudio, la televisora ni del dibujante…je)

ººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººº

Notas:

-Capitulo único, con un final tan abierto que he considerado hacerle continuación, pero depende de la respuesta del publico (Es decir: ustedes!!!) y del tiempo que tenga… (Muy poco)

-La canción que aparece es "De nada sirve" por "No te va gustar" grupo de Rock Uruguayo, y de la cual extraigo el nombre del fic. Si les interesa y no conocen el grupo es bueno que la escuchen (Y todo su repertorio que es MUY bueno) en los próximos meses estarán de gira por Europa, así que si viven por aquellos lares se lo recomiendo, canciones, muy melódicas, movidas y con letras excepcionales.(Se que es mucha propaganda, pero acabo de llegar del Pilsen Rock, y estoy con toda la música en la sangre, es una lastima que ellos no hallan ido este año, espero que el próximo estén… )

Resumen: La Noche, el alcohol, la música y una Noin borracha, nostálgica y hasta algo triste, obligan a Zechs a repensar su accionar y actual vida¿hasta donde afecta una guerra supuestamente terminada?

Pairing: 6x9, es decir Zechs Mequize (Dado que de todos los nombres que ha tenido es el que más me gusta) & Lucretzia Noin.

Categoría: Romance-Angst (Con final abiertamente feliz-)

Rating: Apto para todo público.

Palabras: 2310 (sin contar todos los tipos de notas aparte que pongo y la canción)

Nota 29/11/2007: Debido a que se me ha informado que los songfic no están permitidos he decidido quitar la letra de la canción, me da lastima por que es muy bonita, pero no la he escrito yo y por tanto no merezco el merito de ponerla en mi texto. Les pido encarecidamente que escuchen la canción mientras leen el fic, ya que es mucho más bonito de esta forma. Ya sin más, que disfruten!

ººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººº

El bar estaba bastante lleno para ser un día de semana. La música era bastante fuerte y llevaba a querer unirse a aquella masa de gente en un baile que descargaba las tensiones acumuladas de la vida diurna. No era un antro de mala muerte pero tampoco era específicamente un lugar de cinco estrellas. Cuando se iba a un lugar como aquel se iba con necesidad de anonimato. Un lugar donde a nadie importaba quien estaba o que se hacia a su lado.

Ellos no solían ira a aquella clase de lugares, cuando salían lo hacían a alguna clase de lugar neutral, en el que no se comprometieran las intimidades ni se compartieran los malos hábitos. Aquella había sido su costumbre desde aquel extraño encuentro luego de su "muerte", no tan clara para ella. Sin embargo había surgido la necesidad de volver a los viejos tiempos.

Si, ya que bien ambos recordaban cuando otrora en los buenos o no tan buenos años de la academia salían junto con sus compañeros, o tan solo acompañados el unos del otro a un lugar bastante parecido en la ciudad más cercana. La disciplina militar hacia necesaria a veces esa clase de distenciones. Ya que como es un conocer popular, peores son los reprimidos.

Ella no discernía, sobre si aquello estaba bien o mal. Puesta su experiencia en lo relativos que llegaban a ser ambos términos, luego de todo lo sucedido con el, se conformaba con pensar que las necesidades debían ser saciadas, aunque no fuera de la forma en que la cultura popular lo aceptara.

El sin embargo siempre había sido más pragmático en aquellos temas, solía ver las cosas en blanco y negro, y siempre creía ver todo muy claro. Hasta llegar al final. Así que con el seño fruncido y su actitud algo más distante de lo normal, dejaba claro que no consideraba aquello correcto, pero aún así no dejó de acompañarla.

El recordaba bien que durante los años en la academia siempre llegaban juntos a aquella clase de lugares, pero jamás regresaban juntos. Las penas y conflictos contenidos, urgían de las altas dosis de alcohol y las expiaciones carnales para poder sostenerse toda la semana siguiente hasta que llegara el nuevo placebo, que con el tiempo perdía sentido y efecto, pero que era una costumbre difícil de quitar. El la veía emborracharse en la satisfacción del olvido, y el en ocasiones la seguía, pero prefería contenerse y cuidarla silenciosamente de que, aunque no pudiera evitar que callera, que no lo hiciera en las peores manos. Se odiaba en aquellos momento, pero se compensaba refugiándose en las excusa de no poder darle el mismo algo de que el no tenia. Contención. Ellos eran amigos. Amigos. Tan fuerte como pudiera sonar aquella palabra, y en el sentido más profundo. Ambos aceptaban sus limitaciones y errores, en aquello se basaba, se construía y perduraba.

Algunas noches aquello se reforzaba, cuando la rutina era rota, y el le pedía silenciosamente y sin palabras que estuviera a su lado. Esos gritos silenciosos eran los que ella esperaba todas las noches, y cuando no llegaban cuando veía en sus ojos su necesidad de soledad, la respetaba huyendo con el primero que le diera la oportunidad, para no tener que tirarle en cara toda la verdad que se obligaba a ocultar. Pero esas noches especiales, ambos se consumían en una sobriedad nostálgica, en la que ella escuchaba con el corazón, todas las confesiones que soltaba su alma rota, que ella esperaba poder sanar alguna vez. Pero aquello no ocurrió.

Jamás logro que el enfocara su vida, por que ella, no era suficiente, y aquello siempre se lo reprochó a si misma, pero aprendió a convivir con aquella derrota. Lo vio perderse en la oscuridad infinitas veces, hasta que encontró el camino. Allí aprendió lo relativo del bien y el mal, allí aprendió que el necesitó de toda aquella oscuridad, para apreciar la luz. Y ella se aseguro de estar allí para comprenderle, y al menos hacerle saber que estaría incondicional, siempre.

Luego de tanto tiempo en paz, el jamás pensó volver a encontrarse en una situación como aquella, siempre creyó que era algo superado, que habían madurado tal vez. El lo había echo en muchas formas. Pero se dio cuanta de que jamás tuvieron el tiempo suficiente para madurar en si mismos. Ellos eran considerados los "adultos", en todo aquello. Trize, Anne, Sally, el mismo, y ella. ¿Pero cuanto más grandes que los pilotos gundam, que Reelena eran? Cuatro años, ocho tal vez en el caso de Trise. Y estuvieron tan o más metidos que aquellos en la guerra. En su caso desde su niñez, y sabía que ella también había tenido que unirse a aquel mundo con unos escasos doce años recién cumplidos. Niños. La guerra había sido su vida, se obligaron a maduran en determinados sentidos para poder enfrentarse a aquella decadencia de sociedad.

Y ahora en paz, aún no encontraban su lugar.

La vio alejarse algo tambaleante para hablar con un alto castaño, y deseó haberla echo beber más tan solo para que se durmiera y pudiera llevarla al departamento que compartían como compañeros, dejarla en su cuarto, y tal vez quedarse con ella el resto de la noche, aunque solo fuera para verla rodar por la cama en medio de aquel sueño inquieto que el sabía que ella tenía.

Desde lo del proyecto "Marte" habían estado viviendo juntos, y cuando este termino y ella le comento que regresaría a la tierra para seguir en la Preventer junto a Anne, a el no le pareció que hubiera sitio mejor que la tierra. Y aunque ella le insistió en que aceptara la oferta de Reelena a volver a Cinq, el creyó conveniente, no volver a llenarse las manos de poder en un buen tiempo. Por experiencia que toda persona en la tierra o en las colonias espaciales podía confirmar, el no era el mejor con mucho poder entre las manos, al menos no sin tener la mente bien clara, y el sabía que aún le quedaban unas cuantas cosas por aclarar.

Al final los seis meses como compañeros de días y noches, pero no de habitación, le había echo sentir nuevo en muchas formas. La vida a su lado era sencilla, simple, y repleta de buenos momentos, una utopía que temía no duraría mucho, ya que siempre habría algo más metido entre los dos. Y lo supo cuando esa tarde luego de un mes en una complicadísima misión ella le propuso, o más bien le impuso, salir. "Como en los viejos tiempos" había dicho con una sonrisa cansada y hasta algo triste. Y fue aquello lo que le erizó la piel, los viejos tiempos para el, no eran los mejores, especialmente esas noches en las que la veía terminar en manos de cualquier idiota que le dijera tres palabras cariñosas. Había veces que la creía demasiado ingenua o inocente, pero en el fondo sabía que solo era hipocresía. Ella buscaba aquel consuelo, y no parecía molestarle, que no volviera a ver a ninguno de los hombres que pasaban por aquellas noches. Ella iría con o sin el, a si que prefirió acompañarla, e intentar volver juntos.

Solo hubiera necesitado una copa más de vino, o un trago más para tenerla dormida en sus brazos, conocía su resistencia al alcohol, pero se dio cuenta de que no era eso lo que quería.

Así que cuando la vio comenzar con aquella conocida rutina de ligue, se levantó del incomodo sillón de cuero y la alcanzó. El tipo a su lado, levantó una ceja con cierta intriga, pero sin ninguna reacción de violencia o enfado ante la interrupción.

-Suficiente por esta noche.-Le susurró mientras le quitaba la copa del aromático vino de las manos y la arrastraba lejos del sujeto, que no se molesto en seguirla.

-Adiós…-Susurro ella sacudiendo la mano levemente mientras se dejaba guiar por su compañero hasta los sillones de cuero nuevamente. No había opuesto resistencia y se dejaba guiar con facilidad, estaba floja. Se imagino lo sencillo que habría sido para el tipo guiarla hasta su apartamento e ir quitándole lentamente la blusa. Apretó un poco más su agarre a la cintura y ella se quejó levemente.

Se sentó junto a el y no mostro enfado hasta pasados unos segundos.

-¿Que sucede…¿Crees que era un mal tipo¡Me había gustado mucho!-Soltó más como un lamento que como reproche.

Ciertamente no parecía un mal vividor, había sido respetuoso desde donde había observado. Vestía pulcramente y no había reaccionado violentamente cuando el se la quito de entre los brazos. No parecía haber bebido mucho, ya que estaba muy lucido. Pero para el, cualquiera que solo la quisiera abrazar, besar durante una noche no sería suficiente. El no quería volver a las viejas noches de la academia, esperando verla llegar al día siguiente con una mirada más parecida a la derrota que a la satisfacción. No quería más el resabido de su conciencia reprochándole en no haberlo evitado.

-Creo que sería bueno que regresáramos ya a casa, si sigues bebiendo mañana tendrás una buena resaca. Aun estas a tiempo e poder disfrutar de un buen despertar.- Intento darle por la tangente, pero ella lo volvió al tema algo confundida.

-¿Quieres que hablemos…?-Le pregunto susurrante con un deje de preocupación en la voz. Hacía tiempo que no hablaban, pero para el las sesiones habían terminado, ya todo estaba dicho, o al menos todo lo que le molestaba y no le dejaba la conciencia en paz. Pero creyó que ella necesitaba una de aquellas sesiones, porque estaba seguro de que había algo que la molestaba. Lo que fuera le hacia el daño suficiente para querer olvidarlo.

-No… esta vez quiero escuchar… pero aquí hay mucho ruido, volvamos.-

Ella lo miró extrañada, pero asintió. Estaba confundida.

Afuera la fría helada de la madrugada les golpeo la piel con crueldad, pero les ayudo a enfriar la mente. Y pensando que aquello sería bueno le propuso caminar, el departamento no estaba tan lejos ni la noche tan fría como para hacerlo. Y sabía que a ella le gustaba caminar. Las calles no estaban desiertas pero la poca gente pasaba desapercibida, para ellos dos. Ella fue la primera en hablar, confirmando su pedido de querer escuchar.

-¿Estas molesto por haber venido? No tendrías que haberlo echo si no…-

-No estoy molesto por venir, sino porque tú tengas la necesidad de hacerlo.-Le cortó, englobando todo en aquella frase.

Para la cantidad de alcohol que tenia en la sangre aquello tardo en ser procesado. Pero sin decir nada solo se detuvo un momento para quitarse los altos tacones que ya se le hacían insoportables, y seguir caminando pisando el asfalto con únicamente las finas medias.

Ante su prolongado silencio el decidió insistir.

-Alguna vez me dijiste que buscabas a alguien que pudiera entenderte más que tu misma. ¿Qué sucedió? Si te metes con hombres así jamás encontraras lo que buscas.-

Pensó que ella no contestaría, pero luego de varios minutos de silencio, le dijo:

-Tal vez no busco… por que ya lo he encontrado…-Y se detuvo par que el se colocara a su lado.

-¿Que es lo que sucede entonces?-Le pregunto mirándola a los ojos.

-No lo se… supongo que simplemente, no puedo acostarme contigo e irme de tu vida para siempre.-Intento soltar como una broma, pero sonó tan amargo que no pudo siquiera esbozar una sonrisa se consuelo.

-¿Por que tendría que irme de tu vida?-

Allí se dio cuenta de que el había supuesto, que el echo de vivir juntos, ya era suficiente para que ella supiera que tal vez en unos años ellos despertarían con toda una vida juntos, niños tal vez, viéndose al despertar cada mañana, encontrándose cada noche, como dos personas normales. Para el se habría sentido simplemente natural ¿Pero cuan normales podrían llegar a ser, después de todo lo vivido? De una existencia tan torcida de la normal.

Ambos habían sido bálsamo de las heridas del otro, pero nadie puede pasarse toda una vida sanando heridas, en algún momento, tienen que sanar, seguir adelante. ¿Y que sucede entonces? Allí vio lo que ella no comprendía.

-No voy a irme.-Le afirmó, como respuesta a todo.

Y le asustó vela sonreír con tanta tristeza en la mirada.

-No quiero entrometerme¿entiendes? Siempre hemos estado para darnos consuelo, pero no se puede vivir de ello, tiene que haber algo más, y no se a donde llega la necesidad y donde comienza el verdadero cariño. Te quiero, pero no estoy segura de que tú no estés simplemente acostumbrado a necesitarme.

Aquello le causo dolor, puro y simple dolor.

-¿No puedes meramente intentar comprobarlo? Estoy seguro de quererte, pero no se que pruebas necesitas para creerme.-Le dijo con total sinceridad.

Ella pareció dudar.

-No quiero arruinarlo todo.-Susurro mientras negaba lentamente con la cabeza

-Lo vas a arruinar si no le das una oportunidad.-No pudo evitar que el tono sonara a reproche, cosa de la que se arrepintió luego.

Ella rió.

-Lo que sucede, es que me he dado cuenta de que eres lo único que realmente tengo, que quiero. No puedo simplemente arriesgarme a perderte.-

-Jamás me perderás, una parte de mí, siempre va a ser tuya.- No supo de donde vino aquello, pero solo le confirmo a si mismo que no podía perderla.

-Lo quiero todo.-Susurró.

-Noin, yo quiero dártelo todo.-Le dijo con firmeza y agregó con un deje de suplica:-Pero necesito que me dejes hacerlo.

Ella solo permaneció quieta mirándole a los ojos, y aquello fue suficiente para que el se tomara la libertad de besarla. Pero también supo que aquello no era suficiente para consolarla. Necesitaría mucho tiempo, ambos lo necesitaban, tal vez una vida. Pero si aquello hacia falta el lo dedicaría, ya que no encontraba nada en que le diera más satisfacción gastar el resto de su vida.

ººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººº

Terminado: lunes, 15 de octubre de 2007 a las 23:49

ººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººº

N.A¿Un final demasiado abierto? Lo suficiente para mí, estos dos tienen toda una vida por delante. Temo que Noin parezca una ninfómana o extremadamente libertina, no es ninguno de los dos casos, aclaro. No puedo justificarlo, pero me salió bastante natural. No tengo mucha experiencia para justificar lo que escribo a nivel sexual (Que va, no tengo experiencia…), invento mucho, supongo, y me baso (OJO: baso, NO copio) en otras lecturas. Espero que les guste, no mucho más. Me despido hasta dentro de dos meses, si quieren más detalles, a mi perfil, que explico todo, desde mi prolongada ausencia, hasta mi pronto regresos.

Saludos, AnneNoir.